Partida Rol por web

El ente le arrebata la flauta a Cassandra y comienza a revolotear de lo más feliz entre el grupo de mercenarios.

-¡Es la mejor elección que hayas hecho en tu miserable vida Corintia... por cierto deberías de quedarte un poco más a buscar la causa de tu locura... tal vez ande rondando por aquí...-

El cruel comentario del Ente hace que Alkaeius desenvaine su espada.

-¡MENOS CHARLA Y MÁS MOVIMIENTO PEDAZO DE ESTIÉRCOL MÁGICO!... ABRE YA LA PUERTA PARA CONCLUIR LA MISION Y SALIR DE AQUÍ...-

El ente se burla del guerrero hoplita con una mueca  y se dispone  a tocar su flauta, el brillo de su aura es más resplandeciente que nunca, tanto que ilumina la estancia cómo si de un farol en medio de una oscura calle se tratara.

Una triste melodía comienza a resonar por el lugar, algunas rocas medianas y pequeñas piedras comienzan vibrar y se elevan un poco de sus lugares la enorme puertas comienza a moverse dejando caer hilillos de polvo y el sonido del rose de la piedra se extiende por toda la cámara.

Las enormes bisagras de hierro rechinan al ser dobladas por una fuerza inexplicable.

El portón cede y se abre a un enorme portal mágico que obliga a los mercenarios a cubrirse los ojos por el deslumbrante despliegue de energía.

-Abierto está lo que ningún mortal puede abrir sin las 9 llaves...- Dice el ente quién continúa embelesado por tener en su poder la flauta que ni le importa traspasar el portal que ha abierto.

Viendo que no obtengo respuesta por parte de Hermes y ya estando en el proceso, empiezo a caminar hacia el portal "Padre mío, esto es algo con lo que debemos continuar, cuida nuestros pasos y danos tu bendición... siento que vamos a necesitar de tu protección, bueno, se que nos estás vigilando. Un paso a la vez." Observo a Cassandra algo reticente ante la idea de entrar al portal. -Veamos que nos espera, los veo del otro lado.

Volteo mi rostro hacia el portal y reemprendo mi camino con más seguridad aún.

-Más de uno perderá la vida en la siguiente estancia hijo mío... el Juez de Oriente a traicionado a su hermano y Hades no perdonará esa falta... eres uno de mis preferidos y aparte de proteger tu vida te concederé la protección de otra alma, la que tu elijas... tú y alguien más serán las únicas almas que salgan de aquí sin ningún daño permanente... me haz demostrado tu valía y así quiero recompensarte...-
 

Me quedo helado por un momento ante el saber que he recibido. -Todo es una trampa, una disputa ajena a nosotros y estamos justo en medio. "¿Salvar a alguien más? sin pensármelo dos veces claramente escojo a Axys, es mi hermano y por él entre a este sitio, no lo iba a dejar aquí y no lo voy a hacer ahora. Padre, mi respuesta es Axys." -Prepárense, lo que viene adelante, posiblemente sea nuestro final.

Tomo la daga de Radamantis y me preparo para lo que venga, "Maldito Radamantis, espero tener la oportunidad de eliminarte"

Aeneas ve el mágico portal abrirse y prepara su lanza para lo peor. Por un momento piensa en rezarle a Dioniso, pero parte de él sabe que en este viaje ha jurado seguir a Radamantis y duda mucho que el dios del vino aún quiera darle algúna ayuda.

Con la certeza de estar solo, Aeneas decide concentrarse en su misión de asesinar a Minos y rescatar a su madre. Echó una mirada al resto del grupo a fín de ver sus reacciones ante el portal.

Apenas traspasan el portal el mismo averno se abre ante todos, la apacible oscuridad y soledad desaparecen por completo tornandose todo fulgurante y caótico, llamas y lava ardiente con pequeñas explosiones que se escuchan a lo ancho y largo del lugar que se exiende hasta el infinito, ya no logran ver ni el estigia ni el portal por donde han entrado, de pronto unas terrorificas criaturas comienzan a acercarse con chillidos muy agudos y tan veloces como lagartijas corriendo por el campo, el calor les abraza el cuerpo y les obliga a cubrirse el rostro.

Alkaeius saca a relucir su espada.

