Partida Rol por web

En cuanto la mano de Penny tocó el abanico una imagen le vino a la cabeza. Estaba ella sentada en el suelo de esa habitación abanicándose con él. Por el aire estaba flotando una chica morena, no sabía si su prima o su hermana, pero poco a poco parecía que pudiera llegar a mirar através de la ventana.

La imagen fue rápida y fugaz. A penas un par de segundos.

Chris no adivirtió nada raro, en el sentido de nada más extraño puesto que todo lo que habían vivido era una locura, incluso para ellos con el tema de tener magia y todo.

-No noto nada que me pueda ayudar en saber qué hacer, Henry.

Le informó a su primo mientras esperaba que él hiciera eso que quería probar. De todos modos quizás hasta tuviera suerte, el muchacho prefería que intentaran algo alternativo antes de decidirse por beber la botellita o usar el abanico.

Pat se encogió de hombros ante la pregunta de su prima sobre el hechizo y negó con la cabeza pues no sabía que casi no se veía nada, sino le hubiese hablado. No se le había ocurrido hacer un hechizo para curarse pero estando las dos solas no sabía si funcionaría por lo que se centró en lo que oía. Escuchó atentamente la descripción de Tam del lugar, parecía que estaban encerradas. Al acabar una idea se le ocurrió, podia ser que fuese una locura pero no perdían nada por intentarlo.

-La botella podría ser igual que la anterior y que haga menguar, ¿es igual que la otra? -seguía susurrando, la oscuridad antinatural en la que estaba sumida le daba sensación de peligro, pero el saberse las dos a solas consiguió que se relajara un poco y aflojase la mano -Es igual, probemos una cosa: cógela y guárdala, luego me abanicas mientras te cojo fuerte. Si me hago grande me guías hasta que te deje en la ventana para que puedas salir, entonces me cojes tú y yo me bebo la botella.

Calló un momento pero no se le ocurría nada más. 

-O al revés, no sé qué será mejor que haga yo.

Al no poder ver la situación, y no saber las distancias reales, dejaba en manos de su prima la elección. Mientras esperaba la respuesta empezó al pensar en un hechizo para recuperar la visión, si lo que había propuesto no funcionaba y Tam no tenia otra idea iba a necesitar sus ojos para salir de allí.

El despertar de PJ calmó los ánimos entre ella y su prima pequeña. Aunque ya era toda una adulta, Mel no podía dejar de verla como una niña por el cariño que le tenía y el instinto de protección que despertaba en su ser, lo que a veces la llevaba a reaccionar de aquella manera tan admonitoria.

-Lo siento Penny... la situación me ha desbordado -una vez pedidas las disculpas, volvió su atención al problema que las aquejaba-. Por intentarlo no perdemos nada. No sé si nuestros poderes seguirán funcionando como deben en este lugar, pero la opción de quedarnos de brazos cruzados no me hace mucha gracia. Intentaré elevarme, a ver qué se ve desde las ventanas aquellas -acto seguido, la Halliwell inspiró hondo para bajar los latidos de su corazón e intentó relajarse lo más posible. Cuanto más se centrara en su intención, más fácil debería resultar.

-Ya, bueno... no pasa nada...

Dirigió las palabras a su prima con boca cerrada y sin mirarle a la cara. Por inercia, volvió a acudir a esa mesa en la que había recibido la reprimenta, cogiendo de nuevo el abanico que le había llamado la atención. Y entonces, tuvo lugar esa premonición. Fue rápida y fugaz, apenas dejando efectos secundarios en ella. Por eso, no tardó en girarse a sus acompañantes, con cierto brillo en los ojos.

- Tenemos que usar el abanico - concluyó, mostrándoles una pequeña sonrisa. Sin decir nada más, se sentó en el suelo tal y como se había visto en la misión. - La que sea, que se acerque. Abanicando así, debería conseguir que subieras hasta ver por la ventana. - Y sin decir nada más, comenzó a mover el objeto, expectante.

Mientras su prima digería la información que le acababa de dar, Tam le estaba dando la vuelta a una idea. Era una idea descabellada, pero podía funcionar. Tan centrada estaba en los detalles que apenas escuchó el plan de Pat. 

