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Más Allá de las Montañas de la Locura

Capítulo Dos: La Muerte de un Capitán

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10/12/2010, 09:11
Ernest Andersen

Una vez pasado el  peligro, Ernest se relajó minimamente durante un momento en la barandilla dle Grabielle, observando el lejano barco. La cosa era grave, el sabotaje podía haber costado muchas vidas y sin duda había provocado graves quemaduras a algunos estibadores. En aquel momento una semana de reparaciones era el daño menor ¿Pero cómo eran capaces de hacer algo así para llegar primero a la Antartida? Era una cosa de locos ...

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10/12/2010, 19:08
Edgar Brunswick

El peligro había pasado. Me acomodé en la barandilla junto a Ernest, descansando el peso de mi cuerpo de espaldas a esta, mientras sacaba un cigarrillo y aprovechaba el momento para fumar con tranquilidad, al tiempo que le dirigía unas palabras a mi compañero:

Sabe Ernest, no suelo fumar. De hecho casi nunca lo hago, pero sí que siempre llevo unos cigarrillos conmigo porque nunca se sabe en qué situación podrás encontrarte y decir "si fuera un fumador, ahora mismo me fumaría un cigarrillo", de modo que puedo considerarme un afortunado que no desperdicia oportunidades. Sin duda esta es una gran oportunidad, la de partir a la Antártida, pero es evidente que alguien quiere evitar que seamos partícipes de los éxitos que allá se puedan descubrir... He comprado un arma, nada fuera de lo común, algo discreto... Le recomiento que haga lo mismo. No soy un hombre miedoso, he participado en multitud de expediciones y creáme cuando le digo que nunca tuve miedo antes de partir... en este caso todo es diferente. Demasiadas cosas raras rodean esta aventura y empiezo a dudar que todos los que estamos aquí podamos llegar de una pieza. Hágame caso Ernest, compre un arma. No estoy dispuesto a que un loco acabe con mi vida en el hielo... no dudaré en disparar si veo mi vida en peligro.

Termino mi cigarrillo y lanzo la colilla al mar sin dejar tiempo a Ernest para dirigirme alguna palabra.

Esta noche no estoy para charlas, solo necesitaba desahogarme.

Vuelvo a mi camarote para intentar dormir un poco, a la espera de lo que el jefe quiera hacer con nosotros.

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11/12/2010, 11:39

El oficial Turlow dirige sus prismáticos hacia el barco que se aleja para confirmar que, efectivamente, es el Tallahasse de Acacia Lexington siendo remolcado fuera del puerto en dirección al mar. La Expedición Lexington ya ha zarpado, un día antes de lo esperado. La furia de Starkweather tras ser informado es bastante comprensible.

El Gabrielle es atracado en el muelle 66, río abajo, con la parte central del costado dañada y chamuscada. Un ejército de policías, reporteros y curiosos lo rodean. Le hacen muchas preguntas a Turlow y a vuestro jefe que no duda en nombraros a los cinco, destacando vuestra valentía en el intento de salvar el barco. Los flashes de las cámaras se dirigen a vosotros que observáis el espectáculo acodados en la barandilla exceptuando a Edgar que se ha retirado a su camarote.

Los periódicos de la mañana del 9 de septiembre muestran en grandes titulares:

¡FUEGO EN EL BARCO POLAR! ¡TRES MUERTOS EN EL INCENDIO DEL MUELLE! ¡AMENAZADA LA EXPEDICIÓN A LA ANTÁRTIDA!

Leyendo en las páginas interiores se comenta que los tres hombres muertos eran estibadores que, en el momento de la explosión, se encontraban trabajando en el pañol. Una docena más de empleados del muelle y un par de miembros del barco han sufrido quemaduras de diverso grado.

