Partida Rol por web

Cuando Wash vió entrar a los hombres del camino lanzó los barriletes restantes hacia  atrás, sin mirar – Tienes razón monada, he comido sopa de pescado con más alcohol que este grog.-

Siguió interrogando a la morena que parecía ser la más dispuesta de las dos – Así que un nuevo bar de piratas ¿eh?- poco a poco se deslizaba hacia la muchacha, sonriendo con malicia - Quizá debería ir a allí a buscar a mi nueva tripulación, ahora que los paisanos del Scumm Bar han perdido su empuje…- y se dispuso a lanzarse al generoso escote.

Greg entró en el bar gesticulando vivamente y con el grito de "Aquí está Groooogmaaaaan!!!", intentando llamar la atención de los presentes. Acto seguido se lleva la mano a la nariz y se lamenta con amargura...

- ¿Pero que olor es este? ¿Cómo en un santuario del grog... no huele a grog? - mientras mira inquisitivamente a los presentes.

La mujer morena miró al mono fijamente cuando este se acercaba peligrosamente a su escote. De pronto, sin previo aviso, la mujer cogió al mono por los costados y lo alzó en el aire.

- ¡Pero que monito más simpático! Se cree un pirata y todo... -exclama en voz alta llamando la atención de todos los presentes

Entonces lo estrujó contra su pecho para regocijo del simio y a continuación lo sentó en un taburete que tenía a su lado. Wash se balanceaba embriagado por los abruptos territorios que acababa de visitar.

- Me temo, querido mono parlante, que los piratas son iguales a lo largo y ancho del Caribe ¡Ya no existen piratas como los de antes! -exclama justo antes de soltar un suspiro con el que su pecho se hincha peligrosamente bajo sus ropajes.

Yimbo entró en el Scumm y sintió una terrible decepción. Aquel no parecía el lugar donde Guybush Threepwood comenzó su andadura, completando las pruebas de los tres capitanes piratas. O, por lo menos, no se parecía a lo que él había imaginado y no creía que fuese el lugar apropiado para comenzar la suya propia.

Algo había oído de que en los últimos tiempos las cosas ya no eran como antes, pero aquel olor era demasiado.

- Mire señó Gregburg, allí e'tá el dichoso mono -le señaló- Vamo' a interrogarlo, con mucho tacto.

Y se fue directo a donde las chicas levantaban y estrujaban al capitán mono pirata como si fuese un peluche.

- Perdón, señorita', ¿nos podrían prestá un momento al mono, que nosotro' queríamo' hablá con él?

- Dicen que el cocinero tiene un barril de "grog del bueno" en la cocina, pero que no quiere gastarlo y no deja a nadie entrar allí -dice la mujer morena mirando hacia su jarra vacía.

De pronto, un chico moreno se acerca a la mesa, y la morena suelta bruscamente a Wash girándose hacia el recién llegado.

- Hola, hombretón ¿Seguro que estás buscando a un mono apestoso? -le dice con mirada golosa e insinuante.

- ¿Grog del bueno? - esas palabras interesaron a Greg más que cualquier otro tono insinuante, mono o lo que fuera. - Tengo que hablar con ese cocinero...

El detector interno de grog le indicaba que la cocina estaría detrás de la cortina, custodiada por el perrito, seguramente más fiero de lo que parecía. Greg empezó a buscar con la mirada por la estancia alguna cosa con la que despistarle, desde un hueso hasta un mono...

Greg echó una ojeada al bar en busca de algo con lo que poder despistar al camarero perro.

El local se dividía en dos zonas separadas por una cortina roja custodiada por un pequeño perro. En la zona de entrada solo había una puerta que daba acceso al local y tres ventanas. Se trataba de la parte principal del local donde se encontraban casi la totalidad de las mesas y los clientes sumando un total de ocho mesas (con aproximadamente tres sillas cada una) y se encontraban ocupadas a un 60 por ciento. Sobre algunas de las mesas vacías había jarras de grog y alguna que otra botella vacía. Sobre la puerta de entrada había expuesta una bandera negra con una calavera y dos huesos blancos cruzados, sin embargo, se apreciaba algo extraño en el dibujo, que en un primer vistazo, no lograron distinguir.

Al otro lado de la cortina de seda había una gran mesa en la que tres piratas charlaban sujetando sus respectivas jarras de grog. Tras ellos, colgadas en la pared había dos espadas cruzadas con una inscripción bajo ellas. En una esquina había una chimenea con un fuego mediado y en la pared que quedaba frente a la cortina, una puerta con una pequeña ventanilla circular que conducía a la cocina.

Intuyendo algo raro en la bandera, Greg la examinó con más detenimiento. Con suerte los huesos serían de verdad en vez de estar pintados...

Greg contempló la bandera pirata colgada sobre la puerta consciente de que había algo raro en ella. De pronto reparó en que los huesos cruzados tras la calavera no eran los típicos fémures, si no una clavícula y un esternón.

Cita:

Nerea, que había entrado la primera en el Scumm bar por la caballerosidad del morenito que se creía familiar de ella, se quedó de piedra. Nada más entrar, aquello le recordó más a una sombrerería de señoritas de la alta sociedad que a una taberna pirata.

Se quedó tan asombrada que mientras ella simplemente miraba a su alrededor, intentando convencerse de que los piratas no se habían extinguido por completo, el grumetillo se fué hacia una mesa en la que unas mujeres jugaban con un mono, y el modelo de Grog se dirigía hacia una bandera pirata un tanto curiosa que había en la entrada y se ponía a inspeccionarla con detalle. Escuchó algún retazo de la conversación del moreno sobre algo de llevarse al mono, pero no hizo caso.

Totalmente decepcionada con el lugar y la clientela, cogió una jarra vacía de una mesa y se dirigió a la cortina roja que dividía en dos el local, para buscar a alguien que le sirviera un buen trago de grog. Le llamaron la atención tres piratas sentados a una mesa detrás de la cortina, así que decidió conversar con ellos mientras sus nuevos ...amigos? rondaban por la taberna.

Dirigiéndose al que le pareció el pirata más decente, soltó:

- Hola, me llamo Nerea Jenkins, y soy capitana pirata! ¿Sois piratas de verdad?

Greg se escandalizó con la bandera.
- ¡Esta bandera está mal! Se ve a la legua que el periosito de la calavera no tiene suficientes fibrovasitos!

Acto seguido, repasó con la mirada a los presentes, buscando alguien que se removiese incomodo como con culpabilidad.

Greg realizó aquel comentario a viva voz para que todos los presentes fueran conscientes de lo que decía. Acto seguido analizó la reacción de los presentes obteniendo como respuesta una total indiferencia. La única reacción visible fue la de un bebé en los brazos de su madre, que tras oír las "palabrotas" pronunciadas por el hombre anuncio (periosito y fibrovasitos) comenzó a llorar sonoramente provocando la mirada reprobatorias de la madre que comenzó a mecerlo suavemente (al bebé, claro).

Por su parte, Nerea se dirigió hacia los piratas sentados en la zona exclusiva preguntándoles si eran piratas de verdad. Estos respondieron con carcajadas.

- Por supuesto -comentó el de en medio, que parecía el portavoz -Somos auténticos piratas. Es más, somos...

-¡¡¡LOS AUTÉNTICOS JEFES PIRATA!!! Ja ja ja 

-¡¡¡LOS AUTÉNTICOS JEFES PIRATA!!! Ja ja ja

Comentaron a coro antes de echarse a reír y chocar sus jarras de grog y dando un profundo trago. El pirata del medio tomó de nuevo la palabra.

- Por si te queda alguna duda... -los tres hombres metieron las manos en sus bolsillos y extrajeron sendos carnets piratas con un retrato de cada uno y un sello estampado rodeado de ribetes y florituras.

Nerea se hubiera echado a llorar si no fuera una capitana pirata con muchos pantalones y curtida por el mar y la piratería. ¿Qué había ocurrido para que hasta los legendarios jefes pirata de Melée Island, que iniciaron al también legendario Guybrush Threepwod en la piratería, tuvieran carnets de piratas con florituras??

Decidida a llegar hasta el origen de la cuestión, Nerea les preguntó:

- ¿Dónde habeis conseguido ese carnet? Yo quiero uno!

Los piratas se miraron entre sí.

- Por favor, Charles -dijo el pirata del centro mirando al de su izquierda que vestía una roída chaqueta verde- el manual.

El jefe pirata de verde cogió un libro verde que descansaba en un cajón bajo la mesa y se lo tendió al del centro. Éste, comenzó a leer el libro.

- "La Comisión de Piratas Jefe de Meleé Island compuesta por..." mmm... -el pirata pareció recorrer una lista murmurando a la vez que señalaba con el dedo -este no... tachado... tachado... este tampoco... ¡Ajá! "Gulías, Chales y Bitter, le advierte que para realizar el ingreso en esta comunidad pirata hay que ser muy hombre. Además..."

El pirata situado a su derecha, vestido con una desgastada camisa beige, tosió sonoramente. El que estaba leyendo alzó la vista y frunció el entrecejo al ver la mirada de póker de su interlocutora. Bajó la vista de nuevo al manual y se desdijo.

- "le advierte que para realizar el ingreso en esta comunidad pirata hay que ser muy... mujer" -Alzó de nuevo la vista para comprobar la expresión de Nerea. Continuó -"Además, será una dura prueba para su hombría... -se hizo un incómodo silencio -esto... para su mujería. Se deberán realizar tres duras pruebas, para las cuales hay que ser muy... hembra. Habrá que ser inteligentes cual zorro... este... zorra..." -ahora el silencio se hizo más denso de lo normal -¡LINCE! ¡Quise decir lince! Ejem... "Habrá que ser inteligentes cual lince y no fracasar cual poll...".

¡ZAS! El pirata lanzó hacia atrás el manual que aterrizó peligrosamente cerca de la hoguera.

- ¡A la porra! Que tienes que pasar...

- ¡¡¡LAS TRES PRUEBAS!!!

- ¡¡¡LAS TRES PRUEBAS!!!

- ¡¡¡LAS TRES PRUEBAS!!!

Corearon los tres piratas a la vez. De pronto el pirata de verde tosió ligeramente, y cuando todos dirigieron su mirada hacia él, habló.

- Me temo que no nos quedan formularios de ingreso... -dijo azorado

Nerea ya había visto suficiente. Aquella panda de mentecatos parecía más una comunidad de frikis jugadores de rol que una comisión pirata.

Tras el fiasco de reacción del comentario, Greg se repuso rápidamente. Con el escándalo que estaban armando los jefes piratas, llamaron su inestable atención. El libro que leía parecía "interesante", así que cuando el jefezuelo lo tiró, Greg se acercó disimuladamente a recogerlo, dispuesto a buscar las 'curiosas' pruebas que habían empezado a leer.

Wash se interpuso entre Yimbo y la morena – Alto ahí grumetillo, búscate tus propias mujerzuelas, que a estas las vi yo primero.- dijo señalando a las chicas de la mesa.

Se dejó caer en el abultado seno de la mujerzuela de generoso escote. – Si vienes a invitarnos a grog puedes sentarte, si no lárgate antes de que te pase por la quilla.- y continuó su charla con las mujerzuelas – Como iba diciendo, te equivocas muñeca, todavía existen piratas como los de antes. Estas ante uno de ellos.- Se palmeó el pecho un par de veces – tan sólo necesito una tripulación sanguinaria y un barco veloz para volver a asolar los siete mares con mi crueldad. Bwehehehehe hihihi-

Nerea había tenido suficiente por el momento, esto ya era demasiado. Necesitaba reponer fuerzas antes de seguir indagando, su encuentro con los jefes piratas le había dejado la moral por los suelos. Se sentó en una de las pocas mesas en las que no había nadie, y esperó a que el camarero, o quien fuera que se encargaba del servicio, le llenara la jarra de grog. Mientras se lo bebía, se dedicó a recordar tiempos más felices, cuando los piratas eran piratas, y el grog sabía a grog...

Yimbo estaba tratando de engullir toda la saliva que se le había acumulado en la garganta por el tono insinuante de la morena, e iba a ponerse a explicarle que sí, que bueno, que estaba buscando al mono, apestoso o no apestoso, no lo sabía, porque su compañero se había maniatado y, bla, bla, bla... cuando el mono se interpuso y lo mandó a freir churros.

El muchacho no se quiso dejar amilanar por la fiereza del capitán mono pirata, pero se amilanó, y como además Greg debería ser el más preocupado en recuperar su grog y no mostraba ningún interés por el simio, decidió retirarse con una disculpa.

- Sí, señó mono. Verá, sólo venía a preguntar si tú te había' encontrao por casualidad uno' barrilito de grog que el señó Bobbinson ha perdío, pero como yo veo que tú está ocupao, ya se lo preguntaré má' tarde.

Entonces escuchó el final de la conversación de Nerea con los capitanes piratas, tras la cortina y lo que escuchó le hizo abrir los ojos como platos. ¡Un carné de pirata de verdad! Lo que estaba soñando.

Así que se fue para allá, cuando la capitana se retiraba a una mesa agotada por la cháchara de los capitanes, para seguir preguntando, pero le llamaron la atención un par de espadas colgadas de la pared. Fue hasta allí y leyó la inscripción.

Yimbo abandonó la mesa donde Wash charlaba con las dos mujeres y se dirigió a la zona reservada. Al parecer el perro que permanecía junto a la cortina cumlía una función intimidatoria pero a la hora de impedir el paso su comportamiento era totalmente pasivo.

En la zona reservada, Yimbo vio dos espadas cruzadas en la pared con una inscripción bajo ellas. Se acercó con curiosidad para leer la inscripción y lo hizo en voz alta.

- "Espadas siamesas defectuosas. Para combates MUY igualados"

Efectivamente, al fijarse desde aquella distancia comprobó que las espadas estaban selladas una a la otra aparentemente en el mismo momento de su forja.