Partida Rol por web

La ruina del Hombre

La flor de la luz (Fajssel, 3 de Numa del 471 d.T.)

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30/01/2008, 11:56
Rikke

Mi siguiente parada en este día de extraños recodos que me apartan de mi rutina habitual es el despacho de Eddyck, confirme el sonido de la voz de Meridiar se va apagando en mi memoria esta es ocupada por las amenazas de Jorgall...más me valía hacerle caso...

Ya reflexionaría más tarde sobre la propuesta del joven que acabo de abandonar...hay demasiadas cosas que no entiendo todavía, veremos que opina Eddyck del comportamiento del principal...

Ahora si uso el camino más corto hasta su despacho...

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31/01/2008, 20:01
Director

Notas de juego

Ok, te posteo de nuevo en tu hilo habitual "el principio de la madeja"

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31/01/2008, 20:11
Director

El joven se acercó al cruce de oloroso tardío. Un aroma a metal negro lo asaltó y se sintió en medio de una paradoja. No había sido un olor, claro, sino una sombra que asoció a las fragancias del jardín que les guiaba por los pasillos luminosos y abiertos a la luz.

Hacia el cruce, como él, se acercaba un comité pequeño de hombres que vestían acero. De los tres, dos eran de buena estatura y fuertes, y llevaban cota plateada y refuerzos en hombros y guantes, y un casco que permitía ver la cara, excepto por una lanza de metal recta que caía por toda la longitud de la nariz.

En el medio se destacaba el tercero, un hombre aún más alto y todavía más fuerte, que vestía una cota de malla completamente negra. Cruzada sobre ella había una banda de seda blanca. Sus botas, guantes cinturón eran también negros. Incluso su barba cuidada y abundante y el escaso pelo de la cabeza. Sobre una nariz regia y las mandíbulas poderosas descansaba la única discordancia. Dos ojos grandes que parecían claros a aquella distancia que los separaba.

Los tres hombres llegaron a cruzarse con Meridiar, y éste vio que los soldados seguían al de negro, y que era un ritmo algo rápido para su gusto al que les sometía. El hombre de negro cruzado de blanco tenía aspecto de estar preocupado por algo que no podía esperar más, y cuando llegó al mismo cruce tomó la dirección del despacho que la sirvienta Rikke había indicado a Meridiar como lugar de trabajo del capitán de la guardia.

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02/02/2008, 17:48
Rhiannon de Curyll

Mi… inocencia…

La voz de Unnysia me había arrancado del sueño en el que había vivido como una bofetada. Todos teníamos un papel sobre el tablero… y el mío no era deseado, ni sería aceptado con resignación…

Sí… ha muerto… me había acercado a ella con los ojos acechando las sombras de nuestro alrededor… y nadie puede ser piedra antes eso…creeme… aunque se esfuerce en aparentarlo… mis dedos jugueteaban bajo las amplias mangas mientras me mordía el labio pensativa… Unnysia… no entiendo de política, ni de ansia territorial… ni de negociaciones o intereses… Pero ayer conocí a dos hombres del norte… y yo tampoco creo en las casualidades…

Temes por mí… curioso… Yo no lo hacía hasta la noche de ayer. Pero ahora… ahora todo es diferente… No entiendo en que puede beneficiar a tu tío y a sus negociaciones mi “inocencia”… pero no soy moneda de cambio, ni dote ni botín… ni herramienta… Las palabras de Meridiar aún me ardían en la conciencia… Muerta en su lecho… suficiente provocación… la chispa a la guerra… Todo aquello se me escapaba de las manos… qué podía hacer yo? Quién era yo? Ni siquiera tenía voz de hombre para poder levantarla… ni su brazo… ni su espada… No podía más que esperar y observar. Halcón en rama alta…

La tela de araña que se tejía a mi alrededor se me ceñía amenazante, y las posibilidades se entremezclaban como su hilos en mi cerebro poco acostumbrado a aquellas intrigas… Un juego nuevo… uno del que solo conocía una regla… No confiar en nadie… y pensé que era una regla triste… y que apenas iniciada la partida, ya la estaba incumpliendo…

