Partida Rol por web

La misión y las órdenes eran claras. Tenían que salir de ahí con el herrero rúnico, rezaba a sus antepasados para que esa cosa demoniaca no se levantara de su sueño y acabara con el herrero rúnico. En sus manos estaba esta misión, y quien sabe si la supervivencia de su especie a largo plazo. 

Cada tesoro que recuperaran les daba opciones para volver a ser lo que fueron largo tiempo atrás. Y si para ello tenía que dar su vida, lo haría. Y la verdad era que tenía cartas para no acabar vivo la misión, el tiempo lo diría...

De repente, el rhunky salió escapando de unos tentáculos... Debían salir de allí cuanto antes... Pero al momento apareció una horda de skavens, y el suelo empezó a temblar. 

¿Qué cojones?...

Parecía que la caverna se venía abajo, que todo estaba perdido, pero por suerte tan solo fue un peligro real para los propios skavens, que fueron aplastados por sus propios artilugios del demonio. No pudo evitar sonreir ante esa justicia poética. 

- Rata buena... Rata muerta...

Rápidamente formaron en cuña, y siguiendo las órdenes de su líder, hizo sonar el cuerno como si intentara terminar de tirar la caverna abajo. 

El sonido resonó a través de todo el lugar, y el propio Garrim intentaría apuntando hacia todos los lados de la gruta, que tomara todas las salidas posibles por si hubiera la posibilidad de que alguno de sus aliados pudiera escucharlos e interpretaran que el ruido que sonaba no era un mero desprendimiento, sino una batalla en toda regla.

Ahora lo tendrían bien claro. Haciendo las llamadas pertinentes y al paso de la formación, siempre escondidos tras los escudos de manera ordenada, Garrim se concentró en golpear y no ser golpeado. El cirujano lo había dicho claramente: Descansa cuanto puedas. Y debido al sobresfuerzo ya había notado saltar unos puntos, y ahora la sangre caía por debajo de su armadura. Estaba dolorido, pero tenía que seguir. 

No era un enano cualquiera, era del Clan de los Borinson, como su hermano Dorg. Le miró de reojo por si acaso no tuviera tiempo de despedirse porque las cosas se torcieran, y siguió al paso, aguantando estoico y rebanando ratas que se acercaran lo suficiente como para entorpecer la marcha de la cuña.

El ruido de acero contra acero, de chillidos de rata y de gritos con órdenes era constante, sin necesidad de verlos, sabía que el grupo de rompehierros estaba manteniendo la posición contra la horda de skavens. Aún así, no conseguía tapar el sonido de piedra desmenuzándose que seguía persistente en mis oídos, mientras, por su parte, veía como Girthal se movía despacio, completamente concentrado, por la sala donde estaba la runa. Sabía que aquello no era una buena señal para nosotros pero poco podía hacer más que mantener mis armas listas para disparar al menor signo de presencia del demonio.

Entre tremendos sudores, el herrero consiguió su objetivo, tenía la runa que habíamos venido a buscar, pero el demonio había despertado, ante mis ojos vi como los tentáculos de los que había hablado el venerable rhunki cobraban forma. Disparé de inmediato mientras reculaba, cerrando la ordenada retirada hacía los nuestros que ya encabezaban el herrero y los montaraces. Mi arma resonaba con cada disparo dedicado al demonio y el olor a pólvora impregnaba mis fosas nasales.

En cuanto llegamos a la formación de rompehierros, Kurdrim ordeno una formación en cuña. El cuerno resonó en la sala mientras todos corríamos a la carga. Desde mi posición interior la rutina era clara, uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis disparos sobre la masa de ratas, recargar mientras continuaba la carga y vuelta a disparar. No era fácil, de hecho, antes del brutal entrenamiento al que nos había sometido el barbahierro en los salones de entrenamiento de Karak-a-Karak no habría podido tan siquiera pensar en hacerlo.

Seguíamos corriendo cuando la tuneleadora, nombre que decidí darle a ese engendro skaven, hizo su aparición, mostrándome qué era lo que había causados los extraños ruidos que no había dejado de oír. Le eché un vistazo, tratando de fijarme en cuantos más detalles posibles, no tanto para copiar su torpe y poco útil tecnología, pues sabía que era una completa pérdida de tiempo sino para encontrar el método más eficaz para contrarrestarla.

