Partida Rol por web

Sales del hotel un tanto frustrado y llamas a un taxi para dirigirte a los muelles.

Los muelles del río Hudson son un lugar en continua ebullición. Huele a mar, petróleo, pescado y madera húmeda. Todo ello mezclado con el sudor de los estibadores. Hay docenas de barcos de todos los tamaños y formas, en diferentes fases de la carga o descarga. Enormes grúas manejan titánicos pesos sobre vuestras cabezas y en el suelo hay restos de materiales de embalaje esparcidos, cristales rotos y trozos oxidados de metal. Los estibadores maldicen cuando tropezáis con ellos sin querer en vuestro caminar y no dudan en empujaros. Algunos se quedan mirando embobados la gracil silueta de Virginia.

Atado en la zona norte del muelle 74, en las orillas del río Hudson de la ciudad de Nueva York está el Gabrielle, su proa orientada hacia el agua. En la parte sur del muelle, las instalaciones bien iluminadas y conservadas de la línea Italian Royal Mail, hacen que el amarradero de la expedición parezca pobre y poco importante.

Frente al galpón del muelle hay una señal pequeña impresa, clavada cerca de uno de los dos portones.

"EXPEDICIÓN ANTÁRTICA STARKWEATHER-MOORE. IDENTIFÍQUESE AL GUARDIA. PROHIBIDO FUMAR"

Un guardia obeso de la autoridad portuaria se encuentra situado en una pequeña oficina justo en la puerta.

Siguiendo las indicaciones del cartel, me dirijo al guardia para iniciar las presentaciones:

Buenos días, soy Edgar Brunswick, voy a participar en la expedición como experto en arqueología. ¿Sabe dónde se encuentran el resto de mis compañeros? Es urgente que me reúna con ellos.

Tras pasar unas horas buscando por la Biblioteca, Bell desiste en su empeño. Parece que toda la información que se publicó en su momento es ya la que encontraron en la Universidad.

Eso habla en favor de la vieja Institución, tendré que felicitar al Rector.

Finalmente se dirige de nuevo al Hotel, si van a emprender una expedición de ese calibre necesita estar descansado. Y aunque ha procurado siempre mantenerse en forma, andando y haciendo ejercicio siempre que tiene ocasión, no puede negarse que tiene ya unos cuantos años. Ser el senior del grupo no le preocupa, pero sí que piensa preservar sus fuerzas...

-Ah sí -responde el vigilante-. Hace rato que llegaron. Pase, profesor.

Te despides del hombre y cruzas el portón. El pantalán se extiende unos 180 metros en el río y tiene 24 metros de ancho. Un pañol largo y estrecho abarca el centro del muelle; tiene 16,5 metros de ancho y 9 de alto. La carga está almacenada en el interior: cajas, fardos, bidones y palets en montones de 4,5 metros de altura, alineados desde la zona de trabajo de la entrada en tres filas, con estrechos pasillos por el medio.

Dado que os han dado la tarde libre, regresáis a la cubierta superior por la misma dirección en la que vinisteis. Entonces divisáis al profesor Brunswick bajando apresuradamente la escalera. Llega tarde.

Se hace tarde y el salón restaurante del hotel empieza a llenarse de clientes. Fuera, los periodistas montan guardia a la espera de captar alguna noticia sensacionalista. Bell Mellor entra en el salón y divisa a su amigo Wallace que ya está sentado en una de las mesas. Se acerca hasta él mientras un camarero os entrega los menús de la cena.

-"Profesor, buenas tardes, nosotros ya irnos."

Bjorn esbozóo su mejor sonrisa para saludar a su compañero de expedición.

-"Bueno amigo, yo gustaría descansar para mañana, pero conocer sitio en el puerto... ya sabe, podemos beber algo, poco, pero algo. ¿no?"

Dijo dirigiéndose a Ernest.

-Oh, buenas noches, Wallace. ¿Qué tal la tarde?

Toma asiento al lado de su compañero, cogiendo el menú que le tiende el camarero. Mientras le echa un ojo, sigue hablando, sonriente.