El recuerdo de la noche me asaltó con el destello del sol sobre el hilo de oro del vestido… El filo en la garganta… el frío inhumano en la piel…

Obviamente la muerte del menor de los Nyrr es una provocación y un sabotaje a tu tío… quizá el ataque hacía mí también lo sea… pero entonces… Unnysia… debemos informarle… pues… callé durante un segundo mientras detenida observaba a la muchacha… a la única que podía considerar como amiga en aquella tierra… Hombres de su padre… su padre…

Unnysia… Yadoss y Hoomer me atacaron ayer… Aún siento el frío de su acero en la garganta… y un frío aun peor… mucho más inquietante… el frío de su tacto en la piel... penetrando doloroso y helando hasta el alma… Y puedo ser inocente… pero no estúpida… sabían muy bien lo que hacían. Yo solo quiero saber por qué… y cuál mal que corrompe sus almas… pues esos hombres… Unnysia… esconden… y no es nada bueno lo que amagan…

Notas de juego

Lo siento Mavros! me despiste.. perdona :(

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04/02/2008, 17:57
Unnysia ni Dooyrn

La chica se encogió de hombros y al llegar a la fuente de cristal transparente se sentó en ella y pareció que se había posado en un haz de brillos ubicuos y blancos, sin cuerpo real, más que pura luz proyectada.

- No los conozco mucho, Rhiannon. Pero puedo intentar averiguar algo más. Recuerda que llevo aquí casi tan poco como tú, y son hombres jóvenes.

Permaneció un momento pensativa, con sus ojos brillantes de luz en el suelo, siguiendo un haz inventado por su propia imaginación.

- Creo que tienes razón. Puede que necesitara oírlo de alguien más para no considerarlo una locura...pero ¿a quién podría interesarle enemistarlos o sabotear las negociaciones? ¿quién podría interesarse por ello? Mmmmm...mi querida Rhiannon, quizá por eso mi tío habló contigo, para que averiguases lo que él no puede. Porque no tienes relación alguna con él ni nuestra familia. Porque eres una extraña y de ti no desconfiarán demasiado...

En todo caso, hablar ahora con mi tío es una tarea verdaderamente difícil. Imaginarás lo ocupado que está. Si quieres hablar con él y no le dices nada nuevo, puede que la próxima vez no acepte tu solicitud, e incluso reconsidere volver a disponer de ti. En ese caso, estarás...inmersa en un posible conflicto y quizá no tengas ayuda si te encuentras en problemas. No sé si entiendes lo que te digo. Aquí la prudencia es un arma más valiosa que un escudo, y si vas a mostrar tu cara, mejor que sea para asestar una cuchillada letal, u otro podría aprovecharse al ver que te expones.

Miró a Rhiannon y algo alrededor, sin parecer nerviosa, simplemente cauta, como si hablar de ello le recordara que había que serlo en todo momento, incluso en aquel lugar donde había tanta belleza que costaba creer que nada malo pudiera esconderse tras ella.

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05/02/2008, 09:54
Rhiannon de Curyll

Sí… quien querría hacer algo semejante? miraba a Unnysia que parecía suspendida en el aire… apenas sostenida por rayos de luz, pensando que había cientos de respuestas para aquella pregunta… y algunas de ellas… la afectaban directamente…

Yo apenas había nacido cuando el mundo cambió, y poco sabía de lo ocurrido y de la llegada de los nuevos regentes a la tierra… pero mil veces había oído a mi padre renegar de los Yradûn y hablar de los cambios que habían de llegar… y de cómo aquel había sido esperado por muchos… y negado por muchos otros…

Una casa… un país… en realidad, no existían demasiadas diferencias entre las guerras intestinas que se desarrollaban en sus respectivos interiores… Pelear con tu hermana por una cinta de pelo o por un territorio en el norte… No… la diferencia no era tan importante…

