Partida Rol por web

Emily Potter era una mentirosa.

No lo aparentaba hace unas horas pero ahora lo sabias… no importa si poseía una sonrisa dulce y agradable, unos ojos amables que tenían la sombra de un corazón roto que probablemente no se recuperaría nunca, y la resistencia de una persona al menos dos décadas más joven de lo que realmente era.

Lo estabas comprobando después de tres horas de caminata, interrumpida varias veces debido a tu propio cansancio, en dirección al encuentro de un hombre dedicado a Dios, un tipo que ella había llamado “consagrado” y que tú llamarías loco si no te importara la opinión de Emily.

El suelo era de tierra, los arbustos en el camino apenas servían para agarrarte de ellos y el bastón que te habían dado para ayudarte era más pesado que cuando te lo habían entregado.

¿Por qué estabas allí?

“Vamos a ver a un amigo mío… Jason Smith O’Hara es uno de los pocos descendientes de los O’Hara escoceses que una vez se casaron los Brooke allá por 1600, se llevaron un par de tesoros a cambio de su dinero y sus conexiones con la marina, los Brooke se casaron ellos para ayudarse con la maldición… - su expresión era tal débil que podrías distraerte- préstame atención, Reginald, esto es importante si realmente vas hasta el Lynd debes hacerlo con toda la protección que puedas porque una vez en concurso no podré ayudarte mucho más.”

Lo cierto es que no había sonado tan malo cuando ella dijo eso, cuando dijo que el tal Smith había decidido convertirse en un monje tampoco había sonado malo, cuando te señalo que tendrían que caminar un poco para llegar con él habías dudado, pero ella había dicho que era importante hablar con él, porque poseía algo que debía entregar en tus propias manos asé que… allí estaban.

La corta caminata era subir a una montaña por un camino estrecho y mal hecho, arbusto de espinas en su mayoría y tan empinado que te sorprendía seguir vivo después de tanto agotamiento.

Sin embargo, tener que caminar entre cuatro personas que además te ayudaban de cuando en cuando consiguió que lograran llegar al fin y después de horas de intenso sufrimiento a la entrada de una cueva.

Tenía una puerta hecha de madera que Emily toco con sus blancos nudillos y que fue abierta poco después de que ella lo hiciera.

Les abrió la puerta un hombre, que los dejo entrar a ti y a Emily, dejando a los tres guardaespaldas cuidando la puerta. 

Abrió la puerta el hombre más viejo que habías visto, con una barba blanca y larga, algo en su mirada te hizo pensar que te reconocía, pero segundos más tarde la decepción en sus ojos fue peor que un golpe, porque la tristeza lleno su mirada, aunque su voz no delato el sentimiento. Era una voz calmada y profunda. 

-Ha pasado un tiempo, Emily... y veo que vienes con compañía, pasen por favor. no hay suficiente espacio dentro, por lo que tus guardaespaldas tendrán que quedarse afuera - lo cierto es que, como era una reunión privada los guardaespaldas no habrían entrado ni aunque hubiera espacio, que allí dentro lo había, aunque habrían estado todos apretados y no había suficientes sillas, mejor que se quedaran afuera - Tomen asiento y diganme, ¿Qué hacen aquí? - tomaron asiento en una sillas de madera, duras e incomodas, mientras él servía un poco de agua color verde con un sabor que no reconociste en unas tazas de latón. 

Emily recibió su taza con una sonrisa y la dejo sobre la mesa con un gesto bonito y elegante.  

-Gracias por recibirnos, Jason... Este es Reginal Stratford, mi protegido - dijo esto con una voz amable y cierto tono cariñoso que no pudo esconderse, el anciano asintió y Emily extendió una mano sobre la mesa para tocar la tuya, infundiendo algo de seguridad con su gesto - Reginal participara en el encuentro en el Lynd por el titulo de marques de Lyndbrooke y considere que era conveniente que te conociera antes. Reginal este hombre es Jason Smith, mi mejor amigo - Emily te presento con calma, y el silencio lleno la cueva esperando que tu hablaras una vez que ella cumplió su deber. 

Lo de la herencia estaba siendo el trabajo mas duro que había hecho en su vida. pensó una vez más desde que habían comenzado la escalada por aquella ladera llena de piedras, terruños y arbustos que no servían para agarrarte porque estaban llenos de pinchos. Puta naturaleza cruel. Y lo peor de todo era que su móvil se había roto. Había dejado de funcionar así de repente. Podía abrir las app, pero ni se actualizaban los estados ni se podía acceder a la web. Una avería de lo más rara.

