Partida Rol por web

Suerte que al menos la armadura de los marines merece un poco la pena...

Siento dejar a Xiang tirado pero no quiero que me maten, así que sin dudarlo un momento me doy la vuelta y corro como si mi vida fuese en ello, que es precisamente lo que está pasando.

Mientras corro, me acuerdo de las dos granadas que llevo en el bolsillo, por lo que saco una de ellas para que nos cubra la retirada.

Joder Xiang, sal de ahí ahora mismo, no quiero tener que lanzarte esto a ti también...

- Jensen, Ardo, salgan y nosotros los seguimos. Después vamos nosotros - Mirando a Sejak para que entienda que le hablo a él, para luego volver mi atención hacia los zerglings que se vienen como peste.

 Había estado tan pendiente de huir que dejó a descubierto sus defensas, algo que aprovechó el zerg. De un rápido movimiento desgarro parte de su armadura y lo que era peor, le hizo un fuerte corte en el brazo. De él, empezó a surgir bastante sangre. Sin embargo, la herida no llegaba a ser peligrosa, pero si algo molesta.

A pesar de ello, Jensen siguió corriendo hasta lograr alejarse lo suficiente del zerg, y no solo eso, sino que salió de ese lugar. Pero no se detuvo ahí: siguió avanzando, todo con la intención de salir de ese dichoso lugar.

 Joder una cosa es cubrirle la retirada pero ese idiota de Xiang, parece dispuesto a morir con tal de llevarse a uno, tampoco pienso quedarme a cuidar a un puto suicida psicopata.

Una nueva rafaga de disparos contra el hidralisco surjio del rifle, mientras observaba como sus compañeros, comenzaban a salir.

-¡Vamos Xiang, mueve tu peludo culo! Retirate, solo serviras de alimento para estos bichos.

Las garras del hidralisco consiguen dar a Ardo antes de que éste se bata en retirada. Asimismo, vuestro compañero oriental parece víctima de un monton de ataques por parte de los zerglings que empiezan a rodearle. Él trata de escapar de los pequeños depredadores, pero en su huida las mandíbulas y afiladas extremidades de los alienígenas, alcanzan más de una vez a Xiang.

Finalmente, el grupo consigue salir de la cueva. Los zerglings les persiguen.

Por el camino, subiendo las escaleras, Xiang, que va el último y cojea un poco, va tirando barriles y estanterías para poder evitar a los pequeños aliens que les persiguen. El resto del grupo dispara alguna ráfaga eventual que incluso consigue derribar a alguno de los bichos. Mas siguen apareciendo más y más.

Cada escalón es una vida, y eso es mucho tiempo. Al final llegais arriba y tratais de salir del depósito de suministros, como si la luz del sol pudiese acabar con los zerg. La oficial médico es la primera en salir y comienza a gritar pidiendo auxilio. En seguida, el pelotón de la Teniente aparece corriendo por la calle y fulmina a los zerg que os persiguen, que no eran más de tres, acabando con ellos en el acto.

La teniente da un paso adelante.

- El Alférez me ha informado sobre sus actos. Es muy cobarde abandonar a un compañero a su suerte ahi abajo, caballeros. - Mira después a la médico y añade - Amy, me alegro de que estés bien. Lo mismo digo, Melnikov. 

- ¡Gracias teniente!

Miro a todos mis compañeros y trato de escuchar si se oye algçun sonido zerg a nuestro alrededor, inmediatamente después digo:

- No sé si estaréis de acuerdo conmigo... Pero si habéis recuperado ya lo que hemos venido a buscar, creo que sería buena idea salir de aquí a toda velocidad...

Para entender bien. ¿Recriminó la actitud del alférez o la nuestra?

La vuestra... bueno, la de Ardo y Amy no, claro...

Me quedo sorprendido por la recriminación, pero toda demostración de sentimiento queda reducido a un infimo movimiento de labios apretados. - Señora, si señora. - Respondo mecánicamente y esperando las nuevas órdenes para este "cobarde" grupo. Ya arreglaremos cuentas alférez, ten seguro que lo haremos.

 Sejak respira aliviado al verse de una pieza, lo ultimo que necesitaba es que nadie les llamara cobardes por no morir como idiotas.

-Señora, con todos mis respetos, señora. Estabamos hay abajo, sin cadena de mando alguna, incomunicados y contra enemigos que nos superaban en numero, no solo numericamente... Actuamos de la manera que creimos mas correcta, y en aquel momento esa manera era mantener el minimo numero de bajas, señora.

Y a pesar de estar muriendose de rabia por dentro por todo lo sucedido hace apenas unos minutos, trato de que su voz reflejase el maximo respeto.

- Abandonar a un compañero en una zona de combate es una infracción grave de la normativa estelar, soldado. No hay más que hablar, se presentarán las quejas pertinentes cuando lleguemos de nuevo a la zona de control. - La teniente se dió la vuelta y comenzó a hablar con el piloto a través del walkie talkie.

Uno de los soldados dió un paso adelante, era Ben Fu, uno de los más jóvenes del pelotón.

- Joder, Ardo, tío, pensabamos que te habíamos perdido.

La médico en silencio se dió la vuelta y marchó hacia la Teniente.

Su grado era algo superior al vuestro, supuestamente. Quizás debajo, ante la falta de presencia de un superior, ella debía de haber tomado el mando. Pero no había sido capaz y ahora estaba muy pensativa.

 -Señora, si, señora.

Era inutil discutir, ya verian lo que les hacian a la vuelta, de momento estaba contento de seguir con vida, la situacion en el interior no parecia demasiado alentadora. Y respondiendo a Fu, aunque no le hablaba a el.

-Joder, si. Creia que hay abajo estabamos todos mas que perdidos. Por muchos tiros que pegaramos esas cosas seguian apareciendo.

- Estos bichos son aún peores de lo que pensaba... ¡Joder, las balas rebotan contra su piel! Y cuando les das, ves como las heridas se cierran en tus narices... De todas formas, gracias Ben Fu, yo creí que no lo contaba.

- ¿Salió bien la misión en nuestra ausencia?

Tengo que seguir insistiendo, hasta que salgamos de ahí no voy a estar tranquilo...