Perdí los ojos en los de Unnysia, e imitando su gesto tranquilo, con la leve inclinación de cabeza y los dedos aún jugueteando ocultos entre ellos bajo las mangas, me senté a su lado… La tierra del norte no parece un premio tan apetecible… aunque… demasiados intereses se mueven a su alrededor… Los lobos le mataron y a los lobos vengo a pedir justicia… recuerdas?... Yo lo recordaba muy bien… tenía la imagen aún de un Meridiar tomando la espada y perdiendo la calma… Por qué? Que era lo que agitaba a aquella tierra? Mil veces mi nana había intentado aterrorizarme con leyendas oscuras de Norteños salidos de los infiernos… quizá todos fueran infernales porque vivian en el hades… Un Meridiar todo razón e intriga que pierde la calma lleno de resentimiento… un Mydôyrn todo coraje y corazón que impone su razón a su pecho… la mano me buscó inconsciente la magulladura del brazo mientras volvía a morderme los labios pensativa… Quizá tu tío buscara en mi una espía ingenua que ni tan siquiera supiese que estaba siendo manejada… quizá… sí… Pero difícilmente puede jugarse a este juego sin saber quien sostiene los hilos que te atan…

Poco me importa en realidad el que de nuevo tu tío disponga o no de mi… Me había puesto en pie demasiado bruscamente…y con el vestido mecido por las primeras brisas, con el pelo ondulando levemente, no parecía sino envuelta en las llamas que se dibujaban en la mirada… No debió hacerlo desde el principio… no me gusta que me manipulen… sentía la cicatriz de la muñeca arder de nuevo, el recorrido casi doloroso ahora del cinturón de oro, de la correa, sobre las caderas… y el dolor más ya en el orgullo que en la piel del brazo… Pero han conseguido que esto me ataña en lo particular… y va más allá de la tierras o de las intrigas interesada y codiciosas de los hombres por dominar un territorio…

Me volví hacia Unnysia con los ojos brillantes y la media sonrisa en los labios…

Muy bien… esperaremos… averiguaremos… y daremos esa cuchillada mortal… Aunque primero habrá que conseguir el cuchillo… Supongo que el capitán de la guardia estará enterado del incidente y querrá presentarme sus excusas… el fulgurar oro de las pupilas bajo los rayos y reflejos de aquel lugar… Y si no es así… tendré que ir a reclamarlas…

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05/02/2008, 16:01
Meridiar de Loorgyll

Le gustaba ser meticuloso en sus planteamientos y el contratiempo con el mayordomo todavía lo tenía pensativo. Metal contra metal, una vez más. Aquello poco a poco empezaba a parecerse más a unas barracas de lujo que al remanso de paz palaciega que prometían los embajadores.

Con fastidio Meridiar se apartó ante el hierro y lo siguió sin mucha elección. Ya tenía claro que asuntos de mayor importancia que el suyo estaban a punto de abordar al capitán de la guardia. Se mesó los cabellos y miró hacia el dintel de la puerta, costumbre que tenía, antes de traspasarlo.

Como en un escenario de ornamentación indigna del trato que se daba a la sala, el joven de Hassped trató de llegar, en la medida de sus posibilidades, a establecer contacto con el responsable de la guardia de palacio.

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07/02/2008, 18:05
Unnysia ni Dooyrn

Unnysia sonrió y miró a la luz que la sostenía.

- Sí, es más que posible que Amryyrr aparezca para disculparse - acentuó aún más la sonrisa - aunque sólo sea porque a Jorgall ni se le ocurra hacerlo. Sé buena con él. Es un buen hombre con los hombros cargados de demasiado peso.

Se levantó de un salto juvenil y dejó que su pelo volara mientras lo colocaba hacia atrás con la diligencia de una señorita educada.

- Yo soy demasiado tonta para estas cosas, pero creo que empiezas a comprender la situación, aunque no te guste. La primera regla es saber cuáles son verdaderamente tus piezas del juego. Nadie es de fiar porque sí, y mucha gente no termina la partida en el bando en el que la empezó - se encogió de hombros, lo que acentuó formas incipientes -. Es posible que te sorprendas aún muchas veces, pero este es un juego pícaro donde es el ganador quien puso las reglas.

La chica guiñó un ojo graciosamente.

- Sea como sea, vamos a tener que empezar a movernos, y recuerda que todos tenemos intereses. ¿Por dónde vas a empezar? ¿Vas a hablar tú misma con Amryyrr?

