Partida Rol por web

Más Allá de las Montañas de la Locura

Capítulo Tres: En el Mar

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23/01/2011, 23:44

Notas de juego

Cita:

¡Qué triste, Master, no dejaste lugar al romance en esta partida

La partida no se ha acabado aún.

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24/01/2011, 00:03
Bell Mellor

Tras estudiar las opciones que se me ofrecen durante el viaje decido que es una buena oportunidad de ampliar mis conocimientos.

Decido atender a las clases de Navegación aérea, metereología, y por último ya que me parece importante si no interesante, supervivencia en el polo

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24/01/2011, 01:29
Bjorn Stoltenberg

Después de despejar la cabeza en la cubierta del Gabrielle Bjorn decide dar un paseo por las entrañas de este fantástico buque, y con decisión comienza a recorrer los pasillos del barco.

En algunos lugares del barco llega el eco del bullicio de la fiesta, que parece que empieza a decaer, entonces Bjorn se da cuenta de que apenas se ha cruzado con un par de marineros, realmente moverse por el barco no ofrece ninguna limitación, ¿podrá llegar a zonas claves sin que nadie le detenga?, entonces decide buscar la sala de máquinas.

¿Es sensato fiarse de toda la gente que está a bordo?, ¿y si aquí también hubiera personas interesadas en que no lleguemos a la Antártida?

Notas de juego

Bueno, Bjorn tiene poca cordura, es simple, inestable y desconfiado.

Sobre las clases creo que optaré por supervivencia en el polo, mantenimiento de aviones y maquinaria pesada (hay que reforzar lo poco que se :-D)

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24/01/2011, 10:58

En la pausa de la hora entre la finalización de la fiesta y el servicio de la cena, Bjorn se dedicó a recorrer el barco. Se cruzó con bastantes tripulantes que estaban enfrascados en sus quehaceres y que le dedicaban casuales saludos. Sin embargo, cuando bajó varios tramos de escalerillas hacia las bodegas y la sala de máquinas se encontró con el jefe de operarios.

-¿Es usted de la expedición, verdad? -le preguntó-. Lo siento pero no puede estar por aquí. La sala de máquinas y las bodegas están vetadas, sólo para uso de miembros de la tripulación.

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24/01/2011, 11:28
Bjorn Stoltenberg

-"Umm, si soy miembro de la expedición, sólo estaba familiarizándome con el barco... yo soy marinero... pero nunca había servido en un buque tan grande. Bien, adios y gracias."

Los jefes nos han entrevistado a los miembros de la expedición, pero ¿y la tripulación?, y si hay algún saboteador... no creo que dañara el barco, peligraría la vida de todos incluyendo la suya... pero ¿y el material?, que le importaría a un marinero de tercera que al llegar a la Antártida nuestro avión no funcione o que el equipo se haya estropeado... tengo que hablar con los patrones.

Notas de juego

Voy a hablar con los jefes...quiero comentarles mis temores.

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24/01/2011, 13:22
Edgar Brunswick

En la pausa antes de la cena, me dedicó a recorrer la cubierta fumando uno de mis puros comprados en Nueva York, supongo que acompañado de mi colega Stamp, el cual me ha birlado uno de mis preciados cigarros.

Amigo Wallace, algo me dice que el patrón de la expedición se guarda bastante información para sí mismo de lo que nos vamos a encontrar en el continente helado. Por otra parte, siempre he sido un fanático de las aventuras desesperadas, pero guardo cierto recelo al pensar que la mayoría de los que están aquí no están dispuestos a morir por la ciencia y el saber, y créeme que no tengo unas grandes expectativas de superviviencia para todo este grupo. Demasiados malos presagios y malas noticias antes de partir... Recuérdame que guarde un puro siempre en mi abrigo por si me llega la hora...

Notas de juego

Yo me apunto a supervivencia en el polo y funcionamiento de una radio. Una pregunta, ¿mi trepar es igual a la escalada? Si no es así pues también me apunto a escalada. Si resulta que es igual, pues me apunto a historia de anteriores expediciones y problemas frecuentes.
 

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24/01/2011, 18:50

No, la escalada es otra cosa. Excepto en el caso de Ernest que al ser específicamente Escalador sí se puede equiparar.

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24/01/2011, 20:31
Virginia Laughton

Notas de juego

  Luego del almuerzo sigo a un lado de Ernest. Supongo que el alcohol todavía me hace algo de efecto.