Esa mañana toca comprobar las pérdidas y aunque la gasolina puede ser reemplazada en un día, parte de la carga ha desaparecido como las tiendas, algunos motores del avión y los esquíes de madera para los aparatos. Starkweather, con los teléfonos echando humo, ha conseguido equipo nuevo aunque se tardarán tres días en que lleguen todos los repuestos. Vuestro jefe está furioso y paranoico y culpa a agentes de Acacia Lexington del desastre.

La seguridad alrededor del barco ha aumentado una vez más. Se ha contratado a fornidos agentes de seguridad para que patrullen el muelle día y noche e incluso se comprueba la identidad de los trabajadores que acuden a sus puestos. Los miembros de la expedición deberán permanecer en el barco siempre que sea posible.

Por otra parte, el carácter de Starkweather ha cambiado con vosotros cinco (con Virginia no) al haber ayudado a intentar sofocar el incendio. Ahora os considera a todos amigos íntimos al haber demostrado "tener lo que hay que tener" y "le echaron agallas a la pelea en lugar de retirarse". Esa mañana os dedica un cariñoso saludo acompañado de amistosas palmadas en la espalda cuando os ve, después del desayuno, trabajando en cubierta.

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11/12/2010, 11:53

A mediodía, un marinero os entrega a vosotros dos unas notas escritas en excelente papel. En las dos pone lo mismo:

Hotel Netherlands, 9 de septiembre, 1933.

Estimado amigo,

Me complacería mucho hablar con usted cuando encuentre tiempo para ello sobre su viaje al sur. Estaré en mi suite esta noche y mañana durante todo el día. Si dispone de un momento venga a verme.

Atentamente,

Nicholas Roerich

Suite 410.

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11/12/2010, 12:35
Bell Mellor

Tras leer la carta dudo bastante

-¿tu que piensas? tras tantas cosas ya veo duendes en los rincones oscuros. ¿será el autenctico Roerich?¿deberiamos ir?-

Pero tal vez Roerich tenga información sobre esos papeles que le robaron -tal vez tras avisar a Dyer de la perdida de los documentos este le haya mandado otra copia con información sobre la primera expedición-

Si ese es el caso la información podría ser valiosisisma

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11/12/2010, 17:13
Edgar Brunswick

Creo que debemos ir a la cita, pero con mucho cuidado. Será mejor mantenernos a esa hora por los alrededores para ver llegar primero a ese hombre y saber si está solo. Si es el auténtico Roerich debe tener una información valiosísima.

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11/12/2010, 22:34
Bell Mellor

-el mensaje dice que estar en el hotel esta noche y mañana todo el dia, no indica horas y no sabemos a que hora llegara esta noche al hotel, podría ser una vigilancia muy larga y tal como están las cosas prefiero no pasar la noche fuera, creo que seria mejor ir mañana a media mañana, es un sitio bastante público, excepto cuando vayamos a su suite, en la que no deberiamos entrar sin verle a el-

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12/12/2010, 01:08
Bjorn Stoltenberg

Lo sucedido anoche ha calado fuertemente en el interior de Bjorn y en su actitud hacia esta misión, ya no es la oportunidad de volver al mar, es una cuestión de compromiso, una cuestión personal.

Bjorn no es hombre de muchas luces, pero sus instintos siempre le han llevado por el buen camino, y ahora esos instintos le indican que el saboteador abandonó estas tierras anoche para ganar la delantera a costa de tres marinos, ¡quién sabe cuantas vidas habrían estado dispuestos a sacrificar!.

Los gestos de Starkweather hacia él y el resto de los que permanecieron firmes en la cubierta no hacen sino afianzar esa sensación de familiaridad y de compromiso que le embarga, ahora mismo seguiría a este aventurero al lugar donde terminan los mares.

Tras la sesión de fotos con la prensa me acerco a Starkweather y por primera vez me dirijo a él directamente.

-"Señor, nuestros competidores han podido dejar atrás más saboteadores y más sorpresas, no debemos confiarnos, quizá nos les valga 3 días de ventaja... debemos tener cuidado."

Y que se preparen ellos cuando nos veamos las caras en el hielo...

