Partida Rol por web

Mundo Anárion

Capítulo I: El comienzo

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27/04/2014, 21:23
Director

| JUGADA MASTER |

El sol empezaba a brillar al Este de Rowren, reflejando su luz en el extenso mar calmado. La noche anterior habían brillado con gran intensidad las estrellas, lo que siempre hacía presagiar un cielo despejado al día siguiente. Y así era. No existía ni una sola nube que amenazara con encapotar el cielo azul. Las aves cantaban alegremente de un lado a otro, buscando comida para sus crías. Estaban en pleno verano y aunque predominaba el buen tiempo siempre aparecía alguna repentina tormenta que nunca llegaba a durar todo el día. Descargaba lo justo para regar la vegetación que hacía tan hermosa esa isla.

Todo era tan hermoso, todo era tan corriente... Nada hacía presagiar que todo cambiaría ese día para Aradan Gimilzôr, un elfo que trabajaba la piedra como otros tantos lo hacían también. Le habían encomendado crear un caballo de tamaño mediano. Era el regalo que los Reyes de Anárion querían hacerle a la Princesa pero desconocían si había una razón concreta. Sin embargo, cuando estaba sumergido en su trabajo el jefe del grupo al que pertenecía se le acercó con premura.

Tenía el cabello rubio platino como casi todos los elfos, largo hasta media espalda. Sus ojos eran de color verde esmeralda y sus facciones estaban mucho más marcadas de lo que era habitual en esa raza. Tenía la cabeza casi cuadrada salvo por el mentón, que era ligeramente redondeado. Era corpulento pues trabajar la piedra te formaba con el paso de los años y ese elfo parecía haberse dedicado a esa tarea durante siglos.

- Aradan, creo que ese caballo podrá acabarlo otro compañero. ¿Te gustaría dedicarte a otra cosa que te ofrezca una vida mucho más cómoda?- le preguntó el elfo, apoyando su trasero en una gran roca de la que extraían los pequeños pedazos para crear las figuras. Cruzó los brazos y dibujó una pequeña sonrisa en su rostro.

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27/04/2014, 22:04
Aradan Gimilzôr Stroth

| Taller |

Aquel caballo estaba llevando mucho trabajo, pero bien merecido, pues iba a ser un regalo para la Princesa. No solía hacer muchas preguntas, así que quiso saber el motivo, ya que la tarea para él era todo un orgullo. Sin embargo mi jefe de grupo se acercó proponiéndome algo que me desconcertó.

-Mi señor, ¿no habría la posibilidad de terminarlo antes?.-le pregunté, echando un breve vistazo al caballo, al que le quedaba por retocar las patas y las orejas especialmente.-Llevo dos meses trabajando en él y me gustaría terminarlo. Aunque no rechazo esa oferta y se la agradezco, señor.

La propuesta de dedicarme a otra cosa que fuese más cómodo me pilló de improvisto. Llevaba muchos años trabajando la piedra. ¿Se refería a otro trabajo distinto o a otro encargo diferente pero más sencillo?. Nunca me había gustado lo sencillo... Prefería mil veces un reto o algo como aquel caballo, no muy complejo pero lleno de honor pues iba regalado a alguien que merecía tener el mejor caballo de piedra posible.

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27/04/2014, 22:30
Natael

| TALLER |

- No creo que tengas esa posibilidad- dije de repente, entrando por sorpresa en el taller.

Había pactado con ese jefe de taller que el elfo saldría a conversar conmigo pero estaba tardando demasiado y preferí entrar yo mismo para presentarme. Mis vestimentas podían revelar mi posición. Mi capa blanca que arrastraba unos milímetros por el suelo, aquella armadura de plata que cubría mi pecho y parte de mis piernas, mi espada enfundada en el cinto... Para cualquier observador eran detalles que me delataban.

- Soy el Comandante de la Guardia Real. Dirijo la guardia que protege a los Reyes y a su familia- me presenté, dibujando en mi rostro una pequeña sonrisa y haciendo al mismo tiempo una pequeña reverencia con la cabeza-. Vuestro jefe me ha hablado muy bien de vos, señor Gimilzôr. ¿Es tan trabajador como dice?

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27/04/2014, 22:36
Aradan Gimilzôr Stroth

| Taller |

No esperaba aquella visita, ni mucho menos. Me arrodille cuando dijo quien era, aunque no hizo demasiada falta, pues sus ropajes le delataban.

-Mi señor, lamento haber dudado.-me disculpé, aún de rodillas y con la cabeza agachada, para levantarla más tarde y mirarle.-Será todo un honor que dispongan de mis habilidades para cualquier tipo de trabajo. Mi jefe les a informado bien, se lo prometo.

