Partida Rol por web

Abrí los ojos muy sorprendida. ¿Quiere que vaya a investigar un crimen? Esto no me cuadra para nada. ¿Por qué iba Gordon a advertirme que no me vieran? Además ¿Para que quiere el jefe de policía que otro investigue un caso de desaparición? Di un paso atras con vacilación. La idea de ir con el tal Gram no me seducía... Pero por otro lado no parecía mal tipo. un poco raro, pero no malo.

<Oh si, y nosotras de raritos entendemos mucho,¿Verdad tesoro?>

<¿¡A que viene eso!? No es el momento de una crisis nerviosa... Maldita sea ¿Que hago?>

<Es obvio. Vamos a ir> Sin darme cuenta, mi mano agarra la suya a pesar de que un ligero temblor la asalta.

<¿¡QUE COÑO HACES!? ¡No sabemos nada de él podría ser un puto loco peligroso!>

<Es amigo de Gordon, tu misma has dicho que "No parecía mal tipo", y es lo más parecido a una cita que hemos tenido en meses, así que cállate y empieza a moverte>

<Hoy estas especialmente detestable.>

<Yo también te quiero.>

-Me llamo Mónica...- Traté de componer una buena sonrisa mientras le acompañaba. Con algo de suerte sería una buena historia que contar en el trabajo.

Me mantuve en silencio escuchando el informe de las forenses, tratando de asimilar todo lo que explicaban, cuanto más supiéramos más cerca estaríamos de encontrar a los desaparecidos.

Podía comprender que para ellas fuera difícil aceptar mi presencia allí, no me conocían y no sabían cómo realizaba mi trabajo. Resultaba complicado enfrentarse a desconocidos en situaciones como ésta, pero estaba para ayudar, solo esperaba que lo aceptaran.

-Un placer conocerlas, señorita Wickham, señorita Becker. Como bien dice todo queda en familia, solo faltan mi padre y mi tío y estaríamos todos. – El sarcasmo era una parte de mí y no lo podía evitar, solo tenía que apartarlo de momento para concentrarme en lo realmente importante.

-El comisario ha pedido ayuda para para localizar a los desaparecidos, no es la primera vez que trabajo con la policía pueden estar tranquilas. Efectivamente hay que darse prisa, ustedes mejor que nadie saben que en una desaparición las primeras 48 horas son cruciales, les ayudaré en todo lo que pueda.- Entonces me dirigí a Cole. –Ya sabes que cuando estén a salvo querré la exclusiva.- Siempre trabajábamos igual, ayudaba todo lo que pudiera, publicaba solo lo estrictamente necesario y al final un reportaje exclusivo.

-Les diré cuál es mi opinión en base a lo que me han dicho. Si el objetivo era el secuestro, matar a todos los demás era innecesario y, en el caso de que no quisieran testigos, podrían haberlo hecho de una forma mucho menos escandalosa. Semejante carnicería me hace pensar que quizá sea un aviso o un escarmiento para alguien. Lo más fácil sería investigar los negocios de la familia, pero esas marcas creo que apuntan a otras opciones más inverosímiles. Está claro que cuando pones un sistema de seguridad en una casa, el objetivo es evitar que entren, si tuvieron que usar el sistema de ventilación para entrar, ¿por qué usarlo para salir si podían ir tranquilamente por la puerta? Dudo que nada de eso tenga que ver que la iglesia, ningún sacerdote participaría en rituales extraños, si en algo es experta la iglesias es en negar cualquier cosa que no entre en sus premisas. Si fotografían las marcas pueden consultar a algún experto en simbología o algo así en la universidad, tal vez si sabemos qué era lo que querían mantener fuera, podremos saber quién entró y por qué. Da igual que nosotros lo creamos o no, ellos lo hacían y si se tomaron tantas molestias debían estar asustados.

