Partida Rol por web

Le Fin Absolue du Monde

Poenitentiam agite (Capítulo I)

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24/09/2015, 00:14
Director

Se encontraron, se miraron.

La gente había comenzado a desperezarse, pero ellos fueron los más madrugadores. Compartieron una mirada inquieta, agitada. Habían vivido experiencias muy extrañas en sus sueños. Pero supieron que ambos estaban tocados por la mano de Dios.

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24/09/2015, 11:15
Giulia Zatelli

Cuando lo vio supo que él era uno de los llamados y suspiró, repentinamente tranquila. No había sido solo un sueño tal y como ya imaginaba. Fray Monetta era el primero de aquellos dos que le había dicho hallaría cerca. Se acercó a él y tomó sus manos entre las suyas, en un apretón firme y breve. Había tanto de lo que hablar y tanto que hacer.

-Fray Monetta -dijo y el resto de cuanto podía decir quedó en suspenso, supeditado a lo que intuía había sido una experiencia mística similar a la suya y que hacía de las palabras algo vano. Al menos en aquel momento. Había otra urgencia-. ¿Sabéis quién es el tercero? ¿Habéis dado ya con él? ¿O con ella?

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24/09/2015, 13:43
Fray Pietro Bertoni

La firmeza y calidez de las manos de la chica hicieron que las suyas dejaran de temblar. Cuando las retiró el fraile parecía entero, al menos su rostro se mostraba sereno.

No habló sin antes cerciorarse de que nadie los miraba:

- Mi nombre es Pietro Bertoni. Ya habrá tiempo de explicaciones, pero tienes que saber mi nombre. Y esa tercera persona no es otra que la joven Giovanna. Hay otros dos que tenemos que encontrar, sabré reconocerlos. El profeta va a llegar a la ciudad. No hay tiempo que perder. ¡Hay esperanza Giulia!   

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24/09/2015, 19:01
Director

Sabía el camino. No estaba lejos, o eso intuía. Lo peor, sin duda, era encontrarse con los restos de la masacre. El ejército del maligno se acercaba, y sus exploradores ya recorrían los campos. Había cadáveres tirados, caravanas de viajeros que habían sido alcanzados por la avanzadilla, que se estaba dando un festín con su carne. Muchos de ellos se habían convertido, de hecho, en muertos en vida.

No temer era más fácil de decir que de hacer, pues aquellas imágenes de muerte a la vera del camino, con cuerpos empalados y desmembrados, a la vista de esqueletos con guadañas cubiertos de sudarios blancos, pequeños homúnculos informes y demonios con armadura negra ponía a prueba a cualquiera.

Pero consiguió no entrar en pánico, manteniendo un buen trote.

Amanecía cuando llegó a Binasco, una localidad destruída, que hacía poco habían saqueado. Su característico castillo seguía intacto, y dentro de él, se refugiaba el señor local con sus soldados, aguardando no se sabía muy bien qué.

Fuera de la ciudad había un pequeño campamento, apenas un vivac. Lo flanqueaban cruces de madera, de las que colgaban rosarios. Un grupo relativamente numeroso de refugiados, unos cien o ciento cincuenta, vivaqueaba bajo el amparo de unos monjes que rezaban. Eran frailes mínimos, pero entre ellos había también franciscanos y aún monjes benedictinos. Eran unos veinte, y los dirigía el hombre que ahora rezaba bajo un algarrobo, con su larga barba blanca.

El caballo se detuvo detrás de él, y el viejo tomó su cayado y se incorporó con trabajo, girándose a mirarla.

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24/09/2015, 19:27
Francisco de Paula

El viejo fraile iba con un hábito viejo, remendado y algo sucio. Su cabeza lucía una tonsura natural, que era la calvicie de su avanzada edad. En las manos, un paternóster muy sencillo, de madera e hilo de esparto. El mismo material que el de su calzado.

La miró un momento, sin saber muy bien que hacía una dama de tamaña alcurnia allí, en mitad de la campiña de la Lombardía, montando una yegua blanca. Por un momento creyó que eran los del castillo, que volvían a intentar convencerles de que se uniera a ellos. Pero vió en ella destellos de la luz del creador, y entendió que aquel encuentro no era mera casualidad.

Así que se acercó al caballo, pues amaba a los animales, con una sonrisa afectuosa, acarició su morro y parte del cuello con sus crines. A Isis le gustaba él, estaba tranquila. Eso no era normal con desconocidos.

-¿Habéis hablado con Él, verdad? -le preguntó, mirándola de forma bastante inquisitiva.