La pregunta flotó en el aire como una prueba, y Unnysia ni siquiera disimuló el tono juguetón. Sus ojos oscuros brillaron con la luz de un campo de oro en verano, en ese mismo verano donde muchas cosas permanecían ocultas a simple vista.

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07/02/2008, 18:17
Director

El hombre de negro llegó a la puerta y despidió a su escolta como si acabara de reparar en ellos, y ellos parecieron aliviados. Se cruzaron con Meridiar en su regreso y lo miraron con la leve curiosidad, como si ya no fuera cosa suya interesarse.

La puerta había estado todo el rato abierta de par en par. Cuando Meridiar se acercó pudo ver que estaba damasquinada en oro y negro, y que la luz de una ventana que no veía por la situación golpeaba los enramados dorados y desprendía de ellos una luz hermosa y resplandeciente de serenidad, calor y calma. Un lugar para pensar, quizá, o para ver mejor las cosas pequeñas.

Meridiar no lo era, pero también fue percibido por unos ojos afilados. En medio de la habitación, que desde allí parecía austera, una mesa cobriza entre dos ventanas sostenía legajos y volúmenes de cuero de varias dimensiones, colores y grosores. Había una sensación de orden a pesar de la cantidad de ellos, y quien se sentaba detrás lo hacía en un banco con respaldo bajo o sin él, pues no se veía nada tras sus anchas espaldas cubiertas de malla negra. El pelo que clareaba, también negro, no podía evitar el reflejo de la luz contra la frente expuesta. La barba se abrió para liberar una voz neutra, más marcial de lo que correspondería a un administrador, más cumplida de lo que se espera de un soldado.

- ¿Cuál es el motivo de vuestra visita, señor...de Loorgyll?

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09/02/2008, 19:15
Rhiannon de Curyll

Su tono había hecho mella en mí.. y sus palabras, y las implicaciones de estas...

Yo?... la miraba con unos ojos inocentes que poco se correspondían con lo travieso de la sonrisa.. Pero querida amiga… yo solo soy una dama anónima en esta corte… solo una mujer… me había erguido inconsciente y orgullosa, y los ojos devolvían los placidos rayos de sol transformados en destellos airados y desafiantes.. Cómo habría yo de ir deliberadamente a exigir nada a un capitán de la guardia?… la sonrisa se ampliaba por momentos… y las pupilas… y la complicidad que manaba de ella… Pero hace una mañana tan agradable para pasear… tanto… y… mi querida Unnysia… quien sabe si Amryyrr se cruce en nuestro camino…Pueden producirse encuentros taaaaaaaaan afortunados durante esos paseos…

El guiño siguió a las palabras…

Paseemos amiga… muestrame los rincones de este lugar... No es bueno esperar sentanda a la fortuna… es mucho mejor salir a su encuentro…

Notas de juego

Eres maaaaaaaaaaaaalo y liaaaaaaaaaaaante, ya has pervertido a mi pobre niña... si es que.... :P

XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
JAAJAJAJAJAJAJAJAJAJ

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11/02/2008, 11:18
Meridiar de Loorgyll

La vista del noble revoloteaba entre las cosas pequeñas como era inevitable hacer cada vez que una nueva estancia de palacio se descubría ante sus ojos. Los soldados que pudieron llamar su atención en algún momento habían perdido interés para él. Había comprendido el concepto. Era suficiente. No se encontraba completamente cómodo entre tanta soldadesca.

La voz de aquel hombre mencionándole le hizo salir de su ensimismamiento con, quizá una exagerada muestra de sorpresa. Lo miró Meridiar como aquel que mira a un desconocido que le ha llamado por la calle por su nombre.

- Buenos días... ¿capitán? - no tenía excesivamente claro el rango ni el trato debido a aquel hombre - He venido para informar de un lamentable incidente sucedido anoche. Un incidente relacionado con su guardia.

Esperó el tiempo suficiente para que aquel hombre entendiese la gravedad del asunto. Buscó sus ojos y trató de mostrar su molestia con un amargo gesto antes de proseguir.