Conseguimos abrir hueco, dejando enemigos nuestros bajo nuestras botas, aunque nuestra situación aún no era buena, las ratas no tardarían en reagruparse, el demonio no cesaría en su persecución. Cuando nos detuvimos para recobrar el aliento no sabía cuánto tiempo teníamos, pero seguro que era poco. Antes de que Kudrim diera su orden yo ya estaba rebuscando entre mis bolsillos en busca de los cilindros metálicos llenos de dinamita que había conseguido en la torre.

¿Donde Dorg?- Le pregunté al minero, preguntando por el mejor lugar para colocar la carga explosiva y bloquear el túnel que recorríamos.

La situación era peliaguda, debía sacar la runa, pero como?, de repente algo paso, algo recorrió mi mente en una milésima de segundo, ese algo parecieron minutos, o incluso horas, durante las cuales vi el inicio, la creación de la raza enana, vi a Valaya y como hacia runas, como los herreros inscribían runas jamas hechas por los mas altos herreros rúnicos, vi como la misma Valaya incrusto la runa en la pared, vi como lo hacia y algunas cosas mas, cuando el flash paso unas lagrimas incesantes recorrieron mi cara empapando mi larga barba mientras manipulaba la runa, pero un estruendo y movimiento de piedras y tierra hizo que justo cuando sacaba la runa, esta saltara. Con un acto reflejo, la agarre, pero ese movimiento hizo que pisara uno de los tentáculos del demonio, quien dándose cuenta de lo que sucedía me ataco, pero fueron repelidos, solo en una ocasión consiguió golpearme pero pareció un simple empujón.

Parecía que la misma Valaya me protegía. Salí de allí acompañado de los otros enanos que habían venido a protegerme para llegar a la gruta que defendía Kurdrim y sus enanos, estaban rodeados por ratas, algunas muertas, pues había aparecido un engendro mecánico que debía ser el causante de aquel temblor y de que hubiera despertado al demonio.

Sin mas me introduje en la formación y cuando iba a decir lo del demonio Kurdrim ordeno cargar, no iba a discutir sus ordenes en este momento, aunque me hubiera gustado ver como un demonio machacaba a las ratas a cientos, pero seguro que Kurdrim tenia varios Dammaz que resolver con esas ratas, así que tocándome el pecho donde guardaba la runa avance con ellos, atacando a aquellos que se acercaban mucho o intentaban saltar por encima, cayendo sin problemas a mis pies.

Cuando Kurdrim se cargo al líder las ratas como las cobardes que son salieron por patas, entonces fue mi ocasión y digo:- Debemos salir de aquí, el demonio esta despierto, debemos poner al enemigo en medio y así se entretendrá. Debemos advertir a la guarnición del puente de lo que puede llegar a merodear por sus alrededores y comunicárselo al rey para que mande Matademonios en su busca. Y ahora, Volvamos cuanto antes ante el rey y el consejo de Herreros Rúnicos.

La aparición de aquella máquina infernal hizo que se me erizaran los pelos de la barba. Pero que diantres!!! No solo teníamos que preocuparnos de nuestros ancestrales enemigos, sino que además ahora parecía que habíamos despertado a un demonio, y para colmo de males ahora aparecía todo un montón de ratas asquerosas dispuestas a entorpecernos el camino. La verdad es que no se podía pedir más!!! Estaba siendo un día precioso!!!

Ante la llegada del herrero y a juzgar por su mirada, dejó claro que teníamos lo que habíamos venido a buscar, pero también se veía la premura de que teníamos que salir de allí. Las órdenes de Kurdrim no tardaron en hacerse sentir incluso por encima del barrullo provocado por el desprendimiento de rocas. Cerrándonos en torno al herrero y su valiosa carga, nos dispusimos en la formación indicada. Afianzando el estandarte en mi mano izquierda así con fuerza el hacha con la derecha, sonriendo con fiereza ante la inminente carga.

- Sopla fuerte joven Garrim!!! Que conozcan el ruido de la muerte cuando esta se les hecha encima!!! Y que todos nuestros enemigos sepan que aún estamos aquí!!!

