Partida Rol por web

- Por los Dioses. ¿Qué hemos hecho? - gritó Bernelli por el canal de comunicaciones.

- Alto el fuego - sonó la voz de Breanne como respuesta - Tengo que saber qué parte del perímetro van a atacar primero.

Una sacudida sorda zarandeó tanto el búnker de Ardo y Jon, como el de M´Butu y Cutter. El polvo que se había posado sobre las cajas de munición superiores se levantó y cayó al suelo. Melanie abría mucho los ojos. Entonces una rápida sucesión de sacudidas se extendió por las portillas abiertas.

Las explosiones se ducedían ahora con rapidez, una detrás de otra. Cada vez estaban más próximas.

- ¡Aquí Bernelli! ¡Contacto en el perímetro radial dos-veinte! - Bernelli parecía bastante alterado - ¡Se están moviendo! ¡Van hacia la izquierda! ¡Van hacia el sur, Melnikov!

- ¿Preparado Cutter? - le digo a mi hermano sin necesidad de que este responda pues sé sobradamente que está preparado antes incluso que yo.

Agarro firmemente el arma presto para disparar en cuanto los Zerg aparezcan.

- Mandemos a esos bastardos al infierno del que proceden.

- ¡Ya los veo joder! Preparad las armas y estad preparados chicos. Esto está a punto de empezar...

Comprobó su arma y la sacó por la portilla. La humareda que levantaban los zergs era enorme, y ya se distinguían sus gritos y sus retorcidos cuerpos amorfos.

Con la mirada puesta en la linea de objetivos, me quedo por ahora paciente a la espera de que lleguen, luego vendrán los momentos en que no sabré como me sentiré, si sereno y con la mente fría o enloquecido disparando a todo lo que se mueva.

 Cutter iba a contestar, pero estaba completamente alucinado de la cantidad de Zergs que había.

- ¡Se están moviendo! - gritó Bernelli - ¡Vienen por la izquierda, Melnikov, Littlefield!

Las explosiones de las minas se sucedían ahora con más rapidez, una detrás de otra. Cada vez estaban más cerca del perímetro sur.

Ahora se veían con claridad al mirar por la portilla: un muro sólido de Zerg que se retorcían y chillaban a casi un kilómetro de distancia. Todas las clases de criatura de pesadilla que formaban su raza parecían estar presentes, cargando en su dirección. Entonces, como si estuvieran interpretando alguna clase de baile, empezaron a desplazarse hacia la izquierda, hacia la posición de Ardo, Littlefield... y Cutter y M´Butu.

Las atronadoras explosiones las siguieron. Un muro de polvo, llamas y carne arrancada se alzó en el aire como una cortina de muerte. Los Zerg se lanzaban hacia ella, trataban de dar con el punto débil del perímetro, la abertura que los humanos siempre dejaban en los campos para poder pasar y contraatacar. Pero esta vez había algo que los Zerg ignoraban. Esta vez, no había dejado ninguna abertura porque sabían que nunca abandonarían aquel lugar.

Cutter y M´Butu aún no habían dicho si veían o no veían a los Zerg.

- ¡Aquí Breanne! - gritó por el canal de comunicación en medio del estruendo de las explosiones - Sus avanzadillas se están arrojando contra el perimetro en dos-nueve noreste. Estan bajando hacia el sur. ¿Cutter? ¿Los teneis?

- Los vemos. - respondo por el comunicador. El espectáculo es de primera. Verlos volar en pedazos no tiene precio.

- Están buscando un punto débil para entrar a saco.

- ¡Las Torres tienen objetivos seleccionados! ¡Fuego!

Lo escucharon antes de verlo. Las torres defensivas dispararon sus cohetes. El grito de Marcus fue ahogado por el aullido de los cohetes de alta velocidad que se precipitaban contra su objetivo. Con la mirada, seguisteis las estelas: docenas de Mutaliscos, tan numerosos que casi oscurecian el cielo, sobrevolaban los campos de minas. Los cohetes cayeron sobre ellos y las brillantes explosiones los engulleron con terrible precisión. Las bestias empezaron a caer sobre el área del perímetro como una lluvia grotesca. Algunos de ellos hacían saltar minas al tocar el suelo, pero los artefactos explosivos empezaban a identificar aquellos nuevos objetivos como criaturas muertas y se estaban reservando para otros más sustanciosos y amenazantes.

De pronto, se hizo un silencio casi ensordecedor. El humo y el polvo comenzaron a asentarse sobre el perímetro y la cortina que formaban a caer con lentitud a la tierra.

Littlefield y Ardo; Cutter y  M´Butu se miraron. El silencio que había seguido la deflagración resultaba inquietante.

- Los ha detenido - Melanie sonrió, casi mareada de tanta felicidad - ¡Ardo! ¡Es increible! ¡Los has detenido!

- No veo nada con este polvo. - digo por el comunicador mientras miro en todas las direcciones en busca de alguna respuesta a mis palabras. ¿Alguien ve algo?

- No se oye ruido alguno.

- No me lo creo ni de casualidad... - Le comento a mis dos acompañantes.

- Atentos chicos. Lo más seguro, es que no se hayan rendido...