Parece ser que sus parientes del viejo continente tenían una colección de supercherías por las que tenía que ir pasando para que le dejasen participar en el proceso de la herencia. Creían que el ducado traía consigo una terrible enfermedad y maldiciones y desgracias... Se imaginaba que hacia siglos algún patán se había muerto de cualquier tontería que hoy se curaba con una pastilla al ponerse la corona de duque o alguna otra anecdótica casualidad y se había iniciado una leyenda absurda que duraba hasta hoy. Pero podía seguirles el juego si así se hacia con el ducado. Todo por hacerle la peineta a su familia.

Miró a su protectora, la amable mujer que le había mandado un email para ponerle al corriente de esa herencia que podía reclamar, y a los maromos que la escoltaban.  Más a los maromos. Trepaban como cabras colina arriba. "No es justo..." pensó "...estoy quedando como si fuese un gordito inútil. Pero hago un montón de deporte. Es solo que en la cinta de correr no hay arbustos pinchandote ni pega un sol como este."

Cuando por fin llegaron, miró hacia atrás, hacia el paisaje que podían ver desde arriba. Era extraño para un newyorkino como él. Tanto espacio sin edificar. Hasta el central park tenia edificios y los arboles estaban cuidados... pero esto era salvaje. Inspiró aquel aire puro. Olía un poco a caca de vaca de las granjas de allá abajo, pero no tenía la polución de tubos de escape asociada a meter el 1% de la población mundial en una sola ciudad. En su interior estalló una lucha entre "quiero ir a un Starbuks" y "Esto tiene algo de paz" Aunque ganaba el starbuks, porque si se dejaba llevar por esa paz empezaban a aflorar desde su subconsciente inseguridades y preocupaciones y culpas que le hacían sentir mal. Las acalló pensando en que iba a comprarse del nuevo catalogo de Marc Jacobs.

El tipo por el que habían escalado aquella montaña era un viejo que vivía en un agujero. A ver como contaba esto en casa... mejor no lo contaría. En cuanto terminase aquel asunto del ducado, tanto si ganaba como si no, iba a darse unas buenas vacaciones por Londres para hacerse fotos y vídeos junto a la torre Eiffel y demás monumentos para justificar su desaparición de la red. Y todas aquellas supercherías y rarezas europeas las guardaría para si.

Una de las virtudes de ser un pijo era su capacidad para evadir la realidad. La alta sociedad sabia muy bien como mirar hacia otro lado. Así que en vez de recomendarle a aquel señor una Barbershop de la 7a avenida que conocía y la marca de acondicionador que pasaría con su pelo, se sentó y trató de ser encantador.

-Muchas gracias por recibirnos.- Claro, seguro que aquel señor tenia muchas otras cosas que hacer en la cueva. Lamer piedras y contar raíces. "Espera... ¿Este es el mejor amigo de Emily? ¿Que hacían juntos? Porque estaba claro que shooping no." -La señora Potter fue la que me puso al tanto de la posibilidad de participar en este... evento.

-Esta bebida sabe muy bien.- Dijo dándole un sorbo. Pues espera si estaba hasta buena. Le faltaba un poco de buen y cancerígeno azúcar blanco ultrarefinado, pero sabia realmente a plantas. O quizá solo era la sed tras casi morir deshidratado por sudar para llegar hasta aquí. O quizá usar una taza de metal le daba otro sabor a las cosas.

El anciano asintió con satisfacción ante las palabras de Reginal. 

-Plante personalmente el bálsamo de limón con el que se hizo esa bebida - una sonrisa se adivino debajo de su poblada barba mientras sus ojos te estudiaban - No discutiré tus razones, Reginal Stratford, para ir al Lynd pero por el bien de mi consciencia te diré que no deberías ir allí, la casa es el hogar de un demonio, una bruja y un ángel caído por igual.

Dijo esas palabras sin levantar ni bajar la voz, como quien habla del clima, de una verdad ineludible.