Tras posicionarme a la derecha en la formación en punta, hice ondear nuestro estandarte a la par que sonaba la nota límpida y sonora del cuerno de Garrim. Se me hinchó en pecho de orgullo por la marcial formación que comenzó a avanzar en un ligero trote que poco a poco se convirtió en una corta carrera que nos tenía que hacer topar contra el muro de pelos, armas oxidadas y la apestosa olor a almizcle de aquellas ratas.

El encontronazo fue salvaje. Como si de un cuchillo recién afilado se tratase, nos introdujimos entre las líneas enemigas, rebasándolos mientras las ratas morían a nuestro paso. Una de ellas trato de golpearme, pero tras bloquear el ataque con el mástil de acero del estandarte, ataqué con fuerza,  notando como mi arma traspasaba el hombró de aquella estúpida alimaña hasta casi arrancárselo…

Pronto, y a pesar de la fuerza del embite nos acabamos deteniendo, atascados entre la multitud de ratas que atacaban desde varias partes al mismo tiempo. Los golpes comenzaron a sucederse con rapidez, evitando la mayoría aunque algunos de ellos golpearon mi preciada armadura dejando marcas que me hacían enfurecer. Mientras Kurdrim luchaba a muerte con su líder yo me las tuve que ver con una rata pesada que pugnaba por arrancarme el estandarte de las manos.

- Saca tus sucias manos de ahí rata inmunda!!! – bramé instantes antes de golpearle con la cabeza dejándola atontada para patearla a continuación.

El humo ya comenzaba a agolparse a nuestro alrededor, pero la muerte de su líder más las numerosas bajas sufridas a nuestras manos, hicieron que el resto de ratas acabaran por amilanarse y comenzaran a dispersarse. La voz de mando de Kur nos puso en marcha nuevamente…

- Espero que no estés cansado Joven Garrim… Esto solo acaba de empezar!!! – Y tras aquello, me preparé para una nueva caminata a paso ligero mientras reía. Antes de seguir corriendo saqué mi petaca de debajo de mi armadura y pequé un buen trago de brandy fuerte y de aroma intenso – Toma!!! Esto te revigorizará los músculos!!!

Lo estaban consiguiendo, el grupo unido consiguió la runa sin perder ningún miembro y ahora empujaban como una marea de metal fundido todo lo que se abría a su paso. Mientras los guerreros atravesaban la débil defensa Skaven el ingeniero echó un largo vistazo al ingenio ratonido, una polea gigante que accionaba dos enormes y gruesas cuchillas capaces de arrancar piedras del tamaño de un enano, otras cuchillas más pequeñas y muelas de moler convertia la piedra en fino polvo además de echarlo a un lado. Aquel ingenio parecía ir a vapor, pero por aquel humo verde nada saludable tenía sus dudas. Manoseaba en la bolsa buscando el explosivo mientras preguntaba a Dorg donde poner las cargas. Vio el ingeniero un pequeño fuego que lamia la parte delantera del aparato, que por la fricción debería estar todo al rojo viví, pero no lo parecía. Viendo el tamaño de la máquina pensó en una explosión y que era muy plausible que esto sucediera con la consiguiente desgracia para los suyos en aquella posición desventajosa. Aún con un demonio que parecía no seguirles, aunque bien sabía (porque lo ve) el maese herrero que echaba fuego por ponerles el tentáculo encima y destrozarlos. El barbahierro se fundió en el combate como una gota de miel en agua para un té, destrozando todo lo que tenía al alcance de su arma, los más novatos asintieron a una muestra de marcialidad y dominio de las armas, los más veteranos asintieron en silencio aprobando por enésima vez la actitud y buen hacer de Kurdrim. Habia matado a aquel ser, solo se veia icor negruzco caer y un olor a pis y escrementos podridos que impreganaba la nariz. La formacion se re-compuso para atender cualquier otro nuevo peligro.