-Yo me la he pasado en la Biblioteca, imaginaba que quizá encontraría algo que no supiéramos acerca de la primera Expedición, pero no ha sido así. En Arkham están bien surtidos, bien informados. En fin espero que tu tarde haya sido más productiva que la mía...

El marinero le empezaba a caer bien, además era de los pocos que de momento encajaban con él, que sin duda era un hombre más práctico que teórico, además se encontraba feliz por comenzar en menos de un día con el trabajo de la expedición así que accedió a la propuesta de su compañero -Esta bien, pero no demasiado que tengo ganas de empezar mañana con buen pie- El grandullón lo dijo recordando alguna de las resacas que había tenido, no era un hombre que acostumbrara a beber pero cuando lo hacía engullía ingentes cantidades debido a su tamaño, la poca costumbre y su caracter de implicación con cualquier tarea que iniciaba hacían el resto.

Conduje a mi compañero por el caos ordenado del puerto hasta llegar a un pequeño almacén que parecía abandonado.

Tras golpear en una pequeña puerta de madera 3 veces pudimos entrar en un local en el que se servía alcohol.

Después de paladear durante una hora una cerveza bien fresca nos levantamos de nuestro taburete y regresamos al hotel. Mañana sería un día importante.

Saludo a los dos componentes de la expedición mientras sopeso la propuesta de Bjorn:

Será estupendo poder compartir un tiempo con ustedes, compañeros, pero ahora mismo necesito presentarme ante el señor Sykes. Más tarde preguntaré por ese local para intentar reunirme con ustedes. En caso de no coincidir, nos veremos mañana en esa Habitación Rosa del hotel a las 8 en punto... No pierdan mucho los papeles, compañeros, mañana nos quedará mucho trabajo por hacer.

Después de atender a Bjorn y Ernest, continuo mi andadura rumbo hacia la camara, con la intención de presentarme ante el señor Sykes, no sin antes tomar un sandwich de la mesa.

 Saludo a mi compañero amablemente

- Hola Bell, ya veo que sigues siendo tan meticuloso respecto a la información como siempre. Hubiese sido raro encontrar algún dato más, peor bueno, no estaba de más intentarlo. Pues mi tarde ha sido bastante infructuosa, la verdad es que tengo ganas de un poco de acción, ya sabes. Empezar a movernos, pero por lo visto aún nos quedan días de preparativos hasta que nos vayamos. Y esos dichosos periodístas no paran de hacer preguntas tontas...

Me froto las sienes un tanto irritado

- Aah perdona mi pesimismo amigo, llevo un rato con dolor de cabeza y me vuelvo quisquilloso, pero pidamos algo sabroso y animemos nuestras almas mientras esperamos que avancen los acontecimientos

Repaso el menú y escojo alguna cosa bien sabrosa con la que acallar mi inquietud

-Eh... una sopa de champiñones, y salmón a las hierbas para mi. Con una botella de vino blanco, por favor.

Con la misma sonrisa con  la que ha pedido su cena, Bell toma su servilleta, la despliega con un gesto automático pero elegante y la deja en su regazo.

-Siento oír eso, amigo. Supongo que son los nervios, estamos ya en marcha, y aunque no sea inminente, sí que es cierto que los preparativos nos ponen frente a la realidad de la aventura. Porque no podemos olvidar que nos dirigimos al peligro, si tenemos en cuenta la anterior expedición. Y no sólo eso. A lo desconocido... con todo lo que eso implica.

No quiere decirlo claro, pero es evidente que se refiere al triste y trágico final que tuvieron aquellos que lo intentaron antes que ellos.

Unos y otros, todos habéis pasado el resto del día como mejor os ha apetecido. Algunos tomando cerveza, otros investigando y otro simplemente huyendo de los periodistas. El caso es que cuando llegais todos a la cama, caeis rendidos.

