Partida Rol por web

Herido como estaba, Mr. People no podía ser de mucha ayuda, así que se recostó sobre la pared, apretándose la zona de la herida, aquejándose brevemente del dolor.- Joder... la próxima vez, chaleco incluso para ir a mear.- Observando el vuelo errático de Ishtar, y no pudiendo realizar muchas más cosas, espera a que le acerque el policía para socorrerlo como buenamente pudiera.

- Información es poder.- se dijo para si mismo, así que empezó a repasar la escena, ubicando a los diferentes actores. Desde su situación solo pudo ver a tres "personas" realizando actos de valentía; un mochilero que deja inconsciente a señoras mayores, una sombra humanoide que lanza bolas de energía y una diosa exhibicionista que salva policías. - Podríamos montar un buen grupo musical...-. Pero le faltaba algo. Uno de los robots pequeños no había "funcionado" como los otros, rebelándose, así que alguien más, aparte de los tres mencionados, estaba intentando parar las máquinas, pero desde su situación, Mr. People no conseguía verlo.

Mientras tanto, el resto de "policías" empezaron a rodear a la máquina moviéndose de un sitio para otro y evitando ser un blanco fácil, a la vez que buscaban algún tipo de señal que les diera a entender quién (o qué) estaba controlando la excavadora-transformer. Diez pares de ojos ven más que dos.

Mientras Svyatoslav sigue desaparecido, la recién llegada sombra humana lanza un ataque calculado para hacer derrumbarse parte del techo de la zona de obras, haciendo sucumbir al recien animado robot-excavadora. Éste parece tener un fallo de funcionamiento durante un momento, pero al instante reacciona desviando con su fuerte brazo los trozos semi-fundidos de materiales que se desplomaban sobre él y ruge con reververaciones metálicas, inundando de sonido toda la estación.

Erika, por su lado, estaba plenamente concentrada en sus asuntos telemáticos, disfrutando de lo lindo con el nuevo puzle a resolver que suponía la presencia y control de semejantes androides, cuando un hombre anodino se colocó sigilosamente junto a ella y le susurró algo. El enorme robot, que parecía que iba a correr la misma suerte que su "hermano pequeño", recobró el control sobre sus propias acciones. Esto fue observado por Mr. People, el herido, en posición privilegiada para ello y centrado precisamente en esa actividad.

Los policías a nivel de andén también estaban bastante ocupados, éstos tomando posiciones buscando el mejor blanco posible contra la abominación robótica. Afortunadamente de momento ese artefacto andante no parecía haberse fijado en ellos.

Gabriel, el mochilero holandés, finalmente se revelaba como otro "bicho raro", en este caso usando unas bandas carmesís de energía mística para transportar a una zona más segura a la recién abatida señora (que por otro lado sólo parece desmayada, no tiene ninguna herida aparente).

Los pequeños robots finalmente levantan la cabeza de las improvisadas coberturas y esa es su última acción: simultáneamente se disparan entre sí, casi de forma espejada, y ambos rayos eléctricos impactan en su adversario, en un caso volándole la cabeza a la marioneta de Erika y en el otro simplemente acertando de pleno al torso. Aunque el primer impacto es mucho más espectacular, el segundo no deja de inutilizar al robot, con lo que ambos pequeñines no darán más la lata.

Ishtar va y viene por el andén, retirando heridos de forma heroica y sexy, aunque no tan eficiente como fuera deseable. Pese a todo sus esfuerzos tienen como recompensa la retirada de la zona de peligro de los policías, lo que aunque no haya cámaras sí contribuye a que la diosa se sienta interiormente un poco mejor.

El robot-excavadora se revela ahora en toda su enormidad, más de 6 metros de altura, probablemente en torno a las 20tm de peso y movimientos metálicos más rápidos de lo que su gran tamaño parece sugerir. Cualquiera que se atreva a enfrentarse cuerpo a cuerpo con semejante mole merece un premio a su valentía. Incluso desde la lejanía no parece nada deseable convertirse en blanco de su furia...

Según estabas completamente concentrada en el control y análisis de datos de tu nuevo dispositivo, el robot-excavadora01, has sentido de la manera más inoportuna un objeto duro contra tu riñón derecho. El objeto, presumiblemente un arma de fuego manejada desde el interior de un bolsillo, está empuñada por un señor del que poco puedes saber excepto que habla un bastante aceptable inglés (con algo de acento holandés):

-Señorita, no sé qué está haciendo, pero va a dejar de hacerlo ahora mismo si no quiere un bonito agujero de bala en su espalda.