Cuando el ingeniero consiguió avisar sobre la posibilidad de una explosión de la máquina, no hizo dar muchas explicaciones a los heridos o extenuados, todos redoblaron esfuerzos por enésima vez para seguir la marcha. La dinamita se colocó en un punto que designo Dorg y Bemlir aprobo, para destrozar la máquina y sellar el agujero y se puso una mecha extra que permitiera a todos dejar atrás el túnel sin más percances. Al llegar al cruce donde esperaban los montaraces esto hicieron un gesto con las manos para que no hicieran ruido y se tocaron la nariz para que olieran eso que había en el aire. Al acercarse la magia que ocultaba a los parientes perdidos se vino a bajo y una descarga de fuego los cogió totalmente desprevenidos mientras otros cuatro cargaban con sus terribles armas.

En aquel momento una explosión seguida de otra más fuerte, produjo un sonido de succión que mosqueo mucho a Dorg, pues la explosion era prematura, aunque dudó de sus pensamientos estos se materializarlos al momento, sin que llegara a dar la voz de alarma. Toda la pared se vino a bajo y una buena parte del suelo se hundio bajo sus pies, la carga hizo un efecto moderado, pero aunque una montaña se cerrara al rededor de ellos músico, porta estandarte y veterano barba hierro sufrieron lo peor de todo aquello.

Mientras el mundo se les venia encima, cada uno se aferro como pudo a su vida, a su escudo o sus armas. El combate hubiera sido cerrado si no hubiera aparecido esa avalancha. Pero durante los siguientes segundos, solo se escucho las ultimas piedras en caer, mientras el polvo iba lentamente depositandose sobre los heridos, moribundos o hermanos que ya nunca probarian una buena cerveza.

El derrumbe me pilló tan de improviso que poco pude hacer para evitar quedar enterrado por los escombros.

El alto fue dado de forma rauda cuando los montaraces localizaron a los traidores hijos de la oscuridad. Notaba las venas de la frente palpitar de rabia ante su presencia, pero no podíamos arriesgarnos a un enfrentamiento, no ahora que llevábamos la runa... lo primero era el deber por mucho que me pesara.

Alcé la mano, deteniendo al grupo reclamando silencio mientras pensaba el mejor modo de proceder ante aquel contratiempo cuando, sin más aviso que el ensordecedor estruendo, la caverna se nos vino encima

Con el tronar de cien mil truenos al unísono las rocas empezaron a precipitarse sobre todos los presentes, eludiendo las primeras por muy poco solo para ver como ante la cantidad de pedruscos mi cuerpo quedaba sepultado bajo la avalancha, notando como el gromril chirriaba e incluso se abollaba en algunos puntos donde los impactos eran más fuertes haciendo que el mundo quedara reducido a la negrura más absoluta

Una vez hubo pasado el desprendimiento escuché, atento, por si había réplicas y al no escuchar nada moví levemente el cuerpo, buscando si había sufrido algún daño serio. Noté aquí y allí alguna magulladura y moretones, pero nada a tener en cuenta con lo que, haciendo acopio de fuerzas, empecé a empujar hacia arriba y los lados para intentar liberarme viendo agradecido como un resquicio de luz aparecía de entre los cascotes, permitiéndome salir de entre los escombros hasta la cintura

Resoplé, tanto por el esfuerzo como por la satisfacción de verme medio liberado, reparando entonces en el desastre que se veía a mi alrededor... ¡la runa!¡Girthal! Busqué con la mirada al rhunky con un peso sobre el corazón. No podíamos perder ahora al portador de la runa, no después de lo que había costado

Pero mi búsqueda se truncó cuando cercano a mi posición emergió un maldito seguidor de Hashut con claras intenciones en la mirada a la par que Kurgan empezaba a zafarse de las rocas...

¡Kurgan! Busca a Girthal, sácalo de entre los escombros si ha quedado sepultado, yo me ocupo de este ser- le dije a mi fiel compañero mientras empuñaba mi arma y le lanzaba un tajo a la cabeza al enemigo viendo como el estar medio enterrado me hacía fallar el golpe por poco

La defensa de las ratas se vino abajo, lo que nos permitió avanzar ya sin ningún tipo de peligro inminente. Solo la amenaza de una explosión en la parte trasera nos hizo avanzar. No obstante no estábamos preparados para la nueva amenaza. Nuestros oscuros hermanos emergieron de la nada, escondidos por su vil y maldita magia.

