Partida Rol por web

La ruina del Hombre

Días de música y sombra (Fajssel, 3 de Numa del 471 d.T.)

Cargando editor
21/07/2008, 17:47
Director

La tonada alcanza su cénit en un ordenado discurso de intrumentos. Para los oídos más delicados, nuevas melodías se incorporan a las antiguas. Para los oídos toscos, nada ha cambiado.

Cargando editor
21/07/2008, 17:47
Director

El jergón, aunque no era incómodo, resultaba escaso para contener al escudero junto con los pesares del día anterior. Mucho había ocurrido, y quizá el nerviosismo o la premura hicieron que se despertara varias veces durante la noche, y que tuviera sueños inquietantes.

En su mente se formó una niebla con silueta de demonio, como les contaban los frÿlles en su niñez, que eran vientos desconocidos que adoptaban formas en la lejanía, para atraer a los descuidados y perderlos.

Su demonio parecía sonreír, con una risa entrecortada como una brisa gélida en la mañana, y le mostraba un lugar conocido, en el palacio, donde dormía su señor. La silueta le guiñaba un ojo invisible y le dedicaba una sonrisa cómplice que no podía tener...y abría la puerta de la habitación para entrar donde el caballero reposaba.

Así despertó Trevor finalmente, cuando ya era mañana, en el edificio de la escudería, en la planta más alta del gran edificio de barracones, donde tenía su celda.

Notas de juego

Mil perdones por lo que he tardado. Ayer me quedé hasta tarde poniendo todos los post, me distraje y al final no me dí cuenta de que faltaba el tuyo :( Espero que al menos los mapas sean de utilidad. Dentro de poco habrá más.

Cargando editor
21/07/2008, 19:20
Trevor

Las pesadillas fueron las seductoras amantes que le acompañaron durante toda la noche, velando su sueño y dejándole tan agotado como si de entes físicos se hubiese tratado, requiriendo su atención hasta dejarle exhausto.
Quizá por eso su despertar fue tan brusco, con el cuerpo completamente bañado en sudor y con el último sueño aún presente en los más profundo de sus retinas, resistiéndose a desaparecer pese a que la luz del día intentaba desalojarle del lugar donde había decidido permanecer.

¡Sir Alesian estaba en peligro! No podía pensar en otra cosa, y por más que se repetía que sólo había sido un sueño, algo en su interior le decía que no todo es lo que parece, y eso lo había aprendido de la forma más brusca el día anterior, con todas aquellas horrendas que había presenciado y que habían puesto a prueba su cordura.

Tenía que ir a la habitación de su señor, y si una vez allí descubría que todo había sido una pérfida trampa de su imaginación, aprovecharía para contarle los avatares del día que había dejado atras....pero era necesario que se diese prisa, pues necesitaba acallar aquellas alarmas que resonaban en su interior.

Rápidamente se vistió, y salío como una exalación dando un portazo para cerrar la puerta de su celda.
Si se cruzó con alguien luego posiblemente no lo recordaría, pues su atención estaba puesta únicamente en reducir la distancia que le separaba de Alesian.

Avanzó metro a metro, rápidamente, buscando el camino que ya había recorrido con anterioridad hacia su destino.
Quizá existiese algún atajo, pero no lo conocía y no se arriesgó a perderse en aquella maraña de pasillos.
Trevor corrió en busca de su señor.

Notas de juego

No te preocupes, tú a tu ritmo, que esto tampoco es una carrera.

Los mapas muy bien, aunque te habrán llevado una cantidad de trabajo increíble.
No reconozco todo, pero algunas cosas si.

Cargando editor
28/07/2008, 23:18
Director

La mañana salió a su encuentro cuando se precipitó al patio, y traspasó la luz temprana con furiosa prisa hasta cubrir la distancia con la puerta pequeña que permite la entrada de servicio con un simple movimiento afirmativo de cabeza de un guardia. Los ropajes de Trevor estaban algo incómodos. Descubrió que se había colocado mal el cinturón y lo arregló casi a la carrera, mientras subía a trompicones una escalera pensada para no correr. Los peldaños eran altos y estrechos, por eso había que tener cuidado. Alessian le dijo en una ocasión que estaban pensados para subir mucho trecho en poco tiempo, no para ser cómodos o seguros. Cuando uno era sirviente o soldado, importaba más su velocidad que su seguridad.

