Partida Rol por web

Abre la puerta mientras Tyler se abalanza sobre él, ante la sorpresa de Bauberg y mientras Vinacci agarra la llave caída a sus pies, que no a los pies de Silas. (Me imagino la escena con Tyler agarrándole y acercándole hacia vuestro lado del mostrador y no hacia el suyo, con lo que veo lógico que caiga en esa dirección. Y por eso no tiene acceso visual a los juguetes que le pasan los Hongos de Yuggoth al bueno de Silas y que oculta tras el mostrador)

Silas se queda boquiabierto y recula ligeramente agarrándose el cuello con su mano derecha.

El hombre da un grito hacia el callejón en un idioma que os resulta desconocido para instantes después recibir el golpe de Tyler por la espalda, pues no ha llegado a percibir la presencia de su veloz y policial atacante.

Tyler, ¿qué vas a hacer con tu presa, ahora que la has alcanzado? no parecía querer escapar siquiera.

Paul recula un par de pasos sorprendido el cariz que ha tomado la situación. Pese a llevar un arma en su sobaquera el anticuario no es un hombre de acción, pero la ocasión no tiene desperdicio y decide pasar al otro lado del mostrador con intención de buscar algo, aunque aun no sabe que...

Miro alrededor a ver si hemos llamado mucho la atención, si hay curiosos saco la placa y en voz muy seria les espeto aquello de - policia, no hay nada que ver, regresen a sus ocupaciones - Me lo llevo del cogote de vuelta a la tienda. Mientras le susurro - resistirse a la autoridad..., sabes cuanto te puede caer por eso... pues imaginate compartiendo celda con algún preso que conozco... asi que ¡no me toques las narices y tira para dentro!

El tipo al que Tyler agarró murmura algo en un pésimo inglés.

No me resisto agente. dice sin conocer la graduación exacta del detective, y en efecto, sin resistirse.

No había nadie mas en ese callejón salvo ese par de tipos con pinta de mala hostia, que atraídos por el grito del hombre de la tienda, avanzan hacia la puerta a grandes zancadas.

Bauberg llega al otro lado del mostrador, donde se encuentra el nervioso Silas mirando hacia todos los lados sin saber muy bien como reaccionar.

Desde este lado del mostrador se puede ver lo que hay bajo este: un estante con una caja vulgar metálica, donde tal vez Silas guarda sus dólares, y unos pocos frascos con potingues variados y figurillas de pequeño tamaño.

Y una exótica alfombra de vivos colores tejida a mano.

Y también está Silas, claro.

Tyler regresa a la tienda con el oriental - creo que vamos a tener visita compañeros - dice mientras chequea si hay otras salidas viables: puerta de atras, ventanas, escaparate... - vienen dos con cara de mala leche y paso rápido - dice mientras desenfunda el revolver - ¿llamo pidiendo refuerzos? o ¿nos largamos de aquí en cuanto podamos?

Dirigiendose a Silas - En cualquier caso mas vale que cantes lo que sepas y dejes de hacer el tonto - apunta el revolver a la rodilla - ¿sabes lo que duele una bala en la rodilla? No creo, - dice al observar su cara - pues confía en mi, no deseas saberlo... coopera con estos caballeros - dice desentendiéndose y apuntando a la puerta de la entrada...

No hay puerta de atrás. No parece haber ninguna trastienda ni nada por el estilo.
No hay ventanas. El escaparate se encuentra detrás de una cortina granate, al lado de la puerta.

Bauberg entre conmocionado y alterado saca su pequeño revolver de la pistolera sobaquera para evitar que Silas pueda llegar a ser un problema.

No hay trastienda ni nada parecido, pero este hombre debe guardar el génro en algún sitio.

Mientras apunta a Silas, alarga una mano hasta la caja metálica y la abre para ver que contiene.

Silas, no tenemos tiempo para tonterías. Quiero saber donde está el almacén, donde guardas el resto de la mercancía.

Coopero, coopero. No hay mas, no hay mas. Todo está aquí. Compro en almacenes del puerto y todo legal. Tienda pequeña negocio humilde. Alcanza a decir Silas, que eleva los brazos y balbucea muy nervioso al ver el revólver del anticuario y la pistola del policía apuntando a su rodilla.