Pero entonces llegó la deflagración y el derrumbe. Apenas tuve tiempo de sujetar con fuerza mis pertenencias y el estandarte. Las rocas golpearon mi cuerpo en innumerables sitios. Una de ellas golpeó mi cabeza, con un sonoro golpe que me dejó aturdido. Sujeté el estandarte con ambas manos dejand que el resto de rocas golpearan mi espalda y mis brazos haciendo que al final callese de rodillas hasta quedar sepultado por una capa de tierra y grava.

Cuando todo se calmó comencé a forcejear, notando como con la fuerza de mi cuerpo las piedras se apartaban hasta djarm salir al exterior. Allí la situación era caótica!! Kurdrim ya había conseguido desenterrarse aunque su situación no era del todo la ideal. Pero lo peor eran nuestros hermanos malditos. Uno apareció cerca de nuestra posición y mi amigo no tardó en lanzarse contra él.

Sus órdenes resonaron por encima del tumulto que estaban montando. A duras penas me contuve de lanzarme yo también contra nuestro odiado enemigo, pero Kurdrim tenía razón. El herrero tenía que ser rescatado, ya que sino todo nuestro esfuerzo habría sido en vano. Asentí en silencio mientras clavaba el estandarte entre las runas

Con fuerza tensé los músculos para terminar de desenterrarme. Una vez lo consiguiese comenzaría a remover piedras hasta dar con el Rhumky, para seguir luego ayudando a salir a los demás.

Avanzaban en formación cuando de repente se escuchó un estruendo, y de nuevo, se hizo la oscuridad. No veía nada. ¿Estarían el resto también atrapados?

Intentó moverse con todas sus fuerzas, para hacer el hueco suficiente para hacer sonar el cuerno y que le localizaran rápidamente.

Salimos del alcance del demonio y destrozamos a las ratas, ya me creía a salvo pero no era así, los malditos nos encontraron, No! no sera este el momento que os llevéis lo que tanto nos ha costado. Miro al rededor buscando al Hechicero, a ese cabrón que podía dar a toda la misión con el traste. Pero no dio tiempo ni a enfrentarse con ellos, ni a encontrar al Hechicero, de repente todo estallo, el suelo y la pared se desplomaron y cayo, se deslizo por el suelo a una velocidad rápida pero acabo enseguida, cascotes cayeron a su alrededor y se protegió como pudo con el escudo, cuando el polvo aun ocultaba parte de la visión, se palpo el pecho, comprobando que aun seguía hay la runa y se percato que estaba enterrado hasta la cintura. Por lo que ni corto ni perezoso se puso a intentar mover rocas para desenterrarse.

Estaban en medio de un mar de polvo en suspension, rocas y enemigos que intentaban como ellos sobre vivir a aquel derrumbamiento. Sus enemigos tenian oscuros planes para ellos si los cogian vivos, pero masacrarlos alli mismo no era ningun inconveniente, siempre se podia encontrar otros esclavos.

Desde debajo de las piedras solo se escuchaba a Kurdrim bramando ordenes, voz que llegaba turvia y empalagosa. El resto era todo silencio. Interrumpido por un ataque o dos, que impactaban causando un dano menor por lo que parecia, ya que el combate proseguia.

El querido porta estandarte se afanaba en salir de aquel agujero, pudo ver aun con el esfuerzo, como la fina mamposteria habia cedido, no por el paso del tiempo si no por una obra secundaria en un lateral del tunel, una obra echa en muy poco tiempo que provoco lo que tenia bajo sus narices. Del grupo solo pudo ver al maese herrero, quejandose a su manera y lleno de polvo, las contusiones y heridas serian tratadas en otro momento ahora solo cabia una cosa, salir por piernas y pronto.

Thorkas Gurisson salio de su agujero como pudo pero lo hizo rapido, tenia al maese herrero justo al lado asi quesin duda lo ayudo a salir siguiendo las ordenes del barba hierro, ofreciendole una mano amiga que era como beber del agua mas cristalina de un arrollo de montana.

