Partida Rol por web

Si tuvieran una cerradura no me supondrían problema pero esto solo lo podremos abrir por la fuerza.respondo mientras le quito el arma improvisada al muerto y se la paso a Hunor.Meneo la cabeza con aire disgustado .No quería actuar tan pronto pero las cosas han salido así.¿Que hacemos?,

El esclavo dominado por Nefer se queda un momento perplejo ante la orden de la estigia, para finalmente gritar:- Sal de mi cabeza, zorra endemoniada- Se acerca corriendo a ella y le golpea con el punzón en el brazo que ha puesto a modo de protección la muchacha, antes de volverse y salir corriendo al ver que la situación se estaba poniendo peliaguda para esconderse entre el resto de esclavos.

Selena intenta ayudar a Nefer a quitarse los grilletes, desgracidamente no tienen cerradura sino que se tienen que romper o hacer lo posible para escurrirse las manos atrapadas.

En tanto los guardias sigues matando a los que intentan escapar, no parecen haberse percatado de vuestro intento de huida.

El zamorio le pasó el punzón ridículo y lo dejó caer al polvoriento suelo, sus gruesas manos eran mejor arma y más con los grilletes. Cuando el esclavo revoltoso hizo daño a la bruja estigia avanzó hacía este antes de que pudiera retroceder de su estocada, no sentía ninguna lastima por ver herida a aquella insufriblemente arrogante mujer, pero era del grupo y la necesitaban viva. En esto unió sus dos manos, alzó los dos brazos y sus dos puños se descargaron contra la cabeza del esclavo en un rápido arco descendente y sonó el impacto como si alguien hubiera descargado una maza sobre un ser humano.

Nakodan examina los grilletes e intenta romperlos como ya ocurrió en el barco, pero el dia de minas le ha afectado y le cuesta, dejando el esfuerzo en algo poco útil. Al ver que la opción queda descartada, busca a su alrededor algo que pueda usar como arma o como apoyo para romper los grilletes.

El esclavo que ataco a Nefer no llega muy lejos, antes de que pueda escapar, Hunor en un movimiento más parecido al de un leopardo que al de un hombre se abalanza sobre él y le descarga un golpe de sus puños protegidos con los grilletes, que  abre la cabeza del esclavo como si fuese una calabaza madura, haciendo que caiga en el suelo chorrenado materia gris en el suelo. En tanto Nakodan intenta abrir las cadenas que le aprisionan, pero la falta de comida del dia no le permite romper los grilletes.

Finalmente los guardias han terminado de matar a los esclavos que no han sido lo suficientemente listos para apartarse de su camino y se acercan decididos hacia vosotros. Podeis ver que están en el camino de la única salida, al ver lo que ha hecho con sus manos Hunor se mueven reticentes sacando sus espadas, uno de ellos que reconoceis como el de por la mañana os dice:- Solo queremos a las mujeres, sería una pena que hubiese un accidente por una cosa así ¿No os parece?-

La vida de los imbéciles esta llena de accidentes .No somos unos pobres desgraciados como estos y nos llevaremos a unos cuantos por delante asi que haríais bien en mirar hacia otro lado mientras nos vamos tranquilamente.

Nakodan se mantiene quieto, con la mirada fija en los guardias y las manos juntas, sujetando las cadenas para poder asestar un golpe potente. Lentamente da unos pasos hacia adelante, esperando con su presencia intimidar a los guardias, dando fuerza a la amenaza verbal que ha hecho su compañero.

La mole del himelio se adelantó, abriendose paso debido a su propia e inmensa masa, dispuesto a enfrentarse a los guardias que eran su último obstáculo hacía la libertad. Aun no tenía un arma, pero pretendía derribar al primero que se acercarse y coger su arma en el suelo.

No puedo ahora mismo volver a usar mis poderes, bueno podria pero me parece que no merece la pena a menos que mis compañeros no sean capaces de acabar con ellos.
soo sonrio al oir las palabras de Danko y  miro a los soldados mientras mis manos hacen algunos gestos que se que les daran el suficiente miedo como para que se crean que los estamos hechizando.

