Partida Rol por web

Habia caido la noche, era la hora de actuar. Los hombres de Philox salieron poco a poco y siempre asegurandose que nadie les veia. Se separaron y fueron en grupos de 4, bien tapados con sus ropajes. En cuanto vieron algun canalon o escalera o algo de eso rapidamente todos a los tejados. Desde una vista aerea se podia observar mejor la ciudad. Iban en el mas riguroso de los silencios. Iban buscando el cuartel.

Despues de un paseito por los tejados como las mejores ratas que sois, llegais a lo que parece un puesto de guardia, es bastante grande y tienen 2 puntos de vigilancia bastante grandes, aunque tú ojo experto ve bastantes salientes por los que poder trepar, ves 2 guardias en las torres, con ballestas, en la muralla ves parejas de guardias con alabardas, algunos parlotean mientras hacen la guardia.

Philox maldijo su suerte en todas las lenguas que conocia cuando iba caminando y sin darse cuenta le dio una patada a una piedra. Pero por suerte su escondite estaba bien parapetado. Si los guardias oian o veian la piedra y decidian subir a por ellos, ellos les estarian esperando.

Tras escuchas algunos fragmentos caer contra el suelo, toda la partida se paro y  no hizo ni el menor ruido, parecia que la leve brisa se habia parado, el sol ya no despuntaba en los tejados y parece que cada cual seguia con sus asuntos.

Despues de un corto paseo por diferentes tejados, tú y tus esbirros os colocais como de costumbre para observar la escena, veis el cuartel y cerca algunas posadas. El cuartel esta bastante mas lleno de lo normal, hay mas acuartelaos que los que permite, y el transito de guardias, muchos borrachos, no cesa en las siguientes 2 horas que permaneceis como gargolas invisibles. La noche sigue pasandos, y veis que el ajetreo no para. Tú superior inteligencia skaven, te da la alarma, y ves como numerosos caballos ligeros, posiblemente mensajeros, empiezan a pasar, cada poco rato, y no sabes muy bien que es lo que se traman, pero esta claro que los humanos mueven hilos y tú lo has descubierto.

Philox intenta localizar alguna ventana en alguna especie de segundo piso o algo asi, * y tras eso toma una escala y ordena a sus hombres atarla en algun lado de tal manera que aguante. Comienza la fiesta.

Das un pequeño rodeo intentado entrar por el lugar mas rapido y despejado que encuentre y que te de una garantia de salir por patas( literalmente) asi que despues de dar unas instrucciones* te cuelas sin problemas. Paseas por algunos pasillos que dan a dependencias de guardias o de oficiales, en algunos casos tienes que esconderte en algun pasillo un momento mientras algun guardia borracho pasa cerca de ti, en el piso de abajo escuchas bastante movimiento de gente, asi te quedas durante un segundo cerca de una escalera intentado descubrir que es lo que pasa alli.

Philox afila la oreja intentando escuchar lo que se dice por abajo. Se situa en el hueco de la escalera de tal modo que si alguien lo descubre puede salir zumbando de alli en mitad de una expectacular explosión de humo.

En una de las ventanas queda la cuerda, sujeta por sus hombres, la cual la mantienen por encima de la ventana de modo que no se vea desde dentro del cuartel y mientras esta intentando escuchar lo que se dice mira por la zona a ver si ve algo con lo que poder hacer un fuego.

A demas de la algarabia que se desarrolla en el piso inferior, poco mas pareces entender, escuchas gente hablando y de fondo ruido de cascos, poco mas puedes saber desde esa posición. Tus esbirros esperan fuera y tú estas en un lugar comprometido. Asi van pasando los minutos mientras tú ratonil cerebro piensa el siguiente paso.

Philox agudiza aun mas sus ratunos pensamientos por comprender que es lo que ocurre a su alrededor. Los humanos se preparan para la guerra, pero desconoce todavia si lo que pasa es que han descubierto el emplazamiento de su pueblo o se trata de alguna estupida guerra entre cosas humanas y alguna otra raza de intelecto inferior a la suya skaven.

