Partida Rol por web

Memorias de Idhún

Prólogo

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16/02/2014, 12:37
Narrador

Estabas refrescando tu cara en el Mar de Raden, justamente en las lindes del Desierto Kash-tar. Tu misión y la presencia del unicornio en Celestia no dejaban tu mente tranquila. Dos varu de agua salada estaban comentando la llegada de esa criatura maravillosa. Parecía que un unicornio se iba a dejarse ver ante la mirada de los muchos allí presentes. Aquella era la oportunidad perfecta para encontrar a un mago que pudiera salvar al dragón.

Necesitabas atravesar el desierto para llegar hasta el lugar de la aparición, pero eso no sería ningún problema para una semi-yan como tú.

Así que así lo hiciste, atravesaste la soledad del desierto a paso rápido y silencioso, pocas fueron las criaturas con las que te encontraste, quizá algún que otro torka inofensivo que andaba por allí pero nada más. Hiciste una pausa de descanso en Dyan, para recuperar las provisiones que habías perdido en tu viaje. Allí ya se oía hablar de la profecía y muchos peregrinos habían parado en aquella ciudad para descansar. Tan solo quedaba atravesar Celestia para llegar a su capital, podías ver como algunos de los habitantes de la ciudad viajaban en sus pájaros Haai mientras que otros seguían reuniéndose en grupos para llegar hasta allí. En cambio tú seguías tan sola como empezaste, solo que esta vez veías la luz del camino, la luz que el unicornio te brindaría con tan solo su presencia.

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16/02/2014, 12:40
Narrador

Habían llegado hasta ti los rumores de una profecía. Aquello era la oportunidad perfecta para viajar y explorar el mundo. Para conocer nuevos lugares y quizá en aquel camino conocer a tu padre.

Decidiste salir del bosque, en dirección a Rhyrr. Atravesaste las Cordilleras Cambiantes a través de El Paso, el único lugar seguro para hacerlo si no querías terminar perdida o muerta en aquel lugar. Notabas cómo el bosque se quedaba atrás y una parte de ti te pedía que volvieras, pero tu tus sueños eran mayores que esa necesidad y continuaste.

Lo que no sabías es que el desierto estaba tan cerca. Te quedaste en las lindes de esa tierra árida, buscando los escasos árboles donde poder sentirte protegida. Y allí te encontraste a June, una joven semiyan que había partido de su tierra con el mismo destino. Llegar a Celestia y ver al unicornio.

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16/02/2014, 12:46
Narrador

Aquel explorador te habló acerca de la profecía. Por fin lograrías cumplir uno de tus sueños, volverías a ver al unicornio que tanta impresión te causó.

El recorrido sería largo, tendrías que andar por tierra y rodear la Cordillera Cambiante. Tras días recorriendo los pies de las montañas llegarías al Río Illvar que era afluente del Río Yul que te llevaría hasta Rhyrr. Cuando lo alcanzaras, el recorrido sería mucho más sencillo para ti y no sentirías esa frustración que te causaba estar bajo el sol radiante de Aldun.
El sacrificio iba a ser muy grande, quizá no te importaría tanto abandonar a tu familia, aunque sin duda echarías de menos a Yude, tu hermana más pequeña, pero lo que verdaderamente echarías de menos sería a la preciosa joven de la que estabas empezando a enamorarte.
Aquella relación prohibida era mejor dejarla atrás, no solo te causaría más disputas con tu familia, sino que la suya tampoco estaría por la labor. Lo mejor era aprovechar ese viaje para dejar todo tu pasado atrás y quizá empezar desde cero.

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16/02/2014, 12:47
Narrador

El viaje a través de las Cordilleras Cambiantes a través de El Paso fue duro para alguien de tu especie, pero gracias a los pequeños poderes que te había otorgado aquella bella criatura, eras capaz de estar mucho más tiempo fuera del agua. Pero, a medida que terminabas, el calor se volvía más asfixiante, ya que estabas entrando en el desierto.

Por suerte para ti, había algunas zonas con agua que te ayudaron en tu camino.

Tu camino por las aguas fue largo, pero por lo menos conociste otras zonas. Las aguas eran limpias aunque no tenían nada que envidiar a tu tierra natal, en la que conocías a cada una de las criaturas acuáticas.

