Partida Rol por web

-Bueno, si lo tenemos todo, nos vamos yendo, ¿no? -preguntó Parkour una vez que se hubo asegurado de que todos los "invitados" estaban debidamente controlados.

-A todo esto, ¿alguien sabe qué demonios estaban haciendo *realmente* aquí? -inquirió súbitamente. Parkour no era un lumbreras, pero de tanto en tanto tenía ideas, no siempre de la mejor calidad, pero sí reconocibles como tales.

El joven genio estaba visiblemente molesto por no haber capturado a ese psíquico que tantos problemas había causado. Obviamente no podía percibirse por su expresión facial, ya que lo único que podían ver sus compañeros era el azulado blindaje del Avatar. No, sencillamente era que Nathaniel Schneider, niño prodigio, estaba más callado que de costumbre.

Tras unos minutos repasando los alrededores con sus sistemas de detección, decidió reunirse con el resto de sus compañeros y ponerse junto a Dolores. Desde que su amiga y compañera de trabajo había recibido ese asalto psíquico tan intenso, Nathaniel estaba preocupado por ella.

Al ver a Nathaniel acercarse, Dolores no necesito ver su rostro para suponer que estaba preocupado por lo que le había pasado. Puso su mano en la pierna de Avatar y le dedico una sonrisa tranquilizadora, aunque algo forzada.

Un mensaje apareció ante los ojos de Nathaniel, enviado desde el interfaz de la doctora por la conexión que tenia siempre abierta con Avatar. Era la única forma en la que, aun rodeados de gente, podían mantener cierta intimidad en sus comunicaciones.

Estoy bien Nate, de verdad. Cometí un error, pero Murua dice que esta todo bien.

Como único gesto, el gigantesco brazo del Avatar se giró hacia Dolores, y con toda la suavidad que le era posible, gracias a los finos y cuidadosamente tratados servomotores, posó la mano sobre la cabeza de ella, en un gesto cómplice e íntimo. No era necesario más.

- +Ni idea, Park, ya nos dará más detalles Sasha en casa, pero esos guerrilleros están encantados de que nos llevemos a estos anormales+ - dijo el joven Schneider, ya recuperado de su estupor - +Carla, mi querido ángel del cielo, ¿está lista la Valquiria para viajar?

-Ay doctor, cuando me lo pregunta de esa manera, me parece que podría empujarla yo misma si no lo estuviera! -responde la colombiana en ese extraño tono entre coqueto e irónico que algunas mujeres tan bien dominan...

-Oigan, se que no es asunto de la liga... Pero ¿Han pensado en el bien que le haríamos a mi país si un día decidiéramos encargarnos de las FARC? ¿O de la Senda en Perú? ...digo por decir, nomás...

Mientras dice esto, Carla ya se ha encarado hacia el jet y comienza la revisión de sistemas, más por hábito que por necesidad.

- Creo que no es un secreto para nadie que hemos destapado una olla bastante densa. Ya estoy redactando un informe completo para que Eke lidie con Costas y con la prensa. Nosotros debemos encargarnos de los interrogatorios. Algún voluntario para tan noble tarea? Los demás vamos a concentrarnos en las posibles ramificaciones y demás pistas que podamos recoger de los materiales incautados.

El doctor Murúa habla aún en el valquiria aunque las tareas encomendadas podrán hacerse con comodidad recién en Buenos Aires. Luego se quita el saco y arremanga la camisa. Empieza a limpiar muy meticulosamente sus brazos y caras con algo de barro de la caída provocada por el alemán. Finalmente lustra sus zapatos y se pone una camisa de repuesto que siempre lleva.

-No, esas cosas, yo no... -la cara que puso el brasileño dejaba bastante patente que aunque era perfectamente capaz de dejar ko a base de golpes a casi cualquiera, la idea de la tortura le parecía completamente fuera de lugar. ¿Ironía o hipocresía? Bueno, todavía era joven- ¿No se les podría leer la mente o algo? -preguntó a la desesperada.

