Partida Rol por web

La Cornucopia se alzaba en el centro. Se trataba de un cuerno de la abundancia de metal, de tres metros de altura, brillante y reluciente con el sol que daba en ella. El suelo, una tierra seca y gris, estaba cuarteado, como si no hubiese llovido en mucho tiempo. La vegetación, escasa y ya vieja, era una especie de césped entre amarillento y marrón grisáceo, que no habría podido alimentar ni siquiera a los animales. A pesar de todo, una gruesa capa de nubes amenazaba tormenta en alguna parte. El olor a ozono de las tormentas les golpeaba en la nariz.

Junto a la Cornucopia, en podios, había diversos enseres que la organización les daba. Seis mochilas amarillas reposaban en distintas partes del podio, junto a las siguientes armas: dos hachas de mano, un arco y un carcajd de flechas, un garrote con clavos, una espada medieval, dos lanzas, un mayal, dos cuchillos largos y una motosierra pequeña. También había cuatro cuadrados de plástico para recoger agua, cinco hogazas de pan, cuatro paquetes de raciones de fruta seca, un par de cestas llenas de fruta fresca, un rollo de alambre, un kit de primeros auxilios, unos prismáticos, unas gafas de sol y cinco botellas de plástico de dos litros, llenas.

Los doce tributos se hallaban metidos en jaulas, como los caballos de carreras. Las jaulas, dispuestas en una circunferencia en torno a la Cornucopia, se encontraban abiertas, pero nadie era tan estúpido como para pasar a través de la puerta. Tenían sesenta segundos antes de que se desactivase el sistema de minas que les volarían en pedazos si se atrevían a tocar el suelo antes de tiempo. Había la misma distancia entre las jaulas, tanto entre sí como entre la jaula y la Cornucopia, para asegurar una imparcialidad.

A partir de ahora estaban solos con sus capacidades.

La cuenta de sesenta segundos terminó. Era el momento de empezar.

50... 51... 52...

Antwoine abrió los ojos. No quería ver más de lo estrictamente necesario. Ver a los demás sólo conseguiría ponerle nervioso. El que se pone nervioso comete errores, el que comete errores muere. Siempre había sido así en los Juegos, y con su suerte puta esta vez no sería diferente. Se trataba de hacer lo mismo que con la comida en la mina. Llegar, coger, salir corriendo. Hacia las montañas. Allí sabía moverse, allí tendría posibilidades. Aquí, en este cuadrado yermo donde no había no donde esconderse decentemente... lo que tenía posibilidades era de palmar a las primeras de cambio.

Correr, huir, esperar. Que la naturaleza y los chiflados hicieran su parte.

59... 60.

Ni se había acabado la cuenta atrás y Antwoine ya había salido disparado. Logró una buena ventaja inicial, pero pronto empezó a perder terreno. Correr a campo abierto no era lo mismo que moverse por la montaña, donde había que ir lento y con cuidado para no romperte una pierna o peor, la cabeza. Aquí se trataba de pulmones, de aguante y de resistencia, y los de Antwoine no estaban en la mejor de las formas. A la silicosis le da igual la edad que tengas. Lo único que podía esperar que en su carrera hacia el suroeste se topase con algo, cualquier cosa, una mochila o un instrumento últil, antes de salir pitando....

Seema se colocó en posición de carrera desde que su jaula la dejó a merced del poco aire que corría en aquella Arena. Al abrir los ojos se quedó petrificada al ver qué clase de terreno habían escogido esta vez.
¿Cómo conseguiré comida o agua aquí si ni siquiera debe haber animales subsistiendo en este lugar? pensó un tanto entristecida viendo que aquello puede que fuera más difícil de lo que en un principio pensó.
Un bosque hubiera estado genial... realmente genial, pues sabía moverse por esa clase de terreno... pero ¿cómo moverse por la nada? Los pocos árboles que había, secos, no dejaban mucho lugar a poder esconderse o camuflarse entre ellos o con ellos... Y el agua parecía que iba a escasear desde el primer momento.
Agua, debo buscar agua como sea... pensó la muchacha y entonces se percató de la posible tormenta irreal con tintes de echar algunas gotitas sobre aquel terreno... Pero eso sería empezar con muy buen pie y no creo que sea así...

Terminaron los 60 segundos, el minuto más largo de su vida, y sin apenas saber muy bien hacia dónde echó a correr hacia la Cornucopia.
Por el camino localizó las mochilas y algunas de las armas. Una de ellas sería su mayor tesoro si la lograba obtener... o quizá también le valdrían otras 2 o 3, pero principalmente puso su mira en una de las armas en concreto, en eso y en la mochila más cercana mirando al frente.

Coger la mochila y el arma y salir pitando... Si puedo alguna cosa más de comer o algo para el agua pero... sólo si puedo, pensaba mientras corría con la mirada fija en sus principales objetivos.

Estaba muy atento al final del minuto. Tan concentrado estaba en la cuenta atrás que el final le pilló con la guardia baja, y tardó un momento en reaccionar. Se maldijo, y echó a correr hacia la Cornucopia. Necesitaba un arma. Una de las lanzas estaría bien, si conseguía llegar, pero cualquier cosa que pudiera agarrar por un lado para poder golpear con el otro le vendría bien.

Y tal vez pudiera luchar por una de las mochilas, comida o medicinas, o un plástico, si es que no le daba tiempo a alcanzar nada más. Se quedaría en la Cornucopia. No tenía sentido prolongarlo más.

50...51...52

"espabila, espabila, ahora no es momento de nervios, es momento de correr, y tu eres rapido"

Ernest se dio dos rapidas bofetadas y respiro profundamente

53...54...55

"eres rapido, eres muy rapido, vas a ser mas rapido que todos los demas"

hizo un esfuerzo por no mirar a las jaulas a los lados, ver a los otros chicos no serviria de nada

56....57...

"¿porque no podria tocarle agua? una laguna, el mar, estaba seguro de nadar mucho mejor que cualquiera de los otros, pero no parecia que nadie fuera a saberlo en esta llanura"

58...59...60

Ernest salio a toda velocidad concentrado unicamente en correr lo mas rapidamente posible, luego pensare que cojo o que hago ahora solo corre, corre

mientras la cornucopia iba aumentando ante sus ojos un pensamiento tonto le paso por la cabeza "el vaquero estara comodo aqui, no?"

Jake se frotaba las manos con nerviosismo. Desde su jaula, miraba la Cornucopia como el principio del caos, y sabía que no le quedaba mucho tiempo vivo, pero esperaba que fueran compasivos. En el minuto restante, echó un vistazo a lo lejos a Abigail. La niña estaba tan perdida como él, o eso creía... Se acercaría a ella después de coger algo. Juntos, igual podrían durar más que separados...

La cuenta atrás acababa, y empezó a forjarse en su interior un ataque de pánico. No creía que realmente estuviera sucediendo. Iba a morir. Lejos de su casa, lejos de su padre, y todo lo que conocía iba a acabar. No sabía por qué demonios estaba allí, no se lo merecía. Siempre había sido un niño bueno y sólo intentaba hacer feliz a lo demás. Eso era una broma cruel del destino.

La cuenta acabó. Jake reaccionó tarde, pero echó a correr. El kit de medicinas, y algo de agua. Era lo único que tenía en mente. Luego echaría a correr con Abigail, y se esconderían, no sabría dónde, pero ya se le ocurriría algo. Fue ganando terreno lentamente, porque sus cortas piernas no le daban para más. Miró a su alrededor. Los chicos mayores llegarían primero. Sólo esperaba que no fuera a morir el primero.

En silencio, miró un segundo al cielo. Su madre le protegería.

Un minuto es tiempo más que suficiente para rezar una oración. Dios estará conmigo. No va a ayudarme a hacer esto, tengo que hacerlo solo. Pero estará conmigo, todo el tiempo.

Cuando acabo mi rápida oración soy consciente que no llevo la cuenta de los segundos transcurridos, no se en que momento puedo empezar a correr. Siento nervios y las palmas de mis manos se humedecen al darme cuenta de mi error.

Los demás tributos serán mi guía, cuando vea a cualquiera de ellos saliendo de la jaula sabré que puedo echar a correr. Partiré en desventaja pero no me suicidaré pisando una mina.

Llega el momento y corro, simplemente corro hacia los tesoros que ofrece la cornucopia. Miro a los lados para saber que tributos llegarán antes y cuales quedarán más cerca de mi al llegar.

Hans se mantuvo sentado y con los ojos abiertos durante todo el rato, contando mentalmente los segundos que había para que las minas se desactivaran.

Y sesenta. pensó, saliendo disparado hacia la Cornucopia. Ya tenía la vista fijada en un par de cosas, y se las pensaba llevar...

Vaya si se las pensaba llevar. Y uno o dos aliados.

