Partida Rol por web

Cuando llego a la sala de descanso, me siento apoyando la espalda contra la húmeda madera mientras acaricio el medallón que cuelga de mi cuello.

Parece que mis compañeros de infortunio, al igual que yo, han podido superar el primer día en este barco. Es extraño, pero ahora mismo son lo único en lo que me puedo apoyar, al igual que ellos.

Así, al oir hablar al vigía con el gnomo y a Reginar y Harper, me levanto de mi sitio y avanzo un poco hacia ellos

Mi nombre es Edward y por mi no tendréis que preocuparos. Mi única intención es intentar no morir bajo la quilla de este barco, ni de ninguna otra forma, por supuesto. Digo lanzando una tímida sonrisa.

Malickud estaba bebiéndose su ración de grog con meditada calma. Trasegaba el licor a pequeños sorbos y aunque estaba aguado, disfrutaba tanto del final del aciago día como de poder barnizar el coleto con algo que no fuese agua.

¿Todavía estás aquí? Debo felicitarte, pensaba que ya estarías en el océano. O en la olla del cocinero...

Malickud giró la cabeza para mirar al marino que horas antes estaba amarrado junto a él.

Todavía... y no pienso comprobar el calado de este barco con el lomo, de hecho ha sido un buen día y sé de lo que hablo. He pasado mucho tiempo en cubiertas y este barco no es peor que otros.

Luego mirando a los cuatro que le rodeaban dijo.

No os preocupéis, aprenderéis deprisa y si en algún momento necesitáis ayuda o estáis cansados, tengo un montón de consejos que os harán la vida más llevadera a bordo.

Hola, Harper. Yo soy Feijud. Te vi esta mañana cuando... nos dieron la bienvenida.

Feijud escupe en su mano para limpiarse un poco después de pasarse todo el día zurciendo velas y se la tiende a Harper.

¿Pacto de no agresión? Jaja. Esto es un barco, no una selva. Al menos, todavía.

Ignorando a Edward, que parece un poco alfeñique para un barco así, se dirige al gnomo.

Tranquilo, gnomo. Mientras resultes útil, divertido o ambas cosas al capitán, tu vida no correrá peligro y seguro que hasta te libras de las peores tareas.

Después, Feijud se sienta y piensa qué hacer mientras disfruta del ron.

Aguado.

Al parecer el tal Feijud se encontraba agusto en el barco, y el gnomo también. Juraría que ellos también estaban atados con él en la bodega cuando despertó. No entendía cómo estaban tan agusto.
Por lo menos Harper, y puede que Edward, parecian con las mismas intenciones que Nicholas. Eso sería bueno más adelante. Como todos se estaban presentando decidió hacer lo mismo, aunque tuvo que recordarse que había dado el nombre de Reginard, en lugar del suyo propio. Esperaba que no se le olvidara en el momento más inoportuno.

Me llamo Reginard. Encantado de conoceros.
Y no te preocupes Harper, cuantas con mi más sincero apoyo de no agresión.

No se atrevió a decir nada acerca de salir de aquí puesto que Feijud y Malickud parecian no querer abandonar el barco. Quizás más adelante pudiera.

Los nuevos reclutas estáis charlando entre vosotros cuando, de pronto, os percatáis de que una mujer pelirroja se  aproxima sonriendo. A pesar de su extraordinaria belleza y de que sus ropas no hacen más que acentuar la bonita figura, la joven tiene ciertamente el fiero aspecto de un curtido marinero. Porta un desgastado tricornio con una pluma de gaviota engarzada, el símbolo de Besmara al cuello, los brazos completamente tatuados y una humeante pipa de arcilla.

-Perdonad la interrupción--susurra tras comprobar que no hay nadie más cerca--Creo que esto os pertenece.

La pirata saca unas telas y las deja en el suelo a vuestro lado, parece que hay algo en su interior. Luego vuelve a mirar a su alrededor y os comenta antes de alejarse con disimulo a otro lado del barco:

-Para sobrevivir aquí lo importante es saber con quién debe andar uno. Un aliado te sacará de problemas, un enemigo te meterá en ellos. Sandara Quinn es mi nombre, nos vemos.

Ignorando la falta de educación de Feijud a la par que agradeciendolo, viendo el escupitajo que se echa en la mano antes de ofrecérsela a Harper, asiento al resto, sonriendo a Malickup, pues gracias a sus consejos evité marearme más de la cuenta. Cuando voy a preguntarle por sus palabras, oigo que alguien se aproxima, girándome hacia allí.

La mujer que se presenta me deja un tanto prendado, a parte de su belleza, por el medallón que cuelga de su cuello ¿Acaso se tratará de un seguidor de Besmara? ¿podría ser?

Cuando deja las cosas sobre el suelo, y compruebo que no hay nada de las cosas que me sustrajeron, niego con la cabeza, como con lástima por la armadura y el estoque perdidos, aunque bien visto, ahora no me valdrían de mucho, la verdad.

Una vez que la mujer se aleja, me quedo mirando mientras su figura se aleja hasta perderse por la puerta.

Harper no se lo piensa y se abalanza hacia las ropas de donde coge su moneda y se vuelve hacia los demás. Es un recuerdo de familia... 

Luego se vuelve hacia la desconocida y mira como se mueven sus caderas. Pedazo de hembra. 

Feijud se alegra de tan interesante visita.

Un placer. Aquí Feijud, para lo que necesites...

Solo cuando la mujer se va, Feijud recoge su hacha de abordaje.