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12/12/2010, 01:30
Virginia Laughton

  El accidente todavía me tenía algo estresada. Por si fuera poco, la prensa no dejaba de indagar y acosar a cualquiera que fuese un pasajero, hubiese estado presente o no.

 Con pena leí el periódico aquella mañana, lamentando la pérdida de las familias de los difuntos. 

 La sesión de fotos no fue algo que podamos decir placentero. intenté sonreír, pero cualquier hubiese podido descubrir el falso gesto en mi rostro.

 Agitada, traté de irme de allí, y entonces escuché el comentario de Stoltenberg.

Disculpe - No pude evitar interrumpir la conversación de la manera más educada. - ¿De verdad cree que alguien podría dejar más problemas luego de haber provocado la muerte de tres personas?

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12/12/2010, 02:12
Bjorn Stoltenberg

-"Señorita, las tres muertes no fueron calculadas, la explosión del combustible hubiera enviado a muchos de nosotros al fondo del mar, tenemos que estar agradecidos de que SOLO hayan muerto tres personas. Alguien que es capaz de programar un sabotaje sin ningún respeto por la vida humana... ¿cree que se detendría ahí o que podría continuar con sus actos?"

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12/12/2010, 02:45
Virginia Laughton

 Pues, viéndolo así, tiene mucha razón.

 Un escalofrío recorre mi espalda al pensar en lo que podrían llegar a cometer algunas personas con tal de obtener un poco de dinero. ¡Monstruos!

Pero, ¿qué podemos hacer? De seguir así, el viaje nunca comenzará.

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12/12/2010, 22:07
Edgar Brunswick

Sopesando la opción de Bell parece que, sin duda, es la mejor:

De acuerdo, estaremos allí a media mañana, tocaremos en su puerta y haremos que nos acompañe una persona del servicio para que traiga una botella de vino y tres copas, así al menos al entrar en la habitación estaremos algo más seguros con otra persona ahí dentro, y tendremos el tiempo suficiente para ver si se trata de una trampa.

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16/12/2010, 12:15
Ernest Andersen

Las palabras de Brunswick habían hecho pensar a Ernest, él no iba a llevar un arma corta encima, pero en el hielo siempre se movía con un rifle por lo que pudiera pasar. No lo había usado nunca contra algo que no fuera un animal pero estaba empezando a plantearse la posibilidad de hacerlo ante otro posible sabotaje o ataque. El Alpinista no veía el momento de salir y se afanaba en las tareas de reparación del buque, trabajando de sol a sol como un marinero más. Cuando la señorita Laughton lanzó aquella pregunta al aire no pudo más que contestar ...

-Yo también lo estoy empezando a pensar señorita Laugthon ... pero no podemos más que ayudar en lo que podamos y esperar que sea quién sea quién nos está poniendo palos en la rueda deje de hacerlo ... aunque me temo que eso no será así, habrá que estar en guardia ...-

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16/12/2010, 12:30
Bell Mellor

 -esta bien pensado lo del camarero, entonces mañana por la mañana, buenas noches Edgar-

Tras esto se dirigió al camarote que compartía con Edgar y Wallace para intentar dormir

-tal vez deberíamos llevar también a Wallace, a el también le interesará, pero si llevamos mas gente tal vez Roerich se cierre en banda, tras lo que le paso el también debe ser cauto-

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16/12/2010, 19:10
James Starkweather

-Por supuesto que la seguridad ha sido reforzada, señor Stoltenberg. Pero dado que esa infame mujer, que no ha dudado en intentar matarnos a todos, ya se ha ido, creo que podemos estar de acuerdo en que no habrá más actos de sabotaje. Ya ha logrado lo que quería: salir por delante de nosotros. Ahora sólo nos queda trabajar para zarpar lo antes posible y cumplir con nuestro cometido.

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17/12/2010, 16:00
Edgar Brunswick

Me parece acertado contárselo a Wallace.