Alejándote del océano, con pavor por un temor casi desconocido, entraste en las tierras de Celestia. Saliste a cazar y, al volver, encontraste a dos hombres lavándose, hablando de la profecía. ¡Podrías volver a ver al Unicornio! Se había convertido en una necesidad volver a verlo, esa criatura tan bella era digna de admiración y no te bastaba con la primera vez.

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16/02/2014, 13:15
Narrador

Lumbak formaba parte del desierto de Kash-Tar y, como tal, era árido y demasiado caluroso. Las fuentes de agua eran escasas, pero por suerte en ese lugar había alguna que otra cerca.

Y allí estabas tú, refrescando tu cara, cuando escuchaste hablar sobre la profecía. Dos varu de agua salada estaban comentando lo que habían escuchado. Parecía que un unicornio se iba a dejarse ver ante la mirada de los muchos allí presentes. Aquella era la oportunidad perfecta, quizá ver otra hermosa criatura como lo era un unicornio te devolvería a tu camino, decantando la balanza para saber si volver con tu gente o no.

Tenías que recorrer medio desierto, pero un cazador como tú se las podía apañar sin mucho problema. Atravesaste la soledad del desierto a paso rápido y silencioso, evitando las criaturas que acechaban en el camino, cazando las que te parecían comestibles para vivir.

Hiciste una pausa de descanso en Dyan, para recuperar las provisiones que habías perdido en tu viaje. Allí ya se oía hablar de la profecía y muchos peregrinos habían parado en aquella ciudad para descansar. Tan solo quedaba atravesar Celestia para llegar a su capital, podías ver como algunos de los habitantes de la ciudad viajaban en sus pájaros Haai mientras que otros seguían reuniéndose en grupos para llegar hasta allí. En cambio tú seguías tan solo como empezaste, solo que esta vez veías la luz del camino, la luz que el unicornio te brindaría con tan solo su presencia.

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16/02/2014, 13:29
Narrador

Las noticias sobre la profecía parecían inundar el ambiente. El desierto parecía deshabitado, pero los pocos yan que te encontrabas sólo hablaban de eso. Un unicornio iba a aparecerse en la capital de Celestia. Una antigua profecía de los dioses así lo decía.

Tu necesidad de conocer el mundo te estaba brindando una oportunidad única y especial, así que decidiste encaminarte hasta Rhyrr.

En vez de recorrer lo que quedaba de desierto, decidiste acercarte a la Cordillera Cambiante. En caso de necesidad, allí podrías cazar. Las criaturas del desierto no eran sabrosas y así tenías una oportunidad de sobrevivir mejor.

Allí conociste a Ceya, una semifeerica que se había alejado demasiado del bosque y ahora iba prácticamente de árbol en árbol para sentirse cómoda.

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16/02/2014, 13:35
Narrador

Los silencios resultaban incómodos con Shela, pero esa sensación se perdía cuando ella hacía un comentario. Tenía una extraña capacidad para mantenerte en vilo y no sabías cómo romper las defensas de sus muchos cambios de actitud.

Cruzasteis el desierto siempre dejando a la izquierda el río Yul, que desembocaba en el mar de Raden. Así teníais un lugar dónde refrescaros hasta que llegarais a tierras menos desiertas, y no os faltaría el agua.

Según os ibais acercando, los rumores eran más insistentes y llenos de fuerza. Era un acontecimiento único, especial. No sólo acudían los magos y semimagos, si no cualquiera que quisiera ver a aquella criatura. El unicornio era la criatura más bella de Idhún y todos quería contemplarla, aunque fuera una vez en la vida.

Y eso provocaba diferentes reacciones de Shela también. Creía que los únicos que debían ver al unicornio eran los que ya lo habían hecho, pues eso renovaría su energía y su magia. Pero, por otro lado, te había pedido que la acompañaras, así que sus comentarios disminuían cada vez que te miraba. Agachaba la cabeza y otro silencio incómodo llenaba vuestro camino.

Decidisteis alejaros del río para llegar a Dyan, donde conseguir provisiones que habíais gastado en el viaje.

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16/02/2014, 13:49
Narrador

Los pensamientos sobre el por qué de tu viaje golpeaba en tu cabeza. La llamada del unicornio era un momento único y especial, todos lo sabían. Pero la posibilidad de encontrarte con Evelu era muy atrayente. ¿Te movía la venganza, quizá? ¿O sólo era la necesidad de saber el por qué te dejó para así poder continuar tu camino?