- Anoche, la dama de Curyll fue asaltada por dos miembros de la guardia. Como cabo Yadoss y Hoomerr se presentaron. No quiero saber hasta dónde habría llegado su impertinente equívoco de no haber tenido la fortuna de pasar por ahí y la desgracia de presenciar semejante asalto. Afirmando tener órdenes de el capitán Jorgall y de el mayordomo de la cámara importunaron a esta dama, tenida en gran estima por el Donner, tomándola por un hombre de linaje que había importunado al servicio.

Meridiar miró a uno y a otro lado.

- Confío en que sea posible obtener una explicación más satisfactoria de los hechos y, por supuesto, una disculpa formal ante la dama de Curyll.

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11/02/2008, 18:13
Director

El capitán levantó la mirada y la sostuvo. Pareció meditar quedamente, y luego hundió sus labios en la negra barba.

La malla de su atuendo robaba la luz dorada que le llegaba, y la mostraba celosamente en su superficie, confirmando que no había en ella ningún tallado ni filigrana. Nada más que metal bien teñido de negro, así como su barba y, de momento, también su pensamiento.

Luego se pronunció.

- Me ha llegado el informe del cabo Yadoss, y suponía que tendría consecuencias. Hoomerr ha sido confiado a los calabozos por su atrevimiento...- hizo una pausa -...y el cabo Yadoss reincorporado tras hablar con él. Según dice, él llegó después de ese asalto, para detener a su subordinado y presentar disculpas. Desgraciadamente, su misión no era ninguna broma, y requería de toda la celeridad que se pudiera.

Estoy en tanto de acuerdo en una disculpa pública ante mi misa presencia, de ambos, si lo solicitáis, o en las condiciones que vuestra señora indique.

El capitán hizo uso de un pañuelo de seda en su amplia frente, perlada de sudor por la caminata tan cargado de peso. A Meridiar no se le escapaba calcular que el capitán podía llevar encima quince kilos de buen acero negro.

- En cuanto a la explicación, son turbios los acontecimientos que tuvieron lugar anoche. Debo ser cauto en todo momento ya que es poco lo que sabemos. Puedo afirmar que ha habido una serie de desgraciados accidentes cuyo suceso está aún por aclararse del todo. Tengo buen motivo y órdenes para no añadir más, aunque sí puedo confirmaros que los fallecidos fueron el señor Rannedh...ehm...dom Veeryn de Hyss, y el joven Ladross, o Laggross...de Nyrr. Éste caso es aún más extraño, ya que fue encontrado en una plaza de la ciudad baja durante el mercado de alimentos, para lo que aún no tenemos una explicación clara.

Por otro lado, han muerto otros hombres durante la noche, en el exterior del palacio y sus murallas, durante los oficios, por cierto.

Por todo esto la guardia ha extremado las precauciones y han recibido orden personal mía de ir bien pertrechados. Algunos de los fallecidos se encontraban...alterados...en los momentos antes de su muerte, incontrolables, yo diría. En un estado más propio de la completa embriaguez teñida de locura.

Las palabras provocaron en el capitán un efecto de cautela comprometida, y un curioso alivio en sus ojos. Demasiados misterios, rezaba un dicho. Demasiadas cosas sin conocer. El ser humano no está hecho para guardar secretos, y quizá por eso muchas veces cuenta más de lo que debe, y muchas otras muere por lo que sabe tanto como por lo que ignora.

- Os confirmo esto porque espero que comprendáis el valor de no hacer comentarios gratuitos acerca de ello. Si conocéis la situación de las cosas, no es sensato hablar de lo que no conocemos, y posiblemente no nos incumbe. Os pediría que guardárais silencio a este respecto para bien de todos, mi señor de Loorgyll.

Unos pasos se escucharon tras el joven. Alguien más se aproximaba por el pasillo, que tenía buena sonoridada y avisaba de estas cosas, aunque por cómo estaba conformada la estancia del capitán, Meridiar intuyó que si cerrase aquella puerta nada del exterior podría molestarle.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Tirada: 1d10+5
Motivo: Descubrir
Dificultad: 8
Resultado: 2+5=7

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11/02/2008, 18:30
Unnysia ni Dooyrn

Unnysia amplió la sonrisa.

- Me encantará acompañarte, querida. Sigueme.

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11/02/2008, 18:43
Director

El camino de luces, cristal y verde vivo se detuvo cuando la luz lo quiso, pues cristalina refulgía en el entorno como si estuviera viva y decidiera su camino. Así la acompañó hasta que la sombra anunció el fin del jardin de cristal. En su situación tomaba lo mejor del día, como un buen catador elegía sus vinos sabiamente, y así reflejaba la mayor belleza de todas.

El resto se hizo triste, aunque la joven Unnysia amenizaba el paseo por los pasillos y aprovechaba para contar chanzas inocentes y un tanto pícaras a Rhiannon. Sonreía al ver pasar a los soldados, algunos poco mayores que ella, y no ocultaba que sentía más atracción por ellos que por los jóvenes que vestían de seda y mentón alto. Los nombres de las casas no le decían nada. Antes o después, alguien tuvo que ganarlas con espada o con inteligencia, y era ése el que a ella le importaba. Los demás sólo eran comadrejas.

Pero había que serlo para moverse por los pasillos, tanto dicho de una forma como de otra. Al entrar por una amplia puerta de gris viejo y plata, que llamaban "la anciana", recalaron en una amplia entrada para mensajeros a caballo, con el olor propio y pegadizo de las monturas y su orín aún en el aire. Atravesaron una pequeña puerta y llegaron a un recinto ajardinado, como todo el interior del palacio. Desde allí se movieron entre jazmín oloroso y madreselva por las columnas vivaces del fondo hasta la oscuridad de un pasillo lateral, iluminado con hacheros y espejos que evitaban la sombra. Tomaron entonces un recodo y entraron en otro jardin, hasta un pasillo por el que se cruzaron con una sirvienta que no les vio. Rhiannon la reconoció como la misma a la que había reprendido la mañana anterior. Parecía azorada y nada contenta, y provenía del mismo lugar hacia el que ellas se dirigían.

Pasados unos matorrales de durillo, la piedra y el calzado hicieron un cierto sonido. Delante de ellos, había un pasillo que llevaba a una puerta final, semiabierta, cuyo hueco lo ocupaba un hombre de pelo negro con vestiduras cómodas de valor, cuya silueta le recordó a Rhiannon a la del joven Meridiar.

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13/02/2008, 12:11
Meridiar de Loorgyll

Mantuvo el noble la mirada en aquel hombre, había preocupación y hastío en sus palabras. Había un desgaste provocado por sus obligaciones que comenzaba a erosionar aquella primera capa exterior de cortesía y respeto debido para mostrar una naturaleza interior de un talante tan dedicado a su causa como insolente con las demás.

Atendió a cada palabra con interés pero sin demasiado apasionamiento. Conocía el final de la obra y le desagradaba el desenlace previsto. Un momento quedó todo en silencio a excepción de los sonidos provenientes del exterior. Sin apartar la mirada del capitán sonrió levemente caminó hacia la puerta y la cerró despacio. Se permitió aguantar aún el silencio hasta que aquel hombre estuviese a punto de preguntar de qué se trataba todo.

- Confío, capitán, en que puedas comprender el valor de no hacer comentarios gratuitos acerca de lo que pueda o no conocer, pueda o no incumbirme, así como el valor de no hacer juicios sobre la sensatez de mis palabras.

Quizá, del mismo modo, la erosión de los últimos acontecimientos también habían desvelado una naturaleza menos cauta y más arrogante en las palabras de joven noble. Caminó hacia aquel hombre acorazado hasta estar a suficiente distancia como para sentir el acre aroma de sus herrajes. Su tono duro y áspero apenas se suavizó no obstante como si eludiese la sensatez que lo podría volver más prudente.

- ¿Acaso consideras que he obrado de un modo imprudente informándote de este asunto? ¿Acaso no es bien recibida mi visión de los hechos en este asalto? ¿No se dan más crédito a mis palabras que a las de su cabo? Que confundieron a una dama de alta familia con un hombre alborotador, que ya semejante yerro merece una más alta pena. ¿Acaso no es aquí donde he presentar mi queja? ¿Acaso es a instancias superiores donde tengo que informar de la ineptitud de esa guardia? Yo he presenciado un asalto y si en una noche de tantos infortunios y muerte, hemos de preocuparnos de no ser asaltados por aquellos que supuestamente nos defienden. ¿A quién he de acudir?

Apartó un momento la mirada de aquel hombre para hallar, quizá en el suelo, quizá en una mirada perdida a los volúmenes de una pared, la prudencia y cordura perdida.

- Entiendo lo difícil de la situación capitán. Creeme si entiendo lo difícil de la situación de la guardia. Soy recién llegado a este palacio y quizá no has tenido tiempo de averiguar que yo no soy amigo de hacer comentarios gratuitos acerca de nada. Puedes contar con mi discreción, Capitán y espero en que en algún momento pueda yo contar con tu confianza. No tiene sentido asustar a quienes puedan ser incapaces de comprender la situación con un temor a una amenaza constante. Comprendes la gravedad de la situación y creeme cuando afirmo que también la entiendo. Seremos discretos, sí, pero si algo viera, si algo ocurriese, espero poder tener la libertad de volver aquí a informar de los hechos a un capitán de la guardia que no juzgue mi informe como entrometido sino como una ayuda a sus tareas y deberes. ¿Lo ha comprendido, Capitán?

Trató de devolver la cordialidad a su rostro un gesto casi exagerado en un intento de levantar de nuevo el velo sobre la arrogancia expuesta.

Notas de juego

Creo que el trato es de tú en este caso y no de vos, esperaba que me hubieras dado alguna pista.

Creo que el pobre capitán ha pagado el cabreo por todo lo que lleva saliendo mal todo el día :)

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15/02/2008, 23:24
Rhiannon de Curyll

No había detenido el paso… sonriendo mientras caminaba a las palabras de Unnysia, observándola con la mirada risueña cuando la suya se perdía entre curiosa y avergonzada en la de aquellos jóvenes que cruzábamos en el camino… No merecieron mi atención… ninguno de ellos… una atención que sin embargo se concentró en el gesto agrio de aquella sirvienta, y en la figura de un hombre… el deje familiar… Meridiar?...

Los ojos se me replegaron bajo las pestañas en un gesto desconfiado… preguntándome qué hacia él allí… y los pasos se volvieron ligeramente menos evidentes al oído… y el sonido del vestido, en su ir y venir, se torno más incierto mientras me acercaba a él…

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10 (+3)
Motivo: Escuchar
Resultado: 7 (+3)

Notas de juego

Tiro para escuchar la posible conversación mientras me acerco. No sé si usé bien el modificador. +3 de atención.

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18/02/2008, 18:56
Director

El capitán había escuchado cada palabra con la barba negra cerrada alrededor de sus labios. Sus ojos estaban más abiertos, y el halo de luz que descubría sus entradas dejó de ser dorado un momento para volverse más oscuro y revelar ciertos relieves agusanados bajo el cuero cabelludo. Tras el acercamiento de Meridiar, se levantó, y mostró que bien podrían hacer un niño entero, sano y fuerte con lo que sobraba de la diferencia de carne entre él y el joven noble.

Quedó así como un plastrón y suavizó el pétreo tallado de su rostro cuando Meridiar añadió las palabras finales. Un hálito de comprensión cruzó sus ojos, y se permitió respirar, muy posiblemente, aliviado.

- Llevo aquí tiempo suficiente, mi señor, para saber qué incumbe en el interior de este palacio y qué no. Fijaos en esta banda, antes de añadir nada, os lo ruego. Una banda blanca cruzada, de fina y suave seda del Sur. Existen doce originales guardadas con celo y que desean no tener que utilizarse nunca, y sin embargo alguna ya arrastra el color de haber sido varias veces requeridas, y el beso de la luz al mostrarse.

Por esta banda, mi señor, soy nombrado principal. Es normal que no lo sepáis, ya que no es algo de lo que se avise por costumbre. Por esta banda, soy tratado como señor del palacio, mi señor. Sólo rindo cuentas a nuestro buen Donner y, por supuesto, al custodio de la ciudad. Este nudo sencillo me ata a mi deber y me obliga a ser diligente, para lo cual se me permite usar cualquier medio a mi disposición sin dar mayor explicación.

