Partida Rol por web

La actuación de los trasgos fue uan sorpresa para el viejo mercenario que se planteó, para sus adentros, que debía tener una conversación con ellos, para entender como habían sido criados. "Ya habrá tiempo cuando desembarquemos" se dijo a si mismo antes de observar el destello que que generaban en el barco que los acompañaba

El viejo hizo caso a la capitana "Despues de todo sobrevivió hasta hoy" pensó mientras se alejaba un par de pasos de la barandilla y apoyaba su espalda contra el castillo de popa. - Alguien ve al timonel? - preguntó - Sería todo un detalle que lo matáramos antes de abordar - agregó, aferrando su arco corto, aparentemente poco preocupado por el combate que se avecinaba

Dork se encuentra algo confundido mirando a la oscuridad, pero en cuanto dan la voz de alarma sonríe dejando caer su manta. Estira su cuello inclinando la cabeza a un lado y a otro mientras se oyen una serie de crujidos óseos.

-TÚ ARQUERO, SUBE ARRIBA, ÁTATE LA CINTURA AL PALO Y CÚBRENOS A LOS QUE NOS QUEDAMOS ABAJO.

Mientras dice esto se separa de la barandilla, se agarra y libera de sus ataduras su hacha a dos manos, cuyos bordes relucen azulados con los rayos de la luna.

Ninguno de los presentes había visto al semiorco con la cara que tenía en este momento, una alegría llenaba su cuerpo y los ojos le brillaban, parecía que estuviese a punto de soltar una carcajada.

Felthar mira fijamente al semiorco y parece a punto de replicar, pero cambia de idea. Su expresión dice que desprecia al orco que se atreve a hablarle así, pero también que el mercenario está asustado. Puede que fuera guardaespaldas, guardían o matón antes de ser contratado por Ruathym, pero está claro que es su primera batalla auténtica.

Algo enrojecido por furia o vergïenza, el semielfo corre hasta lo alto del castillo, junto a la capitana, y prepara una cuerda para asegurarse mientras busca un disparo seguro.

Casi por instinto, coordinados tras muchos años, ambos trasgos se movieron junto al puente, donde sus lobos aguardaban bajo la escalera. Si bien ya tenían una sujección para que no corretearan por cubierta, quizás no les fuera sujección suficiente. Algo había que hacer al respecto.

- ¡Céntrémonos en amarrar a Bro y Tak, y no salir despedidos por la borda, porque con la tormenta que va a cernirse, poco fuego alumbraremos! -dijo Kirk en respuesta a su hermano. A él también le hubiera gustado contar con fuego para crear algo de confusión en el enemigo, pero bajo la cercana lluvia, ni con aceite daría para mucho. Kirk razonó a toda prisa- ¡Pasa un cabo por una jarcia y amárralo a la silla de Bro! ¡Luego engánchate a la silla como si fueras a montar! Ellos serán nuestros anclajes! ¡Yo haré otro tanto con Tak! ¡Eso y su estabilidad les serán suficiente y si nos escoramos, con un tajo rápido podremos liberarlos! ¡Y prepárate para disparar una salva en cuanto se ponga a tiro algún enemigo! ¡Con suerte, en la oscuridad no nos verán bien, pero nosotros a ellos si!

Y uniendo la acción a la palabra, comenzó a amarrar a su blanco compañero a fin de darle más anclaje con el que afrontar las posibles sacudidas de la tormenta o el navío que se les venía encima.

Una rápida mirada al semiorco le hizo plantearse como podía sentirse tan alegre en semejante situación a la vista del peligro. Pero había gente para todo, claro...