Fuera lo que fuera, la oportunidad se presentó ante ti cuando te uniste al séquito de la Madre Venerable para presentar tal acto. Los magos y los sacerdotes sabían que si uno de las dos fuerzas se hacía más poderosa, se presentaría un equilibro que antaño se había resuelto con la violencia. Aún quedaban viejas redecillas que solventar, viejos enemigos que superar. Pero, según los sacerdotes, la magia y las divinidades no podían ir unidas.

Y tú las habías unidos como habían hecho otros pocos, en tu cuerpo y bajo el nombre del Séptimo, esa deidad que te había presentado más beneficios y oportunidades que cualquier criatura en la tierra de Idhún.

Comenzasteis vuestro camino. Fue duro, pues no podíais apartaros mucho del agua sin temor a resecaros y enfermar. Tuvisteis que atravesar parte del bosque de los feéricos hasta llegar a los Ojos de Neliam. Allí pudisteis atravesar las montañas hasta llegar a Dyan. En esa ciudad parecía que había una congregación de las gentes del sur. Todos ansiaban llegar a Rhyrr cuanto antes, pero era necesario esa parada para reponer los suministros gastados en el viaje.

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16/02/2014, 14:00
Narrador

Aquellos días la ciudad en la que te encontrabas, Dyan, estaba atestada de gente. Los grupos se estaban organizando para El Viaje del Unicornio. Parecía que era así como todos lo llamaban. La profecía había anunciado la visión de esa mágica criatura y tú sentías la necesidad de ir a verla.

Hacía algún tiempo te habías quedado con la necesidad de que su cuerno rozase tu mejilla para que te transmitiese la magia, pero no, tan solo se quedó en una mera aparición, frustrándote y dejando atisbos de magia en tu interior. Desgraciadamente tú no tenías tanto interés en la magia como el que sentías por la religión por lo que decidiste criarte como un buen sacerdote, pero cuando escuchaste la profecía te fuiste directamente hacia allí.
Estabas en la otra punta de Celestia pero no te costaría ningún trabajo atravesar el territorio con tu pájaro Haai. Muchos de los celestes ya viajaban hacia allí, otros estaban reacios sobre la aparición y ponían en duda la profecía.
Dyan jamás había reunido tanta pluralidad de razas como hasta ahora, tan solo te quedaba por ver algún gigante para haberlos visto a todos. Sin duda se estaba organizando algo grande y si así estaba aquella ciudad no querías saber cómo estaría la capital. Pero tendrías que ir, la ciudad de Rhyrr tendría la aparición de un unicornio y tú no te lo podías perder.

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16/02/2014, 14:02
El Gato

Notas de juego

¡Por fin comenzamos la partida! Empezaremos con un prólogo justo antes de llegar a Rhyrr. Vuestros mensajes deberán ir sólo al director y deberéis narrar en él lo que os sucede hasta llegar a las puertas de la ciudad.

Allí, haremos una descripción.

Tenéis 4 o 5 días para contestarnos.

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16/02/2014, 14:04
El Gato

 

Notas de juego

Recordad que vosotras vais juntas, así que no os olvidéis de marcaros.
 

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16/02/2014, 14:08
Ceya

Ceya apenas era consciente de todo lo que estaba pasando en tan poco tiempo. La simple idea de una nueva profecía después de tanto tiempo era casi impensable, aún menos que ella estuviera viva para contarlo. Pero ahí estaba... 

Fue ese el punto y aparte de su vida, el inicio de una aventura, el inicio de su verdadera vida... Ver mundo, conocer lugares... ese había sido su mayor sueño, pero cuanto más se alejaba del bosque más fuerte era su deseo de volver... "No, debo seguir adelante, ahora no puedo volver al punto de inicio" y con esta idea levantaba la vista hacia el horizonte y seguía caminando sin importar hacia dónde la llevaban sus pasos. 

Las Cordilleras Cambiantes eran toda una pesadilla viviente. Si te despistabas aunque fuese una milésima de segundo tenías el peligro de salirte del camino y muy probablemente no volver a salir del lugar... La simple idea de que esto sucediera hacía que Ceya no apartase ni un momento los ojos del camino, por mucha hambre que tuviera, por mucho que le estuvieran abrasando los soles en algunas ocasiones, simplemente seguía adelante. 

