La verdad es que tenia la ropa bastante estropeada por las babas del caracol, pero tenia demasiadas cosas importantes guardadas en mi ropa y estaba demasiado acostumbradoa tener todo a mano y poder improvisar sobre la marcha, era un poco incomodo pero no podia permitirme ponerme algo improvisado.
- Yo usar misma ropa, lavar ahora no importar estar mojada -
Senti una sensación extraña cuando se me quedo mirando fijamente, me gustaba poder ver sus ojos mirandome fijamente y no pude evitar mirarla yo tambien aunque eso conllevaba que mis mejillas seguramente se sonrrojarian un poco.
Spiner no se preocupaba por las ropas. Me estaba diciendo eso, de que la lavaba ahora, que no le importaba si estaba mojada, cuando se quedó mirándome porque yo lo estaba mirando. Fue un momento en el que sentí como una fuerza invisible llevándome hacia él. Y, sin pensarlo, subyugada por ella, di un paso y otro.
Me quedé a muy corta distancia de su rostro. Vi que estaba enrojeciendo, el mío también.
“No debo, no debo, no debo… la última vez que lo toqué se puso como loco… no…”
Tomé una bocanada de aire y me alejé unos pasos, haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad. Me acerqué al borde de la fuente e intenté treparlo. Mi cabeza chorreaba agua y lo mismo mi cuerpo. Tenía bajo un brazo mi vestido hecho un bollo y por eso casi me resbalo y me caigo, por no usar las dos manos para izarme.
-Bueno… yo tengo que… ponerme algo que sino me voy a enfermar.
Mis mejillas eran dos manchas rojas, y no quería voltearme para mirarlo. Sabía que si lo miraba una sola vez más no iba a poder contenerme.
-Voy a ver si encuentro alguna hoja.
Tiré el vestido al suelo y me agarré con ambas manos para salir de la fuente. Una vez en el borde me senté, esperando reunir fuerzas. Estaba temblando y no de frío…
De golpe Irina se puso a caminar hacia mi despacio, yo sin saber por que me quede paralizado, estaba ansioso por que llegara, no sabia por que pero deseaba alargar mis manos, abrazarla, pegarla a mi, estaba desesperado, mis mejillas estaban totalmente sonrojadas y mi propio cuerpo en si parecia estar ardiendo, solo cuando ella se paro y alejo ligeramente pude recuperar la respiración.
- Si ser mejor vestir - dije casi de forma ininteligible, apenas si podia reaccionar - Yo lavar ropa y seguir -
Ella se alejaba mas y mas hacia el borde de la fuente cuando dijo aquello de ir en busca de una hoja y aquello fue como si accionase algo en mi cerebro y no pude controlarme.
- No te vayas - casi grite aquello, ni siquiera sabia por que le habia dicho aquello, sabia que ella se marcharia para buscar algo con que secarse y taparse, pero yo no queria que se alejara de mi, no queria que se fuera, no en ese momento - Tu... queda conmigo -
Vi a Spiner mirarme con ojos diferentes. O era mi impresión. La verdad es que estaba harto nerviosa porque cuando estábamos cerca uno del otro, había como una energía que nos atraía. Yo deseaba estar más cerca, y más… y por eso subí hasta el borde. Pensé que me iba a ser más fácil todo con un poco de distancia entre ambos, pero entonces, luego de que le comenté que iba por una hoja para vestirme (y que él me había dicho que yo podía ir e iba a lavar la ropa mientras tanto) su voz cambia.
Me dice que lo espere. Sus ojos me miran y extiende una mano como expresando su intención de evitar que me vaya. Dejo caer una pierna por el borde, luego la otra. Con un salto atlético vuelvo a estar dentro de la fuente.
Me le acerco entonces, paso mis dedos por detrás de su oreja. Aproximo mi rostro hacia el suyo, sin tocarlo pero cuando hablo, mi susurro llega a sus labios como un aliento cálido y suave. –Lo que digas…
Mi persona está fascinada con él, todo mi centro gira a su alrededor. Acaricio sus mejillas con mis manos incapaz de apartarme, y tampoco entiendo por qué me siento así.
