Partida Rol por web

El paso de la caravana es lento por lo que no tardas en llegar, los otros hombres estan asustados y contagian el miedo a los que les hablan de los salvajes, de todas formas cuando LLegas a la caravana todo parece tranquilo.

Todo parece bastante tranquilo, pero ois que la parte trasera de la caravana se vuelve mas ruidosa, al asomaros veis que la parte del final esta mas inquieta los hombres se mueven de un lado para otro algunos gritan desde un carro a otro, algunos comienzan a acelerar la marcha los nervios se notan en ellos.

- Quédate vigilando aquí, Drago. Voy a ver que es el revuelto que se esta generando allá atrás y a tratar de calmarlo. ¿Esta bien? - Mi compañero me asiente, dándose vuelta inmediatamente y escrutando el camino que tenemos por delante, en busca que cualquier señal de peligro. En un par de segundos, corriendo, llegué al final de la caravana. Un grupo de hombres se había juntado alrededor de algo, gritando muy fuerte. - ¡Señores! ¡¿Pueden calmarse y decirme que esta pasando aquí?! - Grité a todo pulmón, para hacerme oír sobre el griterío general.

Un hombre se para cerca de ti y habla con voz rapida.

-Encontremos un oso muerto y no sabiamos si nos lo podiamos comer asi que llamemos al cazador gunnar creo que era y nos dijo que habian sido salvajes, habiamos oido rumores sobre estas montañas y los hombres-bestia que las habitaban y es todo cierto, habian descuartizado un oso por entrar en sus tierras seguro que ahora vienen a por nosotros

- ¡Primero que nada: cálmense todos. Alterados y asustados no vamos a resolver nada, señores! - En cuanto oyen mi orden, el griterío se acaba. - Todos vuelvan a sus carros, pongan a sus mujeres y niños adentros e intenten resguardarlos lo más que puedan dentro. Si alguien tiene una arma y sabe cómo utilizarla, que se prepare. ¿Entendieron? - Hubo una afirmación general. El grupo comenzó a dispersarse. Agarre a uno de los hombres que se estaba yendo fuertemente por el hombro y lo atraje. - Mi compañero compañero está junto al primer carromato. Es un valkar que responde al nombre de Drago. Ve y comunicale lo que se ha hablado aquí. También dile que apure el paso de la caravana. No demasiado, solo lo suficiente para adelantar parte del camino. ¿Entendiste? - El asustado hombre solo asintió. Luego se fue corriendo con el recado que le encomendé. - Y ahora ¿puedes traer a ese tal Gunnar aquí? - Le dije al hombre que había contestado a mi pregunta en cuento llegue. - Necesito hablar con él...

Gunnar llegaba justo junto al carromato de agape cuando donaar y uno de los hombres que lo habia acompañado llegan

Un hombre vestido como un campesino con gruesas ropas de abrigo llega y comienza a andar al mismo ritmo que el carro. Mientras intenta hablar con Drago

-Señor me envia vuestro compañero, me pidio que os contase lo que nos ha pasado, vera encontremos un oso desmembrado y medio podrido asi que llamemos a un hombre que decia ser cazador para preguntarle si podriamos comer su carne, al ver el cadaver nos dijo que no y nos advirtio que habia sido obra de salvajes, ya habiamos oido rumores sobre estas montañas pero no los creimos y ahora la gente tiene miedo.. vuestro compañero dice que hay que apurar el paso que el buscara al cazador para preguntarle.

- ¡Buenos días, Gunnar! Soy Donnar de los Caerios y me han contratado para velar por la seguridad de esta caravana hasta que llegue a destino. Según lo que me a contado este buen señor - Digo señalando al hombre que me acompaña. - usted dijo que al oso encontrado muerto lo habían atacado salvajes. ¿Es eso cierto? ¿Estamos en algún territorio peligroso? - Espero la respuesta del hombre que parece ser rotheo. Y espero que sea una buena respuesta...