El trayecto hasta el edificio fue rápido. Andásteis un par de manzanas siempre con Graham a la cabeza, adelantado un paso con respecto a ti. La atmósfera estaba cargada de una cordialidad tensa. Graham no te había soltado la mano desde que se la diste y por las miradas de reojo que lanzaba sobre ti estaba claro que muchas dudas le asaltaban a la cabeza. -La próxima es la calle del edificio. Tengo muchas preguntas que te haré luego, más tranquilos, sobre Gordon. Espero que no te hayan seguido hasta... mí.- Un leve tirón de la mano, suave aunque firme, te pone a su altura y os detenéis -Ese es el portal de los Engen.- El cordón policial se estaba formando en ese momento, apartando a los medios de comunicación y a los curiosos. -No nos dejarán entrar a no ser que seamos parientes o vivamos allí.- Su mirada decidida se cruza con la tuya. Esos profundos ojos fueron, tiempo atrás, los de un muchacho inocente, introvertido y encerrado en sí mismo y en sus ordenadores. Pero ahora poseen mucho de algo que no puedes discernir, mucho de misterio, como si un ente superior le hubiera revelado una gran verdad.

Saliendo de la vivienda -Vaya. Todos aquí reunidos. ¿No me invitais a la fiesta?- El detective Cunningham se reúne con vosotros en el límite del cordón policial. Cole lo presenta como su compañero y te identifica. -¿Periodista? ¿En serio? Ya hablaremos tú y yo- Le dice a Cole, mientras tanto se dirige a Patrick -¿Sabes algo de los vecinos?- Patrick asiente -No hay nadie en esta planta, ahora iba a la planta superior- La mirada de Nick hace que Patrick se ruborice y salga a cumplir su función. -Abajo ya están montando el tinglado en torno a la entrada. Ya es pública la noticia de los desaparecidos y se está llenando de periodistas... compañeros tuyos... y curiosos. Es mejor que terminemos cuanto antes aquí, guapetón.- Nick vuelve dentro del edificio no sin antes intercambiar una mirada de complicidad con Isabella, pero en el umbral de la puerta se detiene y se queda mirando a Cole -¿Vienes o qué? Deja de ligar y vamos.- Roberts te mira a modo de despedida momentánea y te guiña un ojo -Ya hablaremos-.

Los detectives volvieron al interior a seguir con su trabajo dejando a las tres forenses y la periodista en el exterior. Unos agentes comienzan a ampliar el cordón policial por todo el corredor al confirmar que no hay habitantes en esa planta. -Tienes razón, Jackie. Emplearon mucho tiempo para tallar las marcas por todas las puertas y ventanas de la casa.- La forense Davidson mira a sus otras compañeras ya que ellas son las que han analizado los cuerpos ahí abajo.

La forense Wickham parece iluminársele la cara -Fue él. El desconocido del esternón fracturado, el segundo al que atacaron después del cura. Él talló las marcas. Sus manos tenían restos pero no sangre. Cotejaré las muestras con la madera donde fueron hechas las marcas pero estoy casi segura de que ha sido él.- Amanda se mira las manos -Hace tiempo salí con un escultor que podía hacer muchas cosas con las manos...- Una sonrisa pícara aparece en algunos rostros presentes -...y eran finas aunque musculosas, como las del desconocido.- Una llama se ha encendido en los ojos de la forense que se gira hacia Isabella -¿Cómo son las manos del cura?-

La pregunta de tu compañera no te coge por sorpresa tras seguir su hilo argumental. tu memoria fotográfica tiene grabado el recuerdo de esas manos que nunca han tocado una herramienta. Los dedos lánguidos, delgados y huesudos lo demuestran. Si ha hecho alguna de las marcas sería por la premura de un ataque inminente, no porque supiera hacerlas. Pero esto sólo lo podrás confirmar en el laboratorio.

Ya hay policías en el exterior que interrogarán a todo aquel que quiera acceder al edificio. Es cuestión de tiempo que te llamen la atención aunque la cinta que te impedía el paso ha desaparecido hay un nuevo agente en la puerta, desconocido, que observa vuestra conversación y conocedor de que las forenses se van, te lanza miradas de desaprobación hasta que un movimiento al final del pasillo llama su atención.