Todos los miembros de la expedición se reúnen al día siguiente, día 2 de septiembre, a las ocho de la mañana en el Salón Rosa del hotel. Es la primera vez que todos los exploradores están en el mismo sitio al mismo tiempo. Podéis contar cerca de una treintena de personas. Se han dispuesto varias mesas largas, y al lado hay un humeante buffet. Hay recipientes con café caliente, agua fresca, zumos y también té. Frente a ellos hay una gran pizarra.

Starkweather y Moore llegan unos minutos después de las ocho. Starkweather saluda por su nombre de pila a bastantes de los miembros de la expedición y da la bienvenida al resto. Su entusiasmo es contagioso; está claro que piensa que va a hacer grandes cosas en el sur.

-Caballeros. Empezaremos dando algunos detalles -comienza-. Saldremos de Nueva York el 14 de septiembre y atravesaremos el canal de Panamá en dirección a Melbourne, en Australia. Habrá una serie de paradas de reaprovisionamiento, y alrededor del 1 de noviembre estarán en el Mar de Ross si los bloques de hielo lo permiten.

Al igual que la expedición Miskatonic, la nuestra utilizará la aeronave como medio de transporte. Tres grandes y modernos Boeing modelo 247 llegarán en breve. Un cuarto avión más pequeño, el sólido Fairchild FC-2 ya está a bordo del barco y será utilizado para explorar y cartografiar las plataformas de hielo de Ross.

Se ha planeado distribuir al personal en tres campamentos semipermanentes. Uno en la orilla del Mar de Ross, será el campamento base para las aeronaves. El segundo se levantará cerca de los descubrimientos de Percival Lake, si es que podemos dar con el lugar exacto. El tercero, la base para avanzar en la exploración, estará situado en la antigua meseta descubierta por Dyer más allá de las Montañas Miskatonic. La expedición abandonará la Antártida el 1 de febrero, o quizás antes. Los restos mortales de los miembros de la Expedición Miskatonic, si es que damos con ellos, serán devueltos a su patria, junto con muchos de los huesos y artefactos del Campamento Lake.

Starkweather acaba de hablar y da inmediatamente la palabra al profesor Moore.

-Antes de continuar, abriremos un turno de preguntas por si alguien tiene alguna duda del itinerario a seguir.

Prefiero no realizar ninguna pregunta sobre el itinerario a seguir, ya que parece que está bastante estudiado y poco podría aportar. Además, las ganas de seguir escuchando el resto de la charla me ayudan a permanecer en silencio. La emoción me iba embargando poco a poco por participar en esta expedición.

Toda esta gente está aquí para pasar a la posteridad. Gente cultivada e inteligente que acaba de darse cuenta de lo importante que será este viaje. Y tu estás con ellos Edgar, quién te lo iba decir...

 Escucho en silencio las palabras de nuestros organizadores y no puedo evitar sentir nervios de anticipación ante la aventura que se nos plantea por delante. No hago ninguna pregunta puesto que mi especialidad es la antropología, y lo único que me interesa es llegar cuanto antes e investigar lo que por ahora para mí son sólo rumores sin demasiado fundamento.

Observo la actitud de emoción contenida de mi amigo Edgar y le doy un ligero codazo para llamar su atención ligeramente, y le susurro

- ¿Qué, ansioso por salir ya eh? Si no nos embarcamos pronto creo que sería capaz de ir a nado...

Panamá, Australia, el mar de Ross... este viaje va a ser increible.

La sola mención de los aviones deja impresionado a Bjorn, que pensaba que el viaje sería en barco y nada más. ¿en que campamento estaría él destinado?, quizá no tuviera que montar en avión y su puesto estuviera en el barco.

-"eh.."

Bjorn abrió la boca para hacer la pregunta sobre su destinación pero le pareció que no era el momento ni el lugar, no quería dar la impresión de descontento y contuvo su lengua como si fuera un pequeño carraspeo.

La expectativa del inicio ya inmediato de la Expedición le mantiene atento y tenso. Sigue las explicaciones con interés, en silencio.

No tiene preguntas por ahora, espera a que los demás intervengan, y a situarse antes de exponer dudas