Abrió la puerta del piso donde se encontraba la habitación de su señor y recorrió la distancia que le separaba de él sin fijarse en las portentosas copas de los árboles de hoja de verano, ni en el pasillo de plata al atravesarlo.

Finalmente llegó a la puerta, que estaba cerrada desde dentro.

Cargando editor
29/07/2008, 12:46
Trevor

Los pasos del escudero le habían llevado prontamente a su destino, pero había perdido el aliento en el intento de presentarse cuanto antes frente a su señor, por lo que decidió tomarse un par de minutos frente a la puerta para poder volver a retomar un ritmo constante en la respiración….momento que aprovechó para terminar de recolocar sus ropas y mostrar una imagen algo más presentable, aunque no pudo hacer nada con su cabello, que seguía tan rebelde como lo había sido siempre.

Cuando consideró que ya había pasado el tiempo suficiente, se libró de una pequeña gota de sudor que resbalaba por su frente, e intentó abrir la puerta sin conseguirlo….parecía cerrada por dentro, lo cual quería decir que Sir Alesian aún permanecía en su interior.
Quizá incluso estuviese durmiendo, pero eso sería algo que a Trevor le sorprendería sobremanera, ya que desde que le conocía, su señor siempre se había levantado con el alba….”costumbres del campo de batalla”, lo llamaba él, aunque el escudero no sabía exactamente a lo que se refería, pero podía imaginárselo.

Lentamente alzó su mano derecha, y cerrándola, acercó los nudillos hasta que hicieron contacto con la madera, donde golpeó repetidamente al tiempo que su voz hacía retroceder al silencio que, hasta ese momento, había dominado el pasillo.

Mi señor – le llamó – soy Trevor. ¿Está ahí?

Vaya pregunta aquella….claro que debía estar, pues en caso contrario ¿cómo podía estar la puerta cerrada?
Sin embargo sintió como una cierta congoja presionaba desde el interior de su pecho, pues aún no había conseguido desembarazarse de los sentimientos que le provocaban los hechos acaecidos el día anterior, y temía que algo le hubiese podido ocurrir a Alesian desde la última vez que se habían visto.

Cargando editor
03/09/2008, 15:35
Dom Alessian

La puerta se abrió, y Alessian apareció, adormecido.

- Claro que estoy, joven escudero. No soy tan animado para meterme en líos como lo eres tú - dijo en apariencia serio, pero luego sonrió -. Me han informado de la ayuda que estás proporcionando en esta campaña. Muy loable, y siento que puedo descansar y dejar que aprendas estos días por ti mismo, aunque me harían sin duda un maestro vago y poco digno. Pero ven, siéntate y cuéntame lo sucedido. Yo mismo he tenido cosas de las que encargarme y luego te las comentaré, porque creo que todo está bastante relacionado.

Cargando editor
11/09/2008, 00:35
Trevor

Trevor aceptó la invitación y entró en la habitación de su señor, esperando que Sir Alessian le indicara el lugar donde podía sentarse, tras lo cual se acomodó, dejando que su corazón recuperase el ritmo normal tras la carrera que se había dado por aquellos pasillos que ya comenzaba a conocer.

Lentamente y con cuidado, procurando no dejarse ni un solo detalle, el escudero relató lo sucedido el día anterior, incluso repitiendo aquellas partes de las que ya tenía constancia el caballero.
Prefirió hacerlo así para seguir una continuidad y estar completamente seguro de que relataba las cosas con toda la veracidad que podía, e incluso transmitió algunas de las sensaciones que había sufrido en momentos determinados.

Finalmente, decidió contarle tambien el sueño que le había despertado, y por el que se había vestido prestamente para correr en su busca, con la incertidumbre de si la pesadilla era una premonición y su señor se encontraba en peligro.

Cuando terminó, espero la reacción de Alessian, al cual miraba fijamente y con la firme entereza de soportar las réplicas del hombre.