-¿no me crees? Es normal, pero hace treinta y dos años alguien que yo apreciaba acudió al Lynd por el titulo, ignorando las advertencias que mi padre le dijo, y debido a mi ignorancia la apoye con el voto de mi familia sin escuchar a mi padre - la tristeza y el arrepentimiento llenaron los ojos del anciano mientras a un lado Emily Potter cerraba los ojos - cuando salió del Lynd, una semana más tarde, su cabello se había vuelto blanco y murió dos años después sin contarme lo que le había pasado allí dentro en esos días, solo me quedo esto - se quito del cuello un antiguo medallón de plata y te lo extendió, en sus manos arrugadas, para que lo vieses - yo se lo había dado para que la protegiera, pero incluso un objeto bendecido tiene limitaciones y no pudo hacer mucho por ella.

El medallón era antiguo y pesado, pero definitivamente el material era bueno. 

-Si insistes en ir, te llevaras el medallón contigo para que proteja tu vida y te contare lo que se de los monstruos que habitan el Lynd para que protejas tu cordura, si decides no ir todavía deberías llevarte el medallón pero no será necesario que que te diga que te espera en el Lynd ¿Tomaras alguna decisión? 

Emily, a un lado se mantuvo en silencio. 

Cientos de dudas acudieron a su mente. ¿Uno planta un limón y sale un arboles que da limones? ¿O se entierra uno y, luego, al desenterrarlo hay varios como las patatas? ¿Qué diferencia hay entre un limón y un bálsamo de limón? Porque eso de bálsamo le sonaba a crema. ¿Osea si uno planta un bote de "Q10 skin relax" crecía un árbol de... de el árbol del que saliese la Q10? Eso sería como si al plantar un tetrabrik de zumo manzana saliese un manzano. Pero eso no podía ser ¿no?

Al menos la ultima referencia la pillo... Un demonio, una bruja y un ángel caído... y el armario... Para ir a Narnia... Su mente divagó sobre lo bueno que estaba William Moseley.

Le costó esfuerzo mantener su serenidad cuando insinuó que no le creía, porque evidentemente las brujas los demonios y los genios caídos no existían. Pero luego le contó algo personal. Reginal reacciono como cualquiera esperaría de un yankee. Tómese como muestra esos concursos supercompetitivos donde los concursantes están dispuestos a matarse por ser el próximo mejor cocinero de barbacoa, o cantante pop, o la mejor drag queen del año y de repente alguien cuenta que su madre se murió cuando era pequeño o que ha superado un cáncer o cualquier otra cosa. De inmediato lo sintió muchísimo... a la vez que se iniciaba una cuenta atrás para que le sudará un huevo el asunto. Aunque Reginald era un poco diferente, esa cuenta atrás era bastante larga.

-Yo... lo siento mucho. Desearía que algo así no pasase nunca.- Le dio un par de toquecitos de animo en la mano al viejo. Y es verdad que lo sentía mucho. Aunque seguía pensando que si mandasen a la gente a una clínica de Houston en vez de intentar curarla con brujerías y pociones les iría mejor. Pero el dolor del anciano era real y él empatizó con él. Y por respeto a ese dolor se quitó su "Zancan Gioielli" del cuello, tomó el colgante y se lo puso.  Aunque era un pedruscón que no pegaba nada con el resto de su ropa, que fastidio.

-Claro que ire al Lynd- Respondió. Y dando otro sorbo al "Limón de Balsamo" se preparó para tomar nota mental de los inminentes desvarios y leyendas absurdas. No esperaba que ninguna bruja caída le lanzase un hechizo, pero igual luego la información servía para resolver algún enigma. Solo esperaba que la prueba final no fuera un examen sobre todas las supercherías familiares. O que si lo fuese, fuese de tipo test.

Aunque evidentemente decepcionado con tu respuesta, Jason Smith-O’hara cumplió su palabra y empezó a hablar.

-Hace cientos de años, antes de que existiera el marquesado o incluso antes del condado de los Brooke, solo había un hombre inútil pero afortunado. Arthur Brooke era solo el tercer hijo de una familia de la nobleza menor, servían como pajes de un conde cuyo nombre y casa se han desvanecido en el tiempo – el clima de la montaña era horrible y la temperatura de la cueva bajo bruscamente – Sin embargo, este paje se encontró una noche con un ángel, o así lo llamo, estaba herido y Brooke se lo llevo a su hogar para curarlo, no le dijo a su amo ni a su padre lo que había encontrado, y solo revelo su secreto a su hijo cuando estaba de camino a la tumba.

