Partida Rol por web

Gunnar escuchó atentamente las dulces palabras de Ágape, y se dio cuenta en que tenía razón en algo...

-Es que nadie nos va a servir- dijo levantando la voz.

EL hombre se te acerca y sin ningun miramiento da un par de golpes y estirones de tu ropa.

-Pero es que en tus tierras nunca han trabajado el metal? esto son todo pieles me extraña que no te hayan matado todavia.

Aun refunfuñando va a la parte trasera mientras rebusca en las pilas de chatarra. Tras un rato vuelve cargado con un monton de piezas de metal y las tira sobre la mesa, Primero te muestra una enorme coraza de metal algo sucio.

-Es una coraza de Acero puro Suele ser muy popular entre tu gente. Despues saca una algo mas larga y de un color oscuro.

-Esta es la coraza tipica de los soldados de Dragost esta hecha de metal y tiras de cuero y es mucho mas ligera.

Pronto llega un joven muy agradable y de bueno modales el cual os trae dos platos de carne asada y una botella de vino.

-Deseara la pareja pasar aqui la noche?

Enarqué la ceja al ver la carne asada y se me hizo la boca agua. Me pasé la lengua por los labios como si ya degustara la comida en mi boca y olfateé cual perro el delicioso aroma de la carne.

-Mmmm, huele muy bien- comenté-. Muchas gracias- dije, mirando al camarero-. Y ya era hora- murmuré, aunque tuve la intención de que lo oyera.

Miré a Gunnar y sonreí.

-Sí, pasaremos la noche- respondí, escueta.

Tenía demasiada hambre, por lo que me llevé un trozo de carne a la boca y la degusté como si nunca hubiera comido nada igual.

-Vale, ahora sé por qué habéis tardado tanto, os lo perdono- reí, sirviendo el vino y miré al camarero-. Recuerda apuntar esto-señalé la comida- y las camas para la noche- comenté.

Me dejé llevar. Quizá, debería de haberme callado y permitir que, tal vez, se equivocaran a la hora de hacer la cuenta a nuestro favor. Si es que no podía ser mala persona. Resoplé y posé mi mirada en Gunnar.

-Está muy rico, Gunnar- repetí-. Pruébalo. 

Drago quedó fascinado por la primera muestra, aquella coraza de acero puro mostraba la mejestuosidad de la batalla, sin adornos espectaculares pero con un grosor digno. No era de extrañar que fuera una de las favoritas entre los Valkars, más interesados en resistir las embestidas cuerpo a cuerpo que en esquivarlas.

-Señor estaría interesado en la primera muestra, la coraza de acero puro.

Tras colocarme la coraza con la ayuda del anciano, comprobé que me estaba perfecta y que realmente daba la sensación de protección tras sus piezas gruesas y robustas.

-Decidme que precio me costaría hacerme con los servicios de esta coraza. Recordad que mi espada está a disposición de las nobles causas y no para enriquecerme con las desgracias ajenas...

El hombre te mira detenidamente.

-La verdad estoy harto de seguir haciendo espadas para desagradecidos mercenarios -Al mirar detenidamente la estacia compruebas de que en efecto esta llena de nuevas espadas cortas- Asi que te la dejare por 20monedas de acero, pero debes prometerme que no te uniras a esa escoria que se reune ahora mismo en la salamandra negra. Solo forjo sus armas porque son tiempos duros y yo tengo 3 hijos que mantener.

Tras estar un buen rato vagando por el distrito comercial llegas a lo que parece ser un puesto comercial, en el numerosos mercaderes agitan papeles similares al tuyo y las monedas corren de una mano a otra, el edifico es en si mismo un almacen para las carretas y las cajas con mercancias por lo que esta fuertemente vigilado por los guardias de la ciudad, cuando la gente disminuye te acercas a un mostrador donde hay un hombre de unos 30 años de pelo castaño.

La comida desprendía un olor delicioso, junto a la ambientación y la calidad del lugar daba lugar a un sitio realmente agradable. Gunnar no quería irse nunca de allí. Aunque el explorador sabía que este pensamiento era el camino fácil, había que coger el dragón por los cuernos; mirando a Ágape a los ojos le comento sus planes:

-Ágape, quiero vivir aventuras, las que me contaba mi abuelo, aquellas que hacen que pongas a prueba tu valor, ¿Quieres buscarlas conmigo?- acabó preguntando, Gunnar sabía que era una pregunta absurda, ya que para empezar Ágape estaba igual de perdida que él mismo, pero aún así tenía que expresar lo que sentía.