Cargando editor
15/09/2008, 19:35
Dom Alessian

El caballero sonrió, pero no fue una sonrisa falta de cierta aprensión. Si no le empezara a conocer, si no le admirara, Trevor temería que se tratase de un temblor nervioso, que enseguida remitió, si es que existió alguna vez. En todo caso, volvió la sonrisa cansada, y se sentó junto a su escudero.

- No es un sueño tonto, pero es sólo un sueño. No han venido a visitarme a esta habitación más demonios de los que yo ya trajera conmigo. Debo confesarte algo, ya que parece que eres para todos más importantes de lo que seguramente deberías, y estás empezando a investigar sus propios problemas, quizá sea la señal de que yo también debo desvelarte algo. No es que tenga por qué hacerlo, pero considero que no empeora las cosas, y quizá a ti te ayude a ver ciertas realidades.

El hombre se desperezó ligeramente y se tumbó en la cama, vestido con el lino de sus colores, y miró al techo como si leyera de allí.

- No vine casualmente a la ciudad, como quizá has imaginado. Soy un caballero errante, de manera que no tengo más señor que el que me contrate. Somos tan honorables como cualquiera, simplemente, aún no nos han bendecido con honores y tierras. Pero no puedo quejarme. Soy conocido y respetado... y el Donner mismo me pidió que hiciera algo por él. Fui al Norte, más allá de las fronteras, antes de conocerte, a través de las Energahl. Hay algunos pasos peligrosos, guardados por gente valiente, aunque escasa. Al final, tiene que dejar muchos senderos a la suerte, y hay viajeros demasiado animosos que se pierden en los misterios de las montañas nevadas. Yo atravesé ese paso solo, y castigué al caballo para llegar donde debía sin que la noche me alcanzara. Conocí entonces un lugar, un lugar por el que me había preguntado el Donner. Ciertamente estaba allí, olvidado, perdido. Era una antigua mina. Fui su mensajero y avisé a los señores de Nyrr, los terratenientes de ese lugar, de un propósito de reunión por parte del Donner. Nada más tenía que hacer excepto explorar un poco la zona. Y eso hice. He vuelto para informar al Donner, y he descubierto que los Nyrr ya están hablando con él. Les ha estado evitando educadamente hasta hablar conmigo.

El caballero se incorporó levemente.

- Se trata de un tratado. Se trata de tierras. Recuerda, Trevor, que entre caballeros siempre se trata de tierras, o si no es de otro tipo de poder material. A veces pienso que las voces no tocan la tierra porque temen que nos apropiemos de ellas si se ponen a nuestro alcance. Diría que el Donner va a reunirse mañana con los Nyrr, y hablará más claramente. Yo apuesto, aunque no es de caballeros, a que le interesa esa mina antigua. Explorando las tierras de los Nyrr, creo que no está cerrada porque está agotada, sino porque no pueden mantener segura una población de mineros en aquel lugar. Pero el Donner podría. Podría destinar tropas, ¿comprendes? A cambio, claro...quizá de una proporción de lo que extraigan...o de todo, y proporcionar a los viajeros paso franco por el paso. Eso abriría una ruta de comercio importante, realmente importante. Aunque es una jugada arriesgada, ¿sabes? El Donner no carece de enemigos que pueden esperar aventajarse de la situación...

Cargando editor
16/09/2008, 22:15
Trevor

Trevor, ahora que se encontraba más tranquilo al ver que Alessian estaba bien, escuchaba atentamente las palabras de su señor, aunque no entendía gran cosa de lo que le estaba contando el caballero.

Oh sí, las palabras las comprendía perfectamente, era el significado lo que se le resisitía, quizá porque a él nunca le había tocado en suerte tener que trazar planes a tan gran escala.

¿Tierras? ¿Rutas de comercio? Sí, sabía que todo eso era importante, pero lo veía demasiado alejado de él mismo como para poder plasmarlo en su mente.
Sin embargo sabía que debía ser algo muy importante para que el Dom perdiera su tiempo contándoselo, y que seguramente tenía algo que ver con todo lo que estaba ocurriendo, pero necesitaba una confirmación.

Entonces.... - se atrevió a preguntar - ¿puede que las muertes que han sucedido estén relacionadas con esa conversación pendiente del Donner?

Puede que se estara excediendo, y no conseguía ver la forma en que podían interferir esas muertes con el acuerdo acerca de la mina. Uhmmm, la mina.