Al fin salió del lugar, cosa que agradeció interiormente -creo que no volveré a ese lugar nunca más...- pero nada más pensar eso vio ante ella todo un basto desierto. Algunos árboles por donde estaba, pero ninguno si se adentraba... Giró su cabeza hacia la Cordillera Cambiante -pues... quizás prefiera quedarme ahí que morir en el desierto...- "¡pero vamos a ver! ¡Qué manía con pensar que voy a morir! Venga... un poco de coraje..."  Tragando saliva se acerca a los árboles que se encuentran en la linde de esas tierras. 

Se sube a una gruesa rama de un árbol y cierra los ojos. Aunque el hambre hacía que rugiese su tripa el cansancio era mayor. Cierra los ojos y apoya la espalda en el tronco, pero entonces su instinto la obliga a estar alerta, ¿por qué?

Asoma la cabeza para ver lo que ha hecho saltar de esa manera a su instinto, y alcanza a ver a una joven muchacha... Sin pensarlo dos veces desenfunda su daga y se queda a la espera de que intente atacarla mirándola con el ceño fruncido. "Pero... ¿qué me está pasando?" aún con el ceño fruncido como si oliese a huevo podrido intenta relajarse, su parte humana decía que mantuviese la calma, pero su parte feérica que atacase... nunca le había pasado algo parecido, sólo había escuchado historias y consejos sobre lo que les pasaba con algunas otras razas... Entonces traga saliva y alza la voz -¡Tú! ¿Quién eres y qué haces aquí?-

Notas de juego

bueno, no tengo muy claro si tenemos que rolear cuando nos conocemos o si tenemos que comenzar cuando ya nos conocemos... por el momento lo dejo así hasta nueva orden :3 

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16/02/2014, 15:12
ZZ Jon-Asgeir
Sólo para el director

observo a mi alrededor. Gente de todo el mundo estaban allí presentes. ¿por qué un unicornio se presentaría ante tantas personas? ¿o quizá no lo hará? Quizá elija a algunos de entre ellos, y quien sabe, él podría ser uno de los elegidos.

Me pongo en camino, con todo eso en mente. Esta vez, atravesando celestia, el camino es más fácil. La abundancia de pueblos pequeños y ríos hace que no necesite apenas cazar nada para subsistir, para llegar a mi objetivo. Mi camino, contrariamente al de otros, es solitario, silencioso. Camino inmerso en mis pensamientos, en mis sueños. Y, casi sin darme cuenta, allí está: Rhyr se alza ante mis ojos, sus puertas llenas de peregrinos ansiando ver a una criatura mítica, algunos buscando respuestas, como él mismo, otros buscando poder, tanto para bien como para mal. Seguro.

Una respiración profunda, un último pensamiento hacia su pequeño clan, y Jon se pone en camino, en dirección a la puerta, buscando su destino.

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16/02/2014, 17:07
ZZ June

Llevaba ya varias jornadas de viaje desde que salí de mi pequeña aldea. Sin duda aquellos paisajes eran mucho más que aquello que podía imaginar a través de las historias de los viajeros.

No obstante la monotonía empezaba a hacer meya, muchas horas sin hablar con nadie, sin escuchar aquellas historias que tanto me gustaban, sin duda no estaba acostumbrada a aquella soledad. Por suerte aquello cambió, y sin buscarlo ni quererlo June se vió ante una joven que daga en mano se plantó ante ella.

"Parece una semifeérica, sin duda es muy parecida a un grupo de viajeros que llegaron a la aldea". Pese a que la joven mantenía una daga en la mano, June no se movió ni un centímetro, ni siquiera parpadeó. No temía por su vida, puede que por ignoracia o puede que por confianza en que una joven tan bella no podía causarle ningún daño.

-Mi nombre es June, del pueblo de los Gante- dijo acercandose a ella - y simplemente soy .. digamos que una viajera - explicó tendiendole la mano como signo de amistad - ¿y tú, como te llamas?

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17/02/2014, 16:24
Ceya

"¿Por qué me siento así?" apretando los puños la muchacha opta por bajar de la rama, pero aún con el ceño fruncido y sin estrecharle la mano le espeta -TÚ... ¿eres una yan?- cruzando las manos sobre su pecho la mira de arriba a abajo esperando una respuesta. 

A pesar de todo su parte medio humana le decía que podía confiar "pero siempre con precaución"... Cogiendo aire por la nariz y soltándolo lentamente intenta relajarse -bien... Ju...June, yo soy Ceya, vengo del bosque de Awa...- señala con la mano hacia la dirección que se encuentra a su espalda sin apartar un momento la vista de la nueva chica -...supongo... supongo que yo también soy una viajera...- agacha la mirada pensando en si eso era correcto o no, pero no tardó demasiado en volver a elevarla hacia los ojos de la joven entrecerrando los ojos. 

