Partida Rol por web

Ahora querían que tocara la poción. ¿¡Quién las entendía!?

Sin abrir la boca, fue de nuevo hacia la mesa. No tenía ganas de hablar con su hermana, así que más valía que funcionase. Por si las moscas, cogió también el abanico. Para cuando tocó la poción, ambas manos sujetaban ambos objetos. Cerró los ojos, intentando forzar a su cerebro.

Venga, dame algo útil.

Pat se acercó a la piedra que estaba suspendida en el aire y la cogió, se la pasó de una mano a la otra mientras pensaba y al fin la apretó con la diestra mientras ponía en palabras lo que pensaba.

-Parece que estamos en alguna clase de prisión, aunque nos han dejado objetos que se supone nos tienen que ayudar a... ¿salir? Alguna de las ventanas tiene que dar al exterior, o a un pasillo, o a algo que no sea otra celda. Henry, deberías mirar a través de todas a ver si en alguna cambia el paisaje o ves a alguien conocido. En ese caso que Tam abra paso. Si no...

Se encogió de hombros, en realidad esperaba que sus hermanas y el resto de primas estuviesen detrás de alguna de las paredes que los rodeaban y poder reunirse todos. -Sólo espero que P.J. y Penny no estén juntas- pensó viendo que ellos habían estado de dos en dos, no quería ni imaginarse como las encontrarían de ser así.

Chris aguardó a que Henry hiciera lo que Pat proponía. Él tenía la tentación de probar alguna de las botellas pero comprendía que no era sensato, y podía ponerse en peligro él y sus compañeros.

-Espero que encontremos pronto a los demás.

"Sobre todo que mi hermana esté a salvo. Ya he perdido a Wyatt, no puedo perder a otro... aunque no temo por ahora que pase algo realmente malo. Siento que nos están probando más que poniéndonos en peligro real."

Volvió a la anterior habitación para asistir a Henry con la visión de las ventanas. Aunque no podía volar si alguien no lo abanicaba, pero iba a abanicar a su primo para que él pudiera observar lo que la joven le estaba pidiendo.

Henry observaba cómo la piedra se congelaba sin pensar nada en particular. Su mente se había quedado en blanco, como si no quisiera trabajar. Toda esta situación era tan extraña que no supo reaccionar. Si al menos viese al demonio, sabría cómo reaccionar. Pero no, estaban en un especie de mundo paralelo en el que todo era demasiado extraño.

Tras la propuesta de su prima, asintió lentamente. No tenían nada que perder. Se acercó a una de las paredes que quedaban. Por un lado había visto a la mujer-vampiro, por otro habían llegado Tam y Pat. Sólo le quedaban dos por investigar.

Vale, veamos qué hay tras la puerta número tres dijo, empezando a concentrarse y esperando que esta vez su poder funcionara sin problema alguno.

Al agitar el abanico no ocurrió nada pero Pat fue capaz de utilizar sus poderes. Quizás lo que hacía el abanico era simplemente lo que habían pensado, desactivar el bloqueo de sus poderes.

- A lo mejor debería abanicarte también a ti.- le sugirió a su primo Chris, quien según decía no había podido hacer uso de sus poderes hacía unos minutos. - Puede que así consigas orbitar.- añadió, mientras se disponía a agitar el abanico frente al chico. 

Pat compartió sus pensamientos en ese momento y Tam estuvo completamente de acuerdo.- Seguro que están detrás de una de esas dos paredes.- respondió a su primo Chris, poniéndole una mano sobre el hombro, intentando animarle. Desde ahí observó como su hermano se elevaba hacia la tercera pared y espero con paciencia el veredicto. 

Cuando Penny tomó entre sus manos la poción tuvo de nuevo una premonición. De alguna forma sentía que formaba parte de la anterior, como si fuera la primera parte de la misma. Pues ahora se veía así misma bebiendo de la poción y sintiéndose mucho más ligera. Una de sus hermanas la abanicaba como si se tratase de una pluma y Penny se dirigía en la dirección del viento generado.

Debían probar ambos objetos si querían averiguar qué había tras aquellas ventanas, aunque debían elegir primero por cuál mirar, si por la de la izquierda o por la de la derecha.

Katt palpó lo que en un principio había tomado por una ventana, buscando alguna ranura que le permitiera abrirla, pero no lo encontró.

Decididá a salir de allí apoyó ambas manos en el vidrio y se concentró en su hermana, rogando por un milagro.

Como siempre, Penny se tomó unos segundos para dejar atrás la premonición. Con los ojos cerrados, el rostro impertérrito y el cuerpo relajado. Seguía odiándolas, pero cada vez se mareaba menos. Quizá algún día dejara de sentir esas asquerosas nauseas.