¿Por qué es tan peligrosa la zona que rodea la mina, que necesita destinar tropas para protegerla? - añadió.

Cargando editor
23/09/2008, 18:50
Dom Alessian

- Claro - reconoció el caballero -. Las leyendas son cosa de la distancia. Cada pueblo tiene las suyas, y tú has vivido siempre pegado a tu tierra, y sólo conoces las que te son cercanas.

Alessian se tumbó en la cama y comenzó a narrar una de esas leyendas, con voz de cuento y expresión adormilada.

- Dicen que hace mucho tiempo, cuando los hombres no habían distinguido aún la Voz del Woolg, unos seres malignos vivían con ellos en los bosques, en las tierras llanas, en los montes y en las riberas de los ríos. Eran grandes y oscuros, de cráneos duros llenos de pelo hirsuto y endemoniado, y de grandes dientes amarillentos y podridos. Hablaban en una lengua infame que les hacía soltar espumarajos por la boca, y se reunían de tanto en tanto para atacar a los asentamientos que veían más indefensos.

Eran épocas tan antiguas que el mundo aún no se había calentado, de manera que la nieve mandaba la mayor parte del año. Cuando la Voz vio que el daño de esos engendros, que llamamos Jhutos, era una afrenta demasiado grande, sopló aire cálido y retiró las nieves durante gran parte del año. El hombre recibió la bendición de la agricultura y aprendió a aprovecharse del Sol y las lluvias, pero los Jhutos no recibieron nada, de manera que tuvieron que refugiarse en las montañas, en las zonas altas, donde aún soplaba viento frío de espíritus furiosos y crueles, más afines a ellos, y donde podían seguir cazando carne de grandes bestias para sobrevivir. Algunos incluso volvieron a lo que sin duda es su origen, más allá del paso que cuida Nar Donneghyll hacia las entrañas de la Gran Niebla, lugar donde el Woolg rumia sus patrañas.

Mucho tiempo después, los jhutos han desaparecido. Eso dicen los prestes...o casi todos, claro está - añadió con voz suave, casi insegura -. Algunos fueron engañados por el Woolg y...bueno, es otra historia. Sin embargo, a lo que importa, muchos pueblerinos que viven al amparo de grandes montañas juran que ven hombres oscuros moverse por las laderas y observarlos, y que muchas veces desaparece gente de los poblados, hombres que se pierden y que nunca vuelven a ser encontrados...o bien que regresan pero son espectros enloquecidos que les atacan y que deben ser sacrificados.

Hizo una pausa para que el escudero entendiera la intención de esas palabras.

- Hasta ahora nunca había visto en la ciudad eso que cuentas, pero esa leyenda es en verdad más extendida de lo que piensas, y sé bien que muchos hacen grandes esfuerzos para que nadie que no debe sepa la verdad...porque el pánico es más poderoso que muchos ejércitos, y podría perdernos si le dejamos...y eso el Woolg lo sabe.

¿Entiendes ahora por qué la mina precisa protección? Está cerca de un lugar elevado, muy muy cerca. Y si fue cerrada durante mucho tiempo y ahora es cuestión de tratados y negociaciones es porque su trabajo en ella no es seguro. O eso dicen los supersticiosos del Norte, porque yo no vi nada raro en mis pesquisas.

Cargando editor
23/09/2008, 21:59
Trevor

Trevor escuchó la leyenda de labios de su señor, y a cada frase que pronunciaba este, la cara de asombro del escudero iba haciendose más y más notable, hasta que temió no poder volver a cerrar los ojos nunca más de los abiertos que los tenía.

Pero eso no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo en la ciudad ¿verdad? - se atrevió a preguntar tras pensar unos sengundos en la historia - Quiero decir que, aunque aún existiese algún Jhuto, se encontraría lejos de aquí, en algún lugar elevado y frío.

Cuando Alessian había comenzado la historia, Trevor volvió a sus recuerdos de dos días atras, cuando el joven Peloreon y él habían sentido algo extraño a la luz de la luna, cuando atravesaban los patios de palacio.....pero no, no podía dejar que la historia le afectase tanto. En aquel patio no había nada excepto aquel caballero que luego fué encontrado muerto.

