Partida Rol por web

La doctora accede, de momento, a no seguirlo. Sabe que una insistencia de su parte no sería bien vista y, lo que es más, podría acarrearles más de un problema. Si esa gente se olía que ellos sospechaban las cosas podían comenzar a sucederse de un modo bastante menos amistoso, si es que amistoso podía llamársele, pasando de claro a obscuro en un abrir y cerrar de ojos.

No se movió del lugar en el que estaba y prosiguió con esa aparente conversación si sentido que sostenía con el francés. Si el guardia pretendía que su historia resultara creíble no le quedaba más remedio que continuar su camino, ella se descalzaría -esperaba que Jean Claude también lo hiciera- y juntos le seguirían sin el riesgo de que sus pisadas fueran oídas. Pero tan pronto como esa ocurrencia acabó de tomar forma en su mente, una nueva ocurrencia la hizo descartarla.

Emily tuvo una idea y sin pensárselo más la ejecutó. Dejando una frase a medio terminar fingió un repentino malestar, se llevó la mano al pecho acusando dificultad al respirar y se sujetó torpemente de un barandal antes de desplomarse en el suelo, cual peso muerto, fingiendo un desmayo. Ahora todo dependería de Jean Claude a quien, dadas las circunstancias y a la falta de otro de los hombres de Mr. Horizón, tendrían que dejarle llevar a la doctora a la enfermería, lugar al que supuestamente se dirigía el escurridizo enmascardo.

-¿Se encuentra bien, mademoiselle? -pregunto, algo alarmado ante el repentino desvanecimiento de Emily-. Mon Dieu, es una verdadera epidemia...

Miro al gigantón con el hombre a cuestas mientras yo mismo sujeto el exánime cuerpo de la mujer.

-Por favor, buen hombre, indíqueme la dirección de esa enfermería -le digo con tono autoritario-. La mademoiselle necesita igualmente atención. O mejor -indico, cambiando de idea-: ábranos camino. Sin duda su presencia, mon ami, será suficiente como para que no nos traben el paso.

El gigante se gira hacía la pareja como un pivote, por un momento parece pensativo y acercandose con pasos tranquilos, deja descansando en su hombro al inconciente y recogiendo a Emily con delicadeza, mientrás que comenta con su voz grave y monotona dice:- Acompañeme pues... voy camino de la enfermería, la llevare junto con el otro enfermo, sigame, por aqui- Sin prisa avanza por el pasillo, aunque no sabeis si podeis fiaros de sus intenciones, pronto Lord Hyeronimus y Thomas están solos en el pasillo. En tanto Emily y Jean vuelven a la sala principal para dirigirse a la enfermería, como de constumbre no encontrais a nadie en el barco...

Me mantengo en mi sitio esperando a ver que sucede con Cromwell y rogando que no haya ningún problema con el engendro ayudante. Si no tendremos que intervenir y acabar violentamente con el.

- Bueno Mister Cromwell...parece que todo está saliendo bien...aunque no alcanzo a escuchar del todo lo que sucede...¿usted?

Veo como se alejan y le digo a mi acompañante.

- Parece que nos hemos quedado solos...deberíamos ir en busca de nuestros compañeros...aunque realmente me llama lo de aventurarme entre esa maquinaria y ver que podemos encontrar...

El periodista sale el primero trás ver que no hay moros en la costa y explica a Thomas:- Si estamos en lo cierto, dentro de poco atacaran a nuestros compañeros, por lo que tendrá acción suficiente, pero sino, siempre podremos volver al fin al cabo ya sabemos donde está la entrada, de todas maneras siento curiosidad de si andamos en alta mar sin rumbo fijo o nos dirigimos al destino acordado u otro desconocido...- Trás la disertación avanzais detrás de vuestros compañeros pero lo suficientemente lejos para no perturbar al sagaz gigante, que parece andar molesto por la compañia de Jean Claud que como habeis ya descubierto le gusta la conversación, incluso cuando es innecesaria o el otro interlocutor no esta por la labor.

