Partida Rol por web

Al día siguiente dejáis el Marruecos turístico para adentraros en el desierto. Al otro lado de la frontera hay una pista de aterrizaje clandestina que se usaba durante la guerra civil argelina, en los 90. Arian Hewar hacia y hace buenos negocios allí. Recibe a Alí con un abrazo, luego os cobra menos de lo que haría Easyjet por llevaros con exceso de equipaje hasta Hungría. Claro que la bodega de un avión de carga no es el transporte más cómodo. Y menos cuando el piloto vuela por debajo de radar y esquivando colinas y montañas. Varias horas después os deja en otra pista improvisada en Hungría. Os despide con otro abrazo y despega hacia Ucrania. Vosotros estiráis las piernas y vais a buscar un coche. O dos*. Os queda mucha carretera hasta Rumanía.

Pronto dejáis la llanura húngara por las montañas de Transilvania. Salard, vuestro destino, es un encantador pueblo con paisajes alpinos de postal. En muchos de sus balcones los vecinos han puesto pancartas contra el fracking. Coméis algo. Olivia Liu os ha dado indicaciones precisas.

Tras un vuelo accidentado, debido a la "lujosa" estancia de viaje y a las maniobras del piloto para evitar el eco rádar, llegaron por fin a su destino de fin de vuelo. Sin embargo, todavía se encontraban lejos de su destino final, muchos kilómetros que recorrer.

Gente, que alguien me acompañe, es posible que necesite un segundo conductor, buscaré lo más viable para nuestro viaje.

Y se lanzó a los alrededores en busca de medios para transportar a todo el grupo. Finalmente encontró una vieja van, que consideró suficiente para todo el grupo.
Tras muchas horas de viaje y algún intercambia para descansar un poco, Alex consigue llevar el grupo a Salard.

Después de un vuelo accidentado y una "lujosa" experiencia en la bodega de un avión de carga, finalmente llegamos a tierra firme en Hungría. Estirar las piernas nunca fue tan bienvenido. Acepté la efusividad de Arian Hewar, ligeramente molesto, pero sonriendo, dando gracias de que sus servicios fuesen requeridos en Ucrania.

Burroughs, se adelantó y, con su habilidad característica, aseguró una vieja van que sería suficiente para nuestro grupo. El viaje por carretera a través de las montañas de Transilvania fue incómodo, pero agradecí cada oportunidad para estirar las piernas y cambiar de posición en la apretada furgoneta.

Llegamos a Salard, un pintoresco pueblo alpino, cubierto de apuradas pancartas anti fracking.

Una vez en el pueblo, me concentré en observar a cualquier persona que pudiera parecer foránea o extraña en el lugar. La cautela era esencial, y mis sentidos estaban alerta mientras explorábamos Salard en busca de pistas sobre lo que estaba sucediendo en el lugar.

Green no hablaba el idioma local, por lo que esta vez no podía hacerse de pistas a base de preguntas amables pero bien dirigidas.

Tras acordar un punto de encuentro con el resto del grupo, fue a observar de lejos el lugar de la extracción para ver el tamaño de la operación y quizás alguna cosa interesante, como la patente de algún vehículo que entrara o saliera.

Alguna gente del pueblo habla un inglés elemental. Lo justo para atender turistas.

VAROUTTE:
 

Jean se da una vuelta por las calles medievales para tantear el ambiente local. Le llaman la atención algunos jóvenes musculados, malencarados y rapados, que se mueven por el pueblo en grupitos. No se parecen en nada a los laboriosos agricultores locales, muchos de habla húngara, a los que miran con cierto desprecio. 

No tiene nada raro que chicos de la gran ciudad vayan al monte a respirar aire puro, pero el hecho de que vayan solo hombres (sin novias ni familia), hablen entre susurros entre ellos, y tengan todos tatuajes del mismo estilo asomando por las mangas y el cuello del chandal le dan a pensar que son de alguna mafia rumana o moldava.

Llama la atención que beben poco, no arman follón, y se mantienen discretos. En cierto momento un tipo da órdenes a unos cuantos que haraganean en una taverna. Los seguís hasta una furgoneta de donde acaban de bajarse otros seis. Ellos se suben a su vez y se van. Se están relevando... ¿Para la excavación?

GREEN:

Mientras Jean tantea el medio humano, tú te dedicas al forestal. Siguiendo una senda que te indica un amable lugareño, das un rodeo largo a la zona de excavación. Te lleva un par de horas ir y volver. Pero consigues una vista excelente del valle, el antiguo monasterio enrunado, y la excavación ilegal... 