De modo que mientras continúan las charlas sobre qué ocurrirá con el viaje y demás, busco un momento para comentárselo a Wallace:

Escucha Wallace, Bell y yo acudiremos mañana a una reunión con Roerich en un hotel. Parece que al final ha aparecido y tiene mucho que contar sobre su experiencia en el viaje. Deberías venir con nosotros, ya sabes, por aquello de estar los tres mosqueteros juntos.

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18/12/2010, 04:44
Wallace Stamp

 Interesante...

- Por supuesto amigo, cuenta conmigo. No pienso separarme de donde estés, está claro que la acción siempre está allí.

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20/12/2010, 17:35

Todo este día lo ocupáis en ayudar a reemplazar la carga perdida y colaborar en su estibación. Se ha retrasado la salida de la expedición hasta el día 11, para disgusto de Starkweather. Al día siguiente, después de desayunar, Wallace, Edgar y Bell abandonan el barco, después de identificarse a los de seguridad, para dirigirse rumbo a la ciudad. Vosotros en cambio, recibís la visita del detective Hansen que os observa con gesto pensativo.

-Los problemas parecen seguiros, amigos, igual que un mal olor -comenta irónicamente mientras se ajusta el sombrero.

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20/12/2010, 17:41

Todo el día nueve lo ocupáis en ayudar a reemplazar la carga perdida y colaborar en su estibación. Se ha retrasado la salida de la expedición hasta el día 11, para disgusto de Starkweather. Al día siguiente, después de desayunar, abandonais el barco, después de identificaros a los de seguridad, para dirigiros al hotel.

El Netherlands es un gran hotel de lujo de estilo europeo con vistas a la esquina de Central Park en la Quinta Avenida y la calle 57. El interior es de mármol y maderas nobles, gruesos pilares de piedra en la entrada y frescos en los muros de un delicioso gusto.

Preguntáis en recepción y recibís la noticia de que os están esperando. Tras una breve llamada telefónica salís del ascensor decorado con bronces hacia los pasillos de parqué. Aún así, Edgar ordena que un camarero les acompañe con una botella de vino y varias copas por si todo esto no fuera más que una encerrona y así asegurarse algún testigo. La suite 410 ocupa el final de un pasillo lateral y no está muy lejos del ascensor. Cuando llamáis a la puerta, la abre un hombre de aspecto fuerte y cabello oscuro de unos treinta años que habla un inglés cuidado, pero con un fuerte acento ruso. Os deja entrar a todos.

La salita de estar de la suite es grande y elegante, con gruesas alfombras en el suelo y una lámpara de cristal de roca tallada en el techo. Nicholas Roerich está sentado frente a una pequeña mesa rodeada de sillas. Hay un plato frente a él, tapado, junto a un elaborado servicio de café. Al otro lado de la mesa hay dos caballetes con sendos lienzos. El primero es un paisaje incabado en ocre y marrón.

La segunda pintura posee una gran belleza: una fortaleza enorme se alza en ella con un grandioso fondo de montañas. Sus picos son como los colmillos mellados de un animal, afiladas sombras pardas sobre un fondo de color pálido. El cuadro sugiere que el paso del tiempo apenas se puede medir en la escena, que esconde grandes secretos.

Se pueden ver las secuelas del secuestro de Roerich en su rostro cubierto por hematomas que ya empiezan a desvanecerse. Tiene un ojo morado, puntos en su frente y su aspecto general es el de una persona a la que le han dado una paliza.

-Bienvenidos -dice señalando los asientos-. Me alegro que hayan podido acudir a la cita -después mira al camarero con el vino-. No tenían que haberse molestado, son muy amables.

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20/12/2010, 18:15
Bell Mellor

 Observo con interes el segundo cuadro, contiene una interesante geometría

-no es molestia señor Roerich, un pequeño detalle sin importancia. ¿ha pintado usted ese cuadro? no entiendo mucho de arte pero es una obra notable-

miro a nuestro alrededor en busca de un lugar donde tomar asiento, acerco una silla a la mesa y me siento