Partida Rol por web

La ruina del Hombre

Como de un sueño, despierta...(Nyormel, 4 de Numa del 471 d.T.)

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17/02/2010, 22:55
Jayrah Ydhûn

Tras separarse del calor del abrazo de su madre, de ese abrazo soñado tantas noches, reproducido en su imaginación infantil, y despertando a la realidad de la ausencia cada mañana de su niñez y su juventud, aún pues con el corazón latiendo desbocado, Jayrah no tuvo más remedio que regresar de su emoción y forzarse a la lucidez.

El joven de ojos verdes las miraba, mirada de puñal frío, incisivo y descarnado. Mirada de cazador agazapado, de depredador presto, de verdugo dispuesto. Un escalofrío recorrió la espalda de la mujer, algo que podía haber sido miedo, pero que era otra cosa más primaria y más visceral. Había detectado su odio, lo olía, y ella a su vez odiaba al que odiaba sin más.

Pero en ese momento, él hizo algo inesperado, insólito. Y ella, tras lanzar a su vez una nueva mirada a su madre, un interrogante en ella, se acercó con lentitud al hombre y al muro. Y siguió sus movimientos con atención.

Notas de juego

Ya he vuelto, sorry por el parón. Veré de ser ágil, en serio.

:)

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18/02/2010, 22:29
Director

Al acercarse a él, Jayrah observó que en realidad ayudaba a mirar sin mucho ánimo. Es más, daba la impresión de que mientras los demás buscaban verdaderamente algo que justificara los ruidos que ya se habían apagado, al otro lado de esa pared, él miraba sin fijarse.

En ningún caso parecía haber éxito para nadie. Ninguno hizo señal de encontrar una señal que diera sentido a aquel alarido.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Tirada: 1d10(+8)
Motivo: Tirada conjunta de descubrir
Dificultad: 15+
Resultado: 5(+8)=13 (Fracaso)

Notas de juego

Si quieres ayudar, avisa y hago "otra" tirada conjunta. De todos modos, te advierto que es difícil, aunque no imposible y sólo tendrás una oportunidad. Pero deberás prestar atención total a esa búsqueda, con la correspondiente falta de atención a "otros asuntos".

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19/02/2010, 12:48
Jayrah Ydhûn

Si el joven estaba buscando, no se lo pareció. Más bien parecía disimular alguna otra acción, como si estuviera pendiente de algo más, o esperara que ocurriera algo... o, precisamente, que todos se despistaran con los alaridos.

Así que Jayrah no se despistó. Y esperaba que tampoco su madre. No, estaba segura de eso. Era una mujer muy inteligente, sus ojos hablaban por ella en cuanto a ese aspecto. Y, desde luego, la experiencia que acumulaba en sus elegantes espaldas multiplicaba por mucho la de la propia Jayrah. No iba a distraerse... y ella tampoco.

Pendiente de los movimientos del de Solaayn, de la dirección que tomaban sus pupilas, de las más mínimas indicaciones que pudieran darle una referencia de lo que realmente ocultaba el joven, Jayrah se mantuvo inmóvil, a la espera. Algo iba a suceder, y no se haría esperar demasiado, si no andaba errada...

Notas de juego

No, no me fío de ese hombre. Prefiero controlarle a él y a quien pueda alertar.

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01/03/2010, 20:18
Director

Jayrah miró hacia el noble, que seguía empeñado en hacer su papel. Llegó incluso a dudar si no era ella que sospechaba sin motivo, porque después de un comienzo dubitativo, empezó a dar verdaderas señales de estar buscando algo.

En ese momento hubo una señal por parte del viejo Señor, el que había estado a punto de tener que asistir a la reunión sentado. Había encontrado un agujero en la pared, justo debajo de una pequeña estantería de madera a la altura de las rodillas de un hombre. Todos retiraron el relieve de madera y lo vieron. El Donner se abrió paso para mirar, pero no pareció distinguir nada. Hizo un gesto de desagrado y se alejó para hablar a los demás.

- Hay un olor apestoso si se acerca la nariz. ¡Maldita sea! No es un agujero hecho por accidente, eso está claro. Hay restos de resina en los bordes. Alguien lo ha mantenido tapado. ¡Jorgall, rápido! Ve tú con tus hombres y busca el otro lado de la pared sin falta. Amryyrr, moviliza al interior del palacio, con discreción pero con contundencia. Y cerrad las puertas si hace falta. Que la guardia no deje salir a nadie de la ciudad alta. ¡A nadie!

El Donner estaba fuera de sí. Mostraba una fiereza en la mirada más propia de un depredador hambriento que de una persona. Jayrah, que aún atendía a los sospechosos movimientos del noble Lonnegahr, creyó intuir miedo en sus ojos cuando el Donner voceó las órdenes.

Los aludidos asintieron y se pusieron inmediatamente en marcha. Luego el Donner se dirigió hacia el exterior.

- ¡Un martillo! - se le oyó gritar -. ¡Hombres fuertes aquí, con martillos y alabardas!

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Tirada: 1d10(+2)
Motivo: Descubrir Jayrah
Dificultad: 11+
Resultado: 2(+2)=4 (Fracaso)

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02/03/2010, 17:19
Jayrah Ydhûn

Pero ella no se alejó del de Solaayn, de quien seguía con minuciosa atención todas las evoluciones. ¿Porqué en un primer momento se desentendió el joven, y ahora, sin embargo, parecía buscar con genuino interés? Algo de lo que había visto, o sucedido, lo había sorprendido, sospechó Jayrah. Algo inesperado, que lo llevó a buscar esta vez en serio. Y no confiaba en ese hombre, por lo que lo que a él pudiera interesarle, probablemente representaría un peligro para el resto, para ella.

Lanzó una mirada a su madre, intentando ver qué hacía ella, en quién se fijaba o qué actitud tomaba. Pero sin quitar de encima del joven toda la atención que había puesto.

Notas de juego

No actúo de ningún modo, sigo a la expectativa, intentando controlar.

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13/03/2010, 11:04
Director

Los soldados los dejaron solos. El Donner volvió a lo suyo y apartó suavemente al viejo para mirar él mismo a través del agujero. La mujer que había abrazado a Jayrah hacía evidentes esfuerzos por contener la pulsión de ir hacia ella. Le lanzaba miradas de reojo y sonrisas breves, pero tan cálidas como el Sol de verano que los bañaba a través de las ventanas.

El otro individuo ya había dejado de buscar, como los demás. Estaba serio, muy serio. Se fijó en aquellos que aún rebuscaban en la pared. Entonces se decidió a hablar.

- Señor. Este hecho es lamentable, pero yo debo partir tras la reunión. ¿No sería posible darnos dispensa a mi mujer y a mí para marchar a nuestra tierra y preparar allí un concilio seguro para continuar tratando este tema?

El Donner no pareció escuchar al principio, pero luego se levantó y estuvo a punto de golpear al hombre.

- ¡Una mierda! - bramó -. Ni tú ni nadie de los presentes se marcha de aquí hasta que yo lo diga. Basta ya de asediar mi palacio con intrigas, sean de donde sean. Hoy llego al fondo de todo esto aunque sea a martillazos.

En ese momento, precisamente, un soldado entró con la herramienta que el Donner demandaba, un enorme martillo de mango largo y cabeza rectangular. El Donner lo agarró y aprovechó su furia para descargarlo sobre la pared apenas se habían apartado los demás. El resto se colocó detrás de él, aunque el otro joven, el que acompañaba al viejo y había sido designado como noble de Nyrr, se acercó al soldado gritándole de mala manera cómo había traído únicamente un martillo cuando él tenía manos fuertes que aportar. El soldado asintió y volvió a irse. La mujer fue entonces hacia Jayrah y la tomó de las manos.

- Hija mía, ¿eres tú mi niña? ¡Qué momento tan impropio para conocernos! Aún no está todo en calma. Debemos cuidarnos. Estos hombres quieren tierras y les importamos poco cuando no tengamos nada que ofrecerles. He dicho a Noro que te quiero conmigo y con tu padre cuando esto acabe. No acabó con la muerte de Veeryn, ese bastardo usurpador, pero estamos cerca.

A su lado, el llamado Lonnegahr miraba sin confianza al Donner y a su martillo que ascendía y descendía una y otra vez, arrancando trozos de la pared.

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18/03/2010, 11:37
Jayrah Ydhûn

-No sabéis cuánto representa para mí este momento. Os he creído muerta, todos estos años. Siempre he vivido, desde que me encuentro con los primeros recuerdos en la mente al rebuscar en mi memoria, con la cruda, la dolorosa certeza de vuestra ausencia. ¡Os he rezado!

Una sombra de enorme tristeza cruzó como un velo sobre la mirada transparente de Jayrah.

-¿Por qué...? Entiendo que tendríais vuestras razones, imagino que por fuerza, para vuestra seguridad, incluso para la mía. Pero... -No pudo evitar que el encuentro se viera empañado por un reproche. Tanta era su emoción, tanto su deseo de que no estuviera ante un espejismo que, sin proponérselo, los años de huérfana pasaron factura. -Explicadme, madre, decidme qué oscuros intereses os han mantenido apartada de vuestra hija, qué clase de diablo era ese de Veeryn, y a quién debemos temer ahora, y por qué...

Ambas se habían acercado y tomado de las manos. Las de la muchacha temblaban. Aunque su apostura era de una nobleza orgullosa, la mujer que se ocultaba tras esa fachada de dignidad era vulnerable, y estaba asustada. No lo había estado en peores ocasiones, era valiente y luchadora. Pero ahora, podía volver a perder lo que acababa de reencontrar... y ese sí era un temor que le pesaba.

-¿Qué ocurre a nuestro alrededor, madre...? ¿Qué estáis haciendo hoy aquí, tras tantos años, qué habéis venido a reclamar...? Y... -se giró hacia el Donner, que ampliaba el boquete en el muro, a martillazos vigorosos, bajo la mirada atenta de otros, otros con intenciones escondidas. -¿...sabéis quién yace ahí, qué maligno designio estamos descubriendo en esta extraña hora...?

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30/03/2010, 21:33
Director

Las mujeres se acercaron entre el sonido de la destrucción. Otro hombre llegó armado con un nuevo martillo que recogió el de blanco y negro. En cuanto lo tuvo en sus manos se dedicó a destrozar lo que quedaba de pared hacia un lado. Empezaba a verse algo a través del muro y olía a humedad.

- Veeryn no se detenía ante nada. Era como una enorme y hambrienta furia que sólo devoraba y devoraba. No tuve más remedio, tienes que creerme. Pero aunque él haya muerto, no creo que su legado haya caído con él. Aún me preocupan las cosas que han ocurrido aquí. El río de basura aún arrastra con fuerza. No mires, pero ese Lonnegahr es casi peor que él, por lo que sé. Viene y va a su antojo, nadie sabe dónde ni por qué. Pero lo peor es que no para en ninguna posada de la zona, ni pide cobijo en ningún lugar conocido. Es un fantasma que sólo se materializa en este palacio.

La mujer se detuvo y, entre los crujidos de la pared, pareció que contenía una lágrima.

- Aún así, he estado muy pendiente de ti. He sabido cosas por tu padre. ¡Bendito hombre! No sabes cuánto os he echado de menos, pero sobre todo a ti, mi niña. Mi niña grande. Gracias a Noro he sabido muchas cosas...y alguna vez incluso te he llegado a ver por el pueblo. Más de una excursión que hacías al exterior era en realidad una forma de hacer que te pudiera ver desde la distancia.

Un último golpe abrió un hueco por el que se podía metar la cabeza. El Donner olvidó su posición de regente y volvió el guerrero que habitaba en su interior. Ayudado por el noble de Nyrr, arrancó una última piedra y se encaramó. Sacó poco después la cabeza con los ojos abiertos como platos.

- ¡Por mi puta calavera! Hay un pasillo ahí. ¡Abrámoslo! Hay ratas en el palacio.

Llenó la voz de ira infinita. Apretó un puño y volvió a la tarea hasta que abrieron una entrada en el pasillo. Sin pensárselo un instante, entró, seguido por el de Nyrr.

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02/04/2010, 13:58
Jayrah Ydhûn
Sólo para el director

La muchacha no respondió a su madre con palabras, sus ojos, su mirada, lo hicieron con mayor contenido. La abrazó de nuevo, sin disimulos ahora. Todos se encontraban demasiado ocupados con el muro.

Hasta que ella misma llevó su atención a eso también. Porque, a juzgar por las exclamaciones y el resultado de los esforzados mazazos, habín localizado un pasadizo secreto.

-¡Pues quizá aquí se halla la respuesta de las fantasmales idas y venidas de algunos!, ¿no creéis, mi dulce Señora...?

Jayrah se acercó al boquete, sin soltar la mano de su madre, sin perder de vista al joven altanero y, a fuer de las palabras de su madre, peligroso.

-¿A dónde conducirá este pasadizo...?

El Donner y el de Nyrr se habían introducido en él, tras abrir suficiente espacio. Ella estaba tentada de seguirles, pero ese hombre... Introdujo su mano entre los pliegues de su falda. Allí estaba, su daga. Esperaba no tener que usarla, paro no dudaría en hacerlo si era necesario.

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08/04/2010, 21:20
Lonnegahr de Solaayn

El hombre hizo un amago de risa bastante peculiar, como un viejo que no quisiera seguir tosiendo.

- Mis señoras, dejad que valientes hombres dediquen su esfuerzo a encontrar la verdad. Nosotros nos quedaremos aquí, que es nuestro lugar. A la espera de que nos necesiten.

 

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08/04/2010, 21:23
Director

Un grito deformado por el pasillo rompió las palabras.

- ¡Aquí la guardia!¡Aquí!

Parecía la voz del Donner, pero no era clara en la distancia y entre el eco. Detrás de las mujeres ya había hombres dispuestos que empezaron a entrar con cuidado. Hubo sonidos en el fondo, parecía ser un lugar encharcado y bastante más largo de lo que nadie hubiera creído. Finalmente, algunos hombres vinieron y no solos. Llevaban un cuerpo con ellos. El cuerpo de un hombre vestido con buenos ropajes, pero un cierto toque de contención en el estilo que hacía pensar que no se trataba de un noble.

- ¡Eddyck! - exclamó Jorgall de repente -. Joder, han matado a Eddyck.

El nombrado era delgado y de cierta edad, pero bien cuidado. Su rostro y sus manos mostraban una vida cómoda, aunque no llevaba joyas. Tenía una perilla bien recortada sobre un rostro macilento, sano, sí, pero muy delgado. Su mirada abierta parecía sorprendida y aterrada. De su cuello brotaba sangre por una fea herida y, también sus ropajes, que eran por cierto rojos, mostraban señal de haber sido apuñalados a la altura de uno de sus muslos o de la cadera.

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09/04/2010, 18:30
Jayrah Ydhûn

¿¿Qué?? ¿¡Otra muerte!?

Aquello era un lento goteo de cadáveres, lento pero implacable. Sin embargo Jayrah no había oído nunca ese nombre...

-¿Quién era ese Eddyck, Mi Señora...? ¿Vos lo sabéis...? -Sus ojos iban del cuerpo a su recuperada madre, y de ella finalmente a Jorgall.

-Por favor, Principal, ¿quién es este hombre...?

Su voz se mantenía firme, aunque la visión del cadáver era muy penosa, a estas alturas la muchacha ya había visto cosas mucho peores. Y ese hombre había sido apuñalado, no parecía que hubiera en él nada que recordara las terribles circunstancias que la extraña enfermedad que estaba investigando hacía presentar en sus despojos...

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19/04/2010, 23:11
Director

El hombre miró a Jayrah con ojos distraídos.

- El primer mayordomo, señora. Un hombre considerado...digno de ser Principal como yo mismo, el tercero de nosotros, que hemos investigado las cosas que han sucedido en el Palacio - añadió mirando alrededor -. Algunos se alegrarán de esto. No era un hombre querido.

Una mirada fugaz de la mujer a quien Jayrah acababa de conocer y la sensación de que ella era una de esas personas, discreta en su gesto, pero Jayrah lo reconoció como reconocería un gesto propio. Al lado, la mirada desencajada de Lonnegahr. El verde de sus ojos brillaba con una emoción tan pura que no podía distinguirse entre la incredulidad y la furia mal contenida.

Notas de juego

Eddyck era conocido en todo el palacio. Era el primer mayordomo, como dijo el Principal y se encargaba de organizar a la servidumbre y de ordenar las audiencias de los hombres menores con los nobles, especialmente con el Donner. Era un tipo hosco que habitualmente se encerraba en sus habitaciones y se dedicaba a leer, o eso decían. Nadie había entrado en sus estancias, pero no faltaba quien decía que dormía en camas mayores que las de muchos nobles invitados. También se contaba de él que tenía tratos con magos y que en alguna ocasión se le había visto intentando realizar algún hechizo ce magia oscura.

Pero todo eso en realidad es más propio de la mala leyenda de este hombre.

En el caso de Jayrah, lo había visto hablar con Noro en alguna ocasión, pero nunca se dirigió a ella y, cuando la miraba, lo hacía con evidente desprecio.

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21/05/2010, 11:32
Jayrah Ydhûn

-Cierto... Cierto.

La confusión generada había ensombrecido la mente de la muchacha, pero poco a poco volvía a funcionar con claridad. Sí, sabía quién era ese hombre, aunque no lo conociera demasiado. Pero no por todos era apreciado, de eso estaba segura... y se sorprendió sólo a medias al ver ese sentimiento en los ojos de la mujer de la que llevaba su misma sangre corriendo por sus venas.

Además de eso, de lo que sí que se dio cuenta con absoluta certeza, y casi como una revelación, fue de la reacción del joven noble. Estaba sorprendido, y airado. El cuerpo que estaba expuesto ante sus ojos era el de un aliado. ¿Aliado en qué? Por lo que acababa de ver, por lo que sabía, y por lo que intuía, allí estaba una de las piedras de toque de Lonnegahr, destruída.

Sintió que acababan de abrirse abismos entre los presentes. Entre el noble y el muerto, por un lado, el de los ojos verdes acababa de quedarse más solo. Entre ellas, las mujeres, y el noble. Habían constatado una traición, aunque ella, ahora mismo, aún no pudiera atar todos los cabos.

Y enfrente, también jugando sus peones, el Donner...

-¿A dónde lleva ese tunel oscuro? ¿Habéis llegado hasta el final...?

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07/06/2010, 23:13
Jorgall

Jorgall enjugó el sudor de su frente.

- Parece una antigua cámara de paso. No puedo decir que me extrañe. Este lugar está construido sobre otro y cada año encontramos un nuevo recoveco, un nuevo pasillo. Nunca me ha gustado eso, pero Amryrr dice que no tiene tiempo para andar buscando cuevas. ¡Ja! Ahora cambiará de opinión.

Es largo, aunque parece bastante recto. Tiene alguna bifurcación, eso sí. No me gusta. Preferiría no avanzar de momento. Ahora es más importante la seguridad.

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07/06/2010, 23:15
Director

Los nobles Gareth Ermylliôn y Mydôyrn de Nyrr aparecieron finalmente con las botas manchadas y malolientes. Soltaban un líquido casi espeso que no podía ser otra cosa que agua estancada.

Como si hubieran oído hablar al Principal, ambos se dirigieron a los suyos y el Donner ordenó doblar las guardias, tanto interiores como exteriores. También ordenó que un grupo de zapadores entraran e hicieran un mapa de los túneles al momento. Allí quedaría un pelotón pequeño de guardias para proteger la sala.

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07/06/2010, 23:20
Donner Gareth Ermylliôn

El Donner se dirigió entonces a las mujeres no sin antes echar una mirada nada amable a Lonnegahr.

- Mis Señoras, os ruego que por este día seáis mis invitadas, a menos que prefiráis un lugar que habréis de decirme para saber si lo juzgo seguro. Creo que este suceso ha sido un martillazo que ha servido para abrirme definitivamente los ojos. Debía estar loco para seguir ignorando esta suerte de acontecimientos y no lo haré por más tiempo. Decidme, ¿aceptáis mi hospitalidad? También, vos, Lonnegahr. En vuestro caso, de hecho, lo exijo.

El aludido palideció al oír las palabras, pero no de miedo, como cabría esperar, sino de rabia, una rabia oscura y antigua que no parecía posible en un joven, ni siquiera como él.

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09/06/2010, 12:23
Jayrah Ydhûn

Por un segundo dudó, y dirigió su mirada a la mujer que según parecía pasaría a formar parte esencial en su vida. En la que, en eso sí que ya no dudaba, sería su nueva vida.

Pero tras ese segundo de vacilación Jayrah recuperó su firmeza, su seguridad. Algo durante todas estas horas se había templado en su interior, como el más puro acero puede hacerlo. Se había endurecido, y le había dado estabilidad y madurez.

-Desde luego, Mi Señor. Será un honor aceptarla. Sólo pido que mi... tutor, Noro Darryyn, sea informado de eso, para que no sufra con la incerteza por mi ausencia. -Se giró hacia su madre.- Y será un placer disponer de un tiempo para cambiar impresiones con Vos, Señora, si os quedáis también.

Esperaba que lo hiciera, porque si ella partía a otro lugar, ambas perderían la oportunidad de compartir sus años de separación, y, asimismo, la posibilidad de entender mejor qué sucedía, y qué podían esperar a partir de ahora.

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29/06/2010, 20:54
Director

La mujer asintió, entre emocionada y aún algo desconfiada de lo que sucedía alrededor. Todos fueron escoltados a una orden del Donner, quien permaneció allí todavía, muy atento al agujero que habían abierto en la pared.

Les hicieron bajar las escaleras y les condujeron por una parte desconocida del jardín hacia unas amplias escaleras de piedra que les llevó hasta el piso superior. Lonnegahr caminaba con parsimonia, con un cansada aceptación, en silencio. La mujer, la madre de Jayrah, quería hablar, desde luego, pero no se atrevía con tantas orejas a la escucha.

Eligieron una habitación en el pasillo. Era una celda pequeña, por lo que parecía, con un buen jergón, eso sí, y una ventana luminosa. Allí dejaron a Lonnegahr. A ellas las llevaron a la habitación que había al lado, más grande. En realidad parecía que esa era el dormitorio de un buen noble y el otro el de su servidumbre. La cama que había era única, pero grande y más cómoda. No la habían limpiado, eso sí, y olía a desuso. Tenía un arcón a los pies y un par de taburetes, por lo demás. No había otra cosa. El guardia se cuadró y preguntó si las señoras querían algo.

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29/06/2010, 21:40
Jayrah Ydhûn

-Sólo dos cosas. Una, traed agua y lo necesario para que una mujer pueda atender a su higiene. Hablad con alguna doncella, ella podrá ayudaros. Otra, dad recado de que avisen de mi estancia aquí a la Casa de Noro Darryyn. No quiero que mi tutor esté sufriendo por mi ausencia, y más si le llegan rumores de lo sucedido.

Se dirigió entonces a la dama que sabía ahora que era su madre, y la miró con ternura. La tomó por ambas manos, y sonrió.

-¿Algo más... madre? ¿Quizá algo que comer...? No se me ocurre qué podéis necesitar... estoy... confundida.

Dijo confundida, pero en su rostro se leía la verdad: estaba emocionada. Sí que era cierto que lo que estaba sucediendo a su alrededor era terrible, y que se le escapaba aún el hilo del que tirar para deshacer la madeja, y empezar a ver algo claro. Pero no le importaba en este momento. Para ella, ahora mismo, su mundo estaba encerrado en esa sobria habitación...