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17/02/2014, 17:55
ZZ June

Ladeé un poco la cabeza - ya entiendo -digo con una media sonrisa - me habían contado historias sobre vosotros, incluso alguna vez nos visitaron en nuestra aldea, feéricos, su sangre corre por tus venas, y por tanto también la animadversión contra los yan... interesante - dije mientras me rascaba la cabeza tratando de concentrarme - bueno, no importa, yo pertenezco a los GAnti, y estamos acostumbrados a tratar con todo tipo de viajeros, por eso mis instintos estan... dígamos que desactivados, pero puede que no sea tu caso.  De todas formas esto es fácil, ambos tenemos parte de humanos, así que sólo debes concentrarte en mi parte humana -dije mientras le volvía a tender mi mano con una sonrisa.

 

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18/02/2014, 18:43
Meerelu
Sólo para el director

El aire huele raro cuando te alejas del mar. El olor a salitre ya se había desvanecido por completo el primer día de viaje. Meerelu se preguntaba, mientras avanzaba junto con el resto del séquito, si realmente este lugar seco y sofocante era al que siempre había deseado viajar cuando aún era una niña. Todo parecía demasiado diferente a como se lo había imaginado.

La travesía era un suplicio. Además de los numerosos cuidados que tenía que dedicar a su cuerpo, a los que dentro de lo posible, estaba acostumbrada debido a su estancia en el Oráculo, tenía que hacer frente a los pensamientos y sentimientos que bullían en su interior, tan agitados como una tormenta. Mantener la actitud seria y recatada, la falsa sonrisa a las peticiones de la Madre Venerable, las plegarias a Neliam cuando ella pertenecía en cuerpo y alma al Séptimo... y la perspectiva de encontrarse al unicornio.

Se había prometido así misma que en ese viaje encontraría la libertad. "Cada vez estás más cerca, no puedes echarlo a perder ahora", pensaba a cada paso que daba. Nadie sería capaz de imaginarlo. A los ojos de sus compañeras era el perfecto modelo de conducta. A los ojos de la Madre, la sacerdotisa más ejemplar. "Una muestra más de cuán falsos pueden ser los corazones de los mortales, ¿no es así, Evelu?", pero era un pensamiento doloroso, así que procuraba enterrarlo en el fondo de su corazón y seguir avanzando.

Aun así, Meerelu no podía negar que, hasta cierto punto, estaba disfrutando de la realidad que se estaba abriendo ante sus ojos. Avanzaban junto a los ríos, por temor a desecarse, pero eso no les impidió cruzar las tierras de los féericos, siguiendo el río Mailar, donde los bosques despertaron una admiración que ella creía muerta hace demasiado tiempo. Si bien, comparadas con sus anteriores sentimientos, no eran más que cenizas. Las montañas no le agradaron tanto, pero tenían que ser cruzadas y así fueron. Mientras que llegó un punto que sus hermanas y la Madre se quejaban a cada paso, ella no lo hacía. "Son débiles, pero mi Dios me da fuerza. Mi odio me da fuerzas" y eso la hacía avanzar.

En Dyan, la cantidad de gente cada vez parecía crecer más. Meerelu no podía evitar que sus ojos se movieran de un lado a otro, buscando un fantasma de su pasado, al que, evidentemente, no podía encontrar. Sin embargo, las numerosas tareas que la Madre Venerable le encargaba, ya que era su discípula de mayor confianza, eran tantas y la mantenían tan ocupada, que no tenía tiempo para entregarse a sus oscuras reflexiones y recuerdos. Había que hacer demasiadas cosas: aprovisionarse para el viaje, enterarse de la ruta a seguir, obtener información, dar gracias a los Dioses por haber llegado hasta allí... y parecía que Meerelu era la única persona capaz de llevarlas a cabo. "Inútiles" pensaba ella cada vez que sonreía una persona, la encomendaba a los dioses, o le hacía un favor a una de sus compañeras. "Pero al menos así me mantendré ocupada"

Estaba demasiado cerca de su objetivo como para permanecer tranquila.