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24/09/2015, 19:37
Giulia Zatelli

Lo miró un instante ante la revelación de su nombre real. El alcance de su declaración era algo que en aquel momento se le escapaba, su mente ocupada en otros aspectos. Pero entendía que para él era importante que ella supiera quién era realmente, lo cual inevitablemente conducía a otras preguntas, como el porqué de haberlo ocultado. Sí, un hombre con pasado como todos ellos sin duda habrían de poseer. Pero tal y como se le había dicho en aquella noche, al final llegaría el perdón para todos los pecados. Y a fin de cuentas, ¿no había sido Pietro quien negó a su señor tres veces para luego constituirse en la piedra de su Iglesia?

-¿La muchacha ciega? -dijo. Guardó un momento de silencio para luego asentir mudamente-. Vayamos en su búsqueda, Fray Monetta -no iba a usar su nombre públicamente. No de momento-. Como decís, no hay tiempo que perder. Y en cuanto a la esperanza, siempre la ha habido. Quizá lo que faltaba era la fe.

Miró en derredor, entre la muchedumbre de rostros, buscando a la joven invidente que cerraría el círculo de los llamados en aquel templo.

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24/09/2015, 19:07
Giovanna

Hubiera llorado de haber podido. 
Extrañamente ver, y ver todo aquello, no se le hacía extraño, era como si ya lo supiera. Formaba parte de todo eso así que le era natural, como cuando estaba en el bosque. Una vez comprendió que no pertenecía al mundo de los hombres, que eso era un subterfugio, una burbuja, puro artificio y que no debía temer a la naturaleza por que de ella provenía, porque Dios la había hecho así al igual que a ella... el miedo desapareció para siempre.
Así lo decía San Mateo "Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta".
Pero ahora era parte del todo de verdad, sin la barrera del cuerpo, sin sus limitaciones y por eso cuando el todo le respondió fue como si la atravesara por entero, la descompusiera y la volviera a componer, mezclandose como ondas en el agua, una gran ola que va y viene.
Eran dos y uno y a la vez se sintió tan pequeña, minúscula, insignificante, arrogante por la comparación pero... pensó en la Virgen, así debió ser, así fue la anunciación, Gabriél el arcángel de la luz, el mensaje divino, la reverencia, la entrega total...
Su alma se abrió, se vació de sí y se llenó del todo.
Con miedo, incertidumbre, alegría...

"He aquí la esclava del Señor"

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24/09/2015, 20:21
Director

La voz siguió hablando, y la recorrió de arriba a abajo de aquella manera indescriptible.

-El que cayó tiene los símbolos de la Alianza, nueva y eterna. Debéis recuperarlos.

Hizo una pausa.

-El profeta se acerca a la ciudad, y seis seréis los que debéis viajar al sur. Pero la ciudad debe resistir también.

El orbe brilló con más intensidad y comenzó a iluminar la noche.

-Reúnete con los escogidos, y marchad con valentía. Yo estaré con vosotros, durante todo el viaje.

Volvía hacia atrás, a las llanuras del cielo y sus campos floridos. Y aún más allá, acercándose de nuevo al umbral.

-Daos prisa, pues el tiempo se agota.

Abrió los ojos y volvió a estar en la iglesia de San Salvador. Era muy temprano por la mañana, y la mayoría siquiera se había levantado.

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24/09/2015, 20:28
Director

La buscaron, la encontraron.

Apenas abrió los ojos, sintió dos figuras que se acercaban. Una olía al fraile, y la otra, a una impregnación ya ténue de caro perfume con base de amizcle.

Giovanna estaba envuelta en su manta, dormida al pie de un pilar que hacía esquina en la nave de la iglesia, rodeada de personas que dormían o comenzaban a despertar.

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24/09/2015, 21:15
Giulia Zatelli

Señaló su posición.

Esquivó el mar de cuerpos que se agitaban en sueños o por el mero hecho de estar regresando a la consciencia y a una realidad que realmente les hubiera hecho desear seguir dormidos.

-Giovanna, soy Giulia -dijo anticipando su llegada, para después acuclillarse a su lado y posar grácilmente su mano sobre el hombro de la joven que parecía estar aún dormida. Fue a decir algo más, pero prefiiró aguardar. Si Pietro tenía razón en su aseveración, la tercera persona era la ciega y quizás esta no había llegado a culminar su experiencia mística. No tenía sentido interrumpir por más que sintiera la necesidad de despertarla. Había un tiempo para cada cosa y era necesario respetarlo.