Podría ser que alguien más esté interesado por aquellas tierras - prosiguió - y que quieran sembrar el pánico aquí para que el Donner no pueda enviar tropas lejos de este lugar.
Ese sería un buen motivo para las muertes que han tenido lugar últimamente ¿no cree?

En la mente del escudero también había surgido otra idea, pero la deshechó por ser demasiado complicada.
No podía ser que alguien estuviera cometiendo todos aquellos asesinatos para mantener alejadas a las tropas de aquella mina.

Cargando editor
28/09/2008, 21:58
Dom Alessian

Alessian sonrió.

- Muy bien, joven Trevor. Tienes la mente clara de los hombres que leen y escuchan. Eso mismo pensaba yo. Sospecho que alguien no quiere que haya acuerdos entre Nyrr y Ermÿllion, y por lo sucedido, quizá esté cerca de conseguirlo. Sin embargo, ese alguien no es un cualquiera, me juego el cuello, y su sombra es tan amplia que me cuesta encontrar en quién confiar. Incluso entre los Principales sólo confío plenamente en Jorgall, el buen Jorgall, y mucho me temo que pueda encontrarse en peligro por el puesto y la responsabilidad que le ha sido otorgada.

Luego permaneció callado un rato.

- No sé nada de un Jhuto verdadero, para mí son historias de pueblerinos asustados y aburridos. Pero algo de verdad se esconde en todas las invenciones, y mucho me temo que aquí pasan cosas muy ciertas. Quizá tenga que hablar pronto de una misión para ti. Quizá partamos hacia el Norte, no muy lejos, pero sí a un lugar donde me han llegado noticias de un encuentro extraño...aún estoy decidiendo si tú deberías acompañarte o serías aquí de mayor utilidad.

Cargando editor
28/09/2008, 23:38
Trevor

Aquellas palabras del Dom provocaron que la voluntad del joven escudero se escindiera en dos.....por un lado quería llegar hasta el fondo de lo que estaba ocurriendo en el palacio del Donner y así enterarse de los motivos que había ocultos tras todos los acontencimientos que estaban ocurriendo, pero por otro, su deseo era ver tierras lejanas y no apartarse de su señor de ninguna de las maneras, con quien podría seguir aprendiendo para alcanzar algún día su sueño de ser caballero.

Era díficil poder valorar en una balanza cuales de sus deseos tenían más peso, y estaba convencido de que Alessian haría lo que creyese más conveniente para Trevor, por lo que su opinión no tendría demasiado peso en la decisión del caballero.
Aún así, su curiosidad iba ganando terreno por segundos, y se decidiese una cosa u otra, eso no impedía que intentara averiguar algo más acerca de aquello que acababa de referirle el Dom.

¿Un encuentro extraño? - preguntó un momento despues - ¿Qué clase de encuentro. mi señor?

Sabía que Alessian no era propenso a aceptar rumores, así que si le interesaba aquel suceso, debía haber algo de verdad en él, o al menos la suficiente para atraer la atención del caballero.

Cargando editor
03/10/2008, 00:09
Dom Alessian

El caballero errante se encogió de hombros.

- No dicen mucho, pero una partida de hombres ha salido acompañados de dos corregidores, ya que hay gentes que han desaparecido cerca del bosque de Las Sombras. No es algo que resulte nuevo, pero sí lo es que hayan encontrado en una batida algo parecido a un templo antiguo, del que nadie hasta ahora tenía constancia. Sólo un corregidor ha regresado de los dos que vinieron, y por lo visto, fueron atacados. Es mi deber, según el Donner, hablar con los hombres del pueblo en su nombre. Y me elige a mí sin duda porque quiere guardar secreto a sus allegados, que es lo que más me escama del asunto.

Miró a su escudero a los ojos.

- Un caballero debe aprender a obedecer, pero también a decidir su propio camino. Que yo sea errante no implica que vague sin una dirección conocida. Así que, si has de aprender a andar, Trevor, dime, ¿hacia dónde dirigirías tus pasos? ¿Me acompañarás?

