Partida Rol por web

Yo también me alegro de que te hayan enviado con nosotros Fishguts. Lastima que Grok no haya venido. Pero al menos comeremos bien.

¿Sabes por qué le caemos tan mal a Scourge? Parece que nos tiene mania desde que subimos al barco. Y no es que quisieramos estar aquí precisamente. Por lo menos yo.

-No creo que sea algo personal, la verdad--reconoce Ambrose--Ese tipo es mala gente, tiene el corazón podrido.

Tras un dia duro de trabajo, Reginar se logra reunir con los demás. Aparte de hacer de pinche de cocina ha tenido que hacer un poco de limpieza de lo que quedaba de la lucha. Y la sangre y visceras siempre son dificiles de quitar.

Lo bueno es que ha podido echar un vistazo a una parte del barco. Aunque haya sido poco tiempo.

Esto lo veo negro. Si seguimos así mucho tiempo no creo que tengamos muchas opciones de llegar a buen puerto o como se diga. Estoy seguro de que van a hacer lo que puedan por buscarnos las cosquillas. O nos deshacemos nosotros de ese par o se deshacen ellos de nosotros.

Vacía en su mayor parte tras el saqueo, la bodega de La Promesa contiene un gran barril de agua sujeto a la pared de estribor. 

En la popa de la bodega principal hay un compartimento enorme que al parecer se encuentra cerrado a cal y canto.

Parecía que ya me había acostumbrado a las duras tareas que nos obligaban a realizar, o tal vez solo fuera por la fuerza de voluntad que hacía que me mantuviera firme y no flaqueara. Sea como fuere, al fin del día no parecía tan agotado como el resto, y me dió tiempo a investigar alguna zona del barco.

Cuando estoy con el resto, asiento a las palabras de Reginar.

Tiene razón. Por muy complicado que suene todo esto, debemos de empezar a pensar en alguna forma de deshacernos de esos dos cabrones.

Por otro lado, lo que ha dicho Feijud también es interesante, ¿por qué cambiarían de nombre?

Segundo día en La Promesa

-Estoy preocupada--te confiesa Sandara aprovechando que tiene que enrollar una soga junto al aparejo que estás reparando esta mañana--¿Qué será de nosotros cuando lleguemos a Puerto Riesgo y vendan la nave? La cosa pinta pero que muy mal.

Segundo día en La Promesa

A media mañana te percatas de que el timonel ha virado misteriosamente hacia el este. Si seguís ese curso, en lugar de hacia Puerto Riesgo iríais a parar a Calasangrienta, un famoso puerto de la desembocadura del río Vanji.

Segundo día en La Promesa

A lo largo del día escuchas rumores de que Mr Plugg podría haber decidido quedarse la embarcación para sí, proclamándose capitán pirata de pleno derecho.

Segundo día en La Promesa

Al atardecer Kroop te comenta algo sumamente extraño. En su opinión, la nave está dirigiéndose hacia un solitario peñasco de la Costa deslizante en el que un tipo llamado Hake "El Raquítico" lleva una ristra de años modificando embarcaciones para que no se las pueda reconocer.

Segundo día en La Promesa

Hoy trabajas codo con codo con un compañero al que le gusta hablar casi tanto como a ti. El resto de la tripulación trata de evitaros por la incesante cháchara que os lleváis Conchobhar y Malickud a lo largo de la jornada. Sin embargo, lo más destacado es la alocada idea que el gnomo deja caer sin venir a cuento en un momento de privacidad:

-No sé tú, compadre, pero yo huelo algo raro en el ambiente. No quiero decir nada que pueda alarmarte, pero la cosa va a terminar en motín. He vivido esto antes. Lo único que espero es estar preparado cuando llegue el momento y, sobre todo, elegir el lado adecuado. 

Esucucho a Sandara mientras manipulo el aparejo, sin apenas girar la cabeza. Cuando acaba, asiento con la cabeza, antes de levantarla y observar por el barco, en busca de posibles cotillas.

Una vez que me cercioro de que nadie está por allí, vuelvo al aparejo, acercándome un poco más a Sandara.

Lo cierto es que nosotros también lo hemos pensado, pero nuestra duda es si llegaremos si quiera hasta allí. Me planteo la posibilidad de acabar con esos dos cabrones y hacernos con el barco, pero no se si la tripulación estará con nosotros o con ellos. ¿Tú que piensas? digo mirándola directamente, posando mis ojos verdes sobre los suyos

Sandara inspira profundamente, como sopesando sus palabras, antes de contestar:

-No negaré que ya lo había pensado, pero déjame un par de días para que vaya sondeando a la gente. Te digo algo, cielo.

Luego la exuberante mujer de cabellos rojos se aleja para seguir con sus quehaceres diarios.

Asiento con una sonrisa antes de que se de la vuelta.

Por unos segundos, me quedo mirando cómo se aleja, observando sus curvas y, el pelo rojo, que a pesar de lo extraño que es ver un pelo como el nuestro, aquí estamos los dos, en el mismo barco y siendo discípulos de la diosa de los mares. ¿Será todo una señal?

Malickud era consciente que la situación sería muy desagradable, estaba cansado de tanto trabajar y apenas podía dormir sin su ración de ron. Como sus compañeros, pensó que este viaje sería un martirio, pero de ahí a llegar a un motín... la palabra motín era demasiado, especialmente en un barco pirata. Eso significaba muertos, muertos entre camaradas.

¡Chst! ¿estás loco? ni se te ocurra decir esa palabra en alto o nos colgarán de los pulgares...

El gnomo chasqueó la lengua y negó con la cabeza. Luego se aseguró de que nadie los escuchaba. Aquél gnomo le caía simpático, pero en realidad podría ser un chivato que le estaba poniendo a prueba, así que probó a tirar de la lengua a su compañero.

Creo que si tuvieras que ponerte de un lado sería del de Rosie Cusswell, ¿me equivoco?

Dijo dando un leve codazo.

Scourge y Plugg se han asegurado de llevar muchos camaradas en este viaje, eso que dices no sería posible. Y no se si te has fijado pero cuesta bastante tripular esta cosa siendo tan pocos, ¿como van ha hacerlo los amotinados aún con menos gente?

-¡Ja, ja, ja!--ríe Shortstone al escuchar tu comentario sobre la señorita Cusswell--En verdad que si la pillo, la pongo mirando hacia poniente un buen rato. ¡Je, je, je! En fin, lo veo complicado pero cosas más difíciles hemos sacado adelante. 

-Sobre lo otro,--retoma Conchobhar la conversación adoptando una posee mucho más seria--probablemente tengas razón. ¡Ojalá, compadre! Yo sólo he dicho lo que pienso. Lo normal es que el ritmo de las olas anuncie la tormenta. Y aquí huele a lluvia hace rato.