El ángel no podía volver al principio, porque sus alas se habían quebrado; más tarde se demoró porque pretendía llevarse el alma de su salvador como recompensa y al final no pudo irse porque Brooke confió en que su hijo temiese a Dios tanto como él – una sonrisa amarga acarició su cara – Su hijo no era como él, robo una pluma del ángel y se la llevo a un sacerdote para contarle lo que había en su pequeño hogar y el ángel fue perseguido y pereció más tarde, por su osadía un castigo cayó sobre sus descendientes.

En el pasado Arthur Brooke había rogado tres favores al ángel, el primero fue recuperar el corazón del hijo de su amo, para que fuera enterrado con su cadáver intacto. El segundo, fue para salvar a su hermano, que tenía una enfermedad que carcomía la piel, lo que hoy llamaríamos lepra; y el tercero fue ahuyentar a un demonio que atormentaba a un sacerdote disoluto que por allí había.

Los tres favores fueron recordados cuando el ángel cayo muerto, la enfermedad haría cuna en la familia y cada generación moriría uno de ella, también un miembro de la familia iría a parar a la tumba sin cadáver intacto, y no habría protección contra los demonios que sirviese durante mucho tiempo. Esto por supuesto es un boleto seguro al infierno según la tradición.

El castigo se iría si llegado el momento, cuando el ángel renaciera en la familia esta lo ayudaba a volver donde pertenecía, pero el ángel no ha vuelto o si lo ha hecho, nadie lo ha sabido.

Por ello, a veces las ramas de la familia Brooke suelen pelear entre ellas, porque unas son más afortunadas que otras y solo una goza de los beneficios del titulo mientras que todos pagan el mal paso que uno de ellos dio hace siglos.

Después de hablar durante un rato, El anciano bebió del contenido de su taza y tomo un profundo suspiro.

El chico le escucho con toda atención. Puso toda su fuerza de voluntad en memorizar las palabras del anciano en entenderlas. Apartó su mente de lo difícil que iba a ser conjuntar el colgante ritual con ropa normal, o del repentino frio que hacía en aquella cueva o sus preguntas fundamentales sobre los limoneros. Se concentró como nunca en su vida. Casi sentía que le fuese a salir humo por las orejas. Memorizó cada dato como si fuese un jugoso rumor del club de golf al que acudía cuando vivía con sus padres. Como si fuese a ser algo de lo que sacar una respuesta ingeniosa con la que humillar a un enemigo en el futuro.

Cuando el anciano termino su relato, por fin se atrevió a dar otro sorbo de la taza fría y suspiró. "Joder que difícil es todo" pensó. "Ya podrían hacer un concurso o una votación. Hasta un sorteo"

Seguro que decia alguna estupidad, pero se animo a hablar. -Pero hay dos cosas que no entiendo. La primera es que según mi tía abuela Margarita, que era católica, los ángeles son seres de luz y amor. Vamos que el ángel tendría que haber perdonado a los que le mataron como Jesús. No maldecir a la familia con justo lo contrario de lo que se le había pedido. Si estamos malditos por algo que hizo un antepasado... bondad por mis co... narices. Y segundo. ¿Para que querría un cura matar a un ángel? ¿No debería ir corriendo a rezarle o pedirle perdón o que le bendijese algo?... Matarlo es un poco no sé, no es muy de cura...

Fruto de aquel esfuerzo sobrehumano que tenía su cerebro a un voltaje que superaba los estándares normales de funcionamiento y que amenazada con fundirle algún circuito, llego a una conclusión: -¿O ese sacerdote que mato al ángel es el mismo que estaba influido por el demonio?

Con tanto frío y tanto hablar de demonios la verdad es que le estaban emparanoiando un poco y ya le daba hasta cosa mirar a las zonas peor iluminadas de la cueva esta. Casi echaba de menos aquel sol abrasador que les había azotado durante el viaje.

Emily se sacudió un poco bajo tus palabras, pero Jason Smith-O’hara sonrió bajo su poblada barba ante tus palabras, asintiendo y una vez terminaste de hablar volvió a hablar.

-Los hombres no siempre reaccionan como esperábamos, no sabemos bien porque el sacerdote fue a por el ángel, ¿estaba poseído? Sería una buena excusa para él, ¿tal vez actuó porque sabía que se iría una vez que su benefactor muriese y solo la familia Brooke disfrutaría los beneficios? O simplemente pensó que los Brooke habían cometido herejía al esconder al ángel y no llevarlo y entregarlo a la iglesia en cuanto apareció -encogimiento de hombros incluido, estaba claro que se inclinaba por esa opción - ¿o tal vez porque no era realmente un servidor de Dios sino otra cosa? Solo tenemos las historias que quedaron de entonces, el sacerdote murió y el ángel lo hizo con él.

