Partida Rol por web

Alkaeius camina siguiendo a los ladrones que son los que van al frente del grupo, el camino es tortuoso y el calor inclemente hace que la tierra se caliente de sobremanera y los gijarros afilados parezcan pequeñas navajas calentadas al rojo vivo, observa en silencio el singular peregrinaje y puede constatar que las mujeres se van quedando un poco atrás, las horas avanzan y el sol declina en el horizonte, en su espalda puede sentir el calor del sol debilitandose, hasta que el cielo cae en un letargo entre rojo y azul anunciando que la noche caera en cualquier momento, de pronto y cómo salido de la nada, el camino comienza a cambiar la tierra suelta comienza a tornarse fangosa y un pestilente olor comienza a inundar el área, encuentran los primeros árboles enormes y retorcidos y los bichos y animales nocturnos comienzan a despabilarse y a emitir sus sonidos característicos.

Al llegar a la entrada del pantano Helas, Cassandra es la primera en quejarse de que el camino a reclamado sus pies y casi enseguida Anthea hace lo mismo quitandose las sandalias de combate, observo que los ladrones, el comerciante y el pelirrojo se encuentran bien.

Me acerco a las dos mujeres que se encuentran descansando los pies.

-Veo que el camino ha sido demasiado difícil para todos, aunque con ustedes se ha ensañado...- Alkaeius se descuelga el macuto y lo abre para hurgar dentro de el, después de una breve búsqueda saca un frasco pequeño y transparente que contiene una especie de pulpa gelatinosa y amarillenta clara.

-Usen este aloe... les ayudará bastante en sus dolencias y se recuperarán más rápido, no creo que debamos seguir por hoy, sé que el tiempo apremia para con nuestro comerciante predilecto pero  en estas condiciones no podrían seguir, podrían envenenarse con ese fango podrido y que decir del agua pestilente de este pantano...-

Alkaeius se levanta y del macuto  saca otro frasco también transparente con un líquido verdoso, lo abre y aprecian un fuerte olor a eucalipto, mientras se lo unta en brazos, piernas, cuello y rostro.

-Usen esto...(se dirige a todo el grupo) es citronela con eucalipto... no querrán terminar con ronchas y fiebre de mosquito...-

Después de untarse se lo da a Anthea y saca otro frasco con la misma sustancia, se lo arroja a Ahirom quién descansa recargado en Príapo.

-Buscaré algo de leña para armar una fogata no quiero tener que lidiar con otro tipo de animales salvajes aparte de los mosquitos...-

Alkaeeius recarga su macuto bajo el árbol donde se encuentra Malco y Axys comiendo higos observando la escena.

Luego se dirige a Aeneas, que con la mirada le señala que lo siga a buscar leña para la fogata.

El sonido de los grillos se deja escuchar y las primeras luciérnagas pasan delante de la amazona y la bruja sentadas a la entrada del imponente pantano.

Miré a Anthea y a los demas del grupo, Alkaeius nos habia dado un unguento oloroso que aplique enseguida sobre mis pies, y encima una nueva capa de musgo, ademas de untar en mi cuerpo aquella sustancia que menciono que era un repelente, ibamos a un pantano, asi que lo mas seguro es que estuviera plagado de insectos, Alkaeius mencionó respecto a buscar leña, y yo desprendí el cinturon de cuero que sujetaba mi escudo de madera a la espalda, del interior, desanude cuidadosamente un trozo de madera forrado en la punta con estopa, y de mi bolsa saque dos piedras de yesca secas que el vendedor me habia obsequiado...mismo vendedor al que le meteria las correas de esta sandalia por la uretra cuando volvieramos a Esmirna.

Comenzé a golpetear las piedras, sobre un monton de musgo seco que habia arrancado, al principio solo se escuchaba un sonoro y molesto clack, hasta que la primer chispa salto, luego la segunda...y despues una lluvia de chispas hizo arder el musgo rapidamente, lo cogi y lo acerque a la estopa del palo de madera, revelando su verdadero uso, era una antorcha, una llama anaranjada y calida brotó, iluminando la creciente oscuridad que se cernía cada vez mas sobre nosotros, y la enterre en el suelo. Miré a Anthea y le dije .-Quieres un poco de pan o agua Anthea?, me temo que no puedo ofrecerte mas por que fue lo unico que compre por ahora...no soy de comer mucho.- Abri mi bolso y lo puse a un costado por si deseaba tomar algo de pan o beber agua de cualquiera de los tres odres que llevaba conmigo.

