Partida Rol por web

Mientras os refugiábais debidamente en el interior del poblado en ruinas, pudísteis ver cómo el barco llegaba hasta el negro muelle y de él bajaban varios extraños hombres con una boca exageradamente ancha, piernas muy cortas y un turbante blanco alrededor de la cabeza. Os fijásteis en que tapaban dos protuberancias en ambos extremos de la frente con los turbantes, como si escondiesen cuernos. Van vestidos con ropajes de estilo oriental a base de seda y terciopelo al estilo de las mil y una noches. Los hombres que saltaron del barco lo amarraron a unos agujeros que había en la parte inferior del muelle, pero en lugar de usar amarras directamente encajaron el barco al muelle.

Posteriormente, seis hombres descienden del barco al muelle y del muelle a la playa. Les véis que bajan con ellos media docena de bultos y empiezan a preparar algo en la playa.

Me quedé sorprendido ante las figuras deformes de los tripulantes, allí en la playa bajaron unos bultos y empezaron a preparar algo en ella. Me quedé allí viendo el panorama teniendo cuidado de que no me vieran, mientras que agradecía la ocurrencia que tuvimos de ocultarnos.

Al observar los extraños sujetos que descendieron de la embarcación me quedé unos segundos anonadado por su apariencia. Las malformaciones no eran algo desconocido para mí, no era inaudito encontrarse casos de gente con alguna deformación, restos óseos de alguien con las extremidades desmesuradamente largas o cortas e incluso pequeñas protuberancias en el cráneo, pero la visión de un grupo de seres con estas características parecía indicar que se trataba de algún tipo de característica racial más que de una variación genética puntual.

Los peculiares cuernos conseguían apartarme de nuevo de mi racionalismo científico y preguntarme si las historias folclóricas de demonios y duendes podían tener una razón histórica y miré alrededor volviéndome a interrogar sobre el lugar en el que estábamos.

Después mire a los compañeros cuyos rostros mostraban la misma sorpresa que yo sentía y traté de dar una explicación cabal para mostrar seguridad y mantener la calma del reducido grupo.

- Es posible que se trate de alguna mutación genética que se ha consolidado al no haber sido rechazadas por el grupo.

Dije susurrando tanto para convencer a los compañeros como a mí mismo.

Es la única explicación posible, que sea una mutación en una pequeña comunidad con pocos miembros que se va heredando de padres a hijos. Excepto que sea una raza de hombres desconocida hasta ahora, claro.

—¿Mutación genética? —susurró Roger—. ¿Todavía crees que todo esto tiene una explicación?

El viejo había estado intentando buscar una explicación racional para todo desde el principio pero la cosa ya se había complicado demasiado. La única explicación posible era la del sueño y la escena ya estaba durando demasiado para ser un sueño.

Seguís observando la escena, el grupo de hombres en efecto enciende una hoguera y poco después, véis cómo colocan espetones con trozos de carne oscura, pronto os llega el riquísimo olor que os hace daros cuenta de que lleváis milenios sin comer. Las tripas se os revuelven y os empezáis a plantear muy seriamente acercaros desnudos a un grupo de extraños hombres solitarios para pedirles comida.

Poco después, los hombres empiezan a beber y a cantar mientras comen.

—¿Qué extraño ritual? —dijo controlando la salivación—. No creo que vayan a dar comida a unos pobres mendigos desnudos y además, no se como de comestible será esa comida. Aunque... creo que me comería una rata cruda si la viera ahora mismo.

Será mejor esperar a que duerman o se vayan siempre quedará algo para nosotros. Mientras escudriñaba el ambiente en busca de algo que me llamara la atención, y escuchaba por si hablaban nuestro idioma u otro, en tal caso por si tenían que ver con los dialectos indios los cuales algo sabía.

Inconscientemente me agarro las tripas mientras observó las llamas calentar la comida de los curiosos personajes. Viéndoles comer, beber y cantar no parecen tan peligrosos aunque las protuberancias son un permanente recordatorio de que no sabemos nada de esa cultura ni cual puede ser la reacción si aparecen unos extraños desnudos. A pesar de eso el hambre y el cansancio me llevan a replantearme la opción que plantea Stuart.

No sería descabellado que uno de nosotros se acercara a tantear a estos sujetos. Sus vestiduras denotan cierta civilización.

- Creo que uno de nosotros debería acercarse. Sé que parece una locura pero en el estado en el que estamos no creo que duremos mucho por nuestra cuenta.