Cuando su aliento rozo mis labios fue como si todo mi cuerpo se estremeciera, el agua a nuestro alrededor estaba fria y yo lo sabia y sin embargo para mi es como si estuviera ardiendo, todo a mi alrededor ardia, mi cuerpo y el suello separados a escasos milimetros el uno del oto eran como fuego ardiente que me hacian desear abrazarla.
No me contuve y pase mis brazos por alrededor de su cuerpo abrazandola y atrayendola hacia mi, recorte la escasa distancia que nos separaba y me fundi con ella en un calido beso, cuando sus suaves labios rozaron los mios fue como si todo el mundo a mi alrededor cambiara como si todo hubiera desaparecido y solo existiera ella, ya no habia una noche ni depredadores ni nada realmente, solo ella frente a mi con sus labios tocando los mios, sin saber muy bien por que mi lengua se movio como por si misma tratando de buscar la suya para encontrarse en una especie de unión secreta.
Estaba feliz y no sabia explicar muy bien por que.
“Spiner… te quiero tanto”, pensé con una emoción que me embargaba y entonces él hizo algo que no me hubiera esperado, algo que hizo temblar mi mundo. Me atrajo hacia él con sus brazos y acercó sus labios a los míos. Los presionó y sentí como si alas surgieran de mi espalda porque mis pies parecían no tocar más el suelo.
Mis propias manos se elevaron para pasar por detrás de sus omóplatos y atraerlo más a mí. Ambos respirábamos por las narices y comíamos nuestro aliento. Su lengua en ese momento tocó la mía. No entendía qué nos pasaba pero me dejé llevar. Pronto parecía como si ambas fueran criaturas vivas que danzan un baile que ellas solas conocen y con cada movimiento mi cuerpo sentía cosas que ni siquiera creía posible.
Empujé mi vientre contra el suyo, sin pudor de que mis curvas lo apretaran también. La sensación me tenía perdida, era lo más increíble que me había pasado en el mundo entero. No deseaba otra cosa que seguir probando sus labios y teniendo su cuerpo tan cerca.
Era perfecto…
Nuestros cuerpos estaban totalmente unidos el uno con el otro, era increíble, sentía el suave roce de su piel por todo mi cuerpo, su respiración en mi, incluso el latido de su corazón parecía haberse sincronizado con el mio, era algo sensacional todos mis sentidos habian dejado mi cuerpo para centrarse solamente en Irina y yo no podia ser mas feliz.
Mis manos recorrieron su espalda en una larga caricia que buscaba impedir que su cuerpo pudiera alejarse del mio aunque sabia que ella no se alejaria algo me hacia acariciar sin cesar, mis labios seguian los suyos separandose solo lo justo para buscar instantes despues con mas ansia los suyos, ella era como una extraña droga para mi.
ni siquiera se cuanto tiempo paso antes de que por fin fuera consciente de que estabamos desnudos en medio de una fuente en un lugar sin protección, podria atacarnos cualquier depredador en cualquier momento.
Me separe ligeramente de ella, y no puedo imaginar algo que me haya dolido tanto en mi vida como aquello, cada milimetro que nos separaba era como si mi piel entera se desprendiera de mi cuerpo.
Mire a sus ojos fijamente durante un instante antes de hablar - Tener que movernos no estar seguros aqui -
Sus manos me acarician la espalda mientras su boca buca la mía de nuevo. Es como si nada más importara, ni la noche, ni lo pequeños que somos... sólo él y yo, y el cielo cubriéndonos con toques de plata.
Quiero que sigamos unidos. Quiero cosas que ni siquiera entiendo, solamente deseo que este momento se prolongue en la eternidad, así que cuando me dice que no estamos seguros aquí, que es peligroso, estoy a punto de protestar. Tomo su rostro entre mis manos y acerco mis labios para callar los suyos. Es un momento, pero para mí ha sido la felicidad plena.
