Partida Rol por web

-¿La libertad?--pregunta Ambrose enarcando las cejas extrañado ante la pregunta de Nicholas--¡Mmm!

El grueso cocinero parece pensarse un momento la respuesta, se limpia el sudor de la frente con el antebrazo y luego niega con la cabeza:

-Me temo que nadie es libre en esta vida, Regi. ¡En serio! Eso sí, si con "libertad" te refieres a salir de este antro en medio del mar, yo que tú me replantearía la idea por completo. ¿Acaso son libres aquellos que viven mendigando en los muelles de tierra firme?

-Para mí ser libre es algo... ¿imposible? Sería algo como.... como... como capitanear un temible barco pirata en Los grilletes, por ejemplo. Aún tienes mucho que aprender, pequeño lobo de mar--concluye Fishguts revolviéndote el pelo como lo haría un padre con su hijo. 

Sorprendentemente, la incesante cantinela de Malickud parece hacer gracia al villano del látigo. Master Sourge ignora al gnomo como al resto de los tripulantes del barco que no ostente el cargo de oficial, pero al menos evita cebarse con el bardo, cosa que sí hace con todo aquel bucanero con el que se cruza a lo largo del día.

Situada en la parte más inferior del barco, la sentina es un lugar maloliente y húmedo, cubierto por gruesas telarañas y más de medio metro de asquerosa agua oscura llena de salobre. En la popa hay una vieja bomba que va succionando el agua a malas penas y que parece embozada. En la parte de proa hay seis juegos de grilletes fijados al mamparo. Uno de los juegos está ocupado por un tipo de muy mala pinta que se asusta al verte llegar removiendo el agua por el sobresalto, aumentando así de manera considerable el fuerte olor a putrefacción.

Con resignación, al menos hasta que se haga una idea de la situación en el barco, Feijud agarra la mochila con los cacharros y, sin rechistar, sube y se dedica a remendar las velas.

Desde la posición estratégica que Feijud mantiene a lo largo del día, el hijo del herrero de Puerto Riesgo observa con privilegio la cubierta superior de la nave percatándose de muchos detalles, por ejemplo: que el mascarón del Ajenjo es un dragón encabritado, que el timón está decorado con incrustaciones de plata en forma de cabeza de kraken, que junto a éste hay una jaula de hierro en la que descansa el cadáver de algún infeliz (con un loro todavía vivo en el hombro!!!), que el Capitán Harrigan y Mr Plugg pasan la mayor parte del día en la cubierta de popa, etc.

Harper se sobresalta al escuchar el látigo y las órdenes a voces del pirata. Mi nombre es Harper, señor.

Empieza a descender los niveles del barco hasta llegar a la zona inferior para limpiar siguiendo sus órdenes. Un olor nauseabundo le invade y parece que siente un ligero mareo. Cuando empieza la tarea que le han encomendado no consigue acertar con la bomba para accionarla. 

Oye tu, ¿sabes como funciona ésto? Interroga al individuo que hay al fondo de la estancia. 

-Ése es tu problema, novato--replica el cautivo con aire de superioridad--Yo ya tengo los míos.

Mientras Harper se esfuerza por llevar a cabo la tarea que le han encomendado lo mejor posible, el tipo parece divagar, pues los comentarios que va haciendo a lo largo del día suenan bastante inconexos y fuera de lugar.

Al entrar en la cocina para pasar un mensaje a Ambrose Kroop, Edward contempla una reducida sala abarrotada de trastos. Hay dos mesas de trabajo, varios armarios de madera y dos fuegos en la pared de babor. Desperdigados por todos lados, puedes ver una variada serie de utensilios de cocina y un impactante conjunto de cuchillos de carnicero. La estancia está sucia y todo se encuentra patas arriba. Sobre los fuegos hay un par de calderos bullendo. Sin embargo, una de las cosas más curiosas son los animales que deambulan por la sala tranquilamente: varias gallinas y tres cabras. Además, el sudoroso, ebrio y grasiento cocinero prepara la cena bajo una animada conversación con el joven novato que fue nombrado pinche.

Con la puesta de sol, maravillosa en alta mar, concluye la primera jornada y la tripulación entera se reúne en cubierta para pasar revista. En general, los oficiales del Ajenjo se muestran satisfechos con el trabajo de los novatos. Sin embargo, Master Scourge dedica una sonora reprimenda a Harper por no haberse esforzado lo suficiente, a su entender.

Luego llega uno de los momentos más esperados del día: la hora de sangre. Al parecer un tal Jakes Magpie fue descubierto robando la noche anterior y, después de haber pasado el día entero esposado en la sentina, va a ser pasado por la quilla. Mr Plugg y Master Scourge lo interrogan brevemente delante de todos y el pirata termina confesando el delito. No obstante, eso no rebaja la pena lo más mínimo.

Con horror observáis como el pobre miserable es atado con deleite por el primer oficial antes de ser tirado por la borda. El maltrecho cuerpo de Jakes cruza el casco de lado a lado, sumergido durante más de un minuto, antes de emerger y ser izado de nuevo. Sin embargo, tras comprobar que ya no respira, el cadáver es lanzado al gran azul para alimentar a los tiburones.

Un poco más tarde, por fin llega el momento de cenar. Ambrose Kroop y el ayudante de cocina sirven un delicioso guiso de tortuga que es celebrado por la tripulación entera. 

-Mi nuevo ayudante, Reginar, es un pinche de primera--afirma con orgullo el grueso cocinero al que todos llaman Fishguts.

Una vez tenéis la barriga llena se os reparte la apreciada ración diaria de ron y se os da vía libre para hacer lo que os plazca hasta el amanecer siguiente. Algunos compañeros se retiran a descansar mientras otros se quedan entretenidos con diferentes juegos y pasatiempos: pulsos, juegos de dados, lanzamiento de una especie de lingote de plomo, competición de borrachos, etc.

Feijud está agotado y ciertamente pasar todo el día al sol no ha sido demasiado agradable. Siempre soñó con una vida en alta mar y emular a las grandes leyendas, pero esto... Aún así, ver un gnomo despierta su curiosidad:

¿Todavía estás aquí? Debo felicitarte, pensaba que ya estarías en el océano. O en la olla del cocinero...

El día había acabdo y seguía vivo. Lo cual era bueno. Pero todavía seguía preso en un barco en alta mar. Y aunque un plan estaba empezando a fraguarse en su mente, todavia quedaba mucho para ello. Debía ser paciente y esperar su oportunidad.

La lección sobre no robar quedó grabada a fuego en la memoria de Nicholas. Desde luego no pensaba hacerlo, pero se preguntó que más acciones tendrían el mismo castigo.
Se alegró de ver a sus "compañeros" de bodega, eso significaba que también habían sobrvivido. En algún momento tendría que hablar con ellos, quizás necesitase amigos para su fuga.

Me alegro de veros de una pieza. Yo al final he tenido suerte como pinche. Y ya se me está pasando el mareo. Espero que me acostumbre rápido. Por que si no lo voy a pasar muy mal.

Harper ve horrorizado como su compañero de jornada es arrojado al mar para morir ahogado. Tras la cena se acerca a sus compañeros a charlar un rato. Mi nombre es Harper y precisamente mi tarea de hoy no ha sido tampoco nada placentera. Me dediqué a limpiar las aguas fecales.

Tras mirar al horizonte por un ventanuco se vuelve hacia sus compañeros y les dice. No sé si todos los que estamos aqui podremos llegar a tierra pero propongo que hagamos un pacto de no agresión, al menos porque supongo que todos quereis salir de aqui.