Partida Rol por web

Penny asintió con la cabeza a su primo justo cuando Chris comenzó a hablar al otro lado del teléfono.

- Tenemos que vernos - habló con la misma premura que su interlocutor, tanto por su nerviosismo como por el que sentía dentro de sí. - ¿Te ha dejado? - interiorizó las palabras de Chris con cierto retardo. - ¿Ya no estáis con él? ¿Que ha pasado? - Solo le faltaba que les hubiesen salido las cosas mal también por allí. - Estamos yendo a casa de Tam - añadió antes de que su primo pudiera contestarle. Era para lo que le había llamado, al fin y al cabo, y no tenían tiempo que perder. - ¿Podéis ir? Tenemos un problemilla.

Tam se quedó observando sus manos unidas a las de sus primos unos instantes más, hasta darse por rendida. 

- Parece que el conjuro no funciona. Supongo que el móvil no debe de ser algo tan personal como esperábamos.- Y además, gracias a ti está chamuscado, se reprocha a sí misma antes de lanzar el pedacito de plástico a la basura. Intentó hacer memoria. ¿Había estado Sam lo suficientemente cerca de alguno de ellos como para tener algún cabello suelto del chico en sus ropas? No lo creía. Aún así, se inspeccionó las suyas antes de sugerirle al resto que hiciesen lo propio. 

- Quizás tengamos algún pelo suyo en la ropa.- Claro que quedaba el problema de saber distinguir un pelo de Sam de uno que no le pertenecía. Parecía una tarea que no llevaba a ningún sitio. 

En ese instante sonó el teléfono y cuando Chris respondió pudo saber que se trataba de Penny. No eran ni Pat ni Kat, a quienes ella había enviado los mensajes. Mientras sus primos se comunican lo ocurrido en sendos lugares, Tam sacó el móvil de su bolsillo de nuevo. Kat no había contestado. No quería que aquello le preocupara pero, dadas las circunstancias, lo hacía. Temía por la salud de su gemela. Pero en el fondo sabía que Kat tenía que estar bien. Si no lo estuviera sentiría algo seguro. ¿No decían que los gemelos tenían una especie de conexión especial?

            Penny le preguntó sobre Sam a la vez que decía de reunirse en lo de Tam, si podían hacerlo. Chris no hizo esperar su respuesta, mirando mientras a su hermana y a la chica misma dueña de la casa adonde iban a ir. No habló en voz alta del problema que parecían tener sus compañeros al otro lado de la línea, para no preocupar a las chicas de antemano.

         -Fue un poco estrepitoso el tema del muchacho, demasiadas hormonas y Tam explotó... al tiempo que el móvil del chico. Bueno, luego entraremos en detalles, entonces... nos vemos en lo de las gemelas.

       Observó a los demás y esperó que nadie dijera lo contrario, porque suponía que no habría problema en ir para allá. Si alguna pensaba distinto, por supuesto le diría a Penny. Lo único que Chris deseaba era seguir avanzando en esto del descubrimiento de los nuevos enemigos, por decirlo de una manera. Eso de ir atando cabos y llegar al final de una pieza.
 

Escuchó con atención las palabras de Chris, con los ojos entrecerrados y la mandíbula bloqueada. Todo fruto de la tensión. En otras circunstancias, la imagen de Tam perdiendo los estribos le hubiera hecho echarse a reír.

- Bien, entonces allí nos vemos - concluyó. Por un momento tuvo la tentación de seguir hablando con su primo. Tener a Henry a su lado y a Chris al teléfono le daba cierta seguridad. Pero no lo hizo. No era la vía más fiable y, además, era mejor que todos estuvieran presentes. - Intentaremos darnos prisa. - Sin decir nada más colgó el teléfono.

Tam apartó la mirada de sus ropas, entre las cuales había estado buscando algún pelo del susodicho individuo, cuando escuchó de boca de Chris mención al sitio de las gemelas. Supuso que se refería a su casa, ya que aquel era el lugar donde habían sido sorprendidos por el insistente adolescente. 