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25/01/2011, 11:13

Después de la cena, salís a cubierta a disfrutar de la brisa nocturna. Todavía no os creéis que la expedición por fin se ha puesto en marcha. Virginia, aún un tanto aturdida por el champán, permanece junto a Ernest asomada a la barandilla del barco. El experto escalador está un tanto confuso, como un adolescente en su primera cita. Edgar y Wallace fuman unos gruesos puros con placer, bastante más cómodos en este tipo de viajes ya que no es la primera vez que hacen uno. Bjorn le ha comentado al grupo los sitios del barco que les están vetados a la expedición.

Notas de juego

Faltan Ernest y Wallace por decirme a qué clases quieren asistir.

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26/01/2011, 09:47
Ernest Andersen

El alpinista estaba nervioso, tenía unas ganas irrefrenables de besar a Virginia pero no quería hacerlo delante de sus compañeros de expedición, así que decidió esperar a otro momento, en parte también porque no se atrevía a hacerlo. Conversaba con ella amistosamente en la barandilla de cubierta, mirandola a los ojos de vez en cuando, dejandole muy claro lo que quería hacer.
Cuando les propusieron las clases para aumentar sus conocimientos Ernest se apuntó a Superviviencia en el polo, Conducción de trineos y Meteorología. Le gustaban, complementaria su formación, se especializaría en entornos helados y en dos de ellas estaba la señorita Laughton ...

Notas de juego

Creo que así me especializare bien, siento la tardanza, tengo muuucho curro ...

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26/01/2011, 11:01
Bjorn Stoltenberg

Durante la cena comento mis temores al resto de miembros de la expedición.

-"... Tenemos vetado el acceso a las bodegas, precisamente nosotros, que somos los mayores interesados en que el material esté en buen estado, en cambio los tripulantes pueden acceder sin problemas, pensar, si se dañan partes vitales del equipo la expedición fracasaría nada más llegar a tierra, pero para un tripulante daría igual, al fin y al cabo su trabajo estaría igual de realizado..."

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26/01/2011, 14:45
Virginia Laughton

 Creo que eso debería decidirlo nuestro capitán. Yo no me preocuparía, señor Stoltenberg. Talvez a estas alturas ya no sucedan todas esas horribles experiencias del pasado.

  El efecto de la bebida ya había pasado un poco, pero todavía seguía algo mareada.

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26/01/2011, 21:03
Edgar Brunswick

La apreciación de Bjorn no parece ninguna tontería, por más que la señorita Laughton intenté quitar hierro al asunto. Probablemente los excesos de la fiesta le haga pasar por una sensación de euforia al verse enfrascada en el viaje.

Bjorn, es cierto que deberíamos tener nuestras reservas con ese permiso denegado, pero tal vez Starkweather se fíe de la tripulación más que de nosotros mismos. En cualquier caso, no estaría demás prestar atención por si vemos algún comportamiento sospechoso mientras dura la travesía.

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27/01/2011, 09:23
Ernest Andersen

-No solo eso Bjorn- comenzó a decir Ernest ante la apreciación del marinero de que el sabotaje era peligroso para que la expedición tuviera éxito -si los equipos nos fallan en el hielo, el problema no será que no podamos llegar a nuestro objetivo sino que no sobreviviremos. Cualquier error ahí afuera te cuesta la vida - No quería asustar a la Señorita Laughton pero no estaba seguro de que todo el mundo supiera bien adonde se había metido.

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27/01/2011, 09:34
Bell Mellor

 Bell carraspea incomodo por el rumbo que toma la conversación

-todo eso esta claro señor Andersen, esta claro que antes de desembarcar en la antartida habrá que hacer una revisión concienzuda de todo nuestro equipo, pero que se nos limite el acceso a la bodega durante el viaje es una cuestión de sensatez. Estamos en un vehiculo en movimiento y en caso de soltarse parte de la carga la bodega podría ser muy peligrosa, creo que se alarman en exceso con una precaución normal-

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29/01/2011, 16:43

Lleva una semana navegar desde la ciudad de Nueva York al Canal de Panamá. A medida que el Gabrielle avanza hacia el sur, pasando Florida y penetrando en las aguas azul claro del Mar Caribe, el clima cambia. Son historia ya las frías borrascas del Atlántico Norte; ahora el aire es húmedo y pesado, cálido y opresivo, y cada dos días más o menos cae una lluvia suave y limpia. En conjunto, es una vida idílica. Los únicos que no parecen apreciarlo son los perros. Al menos una vez por hora aúllan y ladran como locos. Sus gritos reverberan extrañamente en las paredes del casco del barco para perderse tristemente en la inmensidad.