El tiempo se acababa y estaba jodidamente nervioso, pero se contuvo todo lo pudo frente al resto. Ni un sólo signo de debilidad, ni un solo signo de dureza.  Ese era su lema. Ni una sola impresión debían darse de él. Era totalmente neutral, era totalmente neutral...

Pasó los últimos segundos de su vida normal y los primeros de su supervivenvia pensando esas palabras. Él tenía que sobrevivir, el resto no. ¿Por qué? No por nada en especial, simplemente como a todos le apetecía seguir vivo. Le quedaba demasiada vida por delante para tirarla a la basura por culpa de un papelito.

El rubio clavó sus ojos azules en el podio de las hachas de mano. Se llevaría esa mochila y esas armas. Y luego iría a por las botellas de agua. No le importaba si tenía que pegarse con alguien, pero si algo había completamente primordial eran las armas y el agua. Podría aguantar mucho más tiempo sin comida y con agua que sin agua y con comida.

Los sesenta segundos acabaron y Hans Arnetsen salió disparado a ese podio para dirigrse luego hacia las botellas de agua.

Sarah tenia la vista puesta en el enorme cuerno. Estaba claro que no habia demasiadas opciones de supervivencia sin pasar por alli asi que se la tendria que jugar.

Con los ojos cerrados llevaba la cuenta mental. Ya estaba todo decidido pasara lo que tenga que pasar asi que no queda nada mas que... Correr.

Salio de su jaula justo cuando el tiempo lo permitio, corriendo como un gamo en direccion a la cornucopia.

Todos se encontraban alli, nerviosos y el reloj comenzaba su cuenta atras... Aquel entorno parecia bastante complicado y el no se cansaba de recordarse a si mismo que era un niño y que nada podia hacer contra algunos de los otros chicos.

*Vamos, vamos... debes sobrevivir! Soy demasiado joven! Debo tomar el agua y la mochila, ya me las apañare con las armas, no son importantes!*

El reloj estaba cerca de anunciar el principio de las que podian ser sus ultimas horas y debia comportarse como un hombre hasta el ultimo momento! Asi se lo habia enseñado su padre.

-Chicos...- Dijo en voz alta. -En verdad les deseo suerte a todos en esto. Y lo que estamos a punto de hacer... no se lo deseo a nadie!-

Cuando el reloj marco 0 hecho a correr a toda velocidad!

CORNUCOPIA - INICIATIVA

Hans: 19

Rufus: 16

Apollo: 15

Llegan en el primer turno

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Sarah: 14

Ernest: 13

Abigail: 13

Spider: 10

Johnny: 10

Llegan en el segundo

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Jake: 6

Llega en el tercero

Hans, como una flecha, atravesó el espacio hasta la Cornucopia en menos de veinte segundos. Cogió una mochila y se la echó al hombro, y después las dos hachas de mano.  Antes de dirigirse hacia las botellas de agua se fijó en que Rufus, Seema y Apollo llegarían a la Cornucopia en cuestión de segundos.

Todos los demás tributos, excepto Jake, se encontraban a mitad de camino... aún podían dar la vuelta. El niño del distrito 2, aterrado, no había conseguido hacer funcionar sus piernas hasta mucho después que el resto.

Aún estoy a medio camino y ya hay un tritubo cargado y armado, mala cosa. Mis opciones son estas:

1- Si Hans no está cerca de mi punto de llegada continúo corriendo con fuerza.

1.a- Busco con la mirada a Antwoine y Sarah para saber si llegarán cerca de mi o lejos.

1.b- Si al menos uno de los tributos que llegará por uno de mis lados son otro que Antwoine y Sarah voy dispuesto a hacerme sitio empujando al llegar, aprovechando la inercia de la carrera.

1.c- Si tengo opción de elegir algo mis prioridades son: mochila, cuchillo, recipiente para agua, luego cualquier otra cosa.

2- Si Hans está en mi línea de llegada me desvío ligeramente para no tener que enfrentarme con él, aunque eso me cueste llegar más tarde. Igualmente intentaré aprovechar la inercia de la carrera para arremeter contra otro tributo y hacerme sitio e intentar coger algo con la misma preferencia que antes.

2.a- Observaré a Hans atentamente intentando deducir si atacará y a quién para alejarme de esa dirección.

2.b- Si Hans pareciera centrarse en mi daría un rodeo más largo, intentando que busque otra presa más cercana.

2.c- Buscaré a Antwoine y Sarah para ver si consiguen llegar y coger algo, en caso de que llegue muy tarde y todo esté cogido mi acción sería "limpiarles" el camino de salida en la medida de lo posible.