Partida Rol por web

Dolores puso los brazos en jarras con las manos apoyadas en sus caderas y se volvió hacia el senador que hablaba con el recién llegado Shasha. Con una enorme sonrisa dirijo sus palabras al senador.

Espero que eso de la igualdad de oportunidades incluya a las enfermeras aficionadas. La joven dio un paso hacia el desconcertado hombre y le tendió su mano. Soy la Doctora Pearson dijo haciendo un marcado énfasis en la palabra doctora. Temo que no hemos sido debidamente presentados.

No se esmero en oculatar cierta pulla en esta ultima frase. ¿Acaso aquel hombre no habia visto ninguna de las innumerables revistas en las que habia compartido portada con Nate?

Era toda una suerte para el grupo y el proyecto de la Liga que Parkour fuera lo suficientemente comedido, a pesar de su juventud. Si no hubiera sabido que de la respuesta de este senadorucho dependía que el dinero que costábamos siguiera fluyendo, a estas alturas no se habría mordido la lengua y Costas habría obtenido una respuesta de lo más sarcástica sobre el ese "Y aun cuando sus poseedores tengan las mejores intenciones, la única certeza es que antes o después, terminarán lastimando a alguien", porque la similitud con el poder político es taaaaan sutil... O bien le hubiera demostrado el increíble control que tenía de sus poderes haciendo una exhibición acrobática ante las cámaras y eclipsándole completamente. Pero no, con un suspiro zanjó el asunto mientras cedía protagonismo a Dolores y centraba su atención en cosas más gratas, como giñar el ojo e insinuarse a la periodista de antes, haciéndole señas de "después tu y quedamos".

En cualquier caso, si se ponía muy tonto, luego le podía hacer una exhibición al hombrecillo trajeado...

Ese tipo no sabía dónde se había metido. ¿Había ignorado a Dolores? Era de ese tipo de mujeres que no les gusta pasar desapercibida, y Nate entendía por qué. Sabía de sobra el tipo de miradas que arrancaba de los hombres.

- Por supuesto que sabe quién es usted, Doctora Pearson - dijo Nathaniel, haciendo uso de la diplomacia - ¿Cómo no va a reconocer a la mujer gracias a la cual el proyecto CyberLegs dio sus primeros pasos? 

Aunque estaba intentando arreglar la cagada del senador, por dentro se estaba partiendo de risa. Luego escucharía cómo Dolores destripaba en el laboratorio a ese tipo que sólo sabía posar frente a las cámaras, pero por ahora disfrutaba viendo cómo controlaba su mordaz lengua.

Asintió brevemente y no fue nada más. No se mantenía "relacionado" de la misma manera que los demás, por eso podía resultar distante y/o confuso. Las bromas o las pullas generalmente no eran lo suyo y no se iba a meter en esa clase de evaluaciones; después de todo, la peligrosidad potencial existía, era innegable.

Transformar la sociedad. Empezando por uno mismo, desde dentro. Qué curiosa filosofía de vida, es interesante, muy simila a la de muchos de los nuestros. Qué hombre extraño

Degustó los fondos tras las formas, que en su mundo eran indisociables y no se veían de forma diferente o separada más que si se hacía un esfuerzo de tamización. Alguien no estaba muy contento con alguien, realmente, en aquella sala. Y al Senador seguramente no podía importarle menos. Qué actitud tan curiosa, sobre todo porque no era actitud. Qué falta de estática, qué disciplina. Admirable. Se preguntaba si habría organizado su propia mente de manera similar a la suya, había precedentes históricos no-psíquicos.

El momento se tornaba interesantemente incómodo. El tipo se pasea como si fuera el dueño por las instalaciones, con cámaras, despreciando a todos con insoportable cortesía. El elitista y claramente sexista. Ahora su actitud lo puso en una situación picante. Seguro no esperaba que la chica lo confrontara. Nate, cual escudero, acude en su ayuda. Lo mejor va a ser agregarle otro poco de aderezo a todo esto.

El Doctor Murúa aprovecha el pequeño silencio incómodo para acomodarse para las cámaras y lo increpa.

- La foto de la doctora está en nuestras fichas. ¿Leyó al menos las fichas?

Con la habilidad nacida de la práctica, Costas troca rápidamente su desconcierto en "indignación" ante el comentario del Dr. Murúa...