Drusilda se acerca a donde tiene todas sus cosas. Se coloca el carcaj a la espalda y vacia sus dos odres de agua. Las llena de aire soplando en ellas y las ata a la mochila, que deja en un lado apoyada sobre la cubierta. Coje su arco y busca con la mirada a Kirk

KIRK, AUNQUE NO OFRECISTE BARBACOA SI QUE ACEPTARÉ GUSTOSAMENTE FUEGO! Pongamos un poco de Luz en ese barco que se nos acerca! dice acercandose a Proa y atisbando en la penumbra como buena semielfo. Se sienta en el suelo a cubierto tras el frente de la proa asomando de vez en cuando la cabeza para vigilar la distancia del enemigo.

Lupín, creo que será mejor prender fuego a esas velas para ver mejor y luego buscar al timonel. Yo dispararé cuando esté a menos de 60`que es el alcance de mi arco corto compuesto, pero justo antes del abordaje sacaré mi katana.

DORK! ¿Cubriras el flanco derecho de una dama o prefieres ir por libre?

A la carrera el segundo trasgo agarró uno de los cabos y empezó a atar a su lobo como su hermano estaba haciendo. Tras un par de segundos consiguió amarrarlo de forma más o menos apropiada. Una vez que el lobo estuvo lo bastante sujeto, Pikard agarró un trozo de tela que encontró por la cocina y empezó a envolver las puntas de seis de sus flechas y a sujetarlo con hilo. Cada flecha envuelta era sumergida inmediatamente en aceite para que empapase y poco después extraída y puesta a secar un par de minutos. Con suerte podría hacer cuatro o cinco antes de llegar a distancia de disparo con el barco luskanita.

-Si ofrecimos pescado, señorita.-Dijo acto seguido.-Lo dejamos ahi para que quien lo quisiera no tuviera siquiera que pedirlo. Pero no veo que sea momento para debatir eso. Voy a intentar incendiar la vela para que los que no vean en la oscuridad tengan alguna opcion más de ver. Si les dejamos sin velas y alguno puede abrir un agujero en el casco con un hacha o algo asi puede que no necesitemos ni abordarles. Los dejaremos incapaces de moverse y hundiéndose en medio del mar. 

Con la tormenta que se avecinaba, Kirk dudaba que ninguna flecha incendiaria prendiera de inicio. Quizás una bola incendiaria haría frente a la tormenta, pero el Temerario no contaba con ese equipamiento. Aun así, Kirk no iba a discutir, porque tampoco estaba seguro del fracaso del fuego. El barco luskanita aun estaba lejos, lo que suponía tiempo. Desde luego no perdían nada por intentarlo y Kirk y Pikard siempre se apoyaban mutuamente.

Así pues, primero amarraron bien a los lobos. Luego Kirk ayudó rápida y eficientemente a su hermano a preparar la media docena de flechas, tardándo muy poco tiempo en hacerlo gracias a su coordinación. También tuvo un cabo suelto a mano, pues tenía intención de atarse a uno de los hierros de la regala, para que cuando el barco enemigo se pusiera a tiro, ambos hermanos pudieran disparar sus arcos un par de veces contando con la cobertura de la regala.

Luego ya todo sería cuestión de ver como se desarrollaban las maniobras navales para ver si el abordaje era factible. Echó un ojo a la tripulación, atribulada en el manejo del barco. Y también a sus compañeros mercenarios, todos tomando posiciones. Al ver al musculoso semiorco con su enorme hacha a dos manos, a Kirk se le ocurrió una idea peregrina, pero que podría dar un resultado excelente. Rebuscó en su memoria el nombre del caraverde, pues su contratista lo había mencionado, pero Kirk no era bueno para los nombres!

- ¡Semiorco...! -gritó. Entonces se acordó de su nombre- ¡Dork! ¡Estate atento! ¡Si las maniobras de la capitana guían el barco hasta la popa del luskanita, puedes écharle huevos, saltar hasta el timón de popa y revéntarlo con tu hacha! -Kirk hablo muy alto para que la capitana también lo oyera- ¡Dejará al navío enemigo inutilizado y luego te lanzamos un cabo y nos largamos dejándolo a su suerte!