Sacas de la mochila tu camara con potente teleobjetivo. Veámos... Hay un espacio cerca del peñasco derruido donde había el monasterio donde hay arrasado árboles y vegetación. Hay camiones y excavadoras con emblemas de una empresa local. Y todoterrenos. Van vienen por una pista que han abierto o ampliado. ¿Quizá una subcontrata de la LoneStar? Foto. Foto. Foto.

El lugar donde han abierto el agujero en sí es una herida en la tierra. Han abierto una buena trinchera. Han puesto varias pantallas de plástico como para tapar lo que hay dentro. ¿Temen los mirones o la luz del sol? 

Hablando de gente fotosensible, ves una cara conocida. La chica de Marrakech. Reconocerías esos andares de gata en cualquier parte. Así, date la vuelta, guapa... Ya la tienes. Foto. Foto. Foto. LLeva una especie de vara de zahorí y parece estar diciéndoles donde seguir cavando.

Y tipos armados, en la zanja y por los alrededores.Montando guardia. Con chandal, tatuajes, escopetas y/o rifles. Parecen atentos, pero aburridos.Foto. Foto. Foto. Habrá una docena quizá. Pronto se relevan con los que han venido del pueblo. 

El encontrar a aquel reguero de inmundicia, todos marcados como reses, que aparentemente debían de ser los descerebrados ghouls, trajinando para ensanchar el hoyo para sacar lo que quiera que allí hubiesen encontrado, parecía como haberse topado con una posible beta de oro, así que seguirlos y tratar de observar el total de aquel puzzle apoyado en sus hombros, parecía muy buen plan. Ya atardecía, pero trataba de pulular disimuladamente por el lugar, tratando de juntar las suficientes palabras que pudiese reconocer, o gestos para tratar de hacerme una mejor idea del percal... Ya anochecía, y desde que habíamos topado con aquel nuevo inframundo,eso nunca acarreaba buenas noticias...

Usando su experiencia para eludir los centinelas, Varoutte se sitúa en un buen lugar y enfoca su micrófono parabólico, "regalo" del DGSE francés. Solo sacarlo de la bolsa le trae recuerdos de sus muchas operaciones negras hechas por la Tricolor en tres continentes. De la época en que, si alguien le hubiera dicho que acabaría espiando como desentierran un vampiro, les hubiera hecho soplar el alcoholímetro.

El micrófono no es el modelo más moderno, pero funciona perfectamente.

Se fija en un grupo de forasteros (tienen ese aire pálido y harinoso de los ingleses) que hablan con la chica de Marrakech (el supermatón la llamó Karja).

DIRECTO DEL MICRÓFONO:

La chica parece ansiosa, expectante. Habla un inglés de fuerte acento:

- Empresa trabaja rápido. Esta noche será libre. ¡Libre por fin!

Parece sentir un fervor casi religioso. 

DIRECTO DEL MICRÓFONO.

El tipo que da las órdenes a los excavadores no está de acuerdo:

- Nada de por la noche. Dijimos por la mañana.  Máxima precaución. No quiero que nadie abra la caja hasta el alba. ¿Entendido? Ni tocarla ni abrirla.

Claramente no se entienden. Una habla anticipando el éxtasi. Él otro como si hubieran encontrado una bomba y él fuera el artificiero.

- Pobre tendrá mucha hambre. Una gotita...- Karja se acerca al hombre como si intentara tirar de sus hilos. Tontea. Toca su corbata con la punta de sus afiladas uñas.

El tipo parece extrañamente inmune. Cuando la chica en Marrakech casi consiguió que Olivia Liu se fuera con ella con sólo mirarla. 

- Lleva ochenta años así. Puede esperar un día más. Pararemos los trabajos hasta...

Lo interrumpe un tipo de la excavación, que lleva guantes y mono de trabajo.

- Señor... Disculpe... los acabamos de encontrar.

Efectivamente, del agujero están sacando cadáveres. Esqueletos destrozados que llevan aún botas y jirones de uniformes. Hierrajos oxidados y retorcidos. Una caja de metal cerrada con cadenas que apartan a un lado.

Y un ataúd. Aun atrapado por la tierra.

DESDE EL MICRÓFONO.

Karja instintivamente se arregla el pelo y se alisa la blusa. Como si la entrada en escena del ataúd fuera un amante llamando a su puerta. EL tipo pálido parece más precavido. Incómodo. Escucha al operario.

- Parece sellado. Pero podemos abrirlo con los explosivos...- le dice éste.

- Ni hablar. ¿Se ha vuelto loco? Nada de tocarlo hasta el alba. Insisto. 