-Me parece que sería buena idea, ya que estamos viajando todos juntos, y que tenemos que cuidar nuestras espaldas, que nos conozcamos un poco mejor, ya que no hemos tenido la oportunidad de presentarnos formalmente, y es mas que evidente que muchos desconfían de una loca que invoca a los espiritus, dos ladrones, un embaucador , etc etc...- guardé silencio un momento observando con ojos inteligentes a mis compañeros de viaje , un silencio, que me encargué de romper al poco rato.

-Bueno podría empezar yo...Mi nombre es Cassandra y provengo de la ciudad de Corinto, soy la hija mas chica de una familia formada por dos varones mas grandes que yo, mi padre y mi madre, ambos comerciantes...Cuando cumplí 18 años mis padres arreglaron un matrimonio con un joven proveniente de Atenas...desafortunadamente la union no pudo concretarse, por que un grupo de asaltadores de caminos, lo asesinó despues de haber pasado una semana en nuestra casa para conocernos, como segun es nuestra costumbre. Mis hermanos decidieron lavarle la mente a mis padres, y aunque no era el modo habitual, pagaron una fuerte suma para ser aceptada como una sacerdotisa de Hestia, vivi con ellas y aprendí muchas cosas, era una Vestal mas, hasta que un grupo de piratas Micenos asaltaron la región, todas las sacerdotisas lograron huir...menos una...me tomaron como rehen, y me violaron mas de una vez...cuando se cansaron de mi, me abandonaron en las calles de Creta, en ese lugar conocí a un grupo de mujeres que rendian culto a la diosa de la magia Hékate, las seguí, siempre me sedujó demasiado la sabiduria y las cosas ocultas, me volví una de ellas, y...heme aqui compartiendo la historia de mi vida con ustedes...tengo 25 años, Hades o la misma Hécate me marcaron fisicamente como una seguidora de ella...esa es la historia de mi vida.- al termino de las palabras alzé mis manos, dejando visible lo que habia dicho, si bien mis manos eran blancas y mis dedos alargados y finos, las uñas no, las uñas recordaban a las garras de una arpía, eran gruesas, largas y amarillentas, parecian hechas para destazar la carne...era la marca que la Diosa de la brujeria habia dejado en mi, la misma marca que todas sus seguidoras teniamos.

Me heché la larga trenza hacia atrás y suspiré, intentando borrar de mi mente el recuerdo de mi amado muerto, observé a Anthea y añadí.

-Te gustaria continuar Anthea?...que te ha traido tan lejos de Themyscira, tierra de mujeres guerreras-
 

Escucho atenta a Cassandra, ha tenido una vida díficil, pero tiene una fortaleza impresionante, eso es agradable a la Diosa Artemis he incluso a Atena.  Ya había escuchado hablar sobre las hijas de Hécate, se han destacado por llevar una vida que puede rayar en la locura... No por nada también es conocida cómo la diosa de las brujas.

-Gracias Cassandra... beberé un poco de agua, no tuve tiempo de abastecerme bien antes de salir, decidí que podría cazar algo, pero espero no tener que hacerlo y regresemos pronto a Esmirna.

Tomo un odre de la bolsa de la hija de Hécate, me sorprende lo fresca que se encuentra a pesar del horrible día caluroso que soportamos durante todo el camino.

Los dioses me eligieron cómo hija de una reina amazona... Comienzo ha hablar sobre mi vida personal un poco sorprendida por la confianza que ahora he adquirido con este grupo.  Una vida difícil, puesto que tenemos que valernos por nosotras mismas en un mundo creado para el hombre.

Nacida de la violación de un semidios, la bendición que me otorgó Artemis la Cazadora fue el ser mujer, mi destino hubiera sido muy breve si hubiera nacido varón.

Desde muy pequeña demostré habilidades muy superiores en el combate y las artes que mis demás hermanas envidian, las amo pero es verdad, es por eso que  soy la primera en sucesión al trono de Themiscyra, mis hermanas no lo ven con buenos ojos, es por eso que mi prueba de vida afuera de Themiscyra se ha extendido más de lo debido.

Hago una pausa para extender los dedos de mis pies que asombrosamente el ungüento que nos ofreció el guerrero me ha quitado por completo el dolor y ardor de piel.