Los soldados parecen muy ufanos incluso a pesar de vuestras amenazas, al parecer no se han dado cuenta de vuestra experiencia y de que teneis las manijas ya quitadas. La estupidez de la juventud suponeis, pero inesperadamente los rostros de los congregados a vuestro alrededor de ponen temerosos, una cosa es trinchar a unos tios desarmados, pero enfrentarse a una hechicera en mucho decir, por lo que muchos de ellos se alejan para posteriormente huir, el numero cada vez esta más balanceado y el guardia de la otra noche les recrimina:- Idiotas, es un truco, ¿No lo veis? Maldita sea, tendremos que cargarnos a algunos de vosotros aunque sea para que comprendais quien son los amos aqui.- Afuera escuchais ruidos de batalla, parece que como os dijo el gobernador, si que ha habido un ataque de los fugitivos para rescatar más esclavos, aunque el imbecil que teneis delante no parece darse cuenta.

¿Truco? creo que no sabes por que estoy aqui...tuvo que ver con  el jefe de la guardia de la ciudad, un arma y como su mano la uso para castrarse el mismo antes de  intentara clavarsela en el cuello, se lo impidieron pero tiene una preciosa voz de baritono.

La sonrisa se ensancha mas cuando escucho el ruido de fuera... Alguien no esta haciendo bien su trabajo.

La cercania de los guardias y sus palabras presagian la inminencia de otra refriega. Por ello Selena, libre de sus cadenas lanza sus manos al tobillo de donde recupera su estilete. Por un instante baraja la posibilidad de darselo auno de los guerreros que sin duda le darian mejor uso, pero la demostracion brutal de Hunor le hace ver que no necesitan un arma tanto como ella misma por lo que la aferra con fuerza. Sus ojos se clavan en el guarda mas cercano con una mirada fria que dice que vendera caro su pellejo.

Hablar con vosotros es gastar saliva a lo tonto ; estáis muertos y aun no lo sabéis.Por algún motivo camináis y os mantenéis en pie pero sois cadáveres . Adopto una posición de combate y señalo con la daga a mi interlocutor . Y tu serás el primero

Los guardias que quedaban eran demasiado estúpidos para vivir, eso estaba claro, en vez de huir como sus compañeros preferían enfrentarse a ellos y a los rebeldes. Aunque estuvieran en inferioridad numérica seguían ahí por algún mal entendido concepto de la lealtad, pensando ingenuamente que sus jefes les recompensarían generosamente por seguir firmes ante tan adversa oposición.

A Hunor el destino de los guardias le daba un poco igual, no solía tener compasión hacía sus enemigos. Se interponían en su camino y por ello iban a besar el suelo. Se adelantó para ponerse a la altura de Danko y se dispuso a recibir todo el cariño de sus dos enormes puños, y gruñendo ademas cual animal enfurecido, a los guardias.

El jeve de los que se habian quedado sonrie quizás algo desquiciado:- Teniais que haberos rendido hace un rato, ahora os voy a...- Entonces detiene su puya, olfatea el ambiente y girandose ligeramente le pregunta a un guardia nervioso que no para de mirar por la ventana:- ¿No hueles a quemado?-. Los gritos de batalla son más cercanos y una honda bocanada de humo entra por una de las ventanas. Los otros esclavos quizás más inteligentes que los soldados que quedan huyen hacia la puerta, a pesar de que 2 de los soldados de detenerlos, son aplastados por las decenas de personas alli encerradas.

Vuestros contrincantes están evidentemente despistados, al parecer son unos pipiolos que pensaban que esto sería un juego de niños y se han encontrado con adultos...

Me lanzo contra el guardia charlatán intentando acabar de manera rápida .Cuando levanto el brazo para descargar el golpe mi pie izquierdo tropieza con el cadáver del otRo guardia haciéndome fallar el ataque.

Veo el movimiento de Danko, pero no reacciono. En su lugar mantengo la daga frente a mi cuerpo preparada para defenderme contra el primero que de un paso en mi direccion, mientras de reojo trato de ver que hacen los demas.

Nakodan junta las manos y usa los grilletes como arma agitando las cadenas y tratando de golpear a los guardias con ella. Lamentablemente su movimiento es torpe, debido a las limitaciones de las propias cadenas.

Saliendo disparado desde su posición, moviéndose más rápido de lo que su mole sugería, Hunor cargó contra los guardias con su bota por delante y aullando como un poseso. No se habían molestado los guardias en quitarle sus ajadas botas de cuero con refuerzos de hierro al verlas viejas y llenas de barro y se arrepintió el jefe de los guardias cuando recibió el impacto de una de las dos, en particular la que envolvía el pie derecho, en todo el estomago. El contacto sonó de forma dolorosa para el jefe.