-No tendremos mucho margen de error... así que preparense para lo peor... y no retrocedan...- Ajusta su casco corintio y aprieta los dientes, sabe que la muerte ya no es una compañera de viaje.

Dos de esos monstruos se avalanzan sobre el hoplita iniciando la contienda, tres más alcanzan a Ahirom quién apenas alcanza a aferrarse de la empuñadura de la espada prestada cuando es derribado y esas criaturas del inframundo empiezan a desmenbrarlo enmedio de un festín de sangre y gritos de dolor.

Los gritos de Ahirom retumban en la cabeza de todos los mercenarios que apenas entienden y palpan al verdadero inframundo.

La amazona no demuestra miedo, aunque en el fondo lo tiene, tensa hábilmente su arco pero por la espalda es alcanzada por los filosos dientes de una de esas abominaciones desgarrando la tersa piel de su cuello, al caer en la tierra caliente y cuando el fino polvo que parece ceniza toca una de sus mejilla esto le provoca una terrible herida que le abre el rostro desintegrandole la piel y exponiendo el músculo y hueso en carne viva.

Casi enseguida le caen otras 4 criaturas ahogando sus gritos en borbotones de sangre sin que su reluciente armadura ofresca mucha resistencia al ser desmembrada.

Axys no puede dar crédito a lo que ve y las lágrimas ruedan por sus mejillas pero corre junto a Malco.

Alkaeius logra esquivar a las dos criaturas y señala un serpenteante camino hacia un arco de piedra. El hoplita corre por el camino seguido de quienes puedan librarse de esas mortiferas criaturas.

Axys voltea hacia atrás buscando a Cassandra pero no la ve, y sigue corriendo.

El camino se hace cada vez más largo y ya no se escucha el ruido de bestias devorando carne y huesos. Aún así siguen corriendo sin detenerse.

Una vez cruzado el portal, Aeneas enfrenta un escenario que se asemeja mucho a su concepción mental del Hades de niño. El estafador echa un vistazo a su alrededor, pero antes de que pueda siquiera terminar de girar la cabeza, el mundo todo se vuelve de pronto un caos de fuego, sangre y gritos. Unas criaturas extrañas y veloces rodean al grupo y atacan sin descanso. El pelirrojo comienza a correr con toda la fuerza que le permiten sus piernas, mientras escucha alejarse los gritos de sus compañeros y de las bestias. Sin dirección demasiado definida, Aeneas avanza con velocidad. Salta una pequeña saliente y al aterrizar, su pie resbala y cae al suelo. Por suerte, sus manos pudieron detener su caída completa y eso le salvó de estrellar su cara ante un montón de polvo de muerto que la habría borrado totalmente. Sólo un segundo tuvo el pelirrojo para pensar eso cuando recordó que si no quería alimentar a los monstruos que estaban a sus espaldas, le convenía seguir corriendo. Rápidamente se incorpora y retoma la carrera, esta vez con mucho más ímpetu que antes, quizás por que ya no resuenan en su cabeza los gritos de los desdichados Ahirom y Anthea...

Comenzamos a correr como alma que llevaba el diablo literalmente, el ente habia abierto el portal, y el infierno se había venido encima de nosotros.

Una oleada de perros infernales se avalanzó sobre nosotros, Ahirom y Anthea la amazona fueron los primeros en caer, no me esperaba esto en lo absoluto, cerré los ojos, y elevé una plegaria silenciosa a los dioses, mientras en mis oidos los espantosos gritos dle comerciante y la valiente guerrera que tanto nos habia ayudado nos seguían de cerca, no pude con las ganas de llorar, pero el deseo de vivir era más fuerte, el deseo de sobrevivir a esto, me hacía envalentonarme, sacar coraje y comenzar a correr, a lo lejos, Axys, mi querido Malco y Aeneas corrían junto con el Hoplíta, se olvidaron de mi...deben pensar que he corrido el mismo fin que nuestros dos infelices amigos...

Entonces lo horrible pasó, mi pie pisó sin uerer en una gruta en medio de la piedra, resbalé, todo se congeló en ese mismo momento, mi fin...hasta aquí llegué. Cerre los ojos, y en medio de aquella oscuridad, el potente bramido del mar llegó hasta mis oidos, sentía mi cuerpo y lo imaginé siendo cubierto pronto por aquel horrible polvo que carcomía todo hasta los huesos. Y el ruido del mar se intensifico, y lo recordé...Poseidón...

