Partida Rol por web

- ¡Tenemos que retroceder! ¡Teniente, van a superar nuestra posición!

Ardo alzó el arma para disparar, dudando de si empezar a correr, antes de quedar atrapado.

- ¡¿Ya no confías en tus piernas que quieres ponerte a correr?! - Le grito a Ardo entre ráfaga y ráfaga, el arma sigue vomitando municiones a todo lo que da sin importar tanto el destinatario, solo la forma informe que era esa masa de zergs. ¿Cuándo será el momento de la gran fiesta? No me creo que nos estemos divirtiendo tanto y ni el alto mando y hasta los mismos protoss no se hayan enterado de todo esto.

- ¡Teneis que conseguirlo! - gritó Breanne - ¡Necesitamos las minas para los Zerg más grandes!

Los Zergling se encontraban ahora a cien metros. Conforme se acercaban a la base de la muralla, su gran número los obligaba a acercarse unos a otros. Lo cual era perfecto para el arma flamígera de M´Butu. Formaban una alfombra sólida de alimañas parecidas a escarabajos motivado por el único objetivo de devorarles.

Estaban tan ocupados matando Zergs que casi no se percataron de que el sonido de las minas cesaba de pronto en la distancia. Se llevaron un buen susto cuando, con un destello, volvió a reanudarse. Solo que esta vez a quinientos metros de distancia. Enormes columnas de humo, tierra y rocas envolvían a los Zerg en su carga.

Un estruendo ensordecedor envolvió la base entera mientras las criaturas cargaban desde todas direcciones simultáneamente. Las oleadas de destrucción ocultaron el sol. Las detonaciones, imposibles ya de diferencias, se fundieron en un trueno demoníaco aparentemente continuo.

Las piedras y la carne quemada Zerg continuaba lloviendo sobre el búnker y alrededores. Los marines seguían destrozando Zerglings a diestro y siniestro, que ahora estaban a escasos metros del búnker, gracias a su letal munición explosiva. Más allá de ellos, el muro demoníaco de muerte seguía avanzando hacia ellos. El ruido sacudía las planchas del búnker y parecía estar a punto de derribarlo. La muralla de explosiones se encontraba ahora a cien metros de su posición.

El campo de minas terminaba a ochenta metros... Estaban entrando. Ahora sí... había que retroceder.

- ¡Vamos coño, Littlefield! ¡Hay que seguir dentro, aún queda un rato para que nos despidamos!- Con la mano libre cogió del brazo a Melanie y empezó a correr en dirección contraria a los zergs hacia el perímetro interior.

- ¡¡VENGA MALDITOS ENGENDROS VENID A MORIR!! - rujo mientras vuelvo a activar el Lanzallamas provocando mas fritura de Zerg.

Tras esta nueva llamarada empiezo a correr hacia la siguiente posición.

- Vamos hermano. - le digo a Cutter. Retrocedamos para seguir friendo engendros.

- Teniente, retrocedemos, están muy cerca. - Y corro tras la estorbo civil y Ardo, empujando a Melanie para que no nos haga perder la escasa ventaja que tenemos en estos momentos y vigilando que nada nos quiera atacar por la espalda antes de que lleguemos a la nueva posición.

- ¡Retrocedan! ¡Retrocedan ahora mismo!

No tuvo que dar la órden dos veces...
 

Melanie avanzó hacia ellos sin titubeos. Al mismo tiempo que lo hacía, las planchas metálicas que había sobre la portilla empezaron a abrirse hacia adentro.

Un zergling atravesó la abertura, se dejó caer en el suelo y al instante saltó sobre ella.

"Cutter" avanzó hacia M´Butu, ésta vez sin titubeos. Al mismo tiempo que lo hacía, las planchas metálicas que había sobre la portilla empezaron a abrirse hacia adentro.

Un zergling atravesó la abertura, se dejó caer en el suelo y al instante saltó sobre el isleño.