- ¿Eh?- preguntó distraída. Tan solo había captado fragmentos. Algo sobre abanicarle. ¿Quería hacerse más grande con el aire? Bueno, si no funcionaba al menos le refrescaría algo la cara.- Sí. Vale. Ahora lo probamos. - aceptó. Tampoco es que a ella se le hubiese ocurrido nada mejor.- Pero antes deja que intente algo. Creo que podría curar tu ceguera.- se rascó la cabeza pensativa intentando encontrar las palabras para explicarle a su prima lo que estaba a punto de intentar.- Dijiste que las luciérnagas o lo que fueran esos bichos te hirieron los ojos.- Tam soltó la mano de su prima para separar un poco más los párpados de su ojo izquierdo y así poder examinarlo de más cerca. Efectivamente, como ella pensaba, se trataba de cortes.- Creo...que quizás podría acelerar las plaquetas de esa zona de tu cuerpo y curar la herida. Te devolvería la vista. - dejó unos segundos para que su prima se lo pensase.- No lo haré si tú no quieres. Puede ser arriesgado.

Cuando su prima aceptó(*), Tam respiró hondo e hizo uso de toda su concentración para centrarse en a tarea que, si funcionaba, devolvería la vista a su prima. 

Por el tono y las palabras que dijo parecía que Tam no le había escuchado, dijo algo de curar su ceguera y le soltó la mano. Pat se apoyó más fuerte en la mesa y notó como unos dedos cogían su párpado y lo levantaban -¿Acelerar? ¿Estaba hablando realmente de usar su poder en sus ojos?- No es que dudase de su habilidad, es que eran sus ojos.

-Espera, espera, espera. -dijo levantando la mano libre con la palma hacia afuera por delante de su rostro -Qué tal si probamos un hechizo primero y si no funciona... ya veremos.

Se quedó un momento callada, intentando pulir la última frase que se le resistía, y al final decidió compartir sus dudas con su prima. Le dijo el hechizo que se le había ocurrido y las dos formas de acabarlo*, y se quedó sopesando cuál sería mejor mientras esperaba la opinión de la otra mujer.

Tam se interrumpió en plena concentración de su energía, dejando que ésta se disipase momentáneamente. había sentido el nerviosismo de su prima y la verdad era que la comprendía. Al fin y al cabo eran sus ojos. Una parte de su cuerpo bastante importante para alguien que ha contado con la información visual que estos ofrecen toda su vida. Quizás era muy arriesgado probar esa nueva idea en una parte tan delicada. En su interior, Tam sentía, creía firmemente, que podía salir bien. Pero, ¿y si no era así?

- Sí. Vale. - acabó por conceder, acercándose para escuchar la idea de Pat. - Yo me quedaría con la primera opción. La segunda es quizás demasiado abstracta. Es mejor que quede claro lo que queremos obtener.- reflexionó, volviendo a coger esta vez las dos manos de su prima. 

- ¿A la de tres? Una, dos...- a la voz de tres, Tam comenzó a recitar el hechizo ideado por su prima, fundiendo sus palabras con las de ellas y deseando con todo su corazón que aquello funcionase. 

Que la vista le sea curada

A esta bruja del linaje

Que el velo negro se resquebraje

Y sus ojos vuelvan a ver / Y la luz inunde su ser

- Primero veamos si Mel puede usar sus poderes. - comento a mi hermana. Si puede hacerlo será ella quien abanique para luego elevarse por si misma. - prosigo. En caso de que no pueda hacerlo veremos la mejor secuencia para que todas lleguemos a donde sea que debamos llegar. - concluyo con un guiño de ojo.

Pat escuchó como su prima accedía a hacer el conjuro, aunque le pareció notar cierto tono de desilusión en su voz, ella se decantaba por el segundo de los dos finales. A ella también le parecía mejor, pero como se le había ocurrido el otro primero, había dudado. Sintió como Tam le cogia ambas manos y las suyas empezaron a sudar, algo estaba mal, lo sentía. Estaba por decirle que adelante cuando a su mente vino una frase que, en su nerviosismo, había pasado por alto.

-¡Espera! Has dicho que tenía heridas. No creo que el hechizo funcione en ese caso, habría que modificarlo para que sanase la herida... Lo que has dicho de acelerar mis ojos, ¿es seguro? A Penny le ha dolido tu toque en su brazo.

Estaba claro que apreciaba mucho sus ojos y hacer cualquier cosa en ellos hacía que dudase de todo. Su rostro, casi siempre sereno, era pura indecisión. Le hacía falta seguridad en una opción.

Tam ya estaba convencida y preparada para seguir adelante con el hechizo cuando notó la indecisión de su prima. Algo iba mal. Cuando Pat le explicó los motivos que le habían echado atrás Tam lo meditó unos instantes. Puede que tuviese razón. Mientras intentaba pensar una mejor frase para el conjuro, su prima se le adelantó preguntándole por sus previas intenciones. 

