Partida Rol por web

-No lo sé. Sé que estamos lejos de cualquier sitio que conozca porque la posición de las estrellas me resultaba desconocida. Pero ya tendremos tiempo de hablar más tarde. Lo primero es ponerse a cubierto.

Prentis se puso a investigar sobre el terreno. El tipo de vegetación, huellas... o cualquier pista que le indicase por donde salir del pantano.

El terreno cenagoso parece rodearos prácticamente por todas partes. Zonas en las que el suelo se traga las botas por lo blando del légamo cortan el paso, mientras que en otros sitios las plantas trepadoras y la podrida vegetación hacen muy difícil el poder tomar una ruta.

Sí descubres una balsa de madera bastante podrida, atada con lianas y varada en una de las cenagosas orillas cerca de donde habéis aparecido.

Cuando logro volver a recuperar la claridad mental endureció el rostro mirando a todas partes, en lo primero que se fijo es en una balsa no muy lejos, enfundando su espada se dirige hacia ella a paso rápido aquí hay una balsa aprovechemosla

Una pértiga flexible descansa apoyada en uno de los laterales de la balsa, y al poner el pie en ella Tristan, alabea unos instantes por el peso en las cenagosas aguas hasta estabilizarse.

-¿Aguantará con todos?.

Prentis ayuda a Lareela a subirse y observa si resiste el peso. Sólo cuando ve que sí, se sube él mismo con cuidado, intentando mantener el equilibrio.

-¿Habéis utilizado alguna de éstas antes?.

Lareela sube a la barca con mucho cuidado, examinando las láminas de madera y las lianas en busca de algo que tenga aspecto de que se pueda romper y dejarles hundidos en mitad de la ciénaga. Lareela sabe nadar, pero una cosa es nadar en aguas tranquilas y otra nadar en este lodazal, que a saber qué esconde bajo su viscosa superficie...

La joven acepta la mano de Prentis y sube a la balsa con cuidado. La balsa apenas se mueve, al contrario que cuando montó el caballero de la armadura completa: parece que la chica tiene cierta gracia natural, o tal vez experiencia con vehículos flotantes.

Mientras la chica se sienta en el centro del suelo de la balsa con la cabeza baja, Prentis sube con cierta desconfianza y la balsa vuelve a bambolearse de forma poco tranqulizadora.

- Manteneos cerca del centro, y posiblemente sea mejor si os sentáis. Eso ayuda a que la balsa se balancee menos.

- ¿Habéis utilizado alguna de éstas antes? ---pregunta Prentis

- Alguna vez, aunque ninguna en un estado tan cochambroso, si debo ser completamente sincera con ustedes... pero quiero creer que aguantará. Las lianas y las maderas están maltrechas, pero enteras... y en definitiva útiles. No tenemos mástil... bueno, tampoco que es que haya mucho ---ni poco--- viento por aquí... así que supongo que no nos queda más remedio que salir a base de brazos. Una balsa de estas no requiere mucha fuerza, sólo un poco de maña. Puedo llevarla yo, que además soy la más ligera de los tres para estar de pie... Lo que no tengo claro es hacia dónde ir. No sé dónde estamos, y creo que ustedes tampoco. Usted ha dicho que ni siquiera reconoce las estrellas del cielo... No sé... Como decían en un cuento de mi niñez, si simplemente queremos llegar a alguna parte, bastará con caminar lo suficiente. 

Observa la balsa, flota, eso es algo, ha subido en alguna ocasión a alguna pero no puede considerarse que sepa conducirla , eran niños, la balsa giraba mas que avanzaba y su intención distaba de mantenerse en la misma sino usarla de base para saltar y nadar, al menos hasta que el dueño la reclamaba de no muy buenos modos no tengo ni idea de como hacer que esto avance dos metros en linea recta en cuanto a donde ir miro la niebla que se extendía por todas partes hasta donde yo sé podriamos estar en en el linde del pantano y caminando llegar a un lugar mejor y meterse en la balsa adentrarse en el pantano, no hay forma de saberlo

- Al pasar la barca me dijo el barqu...erhm... en fin, veamos donde nos lleva esto...

El ambiente sórdido parece que se mete en los pulmones de Lareela como retazos de niebla que no puede evitar respirar, quitándole las ganas de cantar.