Al parecer la estratagema da su resultado y no levantamos sospechas con nuestro comportamiento.

Lo que no me gusta es no encontrarme con nadie fuera de las zonas supuestamente restringidas.

-Esto no es nada normal -le susurro a la lady-. ¿Qué cree que podemos hacer? ¿Dónde está todo el mundo? No creo que sirva de nada interrogar a uno de los gigantes, pero... no sé.

La mujer sigue haciendose la insconciente y el gigante se detiene un momento mientrás estais subiendo las escaleras hacia la planta superior, a pesar de que habeis visto un plano te encuentras algo perdido por lo que no sabes si os esta llevando hacia una buena dirección o no. El enorme hombre se gira un momento y te pregunta con esa voz agradable y calmada que utilizan : -¿Decias algo? Por cierto... están tardando ¿No?--

Avanzais silenciosamente detrás de vuestros compañeros, dispuestos a saber a donde llevara el gigante al insconciente y descubrir de una vez que está ocurriendo en el interior de este barco. Intentais darles cierta distancia, dejandoos guiar por el sonido de los pesados pasos de la mole que lleva dos personas como si fueran simples fardos de ropa, pero de repente se para en medio de las escaleras, parece que esta conversando con Jean Claude, por lo que decidis esperar a que reanude la marcha, cuando escuchais un siseo detrás vuestro a solo unos metros de vosotros, os ha debido seguir pero ni siquiera habeis notado su aparición hasta ahora, es otro de esos gigantes, pero este tiene una mascara negra que no habeis visto en los demás, además es mucho más delgado rozando al parecido con un esqueleto, sus manos que son enormes acaban con una especie de aparato parecido a un pequeño cañon, sin decir una palabra se acerca hacía vosotros...

-Oh, nada, buen hombre... simplemente me extrañaba la ausencia de gente -comento con sencillez y una sonrisa agradable en los labios. Y luego añado-: Por cierto, ¿quiénes están tardando?

La verdad es cada corredor me parece prácticamente igual al anterior. La situación cada vez me escama más, pero lo mejor es aparentar jovialidad. Una sonrisa despreocupada casi siempre es el mejor escudo.

Me giro mientras saco rápidamente el revólver y aparto a Cromwell para que no esté en la línea de fuego mía y de ese ser. Le apunto a la cabeza y le digo:

- No me gusta que me sigan y menos que me sorprendan por la espalda con una mano-cañón...Tienes diez segundos para explicarte...si no lo haces no dudaré en abrir fuego y créeme tengo muy buena puntería...

Sigo apuntando a la cabeza sin que me tiemble la mano. No pienso esperar a los diez segundos, si considero que puede atacarnos dispararé esperando acabar con ese monstruo.

Examino el pasillo, realmente sólo hay una forma de evitar el disparo de ese bicho. A la distancia en la que me encuentro debería disparar una vez y rodar acercándome a él para efectuar el segundo disparo. Luego intentar tumbarlo su aguanta dos disparos realizando una entrada agresiva de ese deporte llamado "soccer". Si Cromwell tiene agallas y lleva el arma encima me ofrecerá cierta cobertura y eso podría decantar este lance a nuestro favor.

El periodista saca su arma y apunta al hombre enorme que parece calibrar lo que puede resultar el atacar a dos hombres armados y predispuestos a contratacar, Cromwell afirma:- Si teniamos alguna duda de que algo malo estaba pasando en este lugar, esto nos lo ha confirmado...- Pero en una fracción de segundo la mole del gigante se avalanza hacía vosotros del cañon sale un siseo y alguan especie de gas de color verdoso sale de sus tubos hacía vosotros...