Cargando editor
03/10/2008, 21:21
Trevor

Las últimas palabras de Alessian calaron profundamente en el joven escudero, tornando su rostro en el fiel reflejo de la reflexión.
Nunca en su vida había tenido capacidad de decisión sobre lo que hacía o dejaba de hacer. Aunque la determinación tomada por su padre para, que acompañara al Dom, se ajustaba a sus deseos, él no había tenido en ningún momento la última palabra al respecto.

Y sin embargo, ahora, se le daba la opción de elegir sobre su futuro....un futuro incierto, eso sí, pero suyo al fin y al cabo.
Puede que en el camino encontrase la muerte o la mayor de las glorias, pero sería un camino que emprendiese por propia voluntad, por lo que, al menos, eso se llevaría al más allá cuando llegara su momento.

Alzó la mirada para mirar a su señor....aquel que le había tratado por primera vez como una persona con plenas facultades, y en sus ojos brillaba una profunda determinación.
No se separaría de un hombre que había echo algo así, y en ese sentido fueron sus palabras cuando finalmente respondió a Alessian.

Le acompañaré, mi señor - dijo casi con alegría - Quiero ver con mis propios ojos ese templo del que habla, y descubrir los extraños misterios que le rodean.

Cargando editor
09/10/2008, 23:47
Dom Alessian

- Bien, sea entonces - sonrió Alessian -. Apila la armadura y bájala. Trae mi caballo y el tuyo y espérame en el pasillo. No te entretengas. Quiero aprovechar la mañana para llegar con luz de Sol. Conozco el lugar lo suficiente como para saber que no quiero presentarme allí de noche.

El caballero comenzó a colocarse la ropa de tela basta y luego una sobrevesta sencilla con la que bajar bien aparente. Se sentó tranquilamente y comenzó a mordisquear una manzana. Luego observó a su escudero.

- No pierdas tiempo, Trevor. Son varios pisos que bajar y no quiero que te quedes resoplando en el entrellano más de la cuenta.

Notas de juego

Nota: la armadura completa de Alessian pesa unos 20 kilos. Puedes con ella porque tienes cierta costumbre, y no vas a caer por las escaleras por un golpe de mala suerte, pero desde luego, te va a costar bajarla, sobre todo por lo incómoda que es transportarla a pulso.

Cargando editor
10/10/2008, 21:37
Trevor

¿Bajar la armadura? Los ojos de Trevor se desviaron hacia el lugar donde se encontraba ubicada, casi sonriendo en una promesa de hacérselo pasar mal durante los siguientes minutos. ¿Por qué no podía llamar a alguno de los sirvientes del palacio? Pero decidió no protestar, no podría hacerlo aunque quisiera, pues era mucho lo que le debía a aquel hombre como para no cumplir con una tarea que se le presumía por ser su escudero.

En seguida, mi señor - respondió levantándose rápidamente y acercándose hasta la armadura, la cual se acomodó entre los brazos de la forma más cómoda posible. El único peligro era el yelmo, que tendría que llevar en equilibrio encima del resto, y que le impedía un poco la visión de lo que tenía por delante.
Aún así, consiguió llegar hasta la puerta sin tropezar y tras algún que otro esfuerzo, abrirla y salir al pasillo.

Bajar el primer piso le resultó básicamente sencillo, pero el segundo ya se hizo notar en sus brazos, los cuales sentía ardientes por el esfuerzo de cargar con aquel peso. A eso había que añadir la tensión de no saber siempre si su pie encontraría el siguiente escalón o se apoyaría en al vacío, lo que ocurrió justo cuando alcanzó el primer piso.
Muestra de ello fué el sonido metálico que produjo el yelmo al caer y rodar por el suelo. No había soportado la inestabilidad del último traspiés y allí estaba, mirándole con reproche desde el suelo.

Trevor tardó un par de minutos en volver a acomodarse de nuevo el peso de aquel cargamento, pero consiguió descender el piso que le quedaba sin más contratiempos, dirigiéndose rápidamente hasta las caballerizas.
Allí se encontraban el caballo de su señor y aquel que le había sido entregado a él, al cual le prodigó caricias a lo largo del cuello como saludo.