No es que haya sido el summun de la comunicación, pero el mensaje era bastante claro.

Esto requiere medidas drásticas. El robot-excavadora es más duro de lo que yo pensaba. No sé si podré abatirlo yo solo. Tendré que utilizar otra táctica pero primero atrasaré que ese robot salga de ahí. Concentro energía en mi mano y lo lanzo contra otra columna intentando que caiga más techo y escombros sobre el robot impidiendo así que se desplace rápido. Mientras le grito a la chica voladora y a los policías.

- ¡Eh! Disparad al robot con lo que tengáis joder...no podré mantenerlo ocupado mucho tiempo...

No queda mucha estructura que tirar. El siguiente ataque tendrá que ser directo. Eso significa ponerme en claro peligro y sé de una persona que no le gustaría nada que me pasara algo.

Por si acaso empiezo a concentrar energía en mis manos, será un ataque cuerpo a cuerpo...Robot versus...digamos que alguien muy especial.

Eres tú, desde tu posición privilegiada, pese a estar herido, quien consigue localizar una anomalía en la escena: una señorita y un hombre enzarzados en una conversación a susurros, quietos ambos como una estatua, mientras todo a su alrededor era caos e histerismo. El hombre, si sabes algo de lenguaje corporal, está amenazándola, mientras que ella tiene una especie de móvil de ultimísima generación en su mano, ahora en desuso.

La situación en el siguiente vagón está tan o más cargada de histerismo que ahí fuera: varias mujeres y un hombre huyen hacia el exterior a toda prisa mientras un "agente" forcejéa con un universitario ruso y un guardaespaldas se dedica a poner perdido de su sangre el suelo del vagón. Aparentemente el agente, pistola en mano, se ha encargado de hacerle un agujero supletorio al guardaespaldas (dirías que también ruso) y ahora pretende secuestrar al chico. Otro agente acaba de aparecer al otro lado del vagón, presto a ayudar a su compañero...

Todo parecía ir bien y por un momento, pensé que podría hacerme con el control de aquella mole que casi estaba rugiendo con idea de demoler toda la estación y a nosotros con ella.

Claro, todo va bien hasta que notas un algo en tus riñones y escuchas una voz a tu lado.

- Venga no me toques los ...

Tenía el pequeño problema de que cuando metía la cabeza en la tablet se me olvidaba que el resto del mundo seguía ahí fuera, que junto a mi otro segundo problema, la cosa se me ponía un poco...complicada.

- Pues estoy intentando controlar a esa cosa que está a punto de destrozarnos a todos, pero si te mola el rollo me paro quieta, aunque aviso de que vengo del congreso de robótica y... - Había comenzado a responder antes de mirar a ver quién era. Quizás se lo estuviera contando a los malos y ahora me pegaran el tiro, pero vamos si no fuera como soy le hubiera insultado por interrumpir. - Si vas a disparar hazlo ya y sino puedes ponerte delante de esa cosa y decirle que pare, a ver si te hace más caso que a mí con esto... ¿ conforme?

Nada mas entrar dejo caer las piezas separadas del arma que llevaba en las manos al suelo y golpeo a ese "agente" sin dudar un instante en la nuca, buscando dejarlo inconsciente, entonces veo que llega otro por el otro lado, presupongo que también va armado y aviso al chico y su guardaespaldas señalando al hombre - ¡Ostorózhno! - exclamo en ruso por sino hablan inglés.

Mientras Ishtar alejaba al último policía, la sombra hacía volar el techo por el aire. Se dio la vuelta con los ojos como platos cuando la explosión resonó derrumbando los escombros sobre la cafetera gigante. "Ah... que no quería destruir la estación, quería atacar a esa cosa... pues menos mal que saqué de ahí a los heridos". Cuando volvió a entrar en la estación, (ahora es más fácil porque el techo es un agujero), el chico sombra gesticuló hacia ella y hacia los policías; 

¡Eh! Disparad al robot con lo que tengáis joder...no podré mantenerlo ocupado mucho tiempo...

"¿Joder?, oh, que grosería... si estuvieran grabando ya me había olvidado del horario infantil", resopló Ishtar quitándose el polvo del abrigo carísimo. Luego se mordió el labio inferior cuando el monstruo de metal salió de entre los escombros como si nada. ¡Era gigante!. Tendría que confiar en su gargantilla de Baal para protegerse si llegaba a disparar contra ella.