Uno de lo enanos montaraces consiguio salir bajo una lluvia de tos y polvo que lo envolvia todo, no perdio mucho tiempo en hacer fuerza con las manos e intentar salir como pudo, pero no le fue posible, tenia muchas piedras al rededor que no le dejaban. Levanto un segundo la cabeza para ver como el guerrero sin cara le propinaba un tremendo golpe al barbahierro, ese golpe hubiera decapitado a un buey de buen tamano, haciendo que la cabeza volara a 100 pasos. No fue asi, el barbahierro tomo su arma con una facilidad pasmosa para devolver el golpe, como si nada hubiera pasado. Si sobrevivia un dia mas contaria esa historia al fuego de una lumbre, con una espumosa jarra.

Se escucho un sibilino lenguaje, alguno de los parientes perdidos se comunicaban entre ellos algo mas haya, si se les echaban encima en ese momento, dificil lo iban a tener.

Aquí y allí empezaba a escuchar movimiento y por el rabillo del ojo vi como algunos de los buenos dawis emergían cual fénix de entre los escombros, entre ellos el herrero, lo que me hizo suspirar aliviado... más aquel despiste me costó que el yelmo me retumbara con un fuerte golpe, haciendo que por un momento la cabeza me diera vueltas.

Al girar el rostro hacia el origen de aquel golpe vi como el oscuro ser que tenía frente a mí sonreía de oreja a oreja, dejando ver los colmillos en su boca; aquella aberración tenía que perecer

Fruto de la rabia por el golpe recibido aparté de un brusco empeñón una roca que me aprisionaba el cuerpo y, alzándome triunfante, alcé a Dumgrob sobre mi cabeza dispuesto a acabar con la vida de mi enemigo y a liderar a la compañía de regreso al hogar. A todos. Nadie quedaría por el camino

El joven Garrim se encontraba inconsciente, rodeado de escombros. Por suerte su armadura era de la mejor calidad. Así que aún tenía alguna posibilidad. ¿Se pararían sus compañeros a salvarle? ¿Podrían hacer frente a lo que hubiera ahí arriba?

En su mente tan solo podía sentir el calor de una buena cerveza, una mullida cama... Pero no era mas que una ilusión fruto de la sangre que había perdido. Estaba inconsciente. Tenía que despertar. Sus compañeros le necesitaban...

Pero... ¿Podría?

Cuando las rocas terminaron de caer estaba completamente cubierto de ellas, tratando de respirar lentamente como a todos nosotros nos habían enseñado a hacer en nuestra juventud.

Entre los cascotes creí ver un pequeño haz de luz y escarbe en su dirección con toda la fuerza que pude hasta que conseguí sacar la cabeza y un brazo. Iba a hacer falta algo más para terminar conmigo.

Gracias, dijo escuetamente a la par que viendo que había un enemigo en las cercanías le dijo a Thorkas:- Sigue desenterrando a los demás que tienes mas fuerza, yo me encargo de entretener a este engendro.
Y avanzó hacia el con el escudo embrazado y colocado por delante mientras hacia girar su martillo rúnico.
Debían juntarse cuantos mas mejor y el herrero no era tan fuerte como otros moviendo piedras, pero si luchando, era un Enano! y ademas Herrero!, se iba a enterar ese engendro del demonio.

La situación era bastante tensa. Varios de mis compañeros no habían conseguido salir aún de entre los escombros, lo que significaba que podán estar ya muertos o quedándose sin oxígeno. Mi amigo Kurdrim luchaba contra los pocos enemigos que habían conseguido salir mientras que yo seguía pugnando por destrabar mis piernas, aún sujetas bajo el abrazo amoroso del derrumbe.

El golpe que recibió Kurdrim en la cabeza me hizo pensar en lo peor. Aquello habría matado a cualquier enano…pero claro, Kurdrim no era cualquier enano. Sabía que la rabia lo encegaría, y necesitaba de mi ayuda. Girthal parecía ya haberse deshecho de las rocas que le circundaban y parecía dispuesto a echar una mano al barbahierro. Se estaba exponiendo tontamente.

- Girthal!!! Saca tú a los demás!! Yo ayudaré a Kurdrim. Tú no puedes exponerte y necesitaremos tu ayuda más adelante seguro si aparece ese maldito hechicero de nuestros “mezquinos amigos”. – y dicho aquello apreté los músculos para intentar salir de una vez por todas de aquel amasijo de rocas y arena que me mantenían aprisionado.