Pero decidió no entretenerse demasiado, pues Alessian tenía prisa, así que los cuidados de ambos caballos debería esperar a un momento más propicio.
Los ensilló rápidamente y colocó la armadura, de forma bien distribuída, sobre su propio caballo, para que el Dom pudiera montar al suyo de forma más libre.
Después, agarró las riendas de ambos caballos, una con cada mano, y se dirigió hacia el lugar donde le había dicho que esperara.

Cargando editor
16/10/2008, 21:34
Dom Alessian

El vestíbulo al que llegó era amplio. Era un pasillo largo y ancho con suelo de arena batida y techos de piedra y madera con arcos amplios. Llevaba hasta unas escaleras, apenas tres peldaños bajos y una puerta de doble hoja, amplia, por donde salían y entraban los correos que llevaran prisa, o las comitivas urgentes, en fin, todo aquel que no pretendiera bajar del corcel hasta no estar en el mismo interior del palacio.

Alessian apareció por esa puerta cuando un sonido a madera dolorida anunció su presencia. Asintió a los sirvientes y bajó plácidamente los escalones, con mirada despreocupada. Su pelo rizado estaba algo alborotado, pero Trevor creyó apreciar un olor perfumado en su presencia. Tomó las riendas de su caballo sin decir nada y comprobó la silla. Ajustó la correa por pura costumbre, pues el escudero sabía ya bien cómo hacerlo para no volver a ser corregido en algo tan nimio, y luego señaló la armadura. Se quitó la sobrevesta y la guardó en una de las bolsas de cuero que colgaba de la silla de montar, y Trevor vio que llevaba debajo el gambesón y la cota brillante de mallas.

- Bien, Trevor. Viste a tu señor.

Trevor sabía que aquello iba a ocurrir. Según Alessian, era parte de su aprendizaje. Le colocó las grebas sobre el pantalón, las musleras luego, y ajustó las cintas. Llegó el momento de las rodilleras y después el tonelete con las escarcelas. Los escarpes para los pies, seguidos del peto y del espaldar. Sencillos, sin mucho adorno, pero pesados por la buena cantidad de acero que destinaban a la protección de su señor. Alessian parecía notar muy ligeramente el peso, pero su rostros aún emanaba tranquilidad. Trevor ajustó el avambrazo y la manopla, luego el guardabrazo y las hombreras, y finalmente los guanteletes. Ajustó la gola y la babera para que su señor no sintiera molestia al mover ligeramente la cabeza, que era todo cuanto aquel artificio le permitía, y dejó el casco en su mano para que subiera al caballo por su propio pie.

Alessian era aún un hombre sano y joven, así que sólo precisó un intento para subir con bastante elegancia. No se colocó el yelmo, sino que lo ajustó a la silla y sonrió a su escudero.

- Cada vez tardas menos. Dentro de nada deberé darme prisa o me vestirás antes de que me haya desperezado. Bien, bien, muchacho. Sube a tu caballo y vamos, tenemos cosas que hacer. Te las iré contando por el camino. Ah, por cierto, no te preocupes por la espada, si aún la tienes, no nos vendrá de más ahora que salimos a los caminos.

El escudo de Alessian, un animal parecido a un lobo pasante en plata sobre azur, era su nombre y su dignidad, y lo llevaba colgado y ajustado en la silla, en el lado izquierdo, donde podría recogerlo con facilidad. Con tal cantidad de acero, una flecha bien lanzada apenas llegaría a herirle. Trevor se sintió enormemente vulnerable y, a su ver, totalmente protegido por su compañía.

Ambos dejaron el vestíbulo y salieron por un camino lateral que les sacó velozmente de la ciudad alta y luego de la ciudad baja. Salieron por la llamada Puerta Norte, mucho más pequeña, que descendió bruscamente, y tuvieron que cuidar su paso para no tropezar, pero al menos llegaron pronto a las orillas del Milrríos.

 

Cargando editor
17/10/2008, 21:39
Trevor

¿La espada? ¡Por supuesto que la tenía! No se había separado de ella desde el momento en que se la habían entregado, ni siquiera para dormir, y ahora que marchaba junto a su señor para enfrentarse a quien sabía qué peligros, no pensaba dejarla atras.....a menos que se lo exigieran, por supuesto. Pero si el Dom le había dado permiso para mantenerla junto a él, desde luego no pensaba contradecirle.