-Estoy en busca de Herákles... estoy segura que mi madre y mis hermanas estarán muy complacidas si les llevo una prueba de que ha sido derrotado por una de sus hijas, aunque estás últimas semanas que he estado más cerca de encontrar alguna pista del paradero de mi padre, y lo que he visto de injusticias, me ha hecho ver otra situación con respecto a la vida que se lleva en Themiscyra, no sé, espero que Artemis guíe mi rumbo.-

Le regreso el Odre a Cassandra agradeciendo su amabilidad.

¿Alguien tiene idea de la forma que puede adoptar el dáctilo Dymas "El hermitaño"? Pregunto con curiosidad desviando el tema de mi vida personal, nunca he visto uno y me intriga sobre manera.

Ahirom esta mirandose los pies con ampollas cuando ve que cae el frásco de aloe junto a él. 

Muchas gracias Alkeius....

Oidme si tenéis algo que pesa mucho quizás hay sitio en príapo para ello. 

Casi no se reconoce al decir esto... vaya tanta amabilidad con unos desconocidos no es normal en tí piensa. Te están empezando a caer bien.

Respecto al Dáctilo Anthea no se que forma tendrá... yo me lo imagino como un hombrecillo pequeño, marrón como un tronco mohoso y mucha mala leche.... 

Yo no quiero irme a dormir hoy sin más... Creo que haré la primera guardia si os parece bien... 

y diciendo eso después de comer se prepara para su guardia un poco escondido algo lejos del grupo pero desde donde puede verlos. 

Vaya, es una historia muy... increíble, pero no tengo razón para dudar de que sea o no verdad, no conozco bien a Cassandra, la apariencia de sus manos es lo de menos.

La amazona es bastante peligrosa, por lo menos lo son todas las amazonas, no me esperaba llegar a conocer a mis compañeros de viaje, tal vez si en un futuro nos mantenemos en equipo tal vez si me sería interesante saber de ellos, pero en este momento no me parece algo útil.

Me mantengo en el árbol y sigo atento al área que nos rodea, me como otro higo y le hago señas a Axys por si quiere alguno.

-No me había percatado en las uñas de Cassandra son algo... interesantes, casi llegando a escalofriantes... No sé Malco, pero ella me parece igual ó más peligrosa que  Anthea, es cierto lo que dice la amazona, las servidoras de Hécate al absorber tanto conocimiento por medios digamos de disciplinas difíciles tienden a la locura, ahora, combina locura y magia y obtedremos una poderosa e inestable espada de doble filo, agregale a ese halcón... tu dime si no es un peligro latente...-

Axys atrapa el higo que le lanza Malco sentado en el otro extremo de la gruesa rama y comienza a comerlo.

-Ahirom  tiene poco de haber llegado a Esmirnia y haber comprado el establecimiento donde tiene ahora su tienda... que puedo decir me parece el más precavido de todos, mira que traer un asno, ha de ser de familia adinerada, no me sorprendería que hubiera traído un carruaje y un séquito de esclavos...- Dice hablando con la boca llena de fruta.

-Los otros, el guerrero y el pelirrojo... ya veremos más adelante... por cierto Malco me preocupa sobremanera en la que nos hemos metido, y creo que me he quedado sin parte alguna de la recompensa... ¡Por el divino Hermes!, hubiera firmado yo también y ahora tendría 3000 dracmas en mi bolsillo... creo que si salimos de esta tendremos que negociarlo con el viejo ávaro...-

Axys saca un odre con agua de sus macuto y le da un enorme trago luego se lo arroja a Malco para que también beba un poco.

Aeneas examinó el calamitoso estado general del grupo con un semblante preocupado 

-Si sufrimos así por una caminata, no quiero pensar qué pasaría en una situación peor- pensó el pelirrojo mientras aceptaba el aloe que el hoplita le ofrecía. Asintió con una sonrisa en señal de agradecimiento. Mientras lo comenzaba a untar sobre las partes descubiertas de su cuerpo, repasó en la mente las indicaciones del guerrero, atento a no verse perjudicado por un tonto descuido en el futuro. Abstraido como estaba en sus pensamientos, se sobresaltó un poco cuando notó que Alkaeius lo estaba llamando para que lo acompañara a buscar leña. Con un gesto de leve aplomo, pues si bien su relación estaba mejorando no terminaba de fiarse del experto guerrero, Aeneas lo siguió alejándose del grupo, que comenzaba a socializar durante la inquietante situación. 