- ¡Buen día, señor! Vengo a recoger un cargamento de hortalizas. Éste es mi comprobante para poder retirarlo. - Le digo mientras le muestro el pergamino que había obtenido rebuscando en el cuerpo del difunto anciano. - ¿Sería tan amable de indicarme donde podría encontrar una buena persona, con una buena carreta, para  llevar el cargamento hacía otra ciudad?

Drago satisfecho responde al anciano:

-Me parece un buen precio anciano y dad por hecho que no pongo mi espada al servicio de injusticias u ordas mercenarias.

A continuación le entregué las 20 monedas al anciano y mientras me colocaba la coraza y le pregunté:

-¿Tendría usted guanteletes y yebras de acero?. ¿Alguna rodela de acero con buena defensa? (superior al escudo +3 defensa actual que tengo).

Mientras el anciano respondía deposité todas mis armas en el suelo para que las viera el anciano y le comenté:

-Estas son las armas de que dispongo: Lanza, hacha de una mano, espada y cuchillo. ¿Podría usted afilarlas para aumentar su daño o quizás tuviera algunas mejores en su arsenal que pudiera comprarle?

Comí hasta hartarme. Si bien luego me dolería el estómago, como siempre me pasaba, había merecido la pena. La comida era deliciosa y el ambiente aún mejor. Aquel lugar me gustaba. Discreto, silencioso, cómodo y hogareño. Me daba la sensación de que estaba en casa.

Eché un ojo al resto de los comensales y no podían ser de lo más inofensivos. Ni siquiera llevaban armas al cinto. Bufé, divertida, pensando en lo poco que hubieran durado en mi pueblo y miré a Gunnar, escuchando sus palabras.

Apareció en mi rostro una media sonrisa y ladeé la cabeza, sopesando su propuesta.

-Verás, Gunnar- comencé, inclinándome hacia delante y apoyando los codos en la mesa, sin apartar la vista de él-. Este sitio me resulta agradable. Me gusta. Es hogareño, tranquilo, ideal para empezar una nueva vida- comenté, haciendo un gesto con la mano y señalando a nuestro alrededor-. Incluso, creo que podría conseguir un buen trabajo aquí- añadí, mirando al camarero que nos había atendido, evaluándolo-. Es más, creo que lo haría más eficientemente- puntualicé, riendo, sin molestarme en bajar la voz. Ni me importaba que nos escucharan los demás.

Callé durante un segundo y miré la expresión de la cara de Gunnar, un tanto divertida. Comencé a reír yo sola, como si únicamente fuera yo la que hubiera entendido el chiste y negué con la cabeza.

-Es broma, cielo- dije, riendo-. Ni por todo el oro del mundo me perdería una aventura como las que contaba tu abuelo, que serían las mismas que me contaba mi tío, sino mejores- añadí, guiñándole un ojo.

Suspiré, pensando ahora en lo estúpida que había sido la broma y me puse más seria.

-Pero, Gunnar, ya te advierto: no soy muy buena compañera de viaje. No suelo hablar, a veces me quejo por todo por el mero hecho de quejarme, lo que puede llegar a resultar odioso e incómodo, soy arrogante y me cuesta hacer caso al resto del mundo, tengo la manía de contestar a la gente de malas formas y más cosas de las que te irás dando cuenta a medida que pases más tiempo conmigo- dije, cabizbaja-. De hecho, no sé ni cómo me soportas ahora- añadí, un tanto apesadumbrada. 

Gunnar escuchó atentamente a la joven, a él no le importaba sus quejas, pero si tenía algo muy claro que decirle.

-Ágape tu eres muchas cosas pero callada no eres- le dijo riendose

-Vayamos al templo y luego iremos a por nuestra aventura- añadió.

Esperé la respuesta de Gunnar, un tanto temerosa porque me diera la razón y me dijera, en un arranque de sinceridad, que, efectivamente, era una pésima compañera y un niñata don nadie que no paraba de quejarse. Que me iba a relatar punto por punto y con detalle todo lo que podía llegar a molestarle de mí. 