-Sí, vamos… voy a vestirme con el mismo vestido. No hay tiempo…
Le digo subiendo por el borde de la fuente, alejándome de él lo más rápido que puedo porque sé que no quiero hacerlo. Recién cuando llego arriba me comienzo a vestir aceleradamente, mi cuerpo sigue hirviendo y no tengo idea por qué pero las prendas mojadas son como una bendición.
-Lista –le digo con una sonrisa… y mi corazón como loco.
Cuando me acerca con sus manos creo que no podremos parar, yo gaste toda mi fuerza de voluntad en intentar que nos detuviesemos para ponernos a salvo, pero si ella continua yo tambien seguire por que me atrae de una forma tan especial que alejarme de ella me dolera mas que la muerte.
Por suerte ella despues de besarme una vez mas se detiene y es algo que no se si le agradezco o odio.
- Si ser mejor que regresar a casa, madre estar muy preocupada por ti -
Mientras ella se viste la observo con cuidado, fijandome en cada curva de su cuerpo, es una preciosidad, cuando ella termina de vestirse me doy cuenta de que aun sigo quieto en el mismo sitio y rapidamente salgo del agua y me visto para acompañarla.
Cuando Spiner no venía, me giré para ver qué le pasaba. Estaba como una estatua en el medio de la fuente. Por un instante me pregunté si le pasaba algo, pero justo en ese momento empezó a avanzar hacia mi. Aún me sentía extraña por lo que había pasado hace un momento. Todavía deseaba juntar mis labios a los suyos en un beso sin fin. Y deseaba otras cosas, cosas que no podía comprender. Así que, cuando llegó hasta mí, no era extraño el rubor que teñía mis mejillas.
-Bueno - dije, mirando mis pequeños pies para evitar ese rostro que amaba tanto -quisiera que fuéramos para mi casa. Para ver si mamá volvió y evitar que Dora se preocupe. ¿Si?
"¿Qué me pasa, por qué siento las piernas flojas? ¿Por qué quiero quedarme con el?". Mis ojos lo miraron y no pude evitar tomar su rostro y acariciarlo con mis dedos. Acerqué mis labios... Ayúdame... ayúdame a no besarte de nuevo. Por favor, apártame o nos quedaremos aquí toda la noche...
No me sonaba tan mal lo de pasar toda la noche alli juntos, sintiendo sus labios pegados a los mios, y desde el momento en que uno piensa eso se a de dar cuenta que realmente pasa algo malo, ella tenia razón era mejor que nos alejaramos un poco que evitara volver a besarla por que si seguiamos así solo lograriamos que nos cazaran.
Me aparte ligeramente de ella evitando que sus labios se posaran sobre los mios, la dificultad de aquello fue terrible, en toda mi vida no habia realizado tarea que me costase mas que aquella y eso que apenas consistia en separarme unos milimetros.
- Vayamos casa tuya, ser mejor -
Finalmente logramos separarnos. La tentación de besarlo estaba ahí y siempre iba a estar. Spiner me gustaba, y nunca antes me había pasado algo así con nadie. Aunque yo la verdad no conocía a muchas personas para comparar.
Nos dirigimos a mi casa, despacio y atentos a los alrededores. Aunque quería pensar en muchas distintas explicaciones para darle a mi mamá, ninguna sonaba convincente y decir la verdad implicaría un castigo que no estaba dispuesta a aceptar: no volver a verlo. Prefería cualquier otra cosa. Así que no quise pensar en ello, tomé la mano de mi “amigo” y seguí caminando, callada, perdida en mis pensamientos. No me iba a olvidar de esta noche porque fue la primera vez que realmente supe que él también sentía algo por mí.
