Partida Rol por web

Que había sido de la vida de aquel hombre, ya olvidado, muerto para el mundo, que había confeccionado lo que serían los mayores logros científicos para el Imperio de Sólomon, ahora ya, un Imperio extinto.

Curiosamente, aquel hombre, que había desaparecido sin dejar rastro, por capricho del destino y muchos otros sucesos, se encontraba ahora de paso por Moth ¿y que le llevaba por esas tierras tan inhóspitas y aisladas de Gaïa? Poco sabía él.

De vez en cuando, se dedicaba a hacer algún que otro trabajillo para Wissenschaft, y no solían andarse con rodeos, le comunicaban directamente lo que querían por el sistema único. Pero esta vez, por alguna razón, le habían pedido expresamente que se dirigiera a Moth, al pequeño y tranquilo pueblecito de Jaarenghäff.
Un pintoresco pueblo construido sobre un pequeño pantano, famoso por el cultivo de la hoja de Jaaren, dándole como lugar de reunión, una de las pocas posadas de aquel pueblo, con el nombre de La Casa en Llamas, un nombre curioso, sin lugar a dudas.

Esa era toda la información que le habían dado. Ni a quien había de esperar, ni cuando. Todo sería cuestión de paciencia.

Tururu, turururuuuuuuu ¡Run Run Run!- tarareaba mientras la música sonaba y el viento me daba en la cara. 

Moth nunca había sido tierra del hombre, incluso en los tiempos de Solomon nunca nos planteamos vivir en estas tierras oscuras, pues nada podía crecer en una tierra como esta. Pero lo cierto era que cabalgar sobre Íroas, una copia mágica de mi antiguo bimotor tecnomágico, dejando tras de mi una densa estela de polvo marrón era bastante gratificante. Dejé a Iroas oculta cerca de la ciudad y decidí llegar tranquilamente a la ciudad ocultando mi casco tras la capucha de la gabardina. 

Como había tenido mis dudas sobre la situación también había traído un par de Hecatondies que se encontraban por las inmediaciones preparados para actuar si la cosa se torcía, no me había dado muy buena espina que me hubieran mandando a un lugar como ese. 

Atravesé el umbral de la Casa en Llamas y tomé asiento en una pequeña mesa en la esquina, dejando que el tiempo pasará antes de pedir algo.