-Padre de los mares...AYUDAME POR PIEDAD- invoque la ayuda del señor de los mares, necesitaba su protección ahora, el me habia concedido la gracia de otorgarme un favor...no quería morir...y mi señor no me abandonaria ahora (1)

El guerrero griego se gira para asegurarse que sus compañeros sigan corriendo rumbo al enorme arco de piedra, observa a Malco y Axys desplzarse ligeros cómo el viento, a Aeneas lo ve tropezar pero reponerse y levantarse casi sin tocar el suelo y seguir corriendo, y Cassandra que se retrasa y es la última en reaccionar, corre pero en el último momento tropieza seguida por varios mastines de Minos que se avalanzan sobre el cuerpo de la desdichada mujer, Alkaeius se espera lo peor y se reprocha el haber salido en primer lugar siguiendo el sendero sin esperar a sus compañeros.

Los mastines se preparan para darse un festín y justo poco antes de tocar un pelo de la bruja está lanza una plegaria que es escuchada, un destello azuloso se desprende de todo su cuerpo y estalla, la onda expansiva derriba a todo lo que se encuentra a 360° de ella y la luz que ha desprendido les lastima la podrida piel dejandoles una terrible quemadura.

-¡CÚBRANSE!...- El hoplita se guarese tras su escudo mientras los demás se ocultan de la luz con lo que pueden.

Un poco más tranquilos observan cómo Cassandra los ha alcanzado, aunque en su rostro se refleja la tristeza y consternación de haber perdido a varios compañeros de viaje.

Alkaeius ahora si espera a Cassandra y le ayuda apoyarse sujetadola de un brazo, puede sentir un leve temblor en el cuerpo de la mujer que no logra definir.

-Ya casi llegamos... no hay que rendirnos...- El guerrero señala nuevaente el arco a unas cuantas zancadas para llegar.

Llegue a donde se encontraban todos, las manos de Alkaeius me hicieron volver en si, como si estuviera despertando de una horrible y terrible pesadilla, miré con aprensión y los ojos cuajados de lágrimas ante el horror que habiamos experimentado, la muerte de dos de nuestros compañeros..entonces...entonces en verdad las posibilidades de que sobrevivieramos serian pocos...un pensamiento me reconfortó, mientras pasaba mis largas "garras" por mis ojos intentando disfrazar las lágrimas, al menos su viaje al hades sería breve...

Entonces vi a Malco...ya sólo quedabamos Alkaeius, Axys, Aeneas, Malco y yo...por orden de eliminación tenia la horrible sensación de que solo los de la letra A sobrevivirian, no pude contenerme...corrí en dirección a Malco y me aferré fuerte por su cuello, hundiendo mi rostro en su pecho, y temblando fuertemente, sin decir nada, el aroma a sangre, tierra y sudor proveniente de Malco inundaba mi nariz, pero no le di la menor importancia. Mis dedos acariciaron su cabello y susurré con suavidad en su oído.

-Eres un gran hombre...los Dioses no te han de abandonar en esta empresa...estas escribiendo unn nuevo camino Malco...no dejes que nada en tu pasado nuble los prodigios que estás logrando...me despido de ti...por si soy la siguiente.- me aparté de el, enjugandome la cara con la sucia y quemada capa de viaje que habia comprado antes de salir, sin pronunciar una sola palabra más...Poseidón habia actuado, pude sentir su brazo aferrandose por mi cintura, y como tras blandir su tridente, liberaba algo que habia hecho que esos horribles canes infernales, padecieran la ira del señor de los mares.

Al pasar por el portal todo se torna muy peligroso, Hermes claramente me había advertido del peligro que nos esperaba y efectivamente, nos estaba esperando. Anthea fue atacada por un montón de criaturas voraces que no le permitieron casi defenderse, algo terrible; todos salimos corriendo sin pensar dos veces en esto, no había tiempo de hacer algo por el cuerpo de la amazona.