Cansado como estaba de estar alli esperando a ver si podia recopilar algo de informacion decidió atajar por lo sano. Provocar un incendio en donde primero viese que habia un buen objetivo y regresar por los tejados en dirección a las alcantarillas. Esperó paciente a que por el pasillo no hubiese nadie para de una carrera acercarse a la ventana. Una vez alli dio los 2 golpes que habia acordado con sus hombres para que le tirasen la cuerda, y despues entre todos lo subieran al tejado. La fuerza de 12 asesinos skaven serivira para subirlo hasta el tejado. Su cola se movia para los lados, estaba nervioso, siempre lo estaba. Era el sentido de su vida. Pero mas que nervioso lo que estaba era alerta. Para anteponerse a los peligros que pudieran ocasionarle los humanos, aunque visto lo visto, aquellos iban a ocasionar mas bien pocos.

Cuando te decides ir a buscar a tus esbirros detras tuya aparece de un portazo un gran hombre, en calzoncillos que hace que te austes, no por que sea una amenaza para ti si no por el gran estruendo que proboca, cuando llega al lado de una mesilla coge un pequeño jarron y empieza ha hacer sus necesidades dentro de este, no parece lo mas minimo que se percate de ti, pero ahi esta, relajado.

Philox observa con repugnancia al hombre meando, pero no le hace caso, es mas, gracias a esa muestra de debilidad por parte de los humanos, su enfermiza mente skaven se pudo figurar que los demas andarian mas o menos del mismo palo. El trabajo iba a ser facil. Cuando la cuerda estuvo lista, con una gran agilidad el asesino trepó por la ventana y subió al tejado.

Una vez en el tejado con tus esbirros todos te miran con ojos curiosos, necesitan un poco de movimiento, un poco de diversión, no han usado sus cuchillos desde lo de los enanos y sus filos ya tienen ganas de sangre, mejor si es de enano, pero unos humanos para entretenerse siempre esta bien. Con sus colas en ligero movimiento esperan tus ordenes con impaciencia.

Philox, observando el gesto impaciente de sus hombres les habló con un tono duro y seco, dejando claro quien estaba al mando:

- Regresamos a las alcantarillas para informar de los movimientos de las cosas humanas al vidente gris, pero antes provocaremos un par de incendios en las caballerizas para asegurarnos que nuestra huida se hará en el mas estricto de los sigilos. No mataremos a nadie si no es estrictamente necesario y aquel que incumpla una sola orden mia respondera directamente ante el profera de su ilustrisima gracia, la Gran Rata Cornuda.

Con esa ultima frase los esbirros comenzaron a perder las ganas de las carnicerias propias de guerreros del caos. Eran asesinos, no ungidos de khorne.

Comenzaron a moverse en el mas absoluto de los sigilos en direccion a las cuadras, de tal modo que desde su posicion privilegiada en los tejados pudieran arrojar algo sin ser descubiertos.

Despues de sentenciar quien estaba al mando, sin ninguna duda. Las aparentemente sumisas ratas empiezas ha corretear en dirección a los establos, saben exactamente donde se encuentran, asi que no tardan en llegar y posicionarse. Algunas ya sacan pequeñas bolas incendiarias, apenas sueltan unas chispas pero con la lumbre adecuada, un fuego puede extenderse con mucha facilidad. En esos momentos 2 guardias salen de las cabellerizas y las cuadras parecen vacias, todos los esbirros esperan una señal tuya para entrar y salir.

Philox era capaz de ver una mosca salir de las narices de un caballo, lastima que sus esbirros no tengan tan buen sentido de la vista. Con las cuerdas ya atadas a una chimenea cercana, estaban listos para descolgarse por detras del establo para quemarlo, tan solo esperaba a que no se acercase nadie por alli.