Eppur si mouve... (la barca)

El día es oscuro y deprimente, pintado de gris por la niebla constante y las oscuras nubes. El sol no ha mostrado su cara desde que embarcaisteis, y el aire es frío y húmedo. El agua bajo la balsa tan solo mide medio metro de profundidad, con lo que el bote avanza con cierta dificultad con las brazadas de Lareela. A un lado, unos troncos negros flotan plácidamente a la deriva sobre el agua estancada. Al otro costado, las sombras se escabullen entre los árboles y la maleza, moviéndose al ritmo de la balsa.

Los ojos del pantano están sobre vosotros.

La balsa se mueve con dificultad: hay mucha suciedad en el agua, algas y hojas que se pegan a los bordes de madera como manos intentando retener a un hijo que se va. Lareela intenta sacar conversación para apartar estos pensamientos de su cabeza mientras mueve la barca en una dirección indeterminada, intentando seguir el camino de menor resistencia.

- Todavía no les he dado las gracias por salvarme la vida. Muchas gracias ---los hombres asienten con la cabeza en silencio---, si no fuera por ustedes, no estaría aquí. Ya me han dicho que aquel hombre que hemos dejado atrás quería matarme, pero no me han dicho cómo lo descubrieron. Cómo fue posible? Son ustedes cazarrecompensas o algo así?

Lareela no se fía del todo de estos hombres a los que no conoce de nada, pero por el momento tiene claro que su mejor baza pasa por no separarse de ellos. Al fin y al cabo, la han ayudado y si quisieran hacerle daño habrían tenido tiempo de hacerlo cuando estaba indefensa y desorientada.

Sin embargo, hay algo que no encaja del todo. Le han dicho, como de pasada, que le han salvado la vida; que aquel hombre que dejaron atrás (el cual yace muerto sobre un charco de su propia sangre junto al saco ---ya abandonado--- que la mantuvo cautiva tanto tiempo) la quería matar. Sin embargo, Lareela no recuerda haber visto a ese hombre ni recuerda cómo llego al saco. Lo que sí recuerda es que el caballero la sacó del saco, y que para entonces el hombre ya estaba muerto.

Serán estos unos cazarrecompensas que acabaron con mi secuestrador... el muerto? Serán ex-compañeros del muerto y lo mataron por un ajuste de cuentas? No creo, porque entonces no me habrían sacado del saco, no?

Y la pregunta más importante? Cómo es que ellos tampoco saben dónde estamos? También los han sacado de un saco?

-Ante todo, permitid que me presente. Mi nombre es Prentis y soy un mago rojo de Tchay. Él es Aegon, mi guardaespaldas. y en realidad Throeld era mi cliente, más nada sé de lo que se traía entre manos. Tan solo debía hacerle entrega de esa extraña joya-Prentis no puede ocultar cierto sentimiento de culpa en sus palabras-.Así que supongo que sí, en cierto modo, si estás aquí es gracias a mí.El destino ha decidido que seamos extraños compañeros de viaje ¿Qué hay de ti, cruzado?¿Desde cuándo llevas siguiendo a Throeld?.

Una semana, descubrí casi por casualidad su relación con ciertas practicas ritualistas y mas tarde rumores de que había secuestrado a alguien sin embargo no podía actuar hasta saber donde estaba la victima miro a la chica lo único que lamento es no haber dado antes contigo chica, ahora no estaríamos en este lió en cuanto a nuestros compañeros de barca mucho me temo que de no haber aparecido yo ahora tu sangre estaría siendo usada por Thoerm con solo los dioses saben que fin ya que no parecían muy dispuestos a mover un solo dedo a tu favor miro al mago  tampoco es que me fié ahora de ellos, nos ayudaran mientras les convenga para regresar a la ciudad de eso no me cabe duda pero si para hacerlo deben apartarnos del medio tampoco dudo que no tendrán ningún reparo en hacerlo por eso te aconsejo no encariñarte mucho con ellos ni confiar demasiado entonces me fijo en el otro guerrero que ha estado callado todo el tiempo, mas impetuoso que su ¿amo? ¿dueño? le había llamado guardaespaldas ¿estaría hechizado? o solo era un mercenario ¿cual es tu historia? dije al fin