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25/09/2015, 00:30
Antonella Bianchi
Sólo para el director

No querìa rendirse, se daba fuerzas mentalmente y por momentos cerraba los ojos para no ver todo aquel caos que amenazaba con metèrsele muy dentro en la cabeza y en el corazòn. Atràs habìa dejado a sus seres queridos y los veìa tambièn cuando cerraba los ojos, tuvo que recurrir al Padre Nuestro y muchas veces al Credo para poder seguir adelante porque sentìa que sus fuerzas flaqueaban y no querìa fallar en aquella misiòn que no sabìa còmo, le habìa sido encargada. Tampoco estaba muy segura de què dirìa al llegar, què harìa, còmo se comportarìa pero al menos se sintiò màs segura cuando vislumbrò a aquel hombre rezando.

El hombre era tal como su hermano lo habìa descrito, no habìa posibilidad de equivocarse y mejor asì. Cuando se acercò a èl, llevada por su yegua màs que por otra cosa, se dio cuenta que no tendrìa que decir mucho, que el fraile mismo sabìa que ella no estaba allì de manera fortuita por la manera en que le hablò. Asintiò y se apeò del caballo aùn con el corazòn acelerado, querìa explicarle algo pero la verdad es que no pudo, ni bien puso los pies en la tierra, tuvo que poner las manos sobre sus rodillas para no caerse.

-Lo siento, ha sido un viaje largo y yo... Si, lo he visto. Me dijo que debìa reunirme con usted.

Intentò recomponerse, no sabìa què o cuàl podrìa ser su papel en todo aquello pero allì estaba, casi dispuesta a lo que fuera.

-Aunque no sè què es lo que tengo que hacer...

Reconociò ante èl y fue un milagro que no se echara a llorar.

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25/09/2015, 14:56
Giovanna

Un fuerte golpe la devolvió al interior de su cuerpo.
Sintió el latir del corazón como patadas dentro del pecho y abrió los ojos de par en par dejando ver sus pupilas empañadas como el cuarzo mientras llenaba los pulmones con una gran bocanada de aire. Se incorporó con gran trabajo, sus movimientos eran lentos y enquilosados, ahora que el alma había viajado libre el cuerpo se le antojaba como una carcel, torpe y pesado. Se agarró el pecho esperando que pasara el dolor que era un cuerpo funcionando, las articulaciones crujientes, el aire arañando la garganta, los músculos tensandose, las vísceras y sus hipidos, el cerebro... segundos llenos de ruido a los que tardó en sobreponerse, un rato, pero, como cuando nació, se acostumbró a ello y volvió a poder sentir todo lo demás. La cabeza de Andrea dormido en su regazo, la piel de la señora elegante... -Se quien sois...- dijo alcanzando con sus yemas el rostro de Giulia. Arrugó entonces el entrecejo -...padre Monetta... sois vos?- parecía él pero olía diferente

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25/09/2015, 16:31
Fray Pietro Bertoni

Saltaba a la vista que la chica había sufrido un trance. Por un momento dudó Pietro incluso si habría recuperado la vista y cuando ella tocó a Giulia para reconocerla sintió pena. Los miedosos convierten al otro en enemigo para justificar su huída. Ahora que no la temía la podía ver como era. Se preguntó si habría tenido una madre que la cuidara, si todavía la recordaba, y se admiró de que pudiera sobrevivir sin un hogar, en un ambiente tan hostil como lo eran las calles.

-Sí Giovanna, soy yo. Vayamos a un sitio más aireado, necesitas un poco de agua y tenemos que hablar y serenarnos para decidir qué hacemos.

Y le hizo un gesto con la cabeza a Giulia, para que guiara a la ciega hacia un lugar más reservado en que pudiera recuperarse y para hablar sin miedo a ser espiado. No le habría extrañado al fraile que el Enemigo pudiera ver con los ojos de alguno de sus sirvientes que sin duda los habría, y en gran número, adentro mismo de las murallas.

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26/09/2015, 02:32
Giulia Zatelli

-¿Y el muchacho? -preguntó Giulia en referencia al lazarillo que dormía en el regazo de la ciega-. Giovanna, como bien dice fray Monetta debemos hablar. Si buscamos privacidad, mi casa es el lugar adecuado. No sé bien cómo describir lo acontecido e intuyo que cada uno de nosotros ha vivido una experiencia distinta y a un tiempo común. Desayunemos juntos, compartamos y hablemos. Lejos de oídos indiscretos y de miradas curiosas. Andrea puede acompañarnos. Estará bien atendido.

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26/09/2015, 19:16
Francisco de Paula

El viejo fraile se acercó a ella. Transmitía seguridad, amor y firmeza. La abrazó, al verla en aquel estado, para que se calmara. Recordó a su propio abuelo, fallecido cuando ella era una niña, y como solía sentarla en sus piernas y contarle viejas historias de guelfos contra gibelinos.

-Tranquila, ¿Has comido algo?