Tam vaciló unos segundos antes de responder.- Es más bien como si acelerara las plaquetas, que son las que te van a curar la herida. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que te den una vista sobrehumana?- en realidad Tam no creía a pies puntillas lo que decía. La primera negación de su prima se le había quedado grabada en la mente y la idea de que si salía mal, le pudiesen explotar los ojos no le entusiasmaba para nada. No quería ser la causante de la invalidez permanente de Pat. De todas formas, decidió ver el lado bueno y quedarse con la versión que había pronunciado en voz alta.- Tendré cuidado. Ven- dijo, tomándole de las manos. - En este rincón hay mejor luz. ¿Estás lista?

Tam esperó la respuesta de su prima antes de llevar a cabo ninguna acción concreta. 

Lo de que lo peor que podía pasarle era obtener una vista sobrehumana arrancó una pequeña carcajada a la mediana de las hijas de Phoebe, sabía que no era así pues lo peor que podía pasar siempre era algo malo, pero apartó el pesimismo de su mente y asintió a su prima. Se movió con ella cuando le dijo que había mejor luz en otra zona y ante su pregunta retuvo un momento el aire en sus pulmones antes de dejarlo escapar junto a la respuesta.

-Adelante.

Abrió bien los ojos mirando hacia donde estaba Tam, puso su mejor cara de confianza e intentó no moverse ni un milímetro.

Aturdida, Kat despertó en el suelo de una extranya habitación. Todo era negro a su alrededor y trás unos momentos de incipiente pánico, se dió cuenta del color de las paredes y de los curiosos cortinajes que la cubrían.
Menos mal.-pensó.-No es que me haya quedado ciega o algo por el estilo.
La sensación de soledad que le atenazaba era lo peor. No veía a ninguno de los demás allí con ella y la ausencia de su gemela, le helaba el corazón de una forma nunca antes sentida. Claro que había estado sola en ocasiones anteriores, pero aquello era más de lo que podía haber llegado a imaginar. La desconexión de todos después de lo que habían vivido era como un vacio en su interior que la obligaba a reprimir los sollozos que amenzaban con invadirla.
Kat respiró hondo, aun sentada en el suelo y extremadamente cansada, intentó tranquilizarse. Trás unos minutos, consiguió recuperarse lo suficiente para levantarse y acercarse a la mesa para examinar los objetos.
Tomó la botella con una mano y el abanico con la otra.
Me pregunto que haran éstos objetos y como se usaran.-Se dijo a sí misma-Bueno, parece obvio, uno se bebe y lo otro, eh para abanicarse.- Se sintió un poco tonta pensando en obviedades, pero luego recordó que aquel era un mundo mágico y lo que en apariencia podía resultar sencillo podía desencadenar situaciones complicadas.
Se preguntó si el líquido de la botella la haría crecer y el abanico decrecer, o al revés. Y se preguntó que pasaría si se equivocaba al elegir cual usar primero.
Éso sin contar que el líquido no sea un veneno, o el abánico no me convierta en una oruga. Tal vez sea mejor si intento averiguar algo sobre ellos.-decidió pensativa.
Kat se volvió a sentar en el suelo, dispuso los objetos ante ella y se concentró, primero en la poción y después en el abanico.

Tam le ofreció a su prima una sonrisa tranquilizadora que transmitía mucha más confianza de la que en realidad sentía. Ya no había marcha atrás. Tenía que hacerlo. Quizás debería experimentar con el abanico primero...Venga Tam, tú puedes, se animó a sí misma. Desde cuándo dudaba tanto de si misma. Siempre había sido optimista en las situaciones dificultosas. Aquella era una de esas situaciones. Tenía que ser fuerte. 

- Veamos...-con delicadeza, puso las manos en sendas mejillas de Pat para tener los ojos de la chica en la posición adecuada que le permitiese examinar las heridas y tratar de sanarlas con la mayor probabilidad de éxito. Concentró su poder y poco a poco lo dirigió hacia los pequeños cortes de los ojos de Pat, uno a uno, primero los de un ojo y después los del otro. Despacio, Tam, no hay prisa. Con cuidado. No paraba de repetirse esas palabras en su mente mientras seguía en ese estado casi de trance tratando de emplear su poder para un uso que no fuese destructivo. Ella era antiviolencia y en las últimas horas había sido partícipe de más situaciones violentas de las que le gustaría.