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18/02/2014, 22:25
Khazlian
Sólo para el director

El viaje había empezado bastante bien, Shela estaba ilusionada con la idea de volver a contemplar al unicornio. "Es un evento único, para todos los magos sin importar su raza" había dicho varias veces, intentando contagiarme su entusiasmo. La verdad, es que no le hacía falta repetir aquello, yo tenía mi propia visión sobre este viaje: salir del desierto, aunque con cierto reparto, si que tenía curiosidad.

Pero nada dura eternamente, ni la llama más intensa. Poco a poco, los comentarios y la alegría fueron reduciendo, dejando paso a los silencios incómodos que ella provocaba y yo no sabía romper. Lo que empezó como una historia que poder contar a mis hijos el día de mañana, estaba siendo una auténtica prueba de voluntad, porque el camino se hacía más insufrible a cada día que pasábamos solos.

Puede que tenga en la cabeza cosas que no soy capaz de entender, cosas de magos. O está nerviosa por como será volver a verlo, yo estoy nervioso y ni siquiera sé si podré acompañarla hasta el final del camino. Acepto que eso podría pasar un tiempo, pero no durante todo el camino. Así no había manera de viajar.

Estábamos a punto de abandonar el río para adentrarnos, en busca de las provisiones de Dyan, el último asentamiento fijo antes de abandonar el desierto. Y ya no aguantaba más.

-¿Pasa algo? Algo que yo no sepa, has estado callada la mayor parte del tiempo y, si eso es extraño en uno de los nuestros, aún más en ti -me quedo parado en el sitio esperando su respuesta, con la tentación de volverme, que aún estaba a tiempo de poner fin a este viaje antes de que fuera peor-.

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18/02/2014, 23:47
Ceya

Al nombrar a los feéricos abre los ojos de par en par preparada para cualquier cosa desconfiada todavía "¿cómo puede estar tan tranquila?" -Concentrarme...- "¿a qué se refiere exactamente?" -...¿concentrarme en mi parte humana?- ladeó la cabeza hacia un lado. Eso era algo a lo que no estaba acostumbrada, pues donde vivía se esforzaba por adaptarse a su parte y costumbres feéricas. 

A pesar de todo entrecerró los ojos intentando concentrarse como le había dicho, y sí, tenía una parte muy dentro de ella que no la odiaba tanto, o por lo menos la soportaba. -Cuesta...- traga saliva y respira hondo -pero parece algo normal para ti. Supongo que me tendré que acostumbrar...- mira la palma de sus manos girándolas y vuelve a mirar la mano que le tiende la joven viajera, y esta vez (aunque algo indecisa) eleva la suya propia y la estrecha con una media sonrisa -espero que no te de por matarme ni nada por el estilo, sino no tendrás oportunidades contra mí y no podrás contar ni hasta tres. 

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19/02/2014, 22:17
ZZ Geblu
Sólo para el director

Geblu estaba agotando. Tanto física como mentalmente. Llevaba mucho tiempo viajando, nadando y utilizando aquel extraño don que le permitía estar fuera del agua más tiempo. Aquello era magnífico, desde luego, pero agotaba mentalmente a Geblu.

Pese a todo, una gran fuerza le movía, y era la de poder conseguir ver de nuevo a aquel magnífico ser, blanco, bello, deslumbrante, mágico... Cada vez que pensaba en aquello una enorme vitalidad le recorría las entrañas y le permitía volver a nadar o volver a salir del agua y caminar como los terrestres. Y así fue avanzando, unos días más y otros días menos. Alimentándose de lo que podía y sin tener muy claro que haría cuando llegase a Rhyrr.

Hacía tiempo que había descubierto que su poder era más fuerte cuando había Luna Llena, así que aquella noche, en la que dos de las tres lo estaban, pudo avanzar un último gran tramo de su viaje. Cuando terminaba la noche ya se notaba cerca de su destino. Notaba el ambiente más cargado, y percibía un ... un algo que le indicaba la presencia de muchas personas, de muchos terrestres.

Aún no estaba preparado para enfrentarse a todo lo que vendría y como contaba con un poco de tiempo antes de que amaneciese y se viese obligado a volver al agua hizo algo que le encantaba. Se tumbó sobre la hierba y rompió la fuerza que atraía la película de agua sobre su piel, el liquido se esparció por la tierra y le permitió sentir plenamente el tacto de tierra húmeda, de los vegetales sobre su espalda azul.

La tranquilidad llega a su fin... "murmuró mentalmente" mientras observaba como las lunas desaparecían por el horizonte.

Notas de juego

no quiero ser tiquismiquis, pero no vengo del océano xD