-¡Oiga! ¿Quién es usted?- Llama el policía que custodiaba la entrada a la vivienda. Al fondo del pasillo se acerca un anciano de rostro muy arrugado y barba larga y cuidada -Soy Bastienne Lagrange, un siervo de Dios enviado por la llamada del padre Robertson. Debía reunirme aquí con él. ¿Dónde está? ¿Se encuentra bien?- La voz es profunda y quebradiza, como surgida de las entrañas de la tierra. Si estimaba al padre Robertson, desde luego el recién llegado demostraba tener un temple o una frialdad admirables pues no muestra nada de preocupación en su discurso ni en sus gestos. Sólo entereza y disciplina. A medida que hablaba sus pasos cortos pero constantes, medidos y en sintonía con sus palabras lo llevaron hasta la puerta. Su presencia es algo inquietante -Avise a quien tenga que avisar, por favor.-

El policía de la puerta acude al interior dejando al cura fuera ante la curiosa mirada de las forenses. -Buenos días señoritas- saluda con una inclinación y una sonrisa.

El rostro del anciano muestra que comprende y acepta tus palabras -¿Iros? ¿Y a dónde vais a ir?- comenta molesto -Podrías habérmelo dicho. Casi se me sale el corazón del susto.- Dice -No entiendo muy bien eso de que la niña acudió a ti, pero vale. ¿Y ahora qué piensas hacer? Sus familiares la estarán buscando, han publicado su rostro y las noticias... toda la ciudad la busca. Sé que no tienes mal corazón y que eres sincero, aunque no comprenda muy bien lo que está pasando no quiero que os vayáis de aquí y si esa niña necesita ayuda no voy a ser yo el que se la niegue.- Resuelve convencido aunque su mirada está cargada de duda y preocupación -Esto es una bomba que puede estallar en cualquier momento.- 

Una figurita pequeña de rostro preocupado asoma entre los estantes. Juliet deja ver la mitad de su cuerpo y permanece con la mirada fija al suelo -Vino un hombre a mi casa, amigo de papá para cuidarnos. Escribió signos en todas las puertas y las ventanas arañando los marcos con un pincho de hierro retorcido, decía que era un ritual de protección para apartar a los que me buscaban. No era un hombre bueno pero sí sincero y nos ayudaba de verdad. Ayer por la tarde llegó un cura. Discutían mucho, no se llevaban bien. Luego... lo vi... y corrí. Me escapé y ahora estoy sola, bueno, sola no, con Roux.- Se os acerca y mira fijamente a Donovan -No es culpa suya, no le riñas.- comenta. A Dónovan se le despierta algo en el pecho. Se agacha y abraza a la pequeña. De pronto ella siente un escalofrío, Donovan la mira y ella comienza a hablar -Elisabeth es una mujer muy buena que cocina muy bien. Se ha quedado viuda y está triste pero le gustas. Y ella te gusta. Tú eres un hombre bueno y ella lo sabe. Su marido murió y no quiere que se quede sola. Invítale a salir, te dirá que sí- Donovan se levanta como si se hubiera activado un resorte en sus piernas. La rojez de su rostro contrasta con la sorpresa y la duda de sus ojos, un semblante que jamás le habías visto al viejo bibliotecario que ahora intercambia la mirada de la pequeña Juliet a ti con la boca abierta.

Juliet se pone a tu lado y te coge la mano -Tengo hambre- comenta con una sonrisa.

La anciana mujer asiente dando otro sorbo de su taza -Es una hoja de papiro copiada en el siglo XV de un códice... resumiendo: una página de un diario de la caza de brujas de la Inquisición española. Demuestra que los inquisidores creían fervientemente en seres sobrenaturales producto del infierno y narra cómo destruirlos. Descubrí que su sello evolucionó y que ahora siguen operando cazando a estos supuestos seres sobrenaturales. Traducir esa página nos dará muchos datos sobre ellos. Te llegará mañana o pasado por correo ordinario.- Queda pensativa y se termina el té con el último sorbo, sigue hablando dejando la taza sobre la mesa, mira el reloj, son las 10:30 -Por todo lo ocurrido llamé también a Thomas Johnson, director jefe del Brooklyn Gazette. Quería darle los datos de los que disponía para que, si me ocurriera algo, los publicara y pusiera en evidencia a los que me están haciendo la vida imposible. Es un buen amigo y confío en él pero dadas las circunstancias no acudiré a la cita. Nos veríamos hoy a las doce en el hotel. Debería llamarle.- Comenta pendiente de tu respuesta.