Trevor avanzó junto a su señor, orgullos por encontrarse junta a aquel gran hombre, y más ahora porque, por primera vez, cabalgaban juntos.
No es que le hubiese molestado demasido caminar junto al caballo de Alessian, pero si quería llegar a ser caballero, una de las cosas que debía mejorar era su forma de cabalgar, pues muchos de los combates que debían entablar los personajes vestidos con armadura, era precisamente a caballo, pues en el suelo, el peso de tanto acero, dificultaba el movimiento bastante.

Era bastante temprano cuando atravesaron la Puerta Norte, pero aún así, las calles habían despertado y bullían de actividad, con cada cual dedicado a sus quehaceres.
El escudero no pudo evitar el lanzar una mirada a sus espaldas. A aquel lugar que le había proporcionado situaciones de diverso tipo y le había permitido tambien conocer a gente que tardaría en olvidar.....el joven Peloreon, Jorgall....sin duda sentía cierta tristeza por no haber podido despedirse de ellos, pero quizá el destino le permitiera volver a verlos en un futuro.

Al continuar avanzando, Trevor tuvo que poner toda su atención en el camino que tenía por delante, pues se encontraba en bastante mal estado y debía cuidar que el caballo no se dañara con algún desnivel que pudiera pasarle desapercibido.
Eso y el paisaje que le rodeaba le mantuvo en silencio durante todo el camino, absorviendo todo el colorido que le brindaban los amplios campos y las cercanas montañas.

Aún así, con el aumento de la distancia que les separaba de su lugar de salida, tambien aumentó una cierta presión en la boca del estómago, sin duda producida por la intranquilidad de enfrentarse a lo desconocido.
Trevor pensaba que aquello que le había contado Alessian en su habitación, era en su mayoría rumores sin ningún fundamento, pero su imaginación se empeñaba una y otra vez en darle una veracidad impropia de lo que decía la lógica.

Finalmente apareció ante sus ojos una ancha corriente de agua, en cuya superficie, el sol conseguía dibujar magníficos reflejos dorados, y aquí aprovechó el escudero para preguntar - ¿Debemos cruzar Milríos? ¿O seguiremos su cauce?

Cargando editor
20/11/2008, 00:08
Dom Alessian

- Lo cruzaremos, sin duda - fue la rápida respuesta de Alessian - por sus muchos puentes hasta el otro lado. Espero que no veas más cuerpos flotando - rio - y que tu vista repare sólo en las bellas mujeres que pueblan esta buena tierra.

El caballero fijó su vista en la otra orilla, y Trevor notó que se ensombrecía su mirada.

- Si no perdemos tiempo, el Sol aún nos acompañará cuando lleguemos a nuestro destino. Se trata de una aldea donde un grupo de valientes se ha enfrentado a una sombra. Allí nos dirán más, pero ha muerto un corregidor, ahora puedo confesártelo, de manera que no hablamos de un pequeño incidente, sino de un mal peligroso.

El camino se presentó tranquilo en su primer tramo. Atravesaron el Milrríos sin mucho problema y Trevor observó los puentes construidos a la manera antigua, semejando formas de caballos o serpientes talladas, como era la costumbre de otros tiempos. En la otra orilla un bosque no muy lejano reposaba en la falda de las primeras colinas. Era tupido y brillante, y parecía que podría haber buena caza en él. Varias aldeas se diseminaban por la zona, pequeñas todas ellas. Cerca del río estaban los campos de labor donde muchos hombres se afanaban por el comienzo de la cosecha, y no faltaron patrullas de a cuatro, armados y a caballo, hombres todos vestidos con los colores del Donner, en blanco con la corona y la espada negras, pero sin el lema "unidos" que rezaba en los estandartes. Alessian se movía entre ellos con soltura, saludando brevemente sin perder de vista el destino.

- Estos caminos son seguros de día, Trevor, y como vamos a buen paso, creo yo que llegaremos antes de lo esperado. Tenemos queso y pan, así que apartémonos un instante para comer. Montar todo el día hace que el estómago ruja.

El dom sonrió mientras Trevor captaba la pequeña reprimenda. Había olvidado, como siempre, recoger comida para el trayecto.