El camino hasta su casa era relativamente largo, pero para mi se estaba haciendo demasiado corto, cada paso nos hacercaba mas a nuestro destino y no es algo que terminase de gustarme, no queria separarme de ella, no queria dejarla alli sin estar a su lado, pero tambien sabia que era algo que tenia que hacer, tenia que irme a conseguir comida y dejar que ella descansara, no desapareceria de mi lado, al dia siguiente sabria donde encontrarla.
Cuando al final llegamos hasta la entrada de su casa no sabia que decir o hacer, sujetaba su mano con fuerza, algo tembloroso esperando que ella dijera algo, nunca me habia enfrentado a situaciones como aquella, ahora mismo preferia estar luchando contra una rata enorme que tener que abrir mi boca para pronunciar palabras que no conocia.
Llegamos a la puerta de mi casa. Estábamos los dos en silencio y cuando él me miró, listo a despedirse y no dijo nada, un nudo atenazó mi garganta. Sabiendo que no quería irme de su lado lo abracé con fuerza.
-Nos volveremos a ver, Spiner.
Busqué sus ojos y los miré con ilusión. –Te quiero. Pero ahora debo irme y ver que mi madre esté bien y en casa.
Besé su mejilla y me separé de él para entrar en mi casa. Una vez abrí la puerta y la cerré tras de mí, me apoyé contra su superficie y respiré hondo, muy hondo.
“Esta ha sido la mejor noche de mi vida”.
Pero debía buscar a mamá y ver que todo estaba bien, aun cuando mi corazón seguía ahí afuera junto a ese chico que me hacía volar el corazón.
Cuando entro en su casa mi corazón se acelero, casi estuve apunto de alargar mi mano para abrir la puerta y seguirla dentro, pero no, ya tendriamos tiempo para ello, la volvería a ver en no muchas horas, ahora era tiempo de que regresase a mi refugio.
Cuando entras toda la casa esta a oscuras, no hay luces iluminando la estancia, ni se escucha ruido alguno en ella, parece como si fuera una noche como cualquier otra, no sabes si tu madre a regresado ni siquiera donde esta tu hermana, pero ahora mismo tu casa parece tan tramquila y normal como lo es siempre.
Me costó mucho despedirme de Spiner, pero lo hice puesto que no había nada que pudiera hacer para evitarlo. Mi casa estaba aparentemente vacía, al menos en la sala de entrada. No veía a Dora por aquí ni a mamá. Me quedé unos momentos más apoyada contra la puerta recordando cada detalle de esta noche. Mi corazón no dejaba de golpetear con su tum tum en el pecho, haciéndome saber que mi sentimiento por él era auténtico.
-¿Mamá... Dora? -pregunté adentrándome en la casa. No temía a que me regañara porque le explicaría que había ido por ella, lo cual era cierto. Omitiría la parte de Spiner, y lo demás. Sobre todo porque sabía que no lo entendería y no quería que me separara de él.
-¿Hermanita?
Me acerqué al cuarto de Dora para ver si estaba allí.
Dora se encontraba en su cama durmiendo placidamente, o al menos esa es la impresion que te daba desde la puerta, era tarde al fin y al cabo y era normal que estuviera durmiendo, por otro lado tu madre no estaba en ninguna parte, su cuarto estaba vacio y no habia rastro de ella en la casa, no tenias ni idea de donde podria estar.
Dora estaba durmiendo. Eso era normal a estas horas pero mi madre aún no había vuelto. Revisé por la casa y no tenía idea de ella. No me sentía nada bien con esto. Era como si una parte de mí se pusiera en alerta diciéndome que algo andaba mal. Aunque podría ser sólo mi imaginación. De una forma u otra no estaba tranquila. Fui a mi cuarto y me cambié el vestido por unas ropas más cómodas, unos pantalones tejidos de hoja y una camiseta hecha con retazos de pétalos de rosa, y me preparé para salir de nuevo.
Antes de hacerlo le dejé una nota a mi hermana que decía:
“Salí a buscar a mamá. Volveré pronto, Irina”.