- Entiendo que hemos quedado en mi casa, ¿me equivoco?- preguntó al chico, tan solo para confirmar que había comprendido bien sus palabras. En la espera, sacó del bolsillo las llaves del coche y miró a sus dos primos. - Será mejor que lleguemos ahí antes que ellos. - Tan solo ella tenía las llaves del lugar y no creía que fuese buena idea que esperasen en la puerta durante mucho tiempo. Podrían atraer la atención de gente indeseada hacia aquel lugar. 

Esperó a que el resto expresasen su conformidad antes de dirigirse hacia la puerta. El asunto del conjuro localizador y el del abuelo tendrían que esperar. 

        -Nos vemos allí, Penny -confirmó Chris antes de cortar. Tam ya había dicho que sí y no creía que Melinda tuviese alguna oposición. De todos modos el asunto del abuelo quedaría para después. -Sí, Tam es en tu casa -agregó unos segundos luego. No creía que Melinda tuviera una oposición a la idea porque, de todos modos, no había mucho que hacer ahora en el P3. Además, parecía que Penny estaba por decirles algo, que era importante.

Henry estaba dirigiéndose hacia casa de su hermana. En cada semáforo, se giraba para ver a sus primas-conejo. Al menos, parecían tranquilas.

¿Qué ocurre, Penny? No se le pasó por alto el gesto de su prima pequeña. Algo que le había dicho Chris le había preocupado, estaba claro. Ahora solo esperaba que su prima se lo contara.

Tras colgar el teléfono Penny se quedó unos segundos en silencio, pensativa. Lo suficientemente concentrada como para necesitar un tiempo para interiorizar y reaccionar ante la pregunta de su primo.

- No lo sé... - se rascó la cabeza, frunciendo el ceño algo ofuscada. - Parece que están bien pero... - buscó con la mirada a Henry - parece que Tam perdió los estribos - Giró la cabeza de nuevo hacia la carretera. - Nos contarán cuando lleguemos - concluyó, encogiéndose de hombros. - La verdad... dudo que nos superen en problemas.

Tras el fracaso en el conjuro, mucho más por hacer no les quedaba. Mientras Chris terminaba de hablar con su prima, Mel consoló a la gemela que estaba con ellos.

-No te sientas mal. Este tipo de conjuros suelen ser difíciles y no tenemos tanta experiencia en el tema. Seguramente con un poco más de práctica, lo podemos lograr a la primera. Para la próxima vez que seamos acosados por adolescentes hormonados, me aseguraré de quedarme con algo más persona, jajajaja -poco a poco su humor iba recuperándose y toda la experiencia le iba resultando cada vez más graciosa.

-Así que volvemos a tu casa! Bien, no perdamos tiempo chicos. Quiero saber que novedades tiene la otra parte de la familia y muero de ganas por ver sus caras cuando les contemos sobre los efectos especiales de Tam -con una sonrisa en su rostro, tomó a su prima por el codo entrelazando sus brazos y dejó a su hermano atrás para que cerrara el local y salieran de allí.

Y sin ninguna otra inesperada sorpresa, los ocho primos pudieron reunirse de nuevo en la casa de Kat y Tam. Allí estaba Kat que se había quedado descansando. Aunque la sorpresa llegó para Chris, su hermana y Tam que se encontraron con que Penny y Henry venían con dos hermosas mascotas, pero ni rastro de PJ ni de Pat.

Era el momento de ponerse al día de todo lo que había pasado, y hora de decidir cuál iba a ser el siguiente paso a dar. ¿Por dónde empezarían?

         Al llegar a destino algo sorprendió a Chris, y eran esos bichos peludos que había allí. "¿Nuevas mascotas, animales con algún poder en especial, de qué se trata esto."

         -Hola -dijo buscando un lugar donde sentarse, había que ponerse al día con la información que cada uno de ellos había conseguido.