Axys corre junto a Malco y voltea a ver si alguien más ha logrado escapar, en un descuido Malco tropieza y va directo al polvo de muerto diseminado por el lugar, Axys en una gala excepcional de reflejos se da cuenta de lo que está por suceder y se arroja para que los dos rueden cayendo con estilo según los entrenamientos mil veces practicados en presencia de Apolecio.

Axys le da la mano a Malco y en cuanto se levanta emprenden la huída nuevamente.

-Hermes nos protege, ¡corre hermano!...-

Los ladrones continuán el escape rumbo al arco de piedra señalado por el hoplita.

Logro apartarme de las criaturas pero en la huida tropiezo, por un momento pensaba que iba a ser el final de mi episodio, pero Axys logra salvarme de un grave daño, Cassandra se abalanza sobre mi, algo que no me esperaba, cuando está por dejarme le contesto. -Daré lo mejor que puedo dar, así como tu... y espero que esa despedida no se haga realidad.

Justo después de separarme de Cassandra un destello me enceguece.

Después de la terrible carrera que emprenden por sus vidas los mercenarios que quedan alcanzan el arco de piedra, Axys ayuda a un Malco enceguecido quién no a alcanzado a cubrirse los ojos después del rayo del poderoso haz de luz que Poseidón a otorgado a Cassandra para liberarla del ataque de los mastines de Minos.

Una criatura humanoide sin ojos y con una corona de barro se interpone en su camino.

-El camino por una alma, sin trucos, ni trampas. Un intercambio justo...- reza mientras se acerca al desdichado grupo.

La criatura se contorsiona explorando a cada uno de los mercenarios como si por el sentido del olfato los pudiera interpretar.

El haz de luz me dejó la vista muy borrosa, Axys me guía para seguir nuestro camino y un momento después escucho una voz extraña... "¿el camino por un alma... estará pidiendo un pago, como Caronte? este sería un precio muy alto" -¿Cuantos pasarán con un alma?

Aún agitado por la carrera, Aeneas apenas logra cubrirse la cara con el escudo para evitar quedar enceguecido por el fugaz destello. Cuando el destello hubo pasado, Aeneas baja el escudo y ve acercarse un ser monstruoso...mejor dicho, otro ser monstruoso. Calculaba que ya nada de lo que viera podría impresionarlo. Escuchó las extrañas palabras del ser, que pedía un alma...

Aún en estado de alerta, en caso de ofender a la criatura, el pelirrojo decide inquirir:

-¿El camino a dónde?

Axys le responde a Aeneas con voz temblorosa.

-¡E-Este es el último sirviente de un juez!, el que selecciona las almas por el lugar donde murieron y los conduce ante el que determina a que lugar será asignado cualquiera para la eternidad... o sea les muestra el camino hasta la presencia misma de Minos... no nos dejará pasar a menos que descifremos lo que quiere...-

Axys toma del hombro a Malco.

-¿Puedes ver algo?...- le pregunta a Malco preocupado mientras de vez en cuando voltea a ver al ser que sigue husmeandolos y esperando una respuesta.

Trague saliva cuando un neuvo ente aparecio por el arco de piedra que estabamos por seguir, el camino por un alma...y no necesite de mayor comprensión. Baje las manos con un movimiento pesado dejando que el tridente que llevaba colgando de mi espalda se balanceara de un lado a otro, miré al ser y a mis compañeros.

-Alguien tendrá que quedarse aquí por siempre...al menos eso parece...para que los demás puedan pasar...no es así criatura?.- terminé y acomodé la larga trenza con que sujetaba mi cabello sobre mi espalda, sin quitar la vista de encima de aquella criatura que habia aparecido.

Intentaria dialogar con el...aunque no sabria si eso sería posible, y de paso intentar convencerle de que nos permitiera pasar.

-Por favor sólo estamos de  paso por aqui...permitenos continuar a todos...tu señor no tiene porque enterarse-murmuré con un hilo de voz cuando aquella criatura aparecio justo enfrente mio.

Vaya que fue un ataque poderoso, mi vista no regresa a la normalidad, aún. -Todavía no logro ver bien. Le respondo a Axys. El grupo intenta entender a la criatura pero lo único que pasa por mi cabeza es que estos entes nunca dicen todo y dejan la verdad incompleta, será esperar por lo que pase.