Partida Rol por web

Querido mío, va a ser mejor que depongas esa actitud...

Dicho eso, la mujer le lanza un beso con un rápido movimiento arcano que deja al elfo un tanto atontado...

El elfo parece dudar cuando oye a Delilah y, sorprendentemente, no hace nada por el momento.

Merla se coloca en el lado opuesto a Ubim y trata de alcanzar en vano con la daga al elfo.

Ubim asesta al elfo un tremendo mazazo y éste sale de su ensimismamiento.

Estás rodeado y herido. Superado en todo por nosotros, ¿no crees que es más sensato rendirte y darnos lo que queremos?

El elfo parece perder la confianza y tartamudea en lugar de conjurar.

Merla aprovecha el despiste del elfo para clavarle la daga. La punzada no tiene demasiada fuerza, pero parece que ha ido directa a alguna arteria.

La puñalada acaba con la resistencia del elfo, que cae al suelo mientras se desangra.
 

Nada más caer el elfo, Merla se arrodilla a registrarlo antes de hacer lo propio con la estancia en sí.

Las posesiones del elfo están a la par con las elegantes ropas que viste. Merla encuentra varios objetos: armas, ropas, pociones... Cuando luego investiga la habitación, encuentra un cofre que, tras asegurarse de que no tiene trampas, consigue abrir, aunque no sin algunas dificultades. En su interior, varios objetos interesantes justifican por qué estaban a recaudo.

-Puez... no eztá la llave éza--se lamenta la mediana tras el exhaustivo registro.

Maldita sea ¿dónde estará esa maldita llave? digo mientras remuevo los objetos hasta coger el libro, que miro por encima, lanzando miradas de vez en cuando a la habitación.

¿Qué demonios abrirá esa llave para que esté dando tantos problemas? espero que éste no se la haya entregado a otro, porque me veo de casa en casa buscando esa dichosa llave.

El clérigo mira con aire crítico las posesiones del elfo y se rasca la barba contrariado.

Maldita sea, normalmente podría deciros si algo de esto es mágico, pero me temo que hasta mañana no podré hacerlo. Debo descansar y rezar al Forjador de Almas.

El libro parece algún tipo de diario y describe las actividades criminales de la banda. Su tono altivo cambia con una entrada de hace dos semanas. Habla de miembros de la banda poniéndose enfermos a causa de una enfermedad que provoca ceguera. La siguiente entrada es de hace solo dos días y cuenta cómo un clérigo llamado Veltardo se acercó a los de la Daga Verdes y ofreció una cura para la enfermedad, pero solo si robaban la llave de Theldrat y se la entregaban. Veltargo es descrito como un clérigo de Boccob, delgado y calvo, con ropas bastante sucias, uñas negras llenas de roña y dientes torcidos. En el diario se cuenta cómo ellos a su vez contraron los servicios de Colmillo de Hierro. La última entrada es de ayer. El clérigo de Boccob les dio lo que dijo que era la cura para la enfermedad, tomó la llave y se fue. Aparte de explicar que el clérigo llevaba un libro bastante voluminoso, no hay nada más.

Déjame a mí.

Delilah coloca todos los objetos delante y con un par de movimientos y unas palabras arcanas los mira con atención.

-¿Veltardo o Veltargo?--inquiere una impaciente Merla a Azaghâl cuando el enano termina de leer el escrito en voz alta--Bueno, dagual. No conozco a ninguno de loz doz.

Luego, sintiéndose inútil en la situación actual, la mediana se encoge de hombros, se mete las manos en los bolsillos y se queda observando con curiosidad el despliegue mágico de Delilah.