La aparición del detective Cunningham rompió un poco la conversación, no le conocía y él a mí tampoco, fruncí el ceño al saber que era el compañero de Cole, eso  iba a ser un inconveniente.- Detective, esos que están ahí abajo no tienen nada que ver conmigo, se lo puedo asegurar. Cole, si me mandas copias de las fotos de los símbolos puedo intentar contactar con alguien de la universidad, tal vez puedan darme alguna pista de qué era eso que intentaban mantener fuera. También investigaré al cura, a ver que saco por ahí. Si encuentro algo te avisaré el primero, como siempre.- Cuando Cole y su compañero se fueron me concentré en las forenses.

-Tal vez, el desconocido fuera el encargado de realizar el trabajo bajo las órdenes del cura,  tallar no debe de ser fácil, por mucho que sepas que es lo que quieres marcar.

El lugar del crimen comenzaba a estar demasiado concurrida, que colaboraran varias comisarías era bueno para el caso y para los desaparecidos, pero no para mí, tendría que marcharme. Sin embargo al llegar a la entrada pude ver a un hombre que intentaba entrar, por supuesto estuve bien pendiente de escuchar lo que hablaba con el agente, cuando el policía desapareció en el interior vi mi oportunidad de hablar con el cura.

-Buenos día, padre. Soy Jackeline Davidson, seguro que alguien bajará a hablar con usted. No he podido evitar escuchar que es usted amigo del padre Robertson, no soy la más indicada para informarle pero tal vez podría ayudarme con algo.- Intenté ser lo más correcta posible, yo podía decirle lo sucedido, para eso estaba la policía, pero estaba casi segura de que podía saber qué eran esos símbolos.- Esperare aquí con usted si no le importa y quizá luego podamos hablar.

Nick parece resumir en palabras algunas de las cosas que me han pasado a mí por la cabeza y le devuelvo la mirada cómplice cuando se aleja para seguir con su trabajo. Entonces las palabras de las dos Amandas atraen mi atención y asiento con la cabeza hacia Amanda W. cuando se dirige a mí. - Tienes razón. El cura tenía los dedos delgados y finos. Juraría que no ha tocado una herramienta en su vida. En el laboratorio podré confirmarlo de todas formas. Y tengo fotos de las marcas también -y de toda la escena en realidad-, quizá te sirvan para cotejarlas con las marcas de los dedos del otro hombre. 

Lo cierto es que el caso me parece cada vez más intrigante, pero lo que más me preocupa sigue siendo el paradero de la pequeña, así que una vez dicho todo me giro hacia Jackeline y le tiendo la mano como despedida. - Un placer, señorita Davidson. Nosotras debemos irnos al laboratorio para continuar trabajando. El tiempo corre y y hay una niña que quizá esté en peligro, cada segundo cuenta. Mucha suerte con sus investigaciones. - Digo, sin saber muy bien qué desearle o de qué se podría encargar ella.

Dirigiéndome a las dos Amandas empiezo a caminar hacia la salida. - Vamos allá, tenemos trabajo que hacer. - Digo animosamente, sin dedicar más que una breve mirada al anciano que intenta entrar en el piso. - ¿Un curioso? ¿Amigo del sacerdote? - La verdad es que me produce curiosidad y si no tuviéramos tanta prisa quizá trataría de averiguar de qué se trata. Pero no hay tiempo que perder, el lugar está lleno de policías y ellos se encargarán. - Después le preguntaré a Nick. - Pienso al girar la cabeza hacia el frente para salir del edificio.

Caith sera mejor no llamar la atencion de momento. Es mejor que nadie sepa que estas aqui. Deberias descansar, usa mi cuarto, puedes ducharte y dormir un poco te vendra bien, mañana analizaremos las cosas y le echaremos un ojo a ese documento. Pero ahora tenemos que calmarnos y no llamar la atencion. 