Si hubieses visto su rostro asegurarias que tiene una sonrisa en sus labios, cuando responde guasonamente a la pregunta de Jean Claude:- Vuestros dos compinches que llevan siguiendonos un rato, pero no os preocupeis que pronto se ocuparan de ellos, en tanto...- Suelta al hombre inconsciente como si fuera un fardo y agarra con fuerza a Emily, poniendola enfrente tuyo:- Ni te atrevas a hacer algo con esa espada,sino quieres que esta mujer le pase nada, si cooperais no habra ningún daño, sino... tendremos que defendernos como comprendereis.-La voz tiene un toque maligno y los ojos detrás de la mascara parecen brillar a la luz de las lamparas.

Sin pensarlo dos veces al ver el gas verdoso retrocedo un par de pasos mientras disparo contra el ser y con la mano libre cojo un pañuelo del bolsillo para llevarlo a la cara y tapar con él nariz y boca.

Tras disparar pienso en retroceder unos metros para alejarme del gas, esperando que mi compañero de aventura de pasillo no sufra ningún contratiempo.

Aquello sí que era inesperado y evidentemente verse cogida de ese modo, sin ningún tipo de delicadeza, y encima amenzada no le sentó nada bien. Suerte que al tomarla el hombre no pudo ver la expresión de sorpresa en su rostro, cosa que sí podía hacer Jean Claude. La navaja seguía escondida en el lugar que la dejara y si fingía recuperar el conocimiento podría tener acceso a ella rápidamente, no así al revolver escondido en la bota.

Seguramente el matón no se iba a creer ni por si acaso que ella justo reaccionara en el momento en que su vida estaba siendo amenazada, pero del mismo modo sabía que cuando mucho la consideraría un estorbo, no una amenaza. Esa era la ventaja que le daba su aparente aspecto de fragilidad frente a los hombres. Desde pequeña la carencia de fuerza la había compensado con astucia y esperaba que poder seguir haciéndolo.

Tocaba interpretar el papel de damisela en apuros, el de mujer indefensa y débil. Estaba asustada, mucho, pero algo tenía que hacer. Un suave quejido escapó de sus labios, inocente, Emily simulaba recuperar el conocimiento.

"Cara de poker, mon ami", pienso para mí mismo. La situación se ha torcido a más no poder, sin duda. Por mi mente pasan todas las posibles acciones, y ninguna ofrece la más mínima seguridad de que Emily no sufrirá daño.

Trago saliva.

-Oh, no se preocupe -digo con amabilidad y dejando que de nuevo aparezca mi sonrisa-, no se me ocurriría enfrentarme con usted, monsieur. Por favor, suelte a la dama, todo esto no va con ella -le ruego-. Si lo desea le acompañaré yo, pero no haga daño a mis compañeros... DEJE QUE SE VAYAN SIN SUFRIR DAÑO ALGUNO -grito, intentando avisar a mis compañeros.

El disparo de Thomas es certero y rapido, el estallido brama por los salones y pasillos del barco, la criatura cae al suelo a unos metros de tí, el disparo ha sido certero en justo el centro de la mascara, un siseo escapa como si fuera una tetera. El periodista guarda su arma mientrás comenta horrorizado:- Nunca me aconstumbro a la sensación de disparar a otro ser racional, aunque sea una de estas cosas.- De repente escuchais de voz de Jean Claude que anda gritando desde la distancia para alertaros:- Deje que se vaya sin sufrir ningún daño-

Escuchais el estruendo de un disparo y un siseo como el de una tetera, os preguntais un momento si están vuestros compañeros en un peligro similar, cuando os fijais en el rostro del gigante, su mascara se tinta ante vuestros ojos poniendose de un negro azabache y su voz suena macabra:- Vendreis con nosotros de todas maneras por las buenas...- Y su mano libre se lanza a por el cuello de Jean Claude-¡¡¡O por las malas!!!

La bala acierta de pleno en el rostro del monstruo y acabo en un suspiro con él. El siseo indica que había aire a presión dentro, puede que vapor. 

- Mr Cromwell debemos ayudar a nuestros dos amigos, vayamos en su rescate.

Con el revólver en la mano me preparo para acercarme a la posición de Jean Claude y ayudarle en la peligrosa situación en la que seguramente ahora están inmersos. 

- No guarde el arma, seguramente la necesitará...