Entre las personas que marchaban, cargaban comida y otros enseres. Y aunque no había mucho, lo compartían con bondad. Así le dieron un trozo de queso, pan de bizcocho (del que aguantaba muchos meses) y un poco de caldo de ave, que sin embargo estaba frío.

Finalmente, recordó por que había llegado. Lo que Dios había dicho, a través de su hijo. Debía llevar a aquellas personas a Milán cuanto antes.

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26/09/2015, 20:26
Antonella Bianchi
Sólo para el director

A pesar de la situación y de el estado de la comida, la verdad es que comió con avidez, después de todo, había que agradecer los alimentos que El Señor les permitía obtener y tener. Una vez con la panza llena, pudo pensar con claridad, además, aquel fraile le permitía sentirse segura.

-Mi señor, no podemos demorarnos más. Hay que partir hacia Milán y ese es el mensaje que se me encomendó le diera.

Respiró profundo, no sabía si con eso su misión estaba terminada pero sí el fraile le oedia ir con ellos, no se iba a negar. No sabía bien el por qué pero lo cierto era que sentía esa necesidad, además del miedo y de que volver sola no era algo que le entusiasmara.

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27/09/2015, 00:13
Giovanna

Sí... era él... en el fondo continuaba siendo el mismo, por lo menos, de momento, había dejado de temblar como una hoja.
Giovanna se incorporó apoyando la espalda en la pared visiblemente agarrotada, respiró varias veces recuperando el control de si misma -Despreocupaos, estoy bien, solo dadme un minuto para despejarme- Andrea se frotó los ojos, ella le sostuvo la cabeza acariciandole la mejilla con el pulgar -Buenos días- sonrió, como buen niño que era al chaval le gustaba remolonear y escondió la cara intentando ocultarse de la luz del día.
Tras el shock del regreso al cuerpo la joven se encontró muy serena, sí le perturbó la actitud del fraile y la señora les notaba atribulados ¿Habrían experimentado lo mismo? No lo parecía, claro que cada persona era un mundo y reaccionaba de forma distinta ante los mismos estímulos, quien sabe...
-Tranquilos...- posó su mano sobre lo que creía era la rodilla de donna Giulia -estamos en sagrado- respiró profundo tranquilamente, seguía oliendo a santidad pero eso ellos no podían saberlo, aún así era reticente a la idea de abandonar las inmediaciones del templo -no hay lugar más seguro para discutir los asuntos de nuestro Señor- acariciaba el pelo de Andrea, entonces recapacitó cayendo en la cuenta de que llendo a casa de la señora podría darle un buen desayuno al pequeño que andaba poco animoso últimamente por culpa del hambre, aunque ella se quitara para darle a él "Sopas de pan con leche, con lo que le gustan..." apretó los labios pensando -Padre... me sentiría más tranquila si la sagrada forma nos acompañara o si recibiéramos la comunión antes de salir- giró la cabeza hacia la mujer -no os ofendais señora, no dudo de vuestro ofrecimiento ni vuestra casa, pero corren tiempos confusos. Si no os importa que el niño venga conmigo... acepto de buena gana-

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27/09/2015, 02:24
Francisco de Paula

Pensó en lo que decía. Su plan era ir a la ciudad, si. Pero no hasta que no llevara consigo a todos los refugiados de la región. Y sin embargo, Dios le quería allí con prontitud. Pero él era un hombre bastante cabezota. Los viejos cascarrabias suelen serlo.

-Bien, pero vamos con ésta gente. A buen paso, estaremos allí en unas cuatro o cinco horas.

Sin más, se fue con el resto de frailes, y les comunicó la decisión. La gente comenzó a ponerse en pie y coger sus bártulos. Había heridos y algún enfermo, y eso retrasaría la marcha.

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27/09/2015, 02:27
Andrea

El muchacho se había levantado después. Él no había tenido aquella clase de sueños, ni nada parecido. Así que lo que hablaban le resultaba extraño. También era verdad que estaba medio dormido todavía.

-¿Donde vamos, Giovanna? Aquí dentro estamos seguros.

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27/09/2015, 15:06
Giovanna

Los niños en su inocencia e ingenuidad eran mucho más intuitivos que los adultos tal como acaba de demostrar el lazarillo

-Lo se...- angelito, prefería pasar hambre que salir de allí -lamento decir amigos que debo plegarme a los deseos de mi pequeño hermano, no podría perdonarme que pasara miedo por mi causa y, aún con todo lo que parece unirnos, tenemos deberes que atender en esta casa. Hay mucho que hacer y pocas manos para ello, ausentarnos supondría un trastorno y temo alarme a la comunidad- prudencia y contención ante todo.