Le indico la puerta a mi habitacion mientras contemplo a la Doctora

El recorrido fué rápido y tenso. La verdad es que tenía ganas de preguntarle mil cosas al hombre que tan extrañamente había conocido, pero estaba un poco descolocada, y el hecho de que no le hubiera soltado la mano, no servía para ayudar mucho a decir verdad.

-Eh... Esto, ¿Graham? ¿Me devuelves la mano, por favor?- Era un simple toque de atención, para que reaccionara. La verdad es que no estaba muy segura de si quería o no que la soltase, pero entre la carrera, los nervios y el caco mental que tenía estaba teniendo bastantes problemas para poder ponerse al 100% en este asunto.- Y ya puestos... ¿Me puedes explicar quien busca a esa niña? ¿Y por que a ella?

          Roux sonríe con la certeza de que ahora sí entiende a lo que se refería, y a pesar de aún guardar un montón de preguntas, eso le reconforta de cierta manera. Se fija en el rostro de Donovan, pero se guarda el comentario para otro momento, por hoy ya le han pillado por sorpresa una vez. - Pues vamos a comer, pero antes… Necesito enseñarte algo, sentaos, subo enseguida. - Roux acompaña a aquella extraña pareja hasta el mostrador, ayuda a Juliet a sentarse cómodamente, baja y sube las escaleras en tan solo unos segundos, en sus manos trae un libro del que asoma un marcapaginas.

        Durante la comida lo deja apartado, deliberadamente olvidado, sin embargo, en su cabeza le da vueltas a las palabras de la niña mientras toma algunos bocados sin hambre. Una vez han terminado, Roux busca entre la paginas los símbolos que la pasada noche había descubierto en un tomo de ocultismo. Lo deja en la mesa junto a Juliet y la invita a observar. - Es una locura, pero quizás aquí se encuentre alguno de esos símbolos. - ¿Puede que sea alguno de estos? En este libro vienen varios símbolos y significados, aunque no parece mucho más fiable que otras publicaciones con las que me he topado. - 

Jackeline

El cura mira a Jackie -No me importa- y situándose junto a la periodista observa cómo las forenses se marchan. El anciano pasa sus arrugadas manos por la espalda. La mano derecha agarra a la izquierda por la altura de la muñeca mientras los dedos de la mano libre se dan golpecitos: el índice con el pulgar, dos toques; el corazón con el pulgar, cuatro toques, el anular con el pulgar, tres toques; un toque con el meñique y vuelta a empezar con otro código numérico. -No se lo diga a los agentes pero el padre Robertson y yo no eramos tan amigos.- Comienza diciendo como preludio de una revelación mayor -siempre fue... extravagante, imprudente y temerario- sonríe con melancolía -pero era buena persona y no se merecía venir solo. Cuando nadie quiso acompañarle vino a esta casa solo. Me compadecí y lo llamé por si necesitaba la ayuda de un viejo, pero no lo cogió. Cuando me llamó estaba agitado, nervioso, se le notaba que había discutido en un debate religioso y que no había conseguido inculcar "la semilla" en la mente de su interlocutor. Así lo llamaba él. Siempre que se topaba con algún agnóstico intentaba dialogar y con sus argumentos intentaba sembrar la duda sobre las convicciones de cualquiera que no fuera creyente cristiano. Así era Robertson.- Miró hacia la casa -Ahí dentro discutió con alguien que no era de su misma ideología, alguien con unas ideas férreas que consiguió alterar al padre Robertson, defensor como un roble en sus ideales, y el padre Robertson... - suspira -no se alteraba fácilmente.- Queda un momento en silencio y mira a Jackelin fijamente -Habían sembrado la duda en él- sentencia finalmente el viejo Bastienne. Refleja sorpresa -Siempre había admirado al padre Robert por su determinación, un roble en sus ideales. Ahora mi admiración se transforma en curiosidad hacia la persona que.-

Las palabras del religioso se detienen en el momento en que los cuerpos de las víctimas comienzan a salir, sobre camillas, en bolsas negras. La imagen queda rodeada de un silencio respetuoso y tenso. No obstante, el cura muestra su mismo semblante de naturalidad, como si la estampa de cadáveres embolsados saliendo de la escena de un crimen no le fuera extraña.