-Teniendo en cuenta nuestros transfondos militares, seguramente la capitana o yo podríamos hacernos cargo de la situación, si llegara a ello. De todas maneras, asumo que no estamos hablando de tortura directa: Aunque personalmente no me molesta, está prohibida.

-Habla por ti mismo, "compañero". Si hubiera querido torturar a mis compatriotas me hubiera quedado en el EC...

-Fue una mera expresión para señalar tu competencia en tal campo, lo que es una consecuencia inevitable del entrenamiento militar: si aprendes a resistir la tortura, aprendes también como se hace. Asimismo me doy cuenta que lo que acabo de decir respecto a no molestarme puede sonar mal, así que me corregiré: La idea de tortura no me gusta ni me disgusta, personalmente, no veo gran diferencia entre violar la intimidad de alguien con poderes psiquicos y violar su intimidad sonsacándole la información con violencia... Pero supongo que no todos lo verán así.

-Claro, ahora metes también a Kavanov en esta...  Solo porque tu no tengas terminales nerviosas capaces de enviar dolor como nosotros lo entendemos, no quiere decir que "dolor" sea un tipo más de información, equivalente al color de una chaqueta... Dime algo: ¿Toda esa expresividad, te ganó muchos amigos en el servicio?

...

-Oye... Lo siento... No quise implicar... ¿Sabes qué ocurre? Cuando alguien dice cosas como esas, aquí en américa... Trae cosas a la mente... En un gesto rápido, Carla baja el visor anti flash de su casco, endereza su espalda en el asiento, y con voz menos firme que de costumbre, exclama

Prepárense para el cambio en modo de vuelo, chicos...

++Atención torre, este es Lima Alfa Papa 001, iniciando trayectoria suborbital en ruta de vuelo Sierra Eco 002, favor de confirmar recepción control áereo ZVB, retransmita ID a control AMBA.++

Carla cumple con la cortesía de avisar a torre, pero sabe que los controladores no harán el chequeo de ruta, ya que el Valquiria estará a mitad de camino para cuando hayan verificado la trayectoria. Igual, a esa altitud, la única cosa que puede encontrarse en el aire es uno de los cinco pájaros de la liga, así que es razonablemente seguro. Segundos después, una trepada violenta y el fin del siseo de los reactores, reemplazado por un zumbido suave indican que los motores de iones han sido activados y están pulsando a buen ritmo.

-ETA* 4 minutos, señores.

Tras el intercambio entre Carla y Unidad, la doctora decidio esperar unos instantes antes de responder a la pregunta del Doctor.

Personalmente desconozco las tacticas habituales para obtener informacion, y no creo que fuese capaz de interrogar a alguien tal y como lo harian ustedes... Dejo que una sonrisa picara asomase en su rostro mientras añadia ...pero una chica tambien tiene sus metodos.

Una vez en la seguridad del Valquiria, y estando muy seguro de que los presos no podían ver su rostro, el doctor Schneider a bordo del Avatar pulsó un par de botones e inmediatamente la compuerta delantera se liberó con un sonido amortiguado. Sentado a bordo de la fabulosa máquina de combate, el joven parecía más un niño jugueteando con un robot de fantasía que un miembro de la Liga.

- Pues a mí no me invitéis a la fiesta de los interrogatorios, chavales - dijo, soltando uno de los cinturones de seguridad y relajándose en el asiento. Nathaniel estaba sudoroso, como siempre que montaba en la máquina de combate - Pero tenemos que encontrar al psíquico morado ese... es demasiado peligroso.