Seguramente el enorme navío luskanita era un rival grande y poderoso, pero como todos los gigantes adolecía de la mayor movilidad y agilidad de las pinadas y otros lanchones. Y los grandes barcos siempre tenían grandes y altos timones que sobresalían del agua para maniobrar efectivamente en grandes tormentas. Si la capitana era buena en su trabajo e intentaba su maniobra, y si el Calamar le hostigaba lo suficiente para atención del navio luskanita sobre si mismo, entonces el enorme hacha del semiorco podía crear un brutal destrozo en el cazador y ellos, las presas, podrían abordarlo desde una posición de ventaja o bien dejarlo atrás sin control y que la incipiente tormenta lo abatiera hasta que zozobrara a un costado hasta hundirlo. Un timon de popa no se puede cambiar sin un astillero, o tiempo y calma. Y con algo de suerte, podrían sacar provecho de ello.

- Quizás muchos "siés", ¿no Pikard?... -admitió Kirk a su hermano, cómplice, ya en tono normal, mientras trabajaba a toda prisa- Pero la victoria puede ser épica... Rézale a tu dios, porque necesitaremos suerte además de osadía... -y sin dejar de sonreir a su hermano, soltó una carcajada.

Desde luego, la confianza de la juventud permitía estas cosas...

-Solo dos y un tercero que te pido.-Respondio el otro trasgo en cuanto su hermano hubo acabado de hablar.-Una sola flecha podría no prender la vela, pero cuatro o cinco flechas apuntadas hacia la misma zona si podrían hacerlo. Hay que ser rápidos, pues la vela mojada no ardería bien, pero tenemos una ocasion. Ademas eso les distraerá del timon lo bastante como para que lo partamos. Dispara hacia donde yo lo haga.

Dork contesta a Drusilda

- Cuenta conmigo al principio Guapa, pero luego cuando la sangre llama no se donde voy a acabar sonríe dejando ver sus colmillos.

De pronto oye gritar a uno de los trasgos.

Dork mira su hacha y luego mira a la Capitana

- Si centran los esfuerzos del enemigo en la proa lo podría conseguir, pero hay que decidirlo ya.

Si bien el barco enemigo no estaba cerca, la distancia se reducía rápidamente. Lupin, con sus agudos ojos, no lo perdía de vista. La nave luskanita estaba maniobrando, y no para acercarse. Parecía querer mantener la distancia, pero había estado flotando estática transversalmente a Temible y Calamar en el avistamiento, y un barco así maniobraba despacio.

En la oscuridad a estribor, la dirección del Calamar, se escuchó un golpe terrible con madera astillándose. El viento arrastraba los gritos de la tripulación aliada. Habían sido alcanzados.

Esos fueron los últimos sonidos antes de que la tormenta lo silenciara todo. El cielo tronó, y el relámpago casi simultáneo permitió por primera vez ver al enemigo con claridad. El mascarón de proa era una cabeza de dragón, como era costumbre en los navíos de guerra de Luskan. Sobre la cubierta, además de una catapulta se veían dos balistas. El sonido de la lluvia, que de repente se había convertido en diluvio, ahogó todo lo que no fuera un grito. Las esperanzas de encender un fuego empezaban a desaparecer. Los vaivenes del barco cada vez más fuertes hacían que los marineros miraran con malos ojos todo ese aceite en cubierta.

En ese momento, una esfera de fuego aparece de la nada en lo alto de la vela. Durante unos instantes, la tela prende y la llama parece ir a extenderse, pero la lluvia apaga todo signo de fuego, incluida la esfera, antes de que haya mayores daños, dejando tras de sí un agujero de bordes ennegrecidos en la vela y ánimos más pesimistas.

Otra piedra de catapulta se hunde en algún lugar cercano. Ese ingenio de asedio ha sido hecho para atacar edificios, no pequeños barcos a toda velocidad. Las balistas son un peligro mucho más real.

