Partida Rol por web

La criatura intenta esconderse, malherida en su nicho pero sigue viva.

Parece que hoy no es vuestro día, vuestros últimos ataques fallan estrepitosamente. La criatura se retuerce e intenta defenderse, aunque de vez en cuando lanza un mordisco sin pensar demasiado en su objetivo como acto reflejo.

El enano se concentra en atacar a la criatura y le lanza dos mazazos, pero desafortunadamente parece que no está nada acertado con el uso de su maza y falla ambos ataques 

Aprovechando las dudas del bardo, Dagult se adelanta para soltar un fuerte tajo en diagonal que hace saltar trozos de la agazapada criatura al interior de la sala en la que se encuentran.

-Shite! What´s this fucking monster?... No estic segur, però pareix un sèpia de terra--murmura consigo mismo el luchador.

Decido unirme a la lucha atacando con mi estoque, pero lo único que consigo es hacer muescas en la pared.

Trifius empezó a hartarse de aquella criatura, y descargó los tres dardos de su hechizo Proyectil Mágico sobre ella.

Finalmente Dagult asesta un golpe certero que parte en dos a la criatura, que deja de ser una amenaza. Un viscoso líquido verde empieza a brotar de ambas partes de su cuerpo, resbalando por la fría roca. El nicho está, por lo demás, vacío. 

Esta habitación contiene una sencilla mesa de madera flanqueada por largos bancos. Unos mohosos huesos humanoides yacen esparcidos por el suelo.

-¡Ja!--exclama fuera de sí el luchador del espadón--You die, motherfucker!

-Tranquilo, Trifi, que ya está muerto--asegura al gnomo para detener la más que posible conjuración--No estamos para malgastar recursos.

Después, algo más calmado, Dagult se limpia la boca con el antebrazo y mira a sus nuevos compañeros:

-¿Seguimos buscando bichos?

Trifius frenó el sortilegio a tiempo, en cuanto vio a la criatura caer expirando su último aliento.

-No estoy yo para muchos más bichos, señor Dagult... demasiadas emociones en un día. Y todavía nos queda encontrar al monstruo. ¿Cuál será la verdadera historia que oculta esta casa?

El gnomo se encaminó pensativo hacia el camino del sur, pero esperó a sus compañeros a un costado. No iba a ir delante, si podía evitarlo.

Sin mediar palabra, la figura de Garrett se formó cerca del grupo, apareció despreocupadamente, golpeando su ropa para quitarse el polvo que se le pegaba por todas partes. 

- Deberíamos salir de aquí - habló neutro, sin inmutarse, ocultando sus sentimientos - esto es una puta pocilga, nada de valor nos espera entre estos muros, sólo la muerte y el polvo.

Tras deshacerse de la criatura, los improvisados compañeros siguieron explorando el laberíntico sótano que parecía albergar mucho más que varias criptas familiares.

En un cruce de pasadizos, Garret se vio sorprendido por varias criaturas que surgieron desde el cavernoso suelo. Estas criaturas parecían feroces y hambrientas de carne pero, una plegaria de Targar a su dios, las hizo retroceder y desaparecer por sendos corredores.

Después de plantearse una estrategia mejor, los compañeros accedieron a una estancia donde una estatua de una enigmática persona sostenía un orbe de cristal grisáceo. No les dio mucho tiempo a examinar con calma dicha estancia, pues las criaturas surgidas del suelo volvieron a la carga. Esta vez sí tuvieron que hacer frente a ellas, pero lograron taponar ambas salidas para racionar así sus golpes. El toque de sus garras hacía que un escalofrío recorriera todo el cuerpo de quienes sufrían su contacto y, Dagult primero y Targar después, quedaron paralizados cuando se enfrentaban a ellos cuerpo a cuerpo. El resto de los compañeros tuvieron que vérselas y deseárselas para poder acabar con la amenaza que a punto estuvo de costarles la vida. Pero Fionn, Garret y Trifius "el magnífico" no se dieron por vencidos y una buena combinación de golpes de espada y daga, flechazos y magia acabó con las criaturas.

Era momento de tomarse un respiro, el sótano de la casa embrujada era más mortífero de lo que habrían imaginado. Es más, el incesante canto fantasmal empezaba a poner psicóticos a algunos. Como Dagult, que ya de por sí no parecía estar muy cuerdo. 

Accedieron de nuevo a la casa y encontraron un lugar tranquilo, sin sonidos fantasmales, para poder descansar y recuperarse. Tras un buen descanso sin incidentes, volvieron a acceder a la cámara de la estatua y Trifius no pudo resistir la tentación de examinar el orbe. Al tocarlo, se manifestaron en la sala cinco formas espectrales, sombrías, que volvieron a poner al grupo en jaque. Su toque mortal provocaba una debilidad en los combatientes, que veían a cada golpe como su equipo y sus armas se hacían más y más pesadas. Tuvieron que retroceder y plantear una estrategia más defensiva para minimizar los daños. Y así, con mucho esfuerzo, lograron acabar con las cinco sombras.