Cole sale acompañando al primer cuerpo.

El policía se acerca al recién llegado intercambiando miradas acusadoras contigo. -¿Quién es usted?- Pregunta extrañado -Soy Bastienne Lagrange, un siervo de Dios. ¿Es ese el padre Robertson?- pregunta señalando la primera camilla. Cole se pone tenso y se estira en toda su altura pensando las palabras apropiadas -No. No es el padre Robertson. Pero lamento informarle que su compañero es otra víctima, se encuentra aun en el interior de la casa.- Bastienne asiente asimilando la noticia bastante bien. Mira a Cole a los ojos -¿Sufrió? Sea sincero, por favor.- La pregunta, seguida de la frase del párroco no notaba una preocupación movida por el afecto sino algo más que hizo saltar las alertas de Cole -¿Tenía el padre Robertson enemigos?- preguntó sin poder, ni querer evitarlo -Sí. Enemigos que le juraron una muerte lenta y dolorosa.- Cole sostenía la mirada de Bastienne y la tensión del párroco iba aumentando. El detective necesitaba saber más sobre esa persona que acababa de llegar, sobre su relación con una de las víctimas (la más maltrecha) y todo lo que pudiera aportar sobre los enemigos del cura desmembrado -Me gustaría que habláramos en un sitio más relajado. ¿Qué le parece si le acompaño a la comisarí...?- Cole no pudo terminar la frase y la voz del padre Bastienne se alzó por el corredor -LE HE HECHO UNA PREGUNTA SENCILLA. Le sugiero que responda de la misma manera, por favor. ¿Sufrió o no fue rápido?- Las lágrimas afloraron por primera vez en el rostro de Bastienne aunque no está claro si por tristeza, impotencia o ira. Cole no controlaba la situación y, antes de que se le fuera de las manos y tuviera que presentar un informa a sus superiores complació al señor Lagrange -Se ensañaron con él de forma que jamás había visto. Lo torturaron y lo mutilaron manteniéndolo con vida. Lo trasladaron a golpes. Hay partes de su compañero por toda la casa...- La voz de Cole también iba aumentando. Todos estaban muy raros con lo ocurrido en ese vivienda y a todos los agentes les había afectado en mayor o menor medida lo incomprensible de los hechos. Era fácil perder los papeles. El compañero de Cole, Nick, salió y le bastó un vistazo y escuchar las últimas frases.

De un paso el agente Cunningham salvó la distancia que le separaba de su compañero y el anciano al que no conocía. Sus ojos se pasearon por los presentes, incluyéndote a ti. Quizá leyó algo en tu mirada, en la de todos, que le hizo actuar. -Cole, vamos compañero- comentó poniendo una mano en el hombro del agente que se relajó al momento -estoy seguro de que a este hombre no le interesa conocer los detalles- Cole se apartó un poco y contestó -Sabe quién hizo esto, Nick- dijo esperanzado a lo que el agente Cunningham respondió abriendo los ojos y lanzando una mirada de atención hacia el anciano -Estoy seguro de que nos ayudará, pero quizá ahora no sea el momento adecuado. Jackeline, guapísima. ¿Por qué no acompañas a este buen hombre fuera a tomar un café o algo? Este ambiente no le viene bien a nadie.- Cole vuelve a acercarse -Discúlpeme, padre Lagrange.- El anciano alza una mano -Discúlpeme usted a mí. No me he sabido contener.- Nick asiente viendo que todo vuelve a la calma y te lanza una mirada de atención seguida de una despedida que no es tan despedida -Espero volver a verla muy pronto-.

Nick y Cole vuelven dentro. Ahora el anciano parece abatido y sin mediar palabra, con el semblante serio pero no cabizbajo, comienza a andar hacia la salida.

Isabelle

Al salir del edificio veis a varios curiosos en torno al cordón policial. Dos ambulancias aguardan. Será cuestión de tiempo que el juez y los camilleros hagan su trabajo y los cuerpos lleguen al depósito. -Todas las víctimas irán a vuestra comisaría. Tengo el coche aparcado a una manzana. Nos vemos allí.- Dice Amanda a modo de despedida dejandote sola con tu compañera.