Sin embargo, sonreí ante su comentario y agaché la cabeza sin decir qué decir. Ciertamente con él me encontraba a gusto y podía ser como era yo misma. Por el contrario, con el resto de la gente, era más distante, callada y me mostraba a la defensiva ante todo comentario que me dirigieran. Contestaba de malas maneras, con el ceño fruncido y de manera incisiva.

Me eché a reír y miré a Gunnar.

-Bueno, ya me conocerás- dije, poniéndome la capa y levantándome para irnos. Me callé durante un segundo mientras me colocaba la capa y clavé la vista en él-. Y, ¿qué "muchas cosas" soy, Gunnar?- pregunté, entre divertida y curiosa-. Si se puede saber...

-Ese tipo de armadura hoy en dia solo la llevan los grandes señores, me temo que un humilde herrero como yo ya no trabaja esos materiales, en cuanto a vuestras armas puedo ofreceros algo que creo os satisfara. El hombre coje una de las espadas del monton de los mercenarios y una lanza de la estanteria. la espada es pequeña y corta parece de producion en masa, en cambio la lanza es mas estilizada y mejor labrada que la tuya

-Nose de donde has sacado esa espada pero es obvio que necesitas algo mejor, en cuanto a tu lanza esta es la que usan los guardias de la ciudad es mucho mas manejable y resistente. 15 la lanza 10 la espada hay trato?

El templo esta en lo mas alto de la ciudad, aqui hace mas frio, no hay ningun otro edificio salvo el gran castillo que se ve a lo lejos, el templo esta en mitad de los jardines del castillo, es un lugar muy bonito, pese a que el termino jardin es algo inapropiado, en estas condiciones lo unico de lo que se dispone es de dos hileras de arboles que cruzan el camino y un suelo de cesped musgoso, al llegar al templo veis una edificacion antigua con forma abovedada no muy grande y con varios bancos de piedra en el exterior.

El hombre alarga la mano para ver el papel cuando se lo das lo revisa superficialmente,

-Parece que todo esta en orden señor..- El hombre mira de nuevo el papel- Olaff, en cuanto al transporte, aqui mismo puede alquilar una caravana cualquiera de nuestros cocheros hara el viaje por un precio acordado, vera nuestro sistema es de lo mas innovador y eficaz, usted nos paga a nosotros, nosotros mandamos al empleado y hasta que este no haya cumplido su envio no le pagamos, por lo hablar de que todos nuestros trabajadores tienen familias en la ciudad, asi que es practicamente imposible que algo salga mal, si le interesa digame cual es su aldea de destino?

Tras comprobar la ligereza y equilibrado de la lanza, así como realizar varios golpes con la espada para comprobar su balance dejo entre ver una sonrisa en mis labios:

-Estas si son armas acordes con mis cualidades amigo herrero. Me parece bien su precio, 25 monedas de acero por los dos y de paso le dejaré mi antigua espada y mi mal lograda lanza por si pudiera sacarle algún provecho para usted.

Le entrego mi vieja espada y mi lanza y equipo con las armas nuevas.

-Muchas gracias por sus servicios herrero. Le doy mi palabra de honor de que todas sus obras serán usadas para defender el honor y la justicia. Estaré hospedado en la Posada orgullo de dragón por si necesitárais vos o algún conocido vuestro ayuda para algún cometido.

Tras hacerle una reverencia al herrero como muestra de mi gratitud me dispuse a localizar la Posada orgullo de dragón para hospedarme en ella.

Cuando sales de la herreria comienzas a vagar por las calles del distrito comercial, pronto empiezas a ver una concentracion importante de gente armada, La mayoria son hombres de unos 30 años semiebrios con toscas armas de metal, llevan armaduras de cuero y parecen caerios en su mayoria, los guardias de la ciudad parecen inquietos, la concentracion de estos hombres aumenta cuando pasas cerca de un edificio llamado la salamandra negra..

- Kallian. Es una pequeña aldea de caerios al sur de Yara. Sí se sigan las rutas convencionales se llegan en unos tres o cuatro días. - El hombre me devuelve el pergamino, después de colocarle un sello a base de cera, en la parte interior. - ¿Cuánto costara el envío? - Esperé a que me contestara y luego agregue. - Yo acompañare a quien envíen. Los caminos son muy peligrosos últimamente para enviar un solo hombre.