Me temo, sin duda, que es difícil andar con seguridad por el límite de esos privilegios, y seguramente sabréis perdonarme mi ignorancia en la diplomacia cortesana, sobre todo referente a quienes, como vos, no sois de aquí, y estáis habituados posiblemente a un trato diferente.

Por vuestras últimas palabras, mi señor, diré que agradezco sin duda vuestra comprensión, y espero que entendáis que, de hecho, si os he contado gran parte de ello es porque he recordado en el último momento que también vos tenéis una misión para el buen Donner, una común que, por cierto, me obliga a ser franco con vos.

El capitán pasó la vista por los legajos que vestían la madera recia y se detuvo en uno de ellos.

- Aquí está. He recibido una carta con lacre de un señorío antiguo. Uno olvidado que mi señor utiliza cuando no quiere que se descubra el origen del portador. Esto indica que hay secreto en vuestro cometido, por lo que no inquiriré nada, y quedo a vuestra disposición, dentro de lo que entienda por salvaguardar el común de mis propias investigaciones.

Se mesó la barba con gesto experto y cuidadoso.

- Veréis, estoy de acuerdo en que el soldado Hoomerr merece un buen castigo por su afrenta. Sin embargo, ha de ser discreto, es todo lo que digo, ya que las circunstancias de su acción deben permanecer ocultas, o poco sentido tendrá mi cometido.

Con un gesto de disculpa, se encaminó hacia un armario. Lo abrió y un desfile de botellas apareció ante Meridiar, en cristal negro y corcho blanco, como se almacenaban los mejores caldos jóvenes del año entrante. Cosechas especiales, casi todas las botellas parecían llenas, excepto una o dos quizá. Del mismo armario cogió dos copas sencillas, sin tallar, pero de esmerada manufactura, que parecieron como agujas en sus grandes manos. Las depositó sobre la mesa y mostró una de las botellas en la otra mano.

- Anticipo que es un vino extraordinario, singular, de esos que, si me comprendéis, le hacen a uno sentirse preste por un momento, y quiero con ello mostrar mi arrepentimiento y mi más absoluta desolación por el agravio que con mi trato he cometido hacia vos.

Notas de juego

- No podía darte ninguna pista. El trato de Principal es casi desconocido. Sólo se usa en Colmillo Sur, que sepas, y nadie te ha dicho hasta dónde podía llegar con esos privilegios temporales. :D

- Nada, hombre, por suerte parece un tipo de lo más diplomático.

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18/02/2008, 19:19
Director

A pesar del interés de la joven, poco pudo hacer por averiguar nada cuando el joven de oscuro cabello entró en la habitación y cerró la puerta tras de sí. El pasillo quedó entonces en calma y en silencio, y sólo los dibujos de la puerta cerrada se describían, como burlones, aprovechando la escasa luz que llegaba desde el jardín que las jóvenes habían dejado atrás.

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18/02/2008, 19:22
Unnysia ni Dooyrn

Unnysia se encogió de hombros por toda respuesta.

- Podríamos acercarnos. Aunque esa puerta es gruesa. Dudo que ni así podamos oír nada...

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19/02/2008, 17:27
Rhiannon de Curyll

La puerta se había cerrado, aislándome de las voces y los argumentos… y miré a Unnysia con el gesto algo irritado para ver como ella encogía los hombros…

Oh… sí… caminaba hacia la puerta sin disimulos ahora… sin atenuar la voz, que se amplificaba ahora en aquel pasillo…Una preciosa puerta… que tallado.. que hermosa madera… la mano ya se posaba en el picaporte… Da esta puerta a ese patio del que oi…. la puerta se abrió al empuje de la mano… hablar?...

Detenida en el dintel de la puerta observaba la estancia y a aquellos que la ocupaban… Erguida pero con la sonrisa dulce y algo avergonzada en los labios… el relámpago siempre en la mirada…

Oh… habrán de disculparme… Daba un paseo y… lo lamento… soy nueva en palacio… y me temo que… la orientación… no es una de mis virtudes…