Partida Rol por web

Acabas de llegar a New York, no sabes por que pero el Príncipe de la ciudad quiere verte, y como eres un aliado de la camarilla no puedes negar tu presencia. No tenias aun ni idea de cuál era el motivo de la misión, pero habías ido, no convenía enfadar a un príncipe, y menos a la camarilla.

Llego en avión desde Gran Bretaña, donde he residido últimamente, en un bosque cerca de un pueblito. Odio las grandes urbes, me ponen nervioso, significa que hay más presas, pero no me gustan, es algo instintivo. Salgo del aeropuerto, me acerco a un taxi, subo y le digo al taxista:

-¿Me puede llevar a Central Park? - después ya iría yo al lugar de la reunión.

El taxista te sonríe ante tu pregunta. – Si, si que puedo llevarte hasta allí, por que no montas?. – Montas en el taxi, y el hombre arranca, durante un rato te lleva dando una vuelta hasta tu destino, al llegar se detiene y se vuelve para mirarte. – Bien ya hemos llegado, son cuarenta dólares. – El precio te parece exagerado, pero la verdad es que no sabrías si es cierto o no.

Pago y salgo. Central Park, es más grande de lo que me imaginaba, pero mejor, necesito despejarme, el contacto con la gente me molesta, adoro los árboles, el aire libre. Cojo las maletas del maletero y voy a tumbarme en la hierba, mirando el cielo.

Estas tumbado tranquilamente, escuchas a la gente pasar y andar, pero están lejos, no conoces a nadie y nadie te conoce a ti, algo que te gusta. Mientras observas el cielo no sucede nada, nada te distrae, nada te preocupa.

Llega un momento en que me cansa, me levanto, estiro las piernas y camino un poco por el parque, el peso de las bolsas no me molesta en exceso.

Paseas por el parque, y no ves gran cosa, lo que más ves son parejas, todas ellas parecen enamoradas, algunas pasean, otras están tumbadas en el césped y otras sentadas en bancos, también hay algunas personas haciendo deporte, corren por el parque. Pero nada relativamente llamativo.

Sigo paseando, oyendo el ruido del viento, que se distingue dificilmente entre el oido de la gran urbe estadounidense. Cojo el móvil y oigo algo de música, mis gustos están un poco anticuados, se quedaron en Bob Dylan, los Rolling, los Beatles, Queen y Elvis Presey... también algo de Jazz, Blues, Reggae... pero principalmente los otros.

No hay nada de tu interes en el parque, lo unico que llama la atencion es que cada vez hay menos gente, parece que a la gente no le gusta estar por las noches en la ciudad, puede que sea por que es peligroso.

Sigo paseando por el parque hasta que decido ir al hotel en el que he reservado habitación, es muy caro y lujoso, pero merecía la pena por el jardín.

Al llegar al hotel el recepcionista te atiende. - Hola señor ¿tiene reserva? - El botones se acerca para recoger tus maletas.

-Sí, me llamo Acheron - digo serio - creo que no necesita apellido para encontrarme.

El hombre revisa la lista y te mira. – Si, aquí esta, ya lo encontré. – Se da la vuelta y busca las llaves, cuando las encuentra las coge y se da la vuelta para ofrecértelas, en ese momento ve tus ojos, parecen los de un gato y no se había dado cuenta, puso cara de sorpresa, pero no dijo nada, no quería montar un espectáculo. – Aquí tiene sus llaves. – Te ofrece las llaves y le hace una seña al botones para que coja las maletas y te acompaña hacia el ascensor para subir a la habitación.

Miro al botones y le digo:

-Ya llevo yo las maletas, no le vaya a provocar una ernia... - las cojo con una mano y le doy al botón del piso en el que estoy.

"Menuda mierda, ¿no hay una aquí abajo, en el jardín?"

Subes al tercer piso, que es donde se encuentra tu habitación. Al entrar ves que es una habitación muy bonita, con sillas de madera, mesas del mismo estilo y una cama muy grande. Dentro de la habitación como es lógico también se encuentra el baño. Desde la habitación puedes ver gran parte de la ciudad, tiene una gran vista del exterior.

"Bufff... demasiado alto, demasiado cerrado, demasiado lujo...".

Dejo las cosas y bajo al jardín.

Dejas todo en tu habitación, después vuelves a salir de la habitación y entras en el ascensor, el hotel parece bastante desierto, no parece que suela ir mucha gente. Llegas al vestíbulo, y de ahí llegas al jardín, no ves que haya nadie paseando por él.

Busco un lugar tranquilo, bajo un árbol.

Llegas a un árbol bastante grande, no hay nadie cerca, parece un lugar tranquilo.

Me concentro y consigo fundirme con el suelo. Cierro los ojos y pienso: "A hibernar...*".