La capitana ha dejado el timón con rumbo fijo en manos de Rulf. Se asoma desde la barandilla de lo alto del castillo de popa para gritar unas órdenes a los otros dos marineros y luego habla a los mercenarios.

ESO ES UN BARCO DRAGÓN DE 150 PIES REPLETO DE ARMAS DE ASEDIO, NO UN TRANSPORTE. Grita para hacerse oír.

NO PUEDE LLEVAR MÁS DE 16 TRIPULANTES Y CON SUS TRES VELAS AL MENOS NECESITARÁN NUEVE MARINEROS. SIN CONTAR INGENIEROS DE ASEDIO. SI ABORDAMOS JUNTO AL CALAMAR, LES SUPERAREMOS EN NÚMERO Y SOLO TENDRÉIS DELANTE UN PUÑADO DE ENEMIGOS QUE SEPAN USAR UNA ESPADA.

Los frecuentes relámpagos y la cercanía al enemigo (que está teniendo mucho más éxito en mantener fuegos vivos) iluminan la silueta de la capitana. El agua chorrea por su cara y ahora lleva una espada corta al cinto que nunca ha portado.

SI ALCANZAN NUESTRO BARCO COMO ALCANZARON EL CALAMAR, NECESITAREMOS ESA GALERA INTACTA PARA LLEGAR A TIERRA. AHORA, DEJAD DE INTENTAR QUEMAR MIS BARCOS ¡¡Y MATAD A ALGUIEN!!

Y, con eso, se da la vuelta para volver a encargarse del timón.

Drusilda sigue sentada a cubierto en proa. Está empapada como una gallina a remojo y el pelo se le pega al rostro. Grita a sus compañeros para hacerse oir entre la tormenta

BIEN, NO PARECE DIFICIL, CERREMOS LA DISTANCIA PARA DEJAR DE RECIBIR PEDRUSCOS. CUBRÁMONOS Y CENTREMOS NUESTROS ARCOS EN LOS QUE MANEJEN LAS BALISTAS. CUANDO ESTEMOS A ALCANCE, DORK Y YO TRATAREMOS DE AMARRAR NUESTRO BUQUE AL BARCO DRAGÓN Y ABORDARLO. BUSQUEMOS GARFIOS DE ESCALADA O ALGO SIMILAR ANTES DE QUE ESTÉN MAS CERCA. ¿QUE OS PARECE?

Mira a su alrededor buscando los garfios.
 

Uno de los marineros ya estaba reuniendo el material para el abordaje y deja, cerca de los mercenarios que los quieran, tres cuerdas con garfios. También está preparando una tabla para cruzar de cubierta a cubierta.

El barco se empieza a balancear de un lado a otro con fuerza y la cubierta se está llenando de "agua verde", como llaman los marineros al resultado de olas sobre el nivel del casco, y la lluvia tampoco está ayudando. Los marineros achican agua, pero moverse a bordo empieza a ser delicado y todos agradecen estar bien agarrados.

Dos flechas de balista incendiadas vuelan cerca. El mercenario semielfo usa su arco largo sin gran resultado y alguien a bordo del barco enemigo parece devolverle el favor: una flecha se clava en uno de los mástiles. Otra piedra de catapulta sobrevuela el Calamar y se hunde en el mar; un tiro demasiado largo y seguramente el último para ese arma de asedio.

El viejo mercenario permaneció callado observando el barco que se acercaba y las palabras de sus compañeros... y de la capitana - PARECE QUE INCENDIAR LAS VELAS NO ES UNA ALTERNATIVA - gritó por sobre la tormenta, para hacerse oir por todos los del barco - NI ROMPER EL TIMON -

- ASI QUE HABRA QUE ABORDAR - insistió antes de tomar una de sus flechas y apuntar aun marinero que acaba de dispararle al semielfo - Aunque si acabamos con alguno antes de intentarlo mejor - agregó al ver el efecto de su disparo