Días 19 y 20 de Junio del 2004. Primera y segunda noche de la Luna Creciente (el viernes hubo luna nueva) respectivamente.
El desayuno termina y os dividís en sendos grupos. A Rachel le toca ir en moto con León - ella no tiene vehículo propio - y le pide el casco a Michael aprovechando que éste sale con Istyar y ella tiene una furgoneta en la que pueden ir a su destino. Os despedís en la entrada a la autovía, en la que ya hay tráfico.
En un primer instante me dedico a conducir extasiado de las sensaciones del viento y la velocidad, disfrutando del paisaje y despejando la mente. No es, hasta que transcurren varios minutos que reparo en Rachel a mis espaldas.
¿vas Bien ahí?, ¿hay alguna cosa que quieras hacer?. Me encanta ésta sensación de libertad, recorrer en moto la carretera tiene un algo especial que me hace feliz.
Rachel solo había montado en moto un par de veces y habían sido recorridos urbanos. Aquí en la carretera, con el viento en la cara, la adrenalina de la velocidad y la sensación de que no hay nada más...entendía el gusto de León. Echándose un poco para adelante y gritando para hacerse oír le contesta: Pues me apunto a una cervezas y un garito en el que poder bailar, si se puede cantar mejor...lo echo de menos.
De acuerdo, no conozco la zona pero tiene que haber aunque sea una parada de servicio cerca.
Con ese objetivo en mente, presté atención a carteles o lugares a un lado de la carretera. o mejor aún una pequeña población.
Michael se lleva una mochila, ropa abrigada (nunca se sabe), mechero y papel, comida y agua.
Como cosas nazis me voy a llevar mis movidas psicotrópicas y una caja de condones, que nuca se sabe :P )
Istyar, algo menos acostumbrada a perderse fuera de la civilización (cosa que más que disuadirla de la aventura, la animaba), empezó a llenar la furgoneta de cosas que, en el fondo, no necesitarían (caset, brújula, punzones y herramientas para tallar madera, cuchillo, mantas, comida, pinzas, botiquin, tres libros, linterna, almohada...) Definitivamente no era una chica de campo, pero le echaba ganas.
La furgoneta era espaciosa. Casi era paradójico ver a una chica tan menuda conduciendo un cacharro tan grande, pero se desenvolvía más que bien. El el amplio maletero había traído más trastos de los que realmente les harían falta, pero como lo que sobraba era espacio, tampoco pasaba nada.
- ¿Tienes ya en mente a qué montaña te gustaría ir? Les eché un ojo a los mapas antes de salir, así que si me das un destino yo te llevo, a ti y a tu dragón sexi ;) - bromea guiñándote un ojo - He visto varios campigs y algunas zonas para caravanas, pero seguro que tú prefieres algo más agreste.
Tenemos que ir a Red Mountain y si me haces el favor de llevarme y te portas bien te enseñaré la danza del dragón sexy
Dice Michael sonriendo con sorna
- Jajaja. Eso tiene que ser digno de ver. En ese caso nos toca ir hacia el norte. En dos horas... o dos horas y media deberíamos haber podido llegar
¡O, espera! - a un golpe al volante con un gesto de disgusto. - Ya sabía yo que se me olvidaba algo... ¡Cervezas! - Rie con ganas, aún sin detenerse.
No tardáis mucho en llegar a la falda de Red Mountain. Su árida superficie hace honor a su nombre, una tierra roja como la sangre en la que poco o casi nada crece. Los carteles indican que hay una población homónima unos kilómetros mas al norte.
Llegáis a una estación de servicio automática. Hay gente llenando sus tanques y alguno que otro entra y sale de la tiendecita.
Sigue, encontraremos una gasolinera por el camino. y tampoco queremos que se nos calienten más de la cuenta, ¿no?
Piensa un segundo y añade.
Me refiero a las cervezas Dice con un guiño
Al nombrar las cerezas, ella ríe. - Yo estaba pensando en el radiador... pero vale. - sigue conduciendo sin mas en la dirección indicada - Y si, si querías un sitio alejado de la mano de dios, lo has encontrado xD
Casi me da miedo haber traído música ¿hasta cuanta distancia se escuchará?
Se muy poco de este sitio, pero se que en la cima habrá viento... puede que el viento lleve la música lejos o que la tape... eso lo decidirán los espíritus.
- ¿Espíritus? - La venita supersticiosa de Istyar hace aparición - Pero... espíritus de los que te ignoran, o de los que se te meten en el cuerpo y te hacen escupir vómito verde? - intenta bromear para ocultar el nerviosismo
Me parece que los espiritus de los vomitos verdes estan libres este fin de semana... cosas de su convenio con los sindicatos...
Dice Michael para tranquilizarla
Sigue con la broma con una sonrisa - Bien... ¿y los de sangre por las paredes? ¿o aquellos capaces de estropear un coche perfectamente fiable justo cuando te persigue el psicópata asesino de turno? Ya sabes, esas cosas que pasan todos los días.
Espero de corazón que no haya demasiados espiritus de ese tipo por alli, la verdad
Dice Michael serio de repente
Luego añade sonriente
No te preocupes, seguro que no pasa nada malo
Por fin dejáis el vehículo y os acercáis a la árida montaña de tierra rojiza. el suelo polvoriento recuerda mas a un enorme monton de pigmento, y el contraste con el cielo azul refuerza esa impresión de algún modo.
La ascensión no es sencilla. Lo mas parecido a un sendero que hay es lo que vulgarmente se llama un 'camino de cabras', sólo que en este caso estaríamos hablando de cabras olímpicas. aquí y allá tenéis que ir haciendo uso de tanto manos como pies, y los escasísimos arbusrtos que al secarse hacen cameos en las películas del oeste no tienen raíces lo bastante fuertes como para ser de ayuda, como un amago de caída de Istyar os demuestra.
¿Estas bien?
Dice Michael parándose y volviéndose hacia Istyar
Esto es abrupto, pero no demasiado alto... no deberiamos tardar demasiado.