Entre tanto, el africano que fue interceptado por Tyler y que aparentaba no resistirse, cuando percibe un ligero descuido por el detective cuando este se acerca hacia Silas para apuntar a su rodilla, mete su mano en el interior de su abrigo y extrae un largo machete, aunque no es lo suficientemente discreto como para que todo el grupo no llegue a darse cuenta.

Y los dos tipos del callejón se acercan hacia la puerta a grandes zancadas mientras extraen de sus abrigos otro par de prangas. No tardarán mucho en llegar a vuestra altura. Un par de asaltos a lo sumo.

¿Quietecitos o no lo cuenta? - digo apuntando a la cabeza de Silas y en voz baja - ¿alguna idea, a parte de salir corriendo?

¡Dspara a ese cabrón y cerremos la puerta! giránddme hacia Sila y agarrándole la pechera, le muestro la llave ¿qué abre esto? ¡rápido o no volverás a caminar, maldito hijo de puta!

Silas se queda absorto y acojonado entre la pistola policial que tiene apuntándole a la cabeza y el interrogatorio de su interlocutor con acento francés. No alcanza a decir ni una sola palabra, sino unos balbuceos ininteligibles fruto del pavor.

Quién no parece haber entendido al policía es el tipo del pranga. O tal vez lo ha entendido pero la vida de Silas no le importa. O tal vez le ha entendido pero le prefiere muerto. Los fiambres no suelen hablar, y quizás eso le interesa. En todo caso se abalanza a gran velocidad, machete en mano, contra el tipo que tiene mas cerca.

Éste es Vinacci, por cierto.

Y la pareja de pandileros del callejón llegarán en segundos a vuestra posición. Están corriendo hacia la puerta.

¡par dieu! ¡il fait feu...disparaaaaaa! repito para que me entienda mientras veo como se abalanza hacia mí. Miro por todos lados en busca de algún tipo de arma.

Cita:

La primera parte no le queda muy clara, pero la segunda es cristalina.

Apuntando con el arma a uno de los matones que acaba de entrar para evitar dar a sus compañeros por error, aprieta el gatillo impactandole en el pecho y sacandole un gemido de dolor mientras la camisa se le empapa de sangre.

Una bala impacta en uno de los matones, el primero que estaba en ese momento entrando por la puerta con su machete en la mano. Sin embargo, no llega a caer hacia atrás le empuja con evidentes prisas por acceder al interior de la tienda.

Vinacci busca algo con lo que defenderse, pero por desgracia lo mas parecido a un arma en lo que sus ojos se posan y que tiene a mano es un endeble plumero y una figurilla de marfil representando a una especie de Venis prehistórica de anchas caderas.

Su atacante se abalanza contra él, pranga en mano, y dirige el afilado machete hacia el cuello del francés, quién imagino intentará esquivar.

El primer disparo todavía resuena en la tienda, cuando Tyler dispara el segundo sobre el mismo objetivo dejando un par de manchas rojas en la camisa del matón

Al ver el machete abalanzarse sobre mí, solo me da tiempo a coger la estatua y alzar los brazos para que se lleve la peor parte, mejor que mi cuello

Paul no se atreve a disparar viendo a su amigo envuelto en el forcejeo, podria acertarle por error. Sin embargo dispara con el revolver al techo y le amenaza.

¡Maldito lunático, tengo un revolver, suelta ese machete o la próxima bala te la meto entre las cejas!

El lunático no obstante golpea con fuerza a Vinacci, quién hace unos torpes esfuerzos por defenderse sin éxito usando una pequeña pieza de artesanía. El fotógrafo francés se echa hacia atrás evitando que el pranga se clave en su pecho, aunque no puede evitar que le haga un ligero pero doloroso corte en el antebrazo.

Los otros dos lunáticos acceden al interior del local, mientras uno de ellos se duele de los balazos agarrándose el sangrante pecho. Mira furioso y con los ojos vidriosos al policía mientras sujeta vacilante su pranga, sin emitir siquiera un quejido de dolor, preparándose para saltar contra él.

El otro murmura algo.
Karibu Nyumbani. Nitakutembelea. Msalimia mama!
antes de abalanzarse como un poseso contra Robert Tyler, quizás porque le parece el mas peligroso de todos los blancos.

Cita:

Tyler solo entiende algo así como mama, - ¡De esta no te libra ni tu madre! - dice mientras aprieta el gatillo nuevamente.