Una vez más accedieron a la sala de la estatua. Trifius veía el orbe de nuevo tentado, con unas irrefrenables ganas de volver a examinar ese curioso orbe, pero su conciencia y la insistencia de sus compañeros le hizo estarse quieto, al menos por ahora. Una pared de arcilla falsa descubierta por Garret llevaba a unas escaleras que acababan en un rellano con una trampilla que accedía a la planta baja de la casa, el cerrajero decidió dejarla abierta por si debían usarla como vía de escape.

Salieron por el pasillo del oeste y se toparon con una extraña puerta que no parecía pertenecer al complejo. Trifius intentó golpearla con el bastón y éste se quedó pegado a ella, como si la propia puerta estuviera hecha de resina. Al instante reveló su auténtica naturaleza, se trataba de una criatura capaz de adoptar la forma de otros objetos dispuesta a combatir con sus pseudópodos a cualquiera que se atreviera a tocarla o intentar cruzar el umbral. Dagult y Garret le golpearon y le dispararon flechas, todo se quedaba adherido a la criatura y ésta respondía con sus improvisados apéndices intentando inmovilizar a sus oponentes. Finalmente acabaron con ella, que se deshizo en una masa viscosa en el suelo hasta desaparecer.

Explorando un poco más allá encontraron una especie de dormitorio con una cama en estado de putrefacción. La otrora elegante estancia parecía albergar algunos objetos interesantes y, cuando Dagult, Garrett y Trifius se dispusieron a investigar, dos criaturas similares a las que emergieron del suelo el día anterior surgieron desde dos nichos en falsas paredes al norte y al este. Su morfología era parecida, pero el color de su putrefacta piel era más verdoso. Además, parecían mucho más hambrientas y no sólo usaban sus paralizadoras garras sino que también trataban de dar mordiscos a la carne de sus oponentes. Dagult quedó paralizado rápidamente y Garrett sufrió dos duras embestidas. Tenían que actuar rápido y con una estrategia eficiente si querían sobrevivir. Fionn utilizó uno de sus poderosos cantos para mantener a una de las criaturas alejada, mientras Targar y Garrett se hacían cargo de la otra y Trifius apoyaba al bardo con sus conjuros. Eran dos durísimos oponentes, Targar quedó paralizado y Garrett tuvo que sacar lo mejor de sí para evitar una sangría. En el otro lado, la criatura dejó inconsciente a Trifius, que se debatió entre la vida y la muerte y, finalmente, Fionn también cayó. Garrett se hallaba solo ante la brutal amenaza pero, las palabras inspiradoras de un moribundo Fionn, le hicieron sacar lo mejor de sí para acabar con la amenaza y salvar la vida de Trifius y del bardo en el límite de sus posibilidades.

La sala estaba atestada de objetos interesantes, probablemente equipo de otros aventureros incautos. Era momento de descansar y plantearse cómo salir de este lugar. Además, los canticos fantasmales no cesaban y tampoco consiguieron hallar la fuente de tan molesto sonido.

-What the fuck, Xixa?... Mare meua! No ha faltat molt, Dimoni...

Cuando Dagult recobra la movilidad todos sus compañeros, a excepción de Garret, yacen en el suelo inconscientes.

-¡Menos mal! Ayúdame a sacarlos de aquí y subirlos a un lugar más seguro. Esta casa es un puto infierno.

-Hahaha! Welcome home, baby... Vols guardar silenci?...

Pasado el tiempo, Trifius se despertó sobresaltado, como cuando te despiertas de una pesadilla. Aunque esta vez la pesadilla era real.

-Creí que no saldría de esta. Gracias, señores- dijo haciendo una reverencia a sus compañeros (después de comprobar que seguía conservando todas sus pertenencias).

Acto seguido se interesó por los objetos hallados en la habitación. Aquellos descubrimientos revitalizaron al gnomo, en especial el libro de conjuros. Ansiaba leer lo que había en sus páginas.

-¿Veis? Al final todo misterio tiene su recompensa. Y puede que haya todavía más cosas interesantes en esta mansión.

Trifius se frotó las manos como si estuviera a punto de zamparse un banquete. A pesar de que el libro era lo más jugoso, decidió empezar por la capa que habían encontrado. La cogió y se dispuso a realizar un Ritual de Identificar.

-Esta capa mágica ayudará al que la lleve a evitar los ataques del enemigo y protegeros de las adversidades. Quizás sea más útil para los que soléis situaros en la vanguardia del combate- dijo Trifius.

Seguidamente, prosiguió identificando el resto de los objetos.