En cuanto a la maldición, ¿Fue realmente el ángel el que maldijo a los Brooke? No se dice que el ángel los maldijera, se dice que fueron malditos por lo que hicieron con el ángel.  Y al final ¿Quiénes somos los mortales para juzgar a Dios?

Se escucho un poco de resignación en su voz, y una pizca muy pequeña de rencor que decía “pienso igual que tú, ¿pero que podemos hacer?”

En cualquier caso, los Brooke intentaron deshacerse de la maldición durante años, y en el proceso se ganaron más y más enemigos sobrenaturales, una bruja y un demonio cuyas historias desconocemos…  mi familia llego a los Brooke unos siglos más tarde, tenían alguna experiencia rompiendo maldiciones y aceptaron la petición de los Brooke en nombre de la iglesia, un trato por debajo aseguro una alianza política y como era usual, se hizo lo que se pudo. Fallaron, es verdad. Destruyeron a los espíritus pequeños, atraparon a la bruja y la encerraron con tratos de por medio, pero la maldición misma no se pudo romper. Era demasiado fuerte, y nadie los escucho cuando suplicaron que se destruyera el Lynd hasta sus cimientos.

En cambio, se construyeron las mazmorras debajo del Lynd, para encerrar allí lo que fuera que hubieran atrapado. Por la misma razón, cuando enfrentes las pruebas que haya en el Lynd, debes asegurarte de no bajar nunca a las mazmorras, podrías perderte o algo peor.

Hace más de un siglo, Tristan Brooke hizo el último intento de romper la maldición, haciendo un trato con la bruja para ello, pero fallo y en el proceso llevo a la locura a su sucesor, tu ancestro Lionel Stratford paso una década completa tratando de romper la maldición o por lo menos asegurar los fantasmas del Lynd, pero según dejo escrito ni una ni los otros quisieron volver a hablarle ... y optaron por tomar por la fuerza lo que les correspondía.

Los que siguieron tras Lionel Stratford se resignaron a no vivir en el Lynd y morir cuando llegara su tiempo. Que es, en mi parecer la decisión más sabia, excepto por el hecho de que tu alma queda destinada a un tormento eterno.

Por otro lado, la única oportunidad de librarte de tal destino, es romper la maldición o rehacer el trato con el ángel antes de que el tiempo de prueba para la elección del nuevo señor del titulo se acabe.

El medallón te llevara, cuando estés en el Lynd,  a encontrar al ángel o al demonio, un trato con cualquier a de los dos te asegurara una vida tranquila, pero un trato con ángel asegurara la salvación de tu alma, por ello debes recordar ser sabio en el momento en que llegues a ellos. 

Se sintió contento de no haber dicho ningún disparate. Pero la alegría duró poco. Hubo una nueva avalancha de información que memorizar. Brujas, fantasmas, el sótano maldiciones... Por lo menos el hombre había llegado aun punto concreto hacer un pacto con el ángel o el demonio... Eso podía memorizarlo.  Aunque seguía pensando que esta gente tomaba mucho licor muy fuerte o algo peor y había perdido el norte. Pero tenía que ser respetuoso con los parientes europeos y no humillar sus creencias religiosas de pacotilla. -Intentaré hacer un pacto con el ángel entonces.- Dijo intentando mantenerse sereno. Aunque dudaba mucho que fuese a aparecérsele un ángel en el castillo. Era tan posible como encontrarse al ratoncito Pérez o a Caponata.

Bueno y si ganaba el título y el caserón igual hacía caso a lo de derrumbarlo hasta los cimientos. Seguro que era un edificio viejo e incómodo. Además no necesitaba mazmorras, el sado-maso no le interesaba lo más mínimo (Más allá de la típica y muy eventual curiosidad propia del navegante de internet a la caza de un video con el que apaciguar sus instintos). Mejor pasar con el bulldozer y construir algo de acero y vidrio con mucha iluminación natural, bien aislado de los elementos y con una buena y moderna instalación de internet, electricidad, etc.

Se quedó a la espera de ver por donde salía ahora la conversación. Porque claro no parecía que ninguno de sus dos acompañantes siguiesen a Kim Kardashian en tiwter, así que no podrían hablar de lo que la gente normal (sin faltarles al respeto) estaba hablando hoy.