-¡¡Pueh claro que he leído las fichas!! -dice, marcándosele el acento por un breve instante. -Como dice el doctor Schneider, claro que la había reconocido! Solo que en el medio de las presentaciones, se me pasó por alto saludarla, quizás porque ella no me saludo. -Exclama serio, y con esa actitud universal en un político que quiere hacer pensar que los dichos de alguien lo ofenden en su más profunda fibra moral. -...de todas formas, fue una descortesía de  mi parte, y realmente lo siento doctora. Dice aceptando la mano que le extienden.

Aunque Kavanov está acostumbrado a mantener distancia de las comunicaciones verbales por lo faltas de profundidad que le parecen, no deja de ser un experto en reconocer las emociones humanas. Está claro que el Senador ha dado un paso en falso. Y sin embargo nada. El "aura" psíquica del hombre permanece inalterablemente calma. Como si fuera un robot, o un psicópata. Solo que ninguno de los dos se hubiera equivocado en algo tan básico como no reconocer a Dolores.

Los tres se dan cuenta que, por un momento fugaz, los ojos del senador dan la impresión de encontrarse completamente perdido. No es más que un instante antes de que se ponga nuevamente a hablar, aprovechando la salida que le ofreció Nate, pero les llama la atención, porque no es el perdido de "me superaron", si no el perdido de "que mierda pasa"

También notás como la periodista parece bastante receptiva a tus intenciones, riéndose de todas las cosas que decís, y mirándote con entusiasmo.

Aunque fue extremadamente gentil de tu parte ofrecerle una salida al senador, te das cuenta que un tipo con esa habilidad no debería haberla necesitado. De hecho, jamás debería habérsele pasado por alto Dolores. Y sin embargo...

Hmmmmmm...

Una curiosa forma de pensar la del Senador, tanto que le resultaba sorprendente. Aplaudiría su entrenamiento si no fuera porque generalmente uno era tan capaz de entrenar eso como los órganos internos (a excepción del estómago) y por tanto era de natural imposible que hiciera eso. Era algo vagamente fascinante, como ver un cuadro que no entiendes pero aun así puedes reconocer en él una belleza o fuerza intrínsecas. Y sin embargo, no sentía en él... talentos extraños. En todo parecía un hombre normal.

Pensando todavía en aquello, y apartando los datos para el sistema de clasificación mental, esperó a que las disculpas se llevasen por ambos lados, espectador impasible a la reconciliación.

-Por supuesto, Senador. ¿Entendería que realizásemos una somera batería de pruebas médicas?; siento la molestia, pero por supuesto sería para su propia seguridad. De más está decir que no está obligado, es algo puramente voluntario.

Senador Costas. ¡Curiosa persona!

Dolores estrecha la mano del senador y le dedica una calida sonrisa, de esas que te desarman, que te dejan pensando que algo maravilloso esta a punto de ocurrir, y que la persona que tienes en frente se siente realmente feliz de tenerte delante.

Discúlpeme entonces Senador, usted sabe que soy extranjera y quizá desconozco sus costumbres, así que le ruego me perdone. Responde con candidez. En España son los caballeros los que saludan a las señoritas cuando entran en una habitación, pero en el futuro recordare que aquí ocurre al revés.

Sin añadir una palabra mas la joven doctora soltó la mano del senador sin alterar ni un ápice su sonrisa, y apoyo su mano en el hombro de la unica persona que realmente le importaba en aquella sala, Nate.

Satisfecho por cómo se habían resuelto las cosas, Nathaniel dejó que los fotógrafos se tomaran el tiempo que precisaban para inmortalizar su rostro junto al de Dolores. Suavemente, cogió su mano para intentar tranquilizarla, aunque sabía de sobra que la joven guardaría las formas frente a las cámaras.

- Has estado muy elegante - dijo, sin dejar de sonreír - ¿Nos vamos a tomar algo a la cafetería cuando todo esto acabe?

Cuando la sesión acabó y respondieron un par de breves preguntas, dejó que Dolores le guiara junto al grupo, por si el orondo Senador tenía algo más que decirles.

La chica se volvió hacia Nate con su imperecedera sonrisa en el rostro. Movió levemente las cejas hacia abajo dándole a entender que el senador en realidad no le importaba en absoluto, aunque en realidad si estaba molesta. Cuando estuviesen a solas en el laboratorio le diría lo que pensaba del gordo engreído ese. Sin duda el ya lo imaginaba.

¿En serio? No lo pretendía le respondió con humor. Cerró los ojos y sacudió la cabeza. Me parece un plan perfecto, casi es la hora del te.

Aunque lo de la hora del té fuese una broma, en realidad un tomar un té con Nate era una solución perfecta para olvidarse de aquel cretino.