-Me temo que si Donnar de los Caerios, todo parece indicar que ha sido atacado por los salvajes, tal y como ha sido tratado el cuerpo del animal, me temo que estos paramos no son seguros-- le respondió al guerrero. -Creo que lo mejor será montar guardia durante el trayecto, todo aquel con un arma debe de estar preparado- Intentó parecer decidió y autoritario- ¿Que piensas tu Donnar de los Caerios?, al fin y al cabo estamos a tus ordenes- añadió al fin.

Gunnar Olof no podía dejar de pensar en aquella pobre gente, a merced de salvajes.

Y en el fondo de la escena, su mayor preocupación, Ágape...

Intenté dormir, pero, por más que lo intentaba no paraba de dar vueltas. Desistí y me quedé mirando absorta el paisaje, aunque con la mirada perdida. 

Me dio un vuelco al corazón cuando escuché las voces y asomé la cabeza, curiosa.

-¿Como que salvajes?- pregunté.

Eché un vistazo al hombre y recordé que ya lo había visto antes, cuando fui a mendigar algo de comida. Clavé mi vista en Gunnar y me alegró saber que parecía estar bien.

-¿Qué es lo que pasa Gunnar? - inquirí, frunciendo el ceño-. ¿Tan grave es que hace falta montar guardias?

Resoplé de frustración y puse los ojos en blanco. Me había quejado de lo aburrido que era el viaje, pero ahora pensaba que no había estado nada mal tanta calma y tranquilidad.

- Ya hemos montado guardia mi compañero y yo durante todo este trayecto, pero solo en la parte de adelante, esperando que los peligros nos embistieran, no que nos atacaran por la espalda... - Me froto la barbilla por un momento, pensado cual es él mejor plan de acción. - Les he ordenado a todos los hombres, que tengas armas y sepan usarlas, que estén atentos a cualquier cosa que pueda surgir. Pero necesitamos a alguien que el final de la fila de carromatos: no queremos ninguna sorpresa. ¿Podrás con el trabajo, Gunnar? - Esperando a que el hombre contestara, proseguí. - Yo me subiré a algún carromato que esté en la mitad de la fila, para tener una mejor visión de lo que pasa. Si veo algo sospechoso, gritare. Y espero que tu hagas lo mismo. Además, desde la altura podre usar mejor esto. - Digo enseñándole mi arco. - Así si tu o Drago, mi compañero, tienen algún problema con los salvajes, podre ayudarlos fácilmente. - Mirando al hombre que me había guiado hasta el Gunnar, le digo. - Por favor, ve hasta donde está mi compañero, al principio de la fila, y comunicale lo que hemos acordado aquí. ¡Ve rápido!

-Ágape con los salvajes nunca es poca la precaución a seguir- le respondió a su compañera

Mientras Donnar hablaba Gunnar observaba a su alrededor intentando calmarse, una vez hubo acabado:

-De acuerdo me iré a donde dices y montaré vigilancia en la retaguardia- le respondió al hombre.

-Ágape, te cuidado y ten los ojos bien abiertos- le dijo guiñandole un ojo

Miro al campesino y le respondo:

-Amigo le agradezco que me haya traído el mensaje. Dígale a mi compañero Donnar que regrese a la cabeza de la caravana cuando pueda y de paso, avise a los más jóvenes que se preparen con las armas que tengan a un posible ataque.

Escuché con los ojos como platos a aquel hombre y no pude sino sentir que mi corazón se agitaba. Jamás hubiera pensado que aquel viaje iba a ser peligroso, ni siquiera que íbamos a tener problemas.

No me gustaban los imprevistos, me hacían sentirme insegura y torpe, como si se me escaparan las cosas o me enterase tan sólo de la mitad, lo que hacía que me enfadara.