Volando a su alrededor para que no la alcanzara, tragó saliva algo asustada y se dispuso a lanzar su ataque más potente, invocando rayos y centellas y muchos más rayos contra la figura metálica. "Y las cámaras sin grabar ésto...".

-Señora, me temo que no va a poder ser –dijo el hombre situado a la espalda de Erika usando un tono firme pero no lo suficientemente fuerte como para que nadie más la escuchara, en parte gracias al barullo que se había formado con el combate con el robot- Deje ese chisme suyo en el suelo y puede largarse de aquí. No puedo permitir que interfiera... – El hombre debía tener un residuo de moralidad y parecía sincero en no querer herirla, pero su arma seguía clavada en los riñones de la científica. Siguieron unos aparentemente eternos segundos de incómodo y tenso silencio.

Mientras, a su espalda, el robot rugía con voz metálica cavernosa mientras encajaba estoicamente los golpes de la sombra, que de hecho había dejado de serlo (aunque por la velocidad de sus movimientos, saltos y piruetas casi parecía desdibujarse). Sólo un par de piezas metálicas desgajadas del cuerpo del gigante daban constancia de sus ataques. Repentinamente un tremendo puñetazo metálico al suelo hizo estremecerse el suelo de la estación al errar en su objetivo de aplastar al héroe saltarín. Acto seguido rayos oscuros de energía mística brotaron de las manos de Gabriel (todavía con su aspecto de mochilero) y fueron a impactar en el costado del robot, desgajando algunas piezas metálicas más, pero no haciendo mella aparente en sus ansias destructivas. Aún se sumarían a los impactos los rayos y centellas también místicos invocados por la diosa presente a través de su gargantilla, pero el resultado fue similar a los anteriores: piezas chamuscadas, olor de metal quemado, pero el robot seguía sin acusar los golpes. Estaba claro que ese pedazo de bestia iba a ser realmente difícil de detener...

10 pares de ojos localizan lo que andaban buscando, y lo hacen más allá del robot, junto a una locomotora de la Revolución Industrial colocada en la zona por razones desconocidas. Un robot humanoide alto pero sin llegar a superar el tamaño humano convencional, se mueve alrededor de la máquina, pasando una mano sobre ella en un gesto solemne, más una caricia que una manipulación. Parece algo más evolucionado que los robots que ya habéis visto, tanto pequeños como grandes y viste una seguridad y una gracia en el paso que le alejan de la cómica roboticidad de sus "hermanos". Se encuentra a unos 80 ó 100 metros del robot gigante. Oh, y parece que no está solo, hay más robots pequeñajos.

Conseguido tu primer objetivo, el de dejar inconsciente de un golpe al "agente" más cercano, sin poder evitarlo te quedas expuesto a lo que tenga que lanzarte el otro, el que se encuentra al otro lado del vagón. Por fortuna eres capaz de evitar los disparos, por otro lado bien dirigidos, pegándote a la pared y agazapándote. El universitario se agacha y se cubre la cabeza, encogiéndose con cada disparo. Pese al silenciador el impacto contra las paredes resulta bastante audible. Y lo cierto es que la idea de recibir un balazo no es que te haga mucha ilusión.

La situación está así: el guardaespaldas del universitario (¿?) desangrándose en suelo del vagón. El universitario superado por la situación que justo acierta a cubrirse, en medio del vagón, junto al guardaespaldas. En el suelo y posiblemente con la mandíbula partida, un "agente" con el silenciador de su pistola todavía "humeante" y al otro lado del vagón otro "agente" que la ha emprendido a tiros contigo. Y tarde o temprano parece abocado a acertarte si no pones remedio al asunto. El pasillo del vagón, que es donde os encontráis no es muy ancho, lo suficiente para que una persona con sobrepeso pueda circular, pero no mucho más. A tu derecha quedan los compartimientos, pues el vagón es un "coche-cama". A tu izquierda queda una puerta lateral del vagón, abierta de par en par, por donde hace bien poco huía gente. Por alguna extraña razón el chico no lo ha hecho.