Ya conocía a Natael, aunque nunca de forma personal. Era un hombre respetado por lo que podía saber y hacía un fantástico trabajo como Comandante de la Guardia Real. Que el mismo se presentase en el taller buscando mis servicios era un honor que pocos tenían.

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27/04/2014, 22:50
Natael

| TALLER |

No dejé de sonreír pero me acerqué y le cogí suavemente del brazo para obligarle a levantarse.

- No es necesaria tanta formalidad. Es posible que podáis terminar esa escultura si es lo que os gusta, pero me gustaría encargaros otro asunto de vital importancia. Los Reyes de Rowren y Anárion requieren a alguien trabajador con afán de superación para ingresar en la Guardia Real- empecé a explicarle sabiendo que aquella noticia le sorprendería aún más que mi propia visita-. Necesitamos a alguien fuerte y, ¿quién más fuerte que un elfo que haya trabajado la piedra? Vuestro jefe, el señor Tyrion, me habló muy bien de vos. Os advierto que no seríais un guardia cualquiera pues se os va a asignar una labor concreta por la que muchos morirían. ¿Estáis dispuesto?

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27/04/2014, 22:58
Aradan Gimilzôr Stroth

| Taller |

Me levanté, abriendo mucho los ojos por un breve instante y luego ocultando mi sorpresa. Estaba casi fuera de mí. ¿Yo en la Guardia Real?. Si aquello era un sueño esperaba despertar pronto pues no quería ilusionarme demasiado. Daría mi vida sin dudarlo y de chico siempre había soñado con formar parte de la Guardia Real.

-Será todo un honor, mi señor.-le dije, serio y guardando la compostura.-Cualquier puesto que me asignéis dentro de la Guardia Real será todo un placer, señor.-y así lo era.

Guardé silencio, aunque moría de ganas por preguntar por aquel puesto en especial. No quería parecer un curioso, así que simplemente guardé silencio, esperando su siguiente respuesta o incluso de marchar inmediatamente. Aquel caballo de piedra ya no era tan importante para mi, que curioso.

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27/04/2014, 23:07
Natael

| TALLER |

Asentí con la cabeza al ver que con gusto aceptaba mi propuesta. Se le notaba entregado con la causa y aunque intentaba ocultarlo, también estaba emocionado. Todos los elfos soñaban pertenecer a la Guardia Real durante su infancia pero pocos eran los que lo lograban.

- ¿Alguna vez habéis cogido una espada o habéis disparado con un arco? Responded con sinceridad. Aunque no hayáis tocado arma alguna se os enseñará, simplemente necesito saberlo para planificar un entrenamiento. La misión que se os va a encomendar lo requiere- le expliqué al joven elfo.

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27/04/2014, 23:14
Aradan Gimilzôr Stroth

| Taller |

Aquella pregunta me asustó un poco por la respuesta, pero no quise mostrarlo.

-He practicado el tiro con arco todo lo que he podido, pero debo admitir que no he cogido demasiado una espada, mi señor.-me sentía algo inútil en aquel momento. ¿Un Guardia Real sin saber coger una espada?, intenté no pensar en ello.-Aprendo rápido, se lo aseguro. Me esforzaré en los entrenamientos y soy muy disciplinado. ¿Verdad Tyrion?.-miré a mi jefe, buscando una afirmativa. En mi voz se pudo notar el nerviosismo por poder ser rechazado ante aquella respuesta.

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27/04/2014, 23:26
Director

| JUGADA MASTER |

El Comandante de la Guardia Real soltó una carcajada que interrumpió de inmediato, aunque permaneció una amplia sonrisa en su rostro.
- Joven, joven, no temáis- dijo el comandante para tranquilizarle-. Ya os dije que la respuesta a esa pregunta no iba a cambiar nada. Os enseñaré a manejar la espada, no os preocupéis. Me basta con saber que podría contar con vos como arquero, al menos por ahora. Llegado el momento se os requerirá para esa misión por la que habéis sido seleccionado. Vamos, en marcha. Gracias por sus servicios señor Tyrion, Su Majestad sabrá agradecerlo.
- Gracias a vos, mi señor. Siempre es un placer servir a la corona y a la Guardia Real- dijo el señor Tyrion, que le dedicó una pronunciada reverencia al comandante. Éste se la devolvió con gusto.
- Vayámonos, no hay tiempo que perder- dijo el comandante instando al joven a que le acompañase.
Salieron del taller y los rayos del sol acariciaron su piel, otorgándoles una calidez confortable. Caminaron durante poco tiempo y a paso lento, disfrutