Partida Rol por web

La ruina del Hombre

Un descubrimiento casual (Nactas, 2 de Numa de 471 d.T.)

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09/07/2008, 09:17
Níbias Roblefuerte

El grandullón no era un hombre de palabras, siempre se le habían atragantado. Era una persona de sentimientos, de emociones y de actos.

Tan sólo hacía un suspiro que se conocían, apenas lo que duraba un latido, pero entre ellos ya se había forjado algo que iba más allá de la mera amistad, al menos más allá de lo que se estimaba por ello, un sentimiento común y banal que tan sólo estaba asentado habitualmente en el interés mutuo. Conocía a Robehr desde hacía pocas horas, pero éstas habían sido suficientes para mostrar aquello que llevaban en su interior, el material con el cual ambos habían sido forjados.

Níbias, con toda su altura y su peso, parecía apenas un chiquillo cuando miró a los ojos de Robehr.

-El honor ha sido mío amigo, mas no te despidas pues nuestro camino no acaba aquí. Vuelvo a reafirmarme: te prometo que saldremos caminando de este oscuro túnel.

No, las palabras no eran el fuerte de Níbias, como había quedado demostrado. Sin embargo, la sinceridad en su mirada y el fuerte apretón sobre el brazo del cazador expresaron lo que no fue capaz de hacer con su garganta.

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10/07/2008, 23:17
Director

Un viento imposible acompañó la entrada de los... intrusos. Sin duda, ninguno de ellos daba respuesta a las preguntas que planteaba esa oscuridad de grises matices. Parecía un recinto pequeño. Incluso en la penumbra azul y oro de la esfera y las antorchas, poco podía verse más allá de un brazo de distancia, como si la oscuridad estuviera viva y velara por los secretos que guardaba.

No podía verse apenas nada. Como mucho, la posición de los demás por las luces que sostenían, y su rostro inseguro y asustado, excepto el mutilado corregidor, quien no parecía poder expresar nada desde que perdió la nariz y se convirtió en algo parecido a una calavera mancillada. El poco pelo de su cabeza parecía débil, moribundo, como si fuera a caer con un soplo.

Su luz azul brillaba más que las antorchas y podía diferenciarlo del resto. Se adelantó brevemente. Permaneció mirando algo...

- Acerca aquí el fuego, muchacho - le dijo a un soldado -. Las esferas de Tadayr lucen, pero no prenden.

Se acercó el aludido y el corregidor le condujo hacia el lugar con una mano en su antebrazo. Vio entonces un alto candelabro de tres brazos, con grandes velas de cera informe a distinta altura, desde la rodilla a la cabeza. Encendieron todas ellas.

En ese momento, la oscuridad robada reveló algo parecido a una enorme mesa de piedra, como un bloque tallado junto a una pared. De las velas surgió un humo denso, como verdoso, que se elevó alto, hasta el techo que se perdía más allá de la luz.

Fueron hacia otro candelabro que había al otro lado. La estancia se iluminó más. Parecía una simple habitación, no demasiado grande, pero muy alta. En la pared del fondo, flanqueada por los dos candelabros, la mesa quedaba justo bajo una especie de pintura en la pared, pintada con algo ocre, quizá rojo, y unas palabras escritas. Ningún batidor sabía leer, pero aún así no reconocía los signos. Aún más fue cuando el corregidor pronunció en alto...

- Carnachjj´emet ot jj´emet... La ruina del Hombre...es el Hombre - leyó y tradujo, mientras entrecerraba los ojos para ver mejor.

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14/07/2008, 16:33
Robehr de Bordefronda

Las últimas palabras del corregidor vinieron acompañadas de un escalofrío inclemente en la espalda de Robehr.

Aquella sencilla frase dibujada entre las pinturas solo atraía siniestros presentimientos y peores agüeros. El batidor no tardó en estar de acuerdo con aquella frase, si perecían o no lograban volver de aquel maldito lugar solo habría sido por su propia necedad. Ellos mismos habrían traído su propia ruina.

- Algo se nos debe de estar escurriendo como las comadrejas, este sitio es vetusto y esa pintura también parece muy vieja. Pero por la puerta y el peligro que la acompañan tiene que haber algo más, o tal vez hubo algo más en esta estancia. -

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01/08/2008, 08:34
Níbias Roblefuerte

Acertijos, escrituras, conocimiento antiguo.. no eran el terreno de Níbias. Consciente de sus limitaciones y de sus puntos fuertes el cazador se mantuvo en un discreto segundo plano, con la mirada fija en la oscuridad y en cualquier otra posible entrada o salida de la estancia.

Observaba el techo con recelo, cual animal salvaje que no estuvise acostumbrado a estar encerrado. Movía su antorcha a un lado y a otro haciendo desaparecer las sombras más elevadas.

Y esperó. Impaciente, intranquilo, pero en silencio.

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11/08/2008, 19:00
Director

Y justo bajo la escritura, al bajar por las letras, un dibujo hecho con la misma pintura, formaba la silueta inconfundible de un cuchillo. Un cuchillo que parecía estar hecho de hueso, como un asta afilada, con una acanaladura.

El corregidor siseó, no podría decirse si de satisfacción o de espanto.

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11/08/2008, 19:03
Corregidor Ottyrr

- Un cuchillo de visión nublada...claro...claro. Y no deberían existir. Torpes iniciados. Idiotas estirados. Las escrituras lo niegan... No sois más que ciegos tan complacidos por vuestros otros sentidos que no os importa no ver...y ahora tampoco escuchar.

Ottyrr miraba hacia la figura y parecía que hablaba muy lejos, a una distancia que sólo él conocía. Pero luego volvió a la realidad, y parecía respirar victoria por su nariz mutilada.

- Es un altar antiguo de los horrores que viven en las montañas. ¡Al fin lo hemos encontrado! Ya no podrán decir que estamos locos quienes auguramos la desgracia junto a nosotros. Esta prueba demuestra mis teorías. Sin embargo...el cuchillo no está. Ese cuchillo traerá la desgracia adonde vaya.

Miró con ojos centelleantes, dorados como las llamas de los candelabros.

- Vosotros, batidores. ¿Quiénes han desaparecido? Sé que gentes del pueblo se quejaban de familiares que no han vuelto, pero eso no es raro por aquí. Me interesa alguien que pudo haberse atrevido a adentrarse tan lejos, alguien joven, sin duda, y estúpido para no darse cuenta de lo que ocurría...quizá alguien, quizá alguien que no tuviera olfato, como yo.

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13/08/2008, 20:28
Robehr de Bordefronda

"Hijo de puta..." fue el primer pensamiento que cruzo su mente. Ahora los que portaban esa verdad que solo ellos comprendían se preocupaban por los pueblerinos desaparecidos, en este instante en que verdades asoman en el horizonte y los secretos amenazaban con revelarse cobraban importancia los humildes.

Pensó en el Verrugas y en el acto en sus dos retoños, Iommes y Laccyr. Jóvenes e inexpertos, pero no eran estúpidos, simplemente eran inocentes, los años te vuelven sabio y te otorgan la maldad necesaria para sobrevivir, el instinto para desconfiar el freno para dudar.

Aunque tal vez solo fueran sus propios miedos, uno no había vuelto y era probable que jamás volviera, su hermano fue "afortunado", si es que el horror y una mente rota se pueden considerar fortuna. Nadie sabía exactamente que había visto en la espesura, pero sin duda un corregidor tenía las herramientas para arrancarle la "verdad".

- Hemos llorado a demasiados muertos, pocos han vuelto... muy pocos... y solo traen dolor y locura, palabras sueltas y la huella indeleble de la demencia.

Solo los más viejos conocen la existencia del sendero empedrado, dudo que incluso ellos conozcan la existencia de esa maldita puerta metálica.

No creo que nadie, tanto ancianos como cachorros hayan podido recorrer todo este camino sin la guía de un corregidor, menos salvar las trampas del bufón y aun conseguir franquear la trampa de la puerta. -

Y puede que Bordefronda prefiriera morir que darle al corregidor un cachorro al que arrastrar en su locura.

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17/08/2008, 21:17
Corregidor Ottyrr

El corregidor miró a Robehr con ojos de fuego. Su rostro parecía una calavera furiosa y justiciera. La Voz de un poder superior quebró el silencio del lugar y pareció enfermarlo, mientras él repetía:

- Alguien entró aquí antes, y ese alguien robó el cuchillo del altar. Dime quién podría haber desaparecido, o verás los tormentos que te trae la niebla sin forma. ¿Quieres ir al Norte, con el Bufón? Seguir los pasos del Repudiado, perderte en la bruma, donde te arrancarán la carne y tus gritos serán ocultados por la risa histérica del Woolg...

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21/08/2008, 20:34
Corregidor Ottyrr

El corregidor miró incrédulo a uno y a otro.

- ¿No decís nada? En otro lugar os sacaría la verdad...o quizá os creyera, y viera en vuestros ojos que no sabéis más de lo que decís, pero este sitio es ruin y enturbia los pensamientos, y los vuelve en contra de uno. Será mejor que salgamos, porque una vez fuera las cosas serán diferentes.

Ottyyr hizo una señal y los asustados soldados miraron a su sargento, quien asintió y les miró con fiereza. Musitó unas órdenes y se prepararon para volver a salir al pantano oscuro con forma de pesadilla.

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23/08/2008, 11:43
Níbias Roblefuerte

Níbias permaneció unos instantes más en el oscuro lugar mientras el corregidor Ottyrr y los demás se dirigían hacia la salida. Observó el altar, la caverna, respiró el aire viciado y sintió el escalofrío que la humanidad, el estar vivo, provocaba de forma irremisible. Con un gesto de desesperación, moviendo la cabeza a ambos lados, se dirigió finalmente hacia la salida.

Fue el último en marcharse y sus andares no delataban la urgencia que sentía en su alma por dejar atrás aquel lugar. Una vez fuera, se plantó delante del corregidor Ottyrr, aunque no había arrogancia en sus gestos o su voz.

-Se leer el viento en el vuelo del halcón, conozco los signos de la tormenta y la sequía, percibo la energía del animal justo antes de su ataque, así como las señales de su sumisión y entrega. Os puedo instruir sobre plantas, estaciones o cosechas, de igual forma que sobre los secretos de la caza o los senderos y entresijos del bosque. Mas soy hombre solitario. Vivo aislado en una cabaña, sin más compañía que mi propia sombra. No conozco nombres ni hombres. Podéis preguntar cuanto queráis por ello.

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23/08/2008, 14:48
Director

El corregidor farfulló algo en lenguaje antiguo, y salió con el rostro serio, o esa impresión daba, pues era difícil distinguir emociones en su cara mutilada y oscurecida por las caprichosas sombras.

Salieron del "templo" lentamente, y los soldados, alguno tembloroso, portaban las antorchas cuando la luz azulada de la esfera del corregidor ya se había apagado, oculta entre los pliegues de sus ropas. El sargento instruía a sus hombres para animarlos con su presencia segura y asegurarse de que no dejaban nada fuera de su atención. El corregidor, sin embargo, parecía ocupado en otras cosas, como si no le importara ya nada de eso que tuvieran alrededor.

Entonces, justo cuando estaban cerca de llegar a la grieta que conectaba el bosque con aquel lugar, los soldados y los batidores vieron cómo las sombras se espesaban y secuestraban la luz, o bailaban con ella, y se movían y del suelo salían tentáculos de niebla mientras de las paredes eran de negra sombra. Los tentáculos se acercaron y ya no olían el brebaje raro que habían tenido que aspirar, sino un olor dulzón y húmedo, como un pescado pasado y enfermo. Un soldado gritó de miedo, aunque mantuvo su arma y su antorcha altas... mientras el corregidor seguía andando como si tal cosa.

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01/09/2008, 09:17
Robehr de Bordefronda

En esta ocasión no se trataba de trucos, nervios, fábulas o ilusiones. Aquel grito era muy humano, al igual que la garganta que lo había proferido. Los temores de Robehr se confirmaban, entraban en la guarida del lobo, este salía a recibirles con un rechinar de diente y brillo en los ojos.

Ottyrr continuaba su marcha totalmente ajeno a la situación, realmente estaba loco o esa voz le confería una invulnerabilidad a la locura que ahora experimentaban. Por el batidor podía irse al mismísimo infierno con el que le había amenazado para hablar.

No pensaba correr, ni ser presa fácil, se consideraba un hombre bueno y honesto, con sus pecados y sus defectos como todo buen vecino. Pero aquella situación le sobrepasaba por completo, no se quedaría a merced de la benevolencia de un loco.

Sin precipitarse preparó el arco tensando una saeta mientras miraba con detenimiento esa oscuridad palpable, el soldado buscaba el amparo de las llamás, pero por imposible que pareciera la luz no lograba alejar la oscuridad.

Casí en un susurro hablo con el único hombre digno de todos los que se encontraban allí.

- Níbias, ¿también hueles el almizcle?, es como una trucha pasada. Algo nos observa, pero el viento nos trae su olor. Tenemos que intentar saber de dónde proviene para poder tener un tiro de oportunidad. -

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03/09/2008, 15:10
Corregidor Ottyrr

El corregidor se volvió hacia ellos, cuando vio que se habían detenido...

- ¿No os lo he dicho ya? El brebaje que os he puesto bajo la nariz ha dejado de servir. Ahora oléis el pestilente mal que satura esta gruta. Es un olor venenoso que os hace ver cosas que no están, el Soplo del Bufón, lo llamamos. Un aroma que enturbia vuestros sentidos. ¿Entendéis ahora hasta dónde tuve que llegar yo para combatir esos efectos? Venga, seguidme hasta la salida y olvidaos de lo que sea que creáis que estáis viendo.

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03/09/2008, 15:14
Director

Las palabras del corregidor hicieron que un escalofrío subiera por el cuerpo de ambos batidores. Las sombras se deshicieron lentamente, y los tentáculos se fundieron a la piedra, mientras de la niebla que cubría el suelo no aparecían más que ligeros soplos de la brisa de la apertura por la que Ottyr se dibujaba.

Sin embargo, aunque el sargento parecía haber despertado, como ellos, los dos soldados, nerviosos, movían las antorchas de un lado para otro, con las espadas en algo, inseguros de que aquello que aún veían pudiera ser fruto de un veneno.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Tirada: 1d10(+5)
Motivo: Percepción Níbias
Dificultad: 12+
Resultado: 10(+5)=15 (Éxito)

Tirada oculta

Tirada: 1d10(+6)
Motivo: Percepción Robehr
Dificultad: 12+
Resultado: 9(+6)=15 (Éxito)

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05/09/2008, 09:15
Robehr de Bordefronda

Ganarse el sustento en los bosques le había enseñado algunos consejos acerca del veneno y la ponzoña, una alimaña aparentemente inofensiva podría matar a diez hombres como Nibías con su veneno.

Pero el olor de esa cosa superaba todo lo que había aprendido, en su trabajo había sentido la peste de azmicles variados, animales en celo marcando el territorio, carroña, etc. Nada como la peste que ahora le hacía ver visiones, no solo a él sino a toda la compañía.

Robehr tenía sus propias dudas y al igual que todos prefería salir de aquel maldito lugar, si aquella macabra figura se había cortado la nariz para combatir esa peste realmente había pagado un precio alto.

Seguía avanzando en dirección a la salida, pero la flecha estaba cargada en el arco y aun permanecía atento a los alrededores, en ese mismo lugar se demostró que un corregidor es humano y puede equivocarse, los mismos errores podían repetirse.

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10/09/2008, 08:33
Níbias Roblefuerte

-Yo también puedo olerlo, amigo mío. Los sentidos no suelen engañarnos de esta forma, pero quien sabe ya qué es real y qué no.

El cazador se mantuvo bien cerca de su compañero mientras continuaban avanzando hacia el exterior. Por su mente tan sólo pasaba un único pensamiento. Se sentía como un madero que flotaba a la deriva en un mar caprichoso y tempestuoso. No sabía hacia donde podría conducirles la próxima ola y era bien consciente de que quizás tampoco pudieran hacer demasiado por evitarlo.

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15/09/2008, 18:55
Director

Con cuidado, un paso tras otro les acercaba a la salida. El sargento animaba a los suyos a tranquilizarse y avanzar, mientras miraba la oscuridad como a un monstruo voraz que quisiera engullirlos para siempre. El corregidor, al otro lado, andaba sin preocuparse, a paso normal, y no se alejaba demasiado debido a que parecía más preocupado en las cosas que poblaban su mente. Se había vuelto a colocar la capucha y a ponerse un pañuelo en la cara, que parecía tapar sólamente la nariz...o su ausencia. La luz comenzaba a poblar las paredes como una tierna madre acaricia un hijo amado.

Entonces, un grito hizo volver de nuevo la cabeza a los batidores. Un soldado había soltado la antorcha mientras apartaba una mano llena de sangre... comenzó a andar hacia atrás atropelladamente, y todos vieron un gran tentáculo de negrura que se acercó a él para atraparlo. El soldado movió la espada histéricamente, lo que hizo a sus compañeros alejarse de él para evitar que les golpeara. Tanto el otro soldado como el sargento se quedaron quietos mientras aparecían más tentáculos de la oscuridad hacia ellos.

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18/09/2008, 16:43
Robehr de Bordefronda

No puedes provocar a un perro, ni aun cuando este atado. ¿Qué les pasaba a los hombres poderosos, acaso solo con el precio de la sangre escuchaban los consejos de los humildes?

Habían tentado a la suerte durante mucho tiempo, ese infeliz era el primero en pagarlo, trastabillaba torpemente con la mano en la herida, intentando detener la perdida de sangre, Robehr tuvo que apartarse a un lado o por poco recibiría un tajo por parte del asustadizo soldado.

La sangre era muy real, el dolor aun más. Aquello no era una ilusión, ni un almizcle, ni ponzoña ningún veneno, nada, el único, el único veneno era el orgullo de los hombres que los habían traído aquí. ¿Protegería esa arrogancia a Ottyrr frente a la oscuridad? Más le valía.

Bordefronda no se consideraba un santurrón, pero a nadie le gusta dejar morir a nadie, ni por muy equivocado que estuviera. Necesitaban actuar y con rapidez.

Sus impulsos eran sencillos, correr o disparar un tiro a la oscuridad, ninguna de las dos opciones eran sensatas, si cedía al pánico estaba acabado. Necesitaba pensar y con rapidez.

- ¡Joder, garrarle desgraciados, ¿no veis que puede matarnos por el pánico?! -

De donde había surgido la oscuridad podían brotar más miembros como ese, la incertidumbre de no ver ni siquiera conocer a su enemigo comenzaba a abrumarle, notaba un sudor frío en la espalda mientras su mente evaluaba las posibilidad.

- O corremos o intentamos matar esa abominación, como permanezcamos quietos somos presa fácil, ¡olvidaos de ese puto corregidor malnacido, pensad en vuestras vidas! -

No era consciente de la gravedad de sus palabras, pero después de esto había perdido cualquier miedo hacia esas capuchas, eran mercachifles de la carne, locos sádicos e inhumanos que jugaban con las vidas de otro. A Robehr le preocupaba más la alimaña de Ottyrr que incluso aquel engendro.

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19/09/2008, 18:03
Níbias Roblefuerte

Del grueso pecho de Nibias Roblefuerte nació un gruñido animal. Un gruñido hacia la oscuridad, hacia el corregidor que les había hecho entrar en aquella boca oscura, al destino y al mundo. ¡Y el suyo era un gruñido poderoso!

-¡Por las heces de un cerdo! ¡Hasta aquí hemos llegado! - su vozarrón restallaba en aquella cueva como el trueno en mitad de la tormenta. El color subió hasta su rostro por la rabia que ahora se había hecho dueña de sus actos -. ¡TODOS FUERA! ¡YA!

Sus movimientos contradecían sus palabras, ya que mientras empujaba a todos hacia fuera él se adentraba en la cueva en dirección al soldado herido.

-¡Vas a venir conmigo aunque tenga que tumbarte a palos y sacarte a rastras! – la amenaza de Níbias no era en vano.

Ignorando por completo los tentáculos y el supuesto peligro que suponían, se aproximó hasta donde se encontraba el hombre y centró su atención en él.

No existen, no existen, no existen... – se decía una y otra vez.

Al llegar a su altura levantó un puño en alto, dispuesto a golpearle y sacarlo de allí sin sentido.

Notas de juego

Mi intención es ir directo hacia él, como si nada más existiera y sacarlo a hombros de la cueva.

¡Venga! ¡Ya puedes matarme!

:-D

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23/09/2008, 18:30
Director

Ante las palabras de Robehr, los soldados sacaron las espadas, incluso el sargento, y comenzaron a lanzar tajos a los tentáculos en cuanto los veían. Cuando éstos eran tocados por los filos, se convertían en humo negro que se fundía con la oscuridad reinante. El otro soldado joven chilló como un cervatillo herido cuando notó un tentáculo ascender por su pierna, y lo cortó limpiamente, haciéndolo desaparecer.

Pero seguían brotando más. Los soldados no se atrevían a entrar, pero tampoco querían abandonar a su compañeros, que gritaba enloquecido al otro lado de la negrura, ya absorbido por ella. Sus chillidos histéricos resonaban como si gritara dentro del vientre de un espantoso monstruo.

Níbias se decidió entonces y se abalanzó hacia la oscuridad, y fue engullido por ella, con varios tentáculos que salieron a su encuentro enrollados en su cuerpo.