El joven miceno hizo un pequeño trote para llegar a la par del hoplita y comenzó a caminar a su lado. 

-¿Has estado ya en este pantano, Alkeius?- preguntó mirando el paraje que los rodeaba. 

Escucho aténtamente a Axy a lo que le respondo en voz baja. -Pues si la historia que contó Cassandra es cierta, lo cual no puedo decir si  lo es o no, pero si lo es creo que es justo el que tenga esas manos, no se si ella las ve como una maldición pero me parece un trato justo por haber sufrido lo que ella sufrió, puede que ella sea peligrosa, pero por ahora parece que estamos en el mismo bando... creo que la próxima vez que quiera bailar con ella seré más precavido. Miro a Axys un rato. -No seas quejumbroso, con lo recursrsivo que eres esa suma la puedes obtener en muy poco tiempo y creo que tardarías mucho en gastarla, ya que normalmente no compras nada, usualmente lo robas.

La noche recorre su manto dejandolo caer por encima del pantano Helia, la oscuridad comienza a invadir el lugar, Alkaeius y Aeneas se alejan caminando entre los matorrales y algunos arboles retorcidos, comienzan a buscar leña entre el fango y la pestilencia del lugar.

-Debes poner atención a todo lo que te rodea... al salir de la ciudad te conviertes en presa en un instante...-

Alkaeius hace el comentario en respuesta a la pregunta de Aeneas, ya que al inicio subrayo que nunca había estado en ese lugar y dejaría que los ladrones fueran al frente por ser ellos los que conocían la zona, en silencio confirma la inexperiencia del joven de cabello rojo.

Comienzan a recoger leña y en cuanto cargan la suficiente regresan al claro donde se encuentran los demás.

Zéfiro regresa hasta con Cassandra después de haber sobrevolado la zona, el hermoso halcón albino se posa delicadamente sobre el antebrazo de Cassandra en espera de algún bocadillo. Anthea saca un trozo de cordero y se lo ofrece a Cassandra para que alimente a la poderosa ave.

Ahirom se aleja un poco del grupo pero antes asegura a Príapo al enorme árbol en donde descansan los ladrones.

Axys dormita recargado en el tronco con un ojo entrecerrado por el golpe recibido la noche anterior, algo a lo lejos no cuadra con el paisaje, entrecierra el ojo morado y abre más el que tiene sano, se levanta lentamente tratando de enfocar a lo lejos.

-Malco... esa nube... creo que es una parvada de Estorninos... ó... no sé... no... puede ser....- Axys se levanta rápidamente y coloca una mano en la frente tratando de enfocar mejor la vista en el horizonte, luego voltea ver a Malco.

-¡DIOSES!... ¡¡¡SON FURIAS!!!... ¡¡¡ATENA HA ENVIADO A LA FURIAS!!!!...- Axys voltea a ver a su amigo quién trata de enfocar la vista hacia donde señala su compañero.

Todos escuchan los gritos del ladronzuelo y voltean hacía el cielo, una enorme nube negra y veloz pasa por encima de ellos con un horrible aleteo cómo de miles de murcielagos golpeteando sobre sus cabezas, horribles chillidos taladran los oídos del grupo obligandolos a cubrirselos con las palmas de las manos, Alkaeius y Aeneas van llegando y observan una enorme nube negra atravesar el cielo, luego los chillidos hacen que arrojen la madera al suelo para cubrirse los oídos instintivamente.

La enorme mancha se aleja un poco sólo para retornar en un embate en picada, el aleteo y velocidad con que pasan volando las criaturas hacen que la copa de los arboles deje caer hojas desde lo más alto, mientras pequeños trozos de ramas quebradas golpean a los ladrones que intentan bajar lo más rápido posible.

Príapo comienza a rebuznar aterrorizado y muy inquieto tratando de zafarse de su amarre al árbol al que lo dejó sujeto Ahirom.

La noche apenas comienza.

-Eso son muchas furias... no pienso morir aquí y la verdad no lo quiero hacer por mucho tiempo.

Volteo hacia el resto del grupo. -Desean que nos movilicemos o quieren pelear, lo cual no creo que sea conveniente, son bichos desagradables y mortales... yo voto por huir.