        -Antes que nada, ¿no faltan algunos? ¿Dónde están?

       Sus ojos volvían a las mascotas, tenían un aspecto tierno y a él, en general, le gustaban los animales; pero la verdad es que se le escapaba qué hacían allí.

El conejo que era Pat se concentró en todos los sentimientos que le recordaban su humanidad, especialmente pensó en Christian y en los momentos vividos con él, intentó con todas sus fuerzas volver a recuperar su forma humana pero no funcionó. Cuando abrió los ojos y se siguió encontrando en el asiento trasero del coche de su primo y con el hocico a la altura de la tapicería, le sobrevino la melancolía. Recordar a su prometido, con lo duro que aún era para su corazón, no había servido de nada. Una lágrima se escapó de los oscuros ojos mientras volvía a cerrarlos, tenía que dejar esos sentimientos atrás, ya bastante vulnerable era en su actual estado como para serlo también anímicamente.

Cuando se recuperó y levantó la cabeza el coche ya frenaba ante la casa de su prima. Rápidamente recordó el conjuro, el que habían dicho para intentar devolverla a la normalidad, intentando averiguar si lo que había fallado era el conjuro o que no habían utilizado el poder de ocho.

El conejo rojizo se dejó coger sin oponer resistencia, es mas si alguien se fijaba bien hasta podría decir que en su cara había algo de conformismo, con esa expresión llegó hasta el piso de Kat. Allí se encontraron con el resto de primos y, a falta de otro método de comunicación, al conejo no se le ocurrió otra cosa que saltar de los brazos que lo sostenían y llegar hasta Chris para darle un lametón en el cuello.

Al final no habían tardado mucho en llegar y parecía que ya volvían a estar todos reunidos. Lo primero que hizo Tam antes de volverse hacia sus primos fue acercarse hasta su hermana gemela para asegurarse de que estaba bien. No se acordaba de que se había quedado en casa cuando le envió el mensaje. 

- ¿Te encuentras mejor?- le preguntó, posando su mano sobre el hombro de Kat. Sin apartarla de ahí, levantó la vista hacia su hermano y su prima Penny observando las curiosas mascotas que llevaban en sus manos. ¿Qué habían estado haciendo?, pensó extrañada. Comprar unos conejos no entraba en su definición de intentar deshacerse de unos demonios. A no ser que éstos tuviesen una curiosa fobia a esos peludos animales, lo cual dudaba bastante. 

- Espero que Pat y PJ no tarden en llegar. - comentó, con los ojos todavía fijos en los conejos. En ese preciso instante, uno de ellos se escapó de entre las manos de Chris para chuparle el cuello. Déjà vu. Aquella escena le recordó enormemente a algo presenciado pocas horas antes en aquel mismo lugar. ¿Cómo olvidar aquel peculiar arrebato de su prima?

Sus ojos se abrieron como platos y miró a Henry y a Penny, sucesivamente. - Por favor, decidme que ese bicho no es Pat.- exclamó horrorizada al darse cuenta de que había tantos conejos como personas faltaban. Tenía que estar paranoica. No podía haber otra explicación. El encuentro con los adolescentes hormonados debía de haberle afectado. 

Bueno... empezó Henry, llevándose la mano a la nuca y acariciándose la parte de atrás de la cabeza mientras no dejaba de mirar también él a las dos conejas que estaban allí con ellos. ¿Cómo explicar lo que había sucedido, si ni él mismo lo entendía?

Digamos que llegamos al callejón, y encontramos un guante, un reloj y un conejo. Pat tocó al conejo y de pronto... ¡Puf! señaló a su prima, la conejo rubia que estaba allí con ellos, lamiendo el cuello a Chris se transformó en conejo.

Penny tuvo una premonición hizo un gesto, como diciendo que eso lo contaría ella, que para algo era la que tenía ese poder mientras yo me inventé un conjuro para ver si conseguía devolver la forma original a Pat. No sucedió nada. P.J. lo intentó conmigo y... ¡Puf! señaló al conejo negro. Seguro que estaba de muy mala leche. Sí, estaba convencido y tenemos otro conejo. Pero que conste que no fue culpa de mi hechizo dijo, mirando a su prima-coneja negra directamete si no, yo también sería otro conejo.

Cuando Tam habló del conejo como "ese bicho" éste la miró y se podría afirmar que, a pesar de no tener cejas, su ceño se frunció. Se bajó de encima del primo mayor y se fué, pateando con las patas traseras*, hasta conde Kat miraba la escena con abatimiento. Subió a su regazo y le dió suavemente con el hocico en las manos, como si quisiera que lo acariciara o hacerla reaccionar, luego se sentó y comenzó a lamerse las patas delanteras para pasarlas despues por su cara peluda.

Cuando Tam habló del conejo como "ese bicho" éste la miró y se podría afirmar que, a pesar de no tener cejas, su ceño se frunció. -Conque ese bicho... estoy por ir ahí y restregarme a ver qué te parece. Ya te pillaré cuando tenga boca y manos.

Se bajó de encima del primo mayor y se fué, pateando con las patas traseras*, hasta donde Kat miraba la escena con abatimiento. Subió a su regazo y le dió suavemente con el hocico en las manos -¡Ey! Kat, vamos dí algo. Encima de todo lo que nos pasa te pones mal...- parecía como si quisiera que lo acariciara o hacerla reaccionar, luego se sentó y comenzó a lamerse las patas delanteras para pasarlas despues por su cara peluda.

-Espero que acaben pronto con las explicaciones y se animen con el conjuro. Esto de tener pelos en todo mi cuerpo no es muy agradable, aunque lo bueno es que no me hace falta comprarme ropa.

Por si acaso la cosa se alargaba miró dónde estaban los moviles de sus primos, tenía intención de hacer servir sus patas para escribir algún mensaje de apremio, no quería pasar mas tiempo del imprescindible así.

Observo toda la situación.

¿Que pasaría en este momento por la cabeza del resto de los primos? Ojalá pudiera saberlo.

Empiezo a dar saltitos por el suelo como si buscase algo hasta que finalmente localizo lo que andaba buscando. Una zanahoria encima de la encimera.

Al verla mi estómago decide que ya es hora de comer así que empiezo a dar saltitos para intentar alcanzarla pero estos no son lo suficientemente fuertes.

Frustrada decido que si Mahoma no puede ir a la Montaña será la Montaña quien vaya a Mahoma. Me concentro en la Zanahoria e ipso facto la misma aparece ante mi hocico.

- Así está mejor. - pienso mientras empiezo a comerla.

- ¿Qué estáis mirando? - pienso al ver como me miran mi hermana y mis primos. Tenía hambre y ninguno me dábais de comer así que me he servido yo misma. - prosigo moviendo el hocico gracilmente.

                Chris se quedó ojiplático cuando el conejo claro le dio un lametón en el cuello. “No es posible, ¿acaso es…?” pero sus palabras mentales se interrumpieron por las de Tam que reconoció a la coneja en cuestión como Pat. Chris miró al animalito, mientras oía la explicación de Henry.

                Al parecer ellos habían encontrado objetos causantes de tal situación.

                -Que… que extraño. ¿Pusieron esos objetos como carnada para que vosotros los tocarías? No me quiero imaginar qué pasaba si tocaban el guante.

                Por lo visto los chicos habían intentado deshacer el hechizo con el resultado de otra conversión conejil. El otro animalito, negro, debía ser Pj.  Chris se puso a pensar las implicancias de la situación, y sobre todo, en qué hacer a continuación; era evidente que las chicas no podían permanecer en dicha forma.

                Los conejos se andaban moviendo, Pat limpiándose las patas y PJ mirando a una zanahoria.

                -Lo peor es que Pat es una de las que tiene talento en escribir hechizos… y… ¿qué ha pasado con los otros dos objetos?