- Sí, señor. ¿Qué hacemos con... los otros?

El hombre pálido observa el esqueleto. Parece extráñamente conmovido.

- Karja puede encargarse de basura.- Dice la chica con una risita. El hombre pálido la mira con disgusto.

- Son cosa nuestra. Pónganlos aparte y trátelos con respeto. Quiero que recuperen hasta el último resto de sus cuerpos, ¿entendido? Y usted ni los toque ni se lleve nada.

Karja, la aludida, se encoge de espaldas, con la mirada huidiza. Se dedica a pasear por las cercanías canturreando para sí.

El hombre pálido se aparta entre los árboles para hacer una llamada. Es imposible captar lo que dice. Pero se pone recto como si hablara con un jefe.

GREEN:
Te das cuenta que al lado de uno de los camioneshay  una unidad refrigeradora como la que se usan para trasladar sangre humana. Deben tener unas veinte bolsas de sangre ahí dentro. Supones que para alimentar al vampiro o ayudarle a reanimarse. 

Una opción realmente audaz sería acercarse hasta la sangre y "envenenarla" .

Gente , está claro que tenemos que solucionar esto por la vía rápida o nuestros problemas podrían aumentar exponencialmente, ya vemos como se las gastan estos tipos y que nivel tienen...

Seguía murmurando para sí misma, claramente no iba a ser fácil, pero eran un grupo amplio y tampoco debería resultar imposible encontrar un plan con alguna certeza de éxito.

Yo tengo esto chicos -muestra un recipiente con un líquido transparente- creo que si somos capaces de mezclarla con los viales de sangre que tienen ahí, podremos causar un buen estropicio ;)

Que demonios es eso... pensó Nassim al ver el el refrigerador que se encontraba cerca de lo camiones.

En ese momento Burroughs sacudió frente a su cara un vial con un líquido que propuso mezclar con la sangre que allí había.

- Seguro que un estropicio de los buenos como dices... pero déjame echar otro vistazo primero - añadió frenando a su compañera...

Finalmente acuerdan esperar hasta el alba. Aunque Karja está claramente impaciente. El tipo pálido se va (a dormir al pueblo suponéis) y se lleva a la chica. No se debe fiar de ella. Un par de operarios se quedan trabajando bajo unos focos. Algunos de los guardias también se van, pero se queda un retén de seis matones armados y con linternas vigilando el bosque. Son tipos de aspecto duro, con armas automáticas. Aunque no son soldados disciplinados.

Jean ajusta los silenciadores de sus pistolas. Es hora de entrar en acción.

- Si esperamos al alba habrá más gente y le darán la sangre al vampiro. Se pondrá peor. Hay que actuar ahora.

Señala un matón al que ha echado el ojo.

- Ese tipo de ahí se está quedando frito. Se ha puesto unos cascos con música para no quedarse dormido. Debemos atacar por ahí... Luego podemos ir a por el ataúd o por la sangre. 

Moviéndose de sombra en sombra y de tronco en tronco, sin prisas, el francés se coloca a las espaldas del matón; que está ocupado conturreando y moviendo el cañón de su arma al ritmo de la canción de BUG Mafia.

- Tal como lo veo, si vamos a intentar corromper la sangre, nadie debería percatarse de que hemos estamos aquí antes de que le hayan dado la sangre al vampiro.-

-Si anulamos a algún guardia, podrían darse cuenta de que falta alguno y poner en peligro toda la operación. Uno de nosotros debería acercarse al refrigerador y corromper la sangre sin que nadie le vea. Al menos esa es mi opinión ¿ustedes que piensan?-

- Por de pronto, yo intentaré hacer algo de ruido moviendo arbustos desde el bosque allí (señala) intentando llamar la atención de los dos guardias más próximos a ese punto del perímetro para que se abandonen sus puestos y se alejen hacia el ruido. Quizás así a alguno de vosotros le sea más fácil entrar por esa zona.-

Alí espera un poco a escuchar contraofertas de sus compañeros de célula, antes de partir a hacer lo propouesto.

Green contempló la situación un momento, sin saber muy bien que hacer. Ella no era la más sigilosa, pero por su trasfondo médico probablemente era la más apta para el trabajo.

—Yo me encargaré de infiltrarme y adulterar las bolsas. Es difícil ponerles más líquido dentro sin que se note y sin romperlas, sobre todo si uno está apurado. Pero si notan que alguna bolsa falta o se rompió, podrían llegar a sospechar algo y testearlas primero. Y si alguien me descubre y me hace preguntas, puedo inventar una excusa que tenga un lenguaje médico antes de tener que recurrir a la fuerza.