Con un poco de lastima por la perdida del combate pero con el saber de que dice la verdad respondo a Kurgan: - Esta bien, ayudare a Thorkas a sacar a los demás, pero si te ves en dificultades avisa. alejándome de la zona que iba a defender me acerco al primer enano que vea para intentar sacarlo, moviendo piedras, o haciendo palanca con mi Martillo Rúnico, lo que vea mejor.

Aún resonaba algún roca al caer, y el eco se intentaba diseminar hasta encontrarse con las paredes de la roca que absorbían en total silencio cualquier ruido que intentará atravesarlas. Parecía que aquella zona no estaba libre de un nuevo derrumbamiento y sólo el gobo más idiota(cualquiera vaya) pasaría entre risitas histéricas tocándolo todo.
La personal lucha entre el barbahierro y la caótica figura que tenía delante parecía empatada sobre todo después de calcular a ojo el terrible golpe recibido por el barbahierro , pero aquel infeliz engendró no entendia aún debido a la posición y con sus numerosos años de lucha marcial aquien tenía delante.
El resto intentaba sobrevivir, mientras el miedo atenazaba sus corazones y los nervios nublaban sus juicios, la falta de aire era un bien que no todos apreciaban debidamente, y lo iban a entender a las malas.
Los que podían ayudar así lo hacían, en medio de una nube de polvo y tos seco. Pero era un momento que las manos faltaban y los males se multiplicaban, como hacia milenios en la raza dawi así que hicieron lo que mejor se les daba seguir empujando a contra corriente, en una obstinada marcha hacia la victoria o la muerte.

Poco a poco los enanos fueron ayudándose a salir por medio de sus hermanos o de sus propios brazos, por su parte los parientes perdidos no perdieron el tiempo y pronto dos tiradores se apostaron entre los escombros para buscar un ángulo de tiro que le favoreciera. En este tiempo los hermanos montaraces ayudaron a un hirsuto Kurdrim a despachar a los parientes perdidos que tenían justo delante. No sin sufrir severas heridas por partes de los tiradores y de los propios enemigos que se defendían con puro odio.

Este tiempo fue vital para que la unidad se recompusiera pero dio tiempo suficiente para montar una contraofensiva por parte de la extraña unión entre los seguidores de Hashut y los terribles Skaven que tanta sangre habían derramado para terror de la raza dawi.

Las alimañas comenzaron a salir como un agua que se rebosa lentamente, ratas del tamaño de un gato gordo como máximo,a estas las siguieron de cerca unos Skaven bien armados no podía verse a su líder así que era probable que salieran corriendo a la mínima oportunidad, pero estas estaban apoyados de cerca por unos tiradores que no desaprovechaban los disparos aún con la formidable formación enana que cerraba la compuerta ante el aluvión que se les venía encima. Garrim se tambaleaba aguantando el escudo con zeñuda obstinación, pero todos temían que se desvaneciera en cualquier momento, eso no impidió que siguiera haciendo sonar el cuerno ante las órdenes de Kurdrim de manera mecánica. Mal heridos y acosados intentaron buscar refugio atravesando el túnel sin más bajo la presencia de innumerables ratas que los acosaban por los flancos, Kurdrim dio órdenes de organizar otra voladura para permitirles salir de allí evitando lo peor que se les venía mando a los dos montaráces y al ingeniero, que ciertamente cansados aceptaron el encargó de preparar una voladura. Las ratas se le tiraron encima en el momento que salieron de la formación aún así las despacharon a pisotones y hachazos, sufriendo a cambio alguna mordida en los antebrazos y canillas.

Desde el montón de escombros volvió a aparecer el estandarte de los predilectos de Hashut, seguido por un par de soldados que le protegían los flancos, sus enormes armas necesitaban mucho espacio para maniobrar se pero serían capaces de destrozar un caballo de guerra sin aparente esfuerzo.
Un nuevo derrumbe en el túnel detrás de la formación hizo temer lo peor, una nueva amenaza que sonaba desde la retaguardia. Pero lo único que sucedió fue que se lleno el túnel de polvo dándoles unos valiosos segundos donde el fuego sostenido de mosquetes descargaron su terrible fuego, llenando la zona de humo negro y de ruido. Un ruido que mató a  Ursus Barbagris sin pena ni gloria, dejando un hueco en la formación que sólo lo relleno la obstinación de los demás, en forma de zeñudo silencio.

Había que organizar una retirada, pero los enemigos no eran poco hábiles en el arte de la guerra, así que no dieron cuartel atacando a la formación matando por el camino a los Skaven que no se apartaban lo suficientemente rápido, para trabarse en un cuerpo a cuerpo brutal. Todos pudieron ver como el estandarte quedaba levitando a pocos centímetros del suelo, impulsado por su oscura magia que desprendía un sentimiento de amenaza hacia todos. El porta estandarte era un ser capaz no podía igualarse al nivel marcial de Kurdrim pero no era un necio, sabía evitar lo peor de las acometidas para tantear con certeros golpes la magnífica armadura del barbahierro. Su guardia de honor mantenía a ralla con odio y pericia al resto de la unidad que sólo aguantaron el primer envite gracias a tener los escudos entre lazados y hacer ataques de apoyo de forma conjunta. En toda aquella amalgama de pelos, metal, dientes, sudor y mucho polvo se escucharon varias detonaciones en este caso amigas por parte de Garrim y un virotazo por parte de uno de los montaraces que se clavo de lleno en una de las manos de la guardia personal del porta estandarte, que aunque siguió con sus ataques como si nada un icor que era sangre en parte y algo que nadie quería saber comenzó a caerle por la mano, llenándo a todos de sangre con cada nueva mortal acometida.

La unidad se tiró hacia delante intentando hacer espacio para poder hacer una maniobra de repliegue lo más cómoda posible evitando las bajas por encima de todo.Kurdrim escucho decir a Garrim -Dejamelo a mi - y no entendio a que se referia aquello, aquel jovenzuelo tenia sus propias ideas y eso le molestaba, pero no podian saber que la fiebre ya le atenazaba sus cuerpo enfermo.  Los caóticos primos habían decidido complicarlo aprovechando el número de ratas que tenían a su favor, el músico en un último esfuerzo paró un golpe con su hombro del portaestandarte dirigido al cuello de Kurdrim para luego dar dos zancadas y caer sobre el estandarte con una mano abierta desequilibrando su enorme envergadura, y produciendo un terrible sonido de siseo mientras el metal de su guantelete comenzaba a ponerse al rojo vivo y las prendas de tela o cuero se quemaban soltando un denso humo, pero consiguio que el estandarte tocara el suelo con un repicar. En ese momento la criatura que lo portaba se giro con una encolerizada mirada llena de arrogancia y superioridad, en su mundo él era un ser especial muy por encima de los demás pero en ese momento estaba expuesto a una de las mejores unidades de elite que el rey de Karaz-a-karak podía enviar.

Y Kurdrim no necesito mucho más para ver un hueco en la guardia abierta, evitó una mortal acometida dirigida ha hacer daño en caso de atacar a su señor pero nadie pensó en la velocidad natural del barbahierro y mucho menos en que perdería la formación para hacer un ataque más que contundente contra el flanco y la espalda del caótico hijo de Hashut, ataque que recibió sus frutos viendo como manaba sangre de un boquete abierto con un hacha rúnica que ya nada cerraría. En ese momento Kurdrim miró a los ojos al joven músico y vio como este se desvanecía por el terrible dolor que le atenazaba en las costillas, en la mano y en el alma ya que el demonio que se manifestaba por el estandarte ese que había vigilado la zona con sus sucios tentáculos intentaba en un último esfuerzo llevarse aquella alma mortal.
-Retirada!!!- rugio Kurdrim mientras volvía a la formación y aguantaban lo peor de las ratas que aun quedaban ya que muchas habian decidido empezar a correr y de los nuevos caóticos que les perseguían de cerca cambioando el disparo a distancia por la lucha cuerpo a cuerpo, temerosos de perder a su senor y de sus futuras repercusiones. Aprovecharon unos segundos de confusión cuando el estandarte caótico comenzó a quemarse y deshacerse al igual que el porta estandarte que comenzó de forma mágica a quemarse con una llama azul y roja. A nadie le importó con las cargas preparadas no esperaban hacer caer la pared pero si darles tiempo para ganar unos minutos de distancia para poder huir la fortaleza quedaba cerca y los montaraces sabían el camino a la perfección.

(continua)