Por un momento pensé en insinuar al Sr. Bucks que fuese el enviado, al fin y al cabo Stuart tenía habilidades imprescindibles para sobrevivir en la selva, era necesario, y el viejo cascarrabías no había hecho nada más que quejarse durante todo la expedición, pero la posibilidad de que fuese el anticuario el primero en contactar con una civilización desconocida era demasiado. Yo soy ahora el líder de la expedición y me corresponde a mí el privilegio y la fama de este encuentro.

Tras respirar hondo continué:

- Si les parece bien me acercaré y contactaré con ellos. Escóndanse lo mejor que puedan.

Asentí ante el comentario de Jack "sabía que yo era el protector del grupo, pero también los doctores a los que acompañaba sabía lo que hacían, debíamos intentarlo si algo le sucedía al doctor Jack nosotros nos encargaríamos de liberarlo"...

—¿Usted? —dijo el viejo mirando de arriba a abajo al antropólogo—. No, de ninguna manera. ¿Con qué excusa se presentaría? Yo soy un viejo cojo y además no tengo un gramo de grasa, puedo fingir que soy un mendigo y jugar la carta del que necesita comida. Además, si no funciona se librarán de mi... sólo son ventajas.

Roger Bucks guiñó el ojo y antes de que Patterson pudiera dar la réplica comenzó a caminar hacia aquellos seres.

Véis a Roger salir de las ruinas y alejarse con destino al grupo de extraños hombres, le véis caminar con su cojera característica mientras pensáis que puede que sean sus últimos segundos de vida...

Te acercas hasta la hoguera, los séis hombres que beben y cantan se callan al ver cómo te acercas. Pero increíblemente, no se extrañan de que un viejo cojo se acerque a ellos en pelotas, simplemente ves cómo te sonríen y uno de ellos, el que parece ser su líder te dice

- ¡Buen día viajero! ¿Puedo saber de dónde vienes y a dónde vas? -dice con voz melosa cuando estás más cerca. Ninguno de los hombres parece reaccionar de modo violento, todos te miran sin inmutarse.

... pero no lo son, pues Roger se acerca sin ser atacado y uno de los hombres le dice algo, sin que sepáis qué.

Conforme el viejo Roger se acercaba a la compañía de hombres su cojera iba en aumento. Ya lo había hecho más veces, simular más problema del real para conseguir un asiento en algún banco... era fácil. Esta vez el número fue más detallado. Cuando estuvo apunto de llegar a la compañía de hombres se dejó caer con la mano hacia adelante.

Desde el suelo, haciéndose pasar por un cansado y tullido mendigo rogó algo de pan y cobijo.

—Agua... por favor, algo de agua —susurró con la voz rasgada—. Y mantas, tengo frío...

El hombre asintió y dijo

- Claro amigo, faltaría más -hizo un gesto a uno de los marineros que se levantó y caminó hasta el barco -en seguida te traerá unas mantas. ¿Quieres tomar un poco de vino con nosotros? -viste cómo iba a decir algo más pero pareció pensárselo mejor.

—Gra... gracias —dijo Roger.

Detenidamente observó a todos los que compartían la hoguera y se acercó al fuego para calentarse.

—Disculpen mi falta de decoro... llevo caminando días y, bueno, la suerte no ha estado de mi lado. ¿Dónde estoy? 

Me quedé sorprendido ante la reacción de anticuario, y sin tiempo a reaccionar le veo partir hacia el grupo de desconocidos.

Será egoísta el tipo, pretende llevarse toda la gloria él después haberse pasado la expedición quejándose. ¿qué se ha creído?

Mi rostro revela preocupación, aunque podría tratarse de preocupación sincera por el estado del Sr. Bucks, y se torno en estupefacción al ver que los hombres hablan con él sin parecer en un primer momento amenazantes.

- Esperemos un rato a ver la reacción.

Digo más a mis ganas de saciar mi hambre y mi curiosidad que al compañero que permanece escondido junto a mí.

Véis cómo Roger sigue conversando con los hombres, uno de ellos se mete en el barco mientras véis cómo Roger se sienta y tranquilamente empieza a beber de una ánfora mientras charla amigablemente con los extraños hombres.

Con los dientes largos por el hambre y la sed y por la curiosidad por saber más sobre esos extraños permanezco expectante.

- El señor Bucks tendrá un buen motivo para dejarnos aquí esperando, quizás todavía no se fíe de estos sujetos.

O quizás quiera toda la gloria...