El barco vadea la parte este de Cuba el 15 de septiembre. Una frondosa selva verde de palmeras permanece callada a un paso más allá de las rocas y que casi parece que se puede tocar. Un destructor de la armada de los Estados Unidos saluda desde cierta distancia. El Gabrielle responde con un triple toque de sirena. Esa misma noche, la radio anuncia que el Tallahassee de Lexington ha llegado a Panamá. La noticia es recibida por Starkweather callada pero airadamente.

En cuanto a la rutina a bordo del barco, cada mañana se sirve el desayuno entre las 8 y las 9 de la mañana. Se coloca una pequeña pizarra en cada uno de los salones. Todas las mañanas se anuncia la latitud y longitud que se encuentra el barco, las horas en que amanece y se pone el sol, el clima previsto y las clases que se darán ese día.

No hay almuerzo propiamente dicho, pero hay sánwiches y comida fría en los salones desde las 12 a la 1 de la tarde. Cada pocos días, Starkweather y el profesor Moore transmiten "boletines de la expedición" al mundo exterior, que consisten en un conjunto de detalles intrascendentes sobre la vida a bordo. La mayoría de los investigadores encuentra esto divertido y ya han empezado a circular copias satirizadas de los "boletines" de Starkweather, que provocan grandes carcajadas en la cámara de oficiales. Las comidas se organizan en dos grupos. Starkweather, Moore, los científicos importantes y la única mujer a bordo comen en la cámara de oficiales, junto al capitán Vredenburgh y sus oficiales. Se trata de una comida cuidada, con servicio de porcelana fina y cubiertos de plata, y hay copa y puro después de cenar. Los restantes miembros de la expedición se reúnen en el comedor de marinería situada hacia la popa, y en su servicio brillan el acero inoxidable y el cristal duralex. Cuando se sientan a comer siempre se arma un alboroto.

Entre las comidas y por las noches se disfruta del tiempo libre. Se puede leer, jugar a las cartas, tocar algún instrumento, poner discos en alguno de los salones, charlar, escuchar la radio o hacer lo que les venga en gana.

En cuanto a los tripulantes del barco, están por todas partes. Mezclándose e intimando con los exploradores en sus horas libres. Son muy sociables y muchos carecen de cultura pero tienen buenas intenciones. A pesar de todo, les cuesta ignorar la presencia intrusa de los exploradores. Algunos de ellos son parlanchines mientras que otros permanecen en silencio y no tratan de romper el hielo. A veces hay cierta tensión en el ambiente, como si los exploradores fuesen objeto de sospecha o temor.

Después de ocho días de plácido viaje. El barco llega a Colón en la mañana del 19 de septiembre de 1933.

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30/01/2011, 17:59
Virginia Laughton

 La noticia de la llegada la noche anterior me mantuvo despierta hasta altas horas de la noche, pero eso no impidió que madrugase sólo para salir a cubierta y observar con admiración el paisaje que nos rodeaba.

 Suspiré, contenta, mientras me aferraba a la barandilla de cubierta, y dejé que el aire marino rozase mi rostro.

Es tan solitario...Tan hermoso... - No dejaba de observar todo a mi alrededor, maravillada.

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31/01/2011, 11:23
Bell Mellor

 La rutina de a bordo resulta tranquilizadora tras el estress de los últimos dias en Nueva York, la paz que se respira es agradable pese a las sospechas de sabotaje de algunos de los compañeros de expedición.

Bell disfruta de estas jornadas, del estudio y de la placidez del viaje, aunque no hace muchos intentos de aproximarse a la tripulación

Al ver a la señorita Laugton en la barandilla se acerca a saludarla

-si, el mar es verdaderamente hermoso- concuerda, aunque tiene en mente que cuando se acerquen al polo sur el clima y el mar pueden convertirse en enemigos terribles, pero ahora mismo eso no le preocupa

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31/01/2011, 11:56
Virginia Laughton

  La voz de aquel hombre me toma por sorpresa. Un pequeño sobresalto y un chillido apenas audible no pasan desapercibidos.

  Algo nerviosa por la interrupción, acomodo mis ropas con ambas manos mientras intento pensar en algo para decir.

Sí, es muy hermoso. ¿Había estado usted por aquí antes?

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31/01/2011, 12:17
Bell Mellor

 Bell sonríe un poco por el gritito de Virginia, no le parecía que se hubiera acercado en silencio, debía esta absorta en sus pensamientos

-no, yo nunca he viajado demasiado, las matemáticas no son un campo tan interesante me temo, en mi juventud no salí mucho del estado, y una vez instalado como profesor solamente a congresos en distintos puntos de la costa este. No soy ni un viajero ni un aventurero me temo- Bell hace una pausa mirando al mar y a la costa conforme se acercan al canal de Panama

-¿y usted?¿ha viajado mucho?-