-Ni hablar Gunnar- dije, decidida. Me incorporé y, de un salto, bajé al suelo, tambaleándome un poco-. Yo voy contigo - informé e hice un gesto con la mano que indicaba que no admitía réplicas-. Cuatro ojos ven mejor que dos.

Me giré hacia Donnar y clavé mi mirada en él.

-Supongo que no habrá ningún inconveniente- enarqué una ceja y me tapé con la capa. Seguía haciendo un frío que entraba hasta los huesos.

Agarré fuertemente a la mujer, que respondía al nombre de Ágape, para detenerla:

- Dígame una cosa, señorita. ¿Sabe defenderse? ¿Por lo menos tiene una arma? - Le digo tendiéndole mi espada con la mano que tenía libre. - Tiene razón: cuatro ojos ven mejor que dos. Pero para luchar, son mejores dos personas que una... - Esto ultimo lo dijé en un tono bastante grabe: quería hacerla entender que si iba con su compañero y no sabía luchar sola, solo sería un estorbo para el hombre...

Miré la mano del hombre que me sujetaba y levanté la mirada lentamente, seria.

-Suéltame- murmuré, aunque aparté el brazo antes de que Donaar pudiera retirar su mano-. Ni se te ocurra tocarme. 

Fruncí los labios y el ceño y me encaré al hombre:

-No me digas lo que tengo que hacer- dije, orgullosa-. Claro que sé defenderme y no pondría mi arrogancia y mi soberbia antes que la inteligencia y el buen hacer. Sé que no doy muestras de gran guerrera como tú o como Gunnar, pero no pienso quedarme con los brazos cruzados- aseguré, señalándolo-, así que sí- asentí con desdén y me abrí la capa mostrando los cuchillos que portaba a la cintura- sé defenderme.

Me giré con la cabeza alta, como si aquello me hubiera ofendido de forma personal y grave. Resoplé, irritada y miré a Gunnar.

-¿Nos vamos?- pregunté. 

Ya un poco más tranquilo, aunque bastante sorprendido por la respuesta de la mujer, camine hasta alcanzar unos de los carromatos que estaba casi en el medio de la fila de vehículos. Me subí a su techo rápidamente y procuré ver que andaban las cosas adelante y atrás: Drago se encontraba al frente de la fila, haciendo guardia cómo habíamos acordado, mientras que Ágape y Gunnar vigilaban la retaguardia, al tiempo que seguían las huellas que dejaban los carros. Antes de seguir vigilando, prepare el arco y un par de flechas, en caso de emergencia. Solo espero que no sea necesario usarlo, pensé al tiempo que apretaba fuertemente el mango, con la esperanza que el cadáver del oso tuviera una explicación diferente a la que había dado el rotheo.

Donnar se aleja hacia el frente de la caravana y os quedais solos mientras caminais hacia la parte trasera se os une un hombre armado con una lanza improvisada hecha con un largo baston al que le han atado un cuchillo en la punta. al llegar a la parte trasera de la caravana un hombre os deja subir a su carro, mascullando que ya que le ha tocado ir el ultimo mejor tener la proteccion cerca.

El dia avanza con nerviosismo pero sin sorpresas, la tarde empieza a caer y con la oscuridad comienza una ligera nevada que se convierte en bruma esto acrecenta el nerviosismo ya que es dificil ver en la lejania, sin embargo ni un solo sonido rompe el silencio de la tarde.. seguis avanzando hasta que el camino queda bloqueado por dos bestias que se mantienen a una distancia prudencial de la caravana mientras os miran con sus brillantes ojos, parecen saber que la bruma las esconde y caminan de una lado a otro como bestias enjauladas sin dejar de miraros, bloqueando asi el unico camino.

-Parece que estas bestias no se apartarán de nuestro paso.- le comento a Donnar.

Sin pensarlo dos veces cojo mi lanza e intento abatir a una de las bestias lanzándosela a lo lejos o al menos hacerlas abandonar el lugar...