-Está bien, la premonición ha cambiado.- Dejó los objetos sobre la mesa antes de mirar a las otras dos chicas. - Tengo que beberme la poción y una de vosotras tiene que abanicarme. - No había identificado cuál de las dos estaba utilizando el abanico, así que se lo tiró a Melinda para que lo cogiera.

Volvió a coger el bote fuertemente con la mano derecha, agarrando el tapón con la izquierda. Justo cuando estaba a punto de abrirlo, se acordó de otro detalle más.

-Mierda - masculló, paralizando el movimiento. - ¿Por qué ventana queréis que mire? - Preguntó, apuntando con la cabeza hacia arriba. Con cierta duda en el rostro se las quedó mirando, como si eso fuera a hacer que se le iluminara la cabeza. - ¿Qué tal otra premonición? ¿Qué tal la derecha? - decidió finalmente, colocando de nuevo la mano izquierda sobre la poción. Tenía ganas de acabar con esto. Más valía que se dieran prisa en decidir.

Al lado de su primo Chris, Tam observaba el vuelo errático de su hermano, en busca de una tercera ventana que no parecía existir. ¿Había desaparecido o nunca había estado allí? Aquello era muy raro pero lo más importante era que estaban perdiendo el tiempo. 

- Eh, Henry.- gritó, intentando captar la atención de su hermano.- ¿Por qué no miras en la ventana que queda en nuestra sala?- sugirió, haciendo referencia a la sala por la que habían aparecido Pat y ella.- La sala es idéntica a la vuestra. A lo mejor el resto están al otro lado.- Era una posibilidad que a Tam le parecía bastante probable. 

Melinda asintió ante la idea sugerida. Así que se sentó en el suelo tal y como salía en la premonición de Penny y comenzó a abanicarla. La poción había hecho más ligera a su prima así que con cada golpe de aire que daba la Halliwell, ella iba ascendiendo, ascendiendo y ascendiendo. Así pudo llegar hasta la ventana de la derecha de la sala por donde pudo mirar.

Pero lo único que vio fue una sala muy parecida a la suya, solo que la pared de enfrente estaba totalmente destruída, como si alguien hubiese puesto algún tipo de explosivo. Aquello solo significaba una cosa, que si estaban encerrados como ellas, habrían hecho explotar la pared para escapar de allí. Y además lo habían logrado con éxito.

Quizá allí hubiera estado Tam, ¿se habría olvidado de ellas?

Le gustó mucho la sensación. Conforme se elevaba, miraba a su alrededor intentando comprender si eso era lo que sentía su madre cuando levitaba. Aunque no era grandísima cosa, le parecía un poder mucho más chulo y menos desquiciante que el de la premonición.

-¡Venga venga! ¡Dale caña Melinda!

Estaba a punto de llegar a su objetivo. La ventana. Esa abertura en la supuesta celda que llevaba tanto rato intentando alcanzar. Por desgracia, cuando consiguió completar el trayecto el resultado fue una desilusión.

-Vaya mierda... - masculló enfadada. Aun así, miró con interés inspeccionando la sala que había frente a ella. - Es una sala como esta... pero han reventado una de las paredes. Quizá haya sido Tam - elucubró.

Miró hacia abajo hacia su prima, asegurándose de que seguía antenta de mantenerle en el aire.

-Intenta moverme hacia la otra ventana Melinda, voy a aprovechar para ver que hay allí.

Henry asintió a su hermana. Era mejor que abrir otro boquete y descubrir que había un monstruo demasiado poderoso para ellos cuatro. Así que caminó lentamente hacia el acceso creado por ella y entró. Miró a lo alto y encontró el ventanal.

Veamos qué hay tras la ventana número dos dijo mientras terminaba de acercarse y se concentraba. Tenía que intentar levitar como antes y no pifiarla.

Nada surtía efecto, y la calma que anteriormente la había inundado amenazaba con romperse en anyicos.
Romperse en anyicos?.-pensó. Eso era! Agarrandose como pudo, reunió impulso y golpeó con los pies el cristal, con toda la fuerza que pudo disponer.

Penný quería dirigirse hacia la otra ventana, pero antes de que la abanicaran hacia allá, algo sucedió con ella, pues el cristal se rompió en mil pedazos dejando que entrara una leve corriente de aire cálido.

Al otro lado de la ventan pudiste ver tres mujeres cuya piel era verdosa, tenían arrugas en la cara, verrugas por todas partes y la nariz ganchuda. Tenían un gorro negro y puntiagudo, iban vestidas con una túnica negra y estaban junto a un caldero gigantesco que removían a la vez. El caldero estaba el fuego y humeaba. Parecían tres brujas de cuento fabricando una poción. A su lado había un gato negro que se estaba relamiendo.