Espero que la gente me escuche y busquemos algo que nos sirva para cubrirnos de estas cosas, nos superan en número y es un poco difícil pelear contra ellas, el problema es si deciden pelear, no les voy a dar la espalda, aunque pelear no sea mi fuerte.

Escucho los gritos de Axys desde la copa del árbol, sabía que lo duro de la caminata era sólo el inicio de este enfrentamiento, tomo mi arco y una flecha silbadora lo más rápido que puedo mojo la punta de la flecha en el aceite repelente  y la enciendo con la antorcha de Cassandra y disparo en sentido contrario de la entrada al pantano.

La flecha silbadora hace un característico zumbido y pasa iluminando velozmente  el firmamento alejandose a unos 300 metros de donde estamos.

Mi plan resulta aunque esas cosas son muy inteligentes, no todas siguen el señuelo cuento a  8 que sólo siguen la flecha con la mirada y después de un terrible chillido se avalanzan sobre nosotros nuevamente.

¡¡¡¡SI VAMOS A OCULTARNOS, ESTA ES NUESTRA OPORTUNIDAD!!!!....

Le grito desesperada al grupo señalando la entrada al pantano, y tenso nuevamente el arco, pero está vez con 3 flechas punta de hierro.

¡¡¡VÁMOS!!!... ¡¡¡EL SEÑUELO NO DURARÁ MUCHO!!!...

Les vuelvo a gritar apuntando a la cabeza de esas furias y me concetro en mi tiro.

¡Señora de la cacería guía las puntas de mis flechas, ofrendando este tiro en tu honor!...-

Comienzo a encomendar mi acción a Artemis para asegurar mi tiro, al menos derribaré a 3 Furias antes de que reaccionen, espero que mis compañeros lo hagan antes que ellas.

-Busquemos donde ocultarnos, sigamos a la Anthea pero necesitamos salir de la vista de estas cosas. Huyo para ocultarme lo más rápido posible buscando un sitio desde el cual pueda atacar, un árbol frondoso de camino al pantano es bastante útil, alisto mi espada para lo que venga, espero no tener que hacer uso de ella, y aguardo para atacar.

-Estoy enamorado <3...- Dice Axys observando la acción de la amazona.

Sacude la cabeza y se descuelga del árbol ágilmente, sujetando el macuto al hombro.

-Yo te sigo Malco...- Dice el ladronzuelo mientras se escurre detrás de su amigo.

El rebuzno del asno sobresalta a Axys quien trata de mantener la calma y las ganas de correr cómo rata en naufragio hacía la entrada del pantano.

Alkaeius observa la acción de Anthea, -Eso me dará un poco de tiempo...- piensa mientras corre a colocarse el casco y tomar el escudo sacando la espada dejando la funda junto a su macuto.

Se dirige rápidamente junto a Anthea y levanta en alto su espada.

-ZEUS, PADRE PROTECTOR, PODEROSO SEÑOR DEL RAYO, AYUDAME A DERRIBAR A MIS ENEMIGOS!...

El cielo se ennegrece y desde el monte olimpo cae un poderoso rayo sobre las desconcertadas Furias que intentan esquivar la energía liberada.

Los vellos de la piel se erizan al sentir tan cerca la poderosa descarga eléctrica, 5 Furias son derribadas desplomándose al pestilente suelo aturdidas, mientras 3 de las criaturas con ágiles giros  esquivan el rayo.

-Son demasiadas y muy fuertes... está vez tendremos que retirarnos Anthea, no tiene caso desperdiciar flechas... corramos hacia la entrada del pantano...-

Alkaeius vuelve a levantar la espada hacia el cielo. -¡CUBRANSE LA VISTA!...- Grita el hoplita para que el resto del grupo alcance a desviar la mirada.

-Padre... no permitas  que mis enemigos me vean, ilumina el filo de mi espada con tu divino signo...- La espada en manos de Alkaeius emite un rápido y potente rayo cegador que toma desprevenidas a las Furias y pierden el equilibrio por un instante descontroladas.(Todo el grupo obtiene 3+ en su DI.)

-Vámos Anthea, Cassandra y los demás, ahora es el momento, desde la protección de los árboles podremos reorganizarnos...-

Alkaeuis espera la reacción de los demás sujetando la espada y el escudo en posición defensiva, sin quitar los ojos de las descontroladas y enseguecidas Furias que chillan terriblemente por el dolor que la luz les causa en los ojos.