-Completamente de acuerdo con el Doc! Hace ya un rato que envié capturas de imagen hacia el cuartel, a ver que pueden obtener Eke y Qr*

El Valquiria se desliza por la termosfera a una velocidad increíble, la curvatura de la tierra y la línea del terminador - esa que marca el fin del día y el comienzo de la noche sobre la superficie del planeta- es visible desde el lado derecho del jet, como una caricia del astro sobre el territorio de Latinoamérica. Cansados, tanto por el esfuerzo físico realizado como por la misma descarga de adrenalina del combate, esa que cuando se gasta deja a las personas sintiéndose como si hubieran recibido una paliza, los miembros del equipo viajan en un silencio ensimismado, ocasionalmente mirando hacia afuera, o a los displays que muestran los datos de la trayectoria orbital, que concluye a los pocos minutos para dar paso al instante de ingravidez y luego al planeo que se produce en el lapso en que los motores eléctricos ya no pueden producir fuerza de propulsión debido a las partículas ionizadas en la atmósfera, pero aún no hay suficiente aire para que la parte de los motores convencionales que trabaja como compresora pueda arrancar, momento en el cual se produce un silencio delicioso hasta el tirón que identifica que nuevamente vuestro avión está volando bajo su propia potencia. De ahí hasta Buenos Aires, el trabajo de Carla consiste fundamentalmente en desacelerar hasta debajo de Mach 1, para minimizar la contaminación auditiva (el Senador Costas fue muy insistente respecto a cuidar los aspectos ambientales de la operatoria de semejantes aeroplanos...), tras lo cual cambia unas palabras con la torre de control del AMBA*, luego con la base, que comienza a hacerse visible como cinco espiras en el manchón verde que son los bosques de Palermo, momento en el cual hace la transición de vuelo frontal a estacionario, y desciende por el centro del pentágono que se produce uniendo imaginariamente las cinco torres que constituyen el cuartel de la liga, y el asiento de su área administrativa, con la gente ubicada dentro que se agolpa contra las ventanas para ver al Valquiria posarse sobre el ascensor ubicado al nivel del suelo, que lo llevará a los hangares subterráneos, y que le permite al equipo esquivar la prensa que seguramente espera ansiosa sus declaraciones. 

Ni bien ha terminado de bajar el ascensor, algunos mecánicos saltan hacia el jet, aproximándose con mangueras y gruesos cables para conectar a las terminales externas, de manera tal que pueda volver a salir de inmediato, al tiempo que se abren las puertas, y Joao, el jefe de mecánicos, un gordo de bigotes que a más de uno le recordará al papá de Meteoro, los saluda con una sonrisa y un entusiasmo encomiable, al tiempo que señala con una mano al equipo de seguridad, sabiendo que llegan con prisioneros, y con la otra a Rodolfo, el jefe de programación, un venezolano de cara larga y pelo ensortijado, que sostiene en brazos una heladera conservadora con latas de coca cola y botellitas de cerveza, que se les acerca casi bloqueando la salida en su intento de "premiarlos" por la misión.

En ese momento, las puertas del hangar se abren, y acompañado de su secretaria, inefable sonrisa en el rostro, Eke entra, casi vociferándoles:

-Vaya, pero que recepción! ¿Desean que les llame unas señoritas -y señores- para completar el look "fiesta duff"? ¿Cornetas y matracas? Vamos, vamos, no desprecien al hombre que les ofrece las cosas! Tomen algo, y cuéntenme bien que pasó, o más importante, ¿Que van a poner en el reporte?

Segundos antes de aterrizar, la cubierta del Avatar volvió a cerrarse sobre el doctor Nathaniel Schneider para protegerlo de las miradas curiosas. Pero sin duda alguna se le percibió de buen humor cuando se abrieron las compuertas de la Valquiria y tuvieron el recibimiento propio de estrellas de cine. Alzó el dedo pulgar del puño derecho hacia Joao, con quien había trabajado en un par de ocasiones y que le había demostrado que era un hombre trabajador y de fiar, y pasó de largo ante el ofrecimiento de la bebida. El joven científico no bebía refrescos con gas, por muchas y variadas razones, y prefería el agua limpia y clara para calmar la sed. Afortunadamente, siempre había una pequeña nevera con agua en el laboratorio donde le esperaban botellas de cristal llenas del líquido elemento.

- +Creo que Murúa estará encantado de informarle, Eke+ - dijo, quitándose de encima el marrón - +Yo tengo que limpiar la armadura de tanto hierbajo silvestre+