Ardo levaba a la chica del brazo y metía tirones continuos.

Sin embargo, se giró ante un ruido que le pareció oír a través de su dura armadura, y vio como un zerling atravesaba la barrera de metal del búnker para tratar de atacar a la chica.

- ¡Mierda, ya están aquí!

Un rápido movimiento de muñeca y su arma disparo una buena ráfaga de balas hacia su adversario.

La voz de Ardo resonó por el comunicador.

- ¡Mierda, ya están aqui!

- ¡Vete Cutter! - le digo al Murcielago de Fuego mientras disparo contra el Zerling que acaba de entrar en el Bunker. Te sigo hermano.

Estamos corriendo y antes de que pudieramos hacer algo ya una basura zerg toma a la civil, quiero reaccionar pero Ardo e incluso la peste son más rápidos que yo y todo acaba en un instante. - ¡Corran, yo los cubro! - Incitando a los dos a irse mientras podamos.

Ardo disparó su arma. La criatura salió despedida hacia atrás en mitad de salto y explotó contra la pared del bunker.

Lo último que vieron antes de cerrar la escotilla tras ellos fue una hueste de vientres Zerg que cubrían las portillas mientras penetraban por la abertura en el interior del búnker.

M´Butu disparó su arma. La criatura salió despedida hacia atrás en mitad de salto y explotó contra la pared del bunker.

Lo último que vieron antes de cerrar la escotilla tras ellos fue una hueste de vientres Zerg que cubrían las portillas mientras penetraban por la abertura en el interior del búnker.

El ruido era abrumador. Las torres defensivas estaban vomitando un frenesí de llamas y destrucción. Los misiles tenian que armarse en cuanto salían de sus tubos de lanzamiento puesto que los objetivos estaban muy próximos y lo estaban un poco más a cada segundo que pasaba.

La polvorienta franja de tierra que separaba los búnkeres interiores y los exteriores estaba cubierta por un velo de cenizas, humo y Zerg quemados quecaían como una nieve negra del cielo. Aquí y allá caían chorros de ácido sobre la arena humeante. La calle que los separaba del complejo defensivo interior nunca había parecido tan ancha como en aquel momento.

Salieron a la calle. Levantaron la mirada mientras corrían, tratando de protegerse. Las torres defensivas habían recibido el impacto de muchos chorros de ácido y dos de ellas empezaban a doblarse bajo su propio peso, que las estructuras dañadas eran incapaces ya de sostener. Más allá, el cielo era una muralla hirviente de llamas y humo en la que de tanto en cuanto se atisbaba una franja de cielo en medio del caos.

El bunker estaba delante de ellos. La escotilal principal estaba abierta. En su interior, alguien les llamaba con gestos. Ardo y Littlefield, que iban detrás de Melanie, vieron ahora a M´Butu y Cutter que corrian desde su posición hacia el interior. Igual que ellos mismos. Pero no podían pararse, no ahora.

Entonces escucharon un sonido que no era nuevo para ellos. Un rugido atronador que empequeñecía hasta el ruido de su propia y desesperada batalla. Levantaron la mirada.

¡Los transportes de rescate! Atravesaban la atmósfera con una hemorragia de energía disipada en forma de calor. Las naves de los Hijos de Korhal describieron un arco en el cielo y volvieron las estelas llameantes hacia el espaciopureto de Mar Sara, al Oeste. Pronto estarían en tierra. En ese momento, mientras trataban de evacuar a todos cuantos pudieran alcanzarlas, serían vulnerables.

Tiempo,... necesitaban más tiempo.

Bueno, al fin algo que parece que está saliendo como debería hacerlo. Pienso mientras corro a más no poder al siguiente punto, viendo como ya la primera barrera ha sido rota por más de un lugar. ¿Cuánto será suficiente? Pero que demonios importa, daremos todo lo que podamos y espero que eso les sea suficiente.