Nada mas entrar dejo caer las piezas separadas del arma que llevaba en las manos al suelo y golpeo a ese "agente" sin dudar un instante en la nuca, buscando dejarlo inconsciente, entonces veo que llega otro por el otro lado, presupongo que también va armado y aviso al chico y su guardaespaldas señalando al hombre - ¡Ostorózhno! - exclamo en ruso por sino hablan inglés.

- ¿ Que haga qué? - No tenía ninguna gana de deshacerme de un objeto que para mí tenía más valor que toda aquella estación junta, incluyendo a los robot, la excavadora y todos los trenes que pudieran circular por ella.

- Hay que joderse! Eso sin haberme metido en medio del jaleo! ¿ Por qué coño no la han tomado con los polis y todo ese gentío que está ahí haciéndose el valiente y me tienen que venir aquí a mí a apuntar con un arma...

Suspiré pero yo no quería ser una de esas valientes que querían salvar el mundo dando sus vidas. A mí casi que me gustaría más haber ayudado y luego, firmado debajo en plan " sí, esa fui yo.. ¿ a que mola ? ".

- Vale, la dejo en el suelo. Me voy a agachar. - Avisé para que no pensara que me iba a revolver pues no pensaba hacerlo ya que no quería una bala de regalo de fin de semana y luego, despacio, hice lo que me pidió, aunque me dolió en el alma dejar ahí mi cacharro.

- Maldito cabrón hijo de puta! - Seguro que la bala me hubiera dolido menos.

Así comencé a caminar despacio en dirección a la salida de la estación, metiendo las manos en los bolsillos de mi chaqueta y quizás, esperando a que llegara aquella bala, pues podía hasta cambiar de idea.

Yo me iba a mi casa, a fin de cuentas, ahí ya no podía hacer nada a parte de morirme y ya ni siquiera en paz. 

No tira mal el maldito bastardo, me obliga a agacharme para buscar una cobertura y evitar que me impacten sus disparos, por otro lado es una ventaja, el pasillo es estrecho por lo que tendré que abrirme paso a tiros, como él. Recojo el arma con silenciador que está a mi lado, perteneciente al agente que he noqueado y disparo contra aquel hombre dando un paso adelante para interponerme entre el chico y el atacante - Idí tudá. - digo al chaval señalando la puerta por la que han huído el resto de pasajeros para que se mueva.

 Mientras voy a lo que estoy, observo como un tipo apunta con un arma a una chica, por la espalda, sin pararme a pensar, le lanzo a este una ráfaga de energía Psíquica...

Con un solo movimiento perfectamente coordinado, ocho "policías" se giran en dirección hacia una locomotora antigua de exposición situada a un centenar de metros de la excavadora viva. Mientras seis de ellos empiezan a correr inmediatamente en esa dirección en un movimiento envolvente (tres por cada lado de la vía), uno de los policías se gira hacia la diosa Ishtar y empieza a gritarle y a hacerle señas -¡¡¡ La excavadora es un señuelo !!! !!! El enemigo está alli ¡¡¡ - a la vez que señala hacia el robótico personaje situado cerca de la vija locomotora.

Otro de los policías hace exactamente lo mismo con la "sombra" que daba saltos, esquivando los golpes de la excavadora.- !!! Hacia allí ¡¡¡ !!! Cerca de la locomotora ¡¡¡ - Grita a pleno pulmón, señalando lo descubierto.

Los dos "policías" restantes corren hacia la chica de la tablet que estaba siendo amenazada, viendo como el señor intenta ser impacatado por una especie de energía. No obstante el resultado, y cada uno por un lado diferente, intentan alcanzar al portador de la pistola para maniatarlo.

Mientras tanto, Mr. People, se gira hacia un lado y hacia el otro, cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás apoyándola en la pared. - Esto va a acabar mal... En fin -suspira- cuando tenga que hacer terapia de grupo con mis "muchachos" me van a linchar- se lamenta.

Todo es bastante confuso; ataco al robot gigante una y otra vez, pero no consigo hacerle ningún daño. Y mientras tanto, un montón de policías corretean por allí, una sombra lanza rayos, un saltimbanqui esquiva los puñetazos del monstruo de metal, y algo pasa con una chica en otro extremo de la estación. Está claro que lo más peligroso es la cosa de metal gigante, pero uno de los policías me señala una figura junto a una locomotra, y yo suelo obedecer a la ley; ¡allí veo una figura metálica que debe ser mi objetivo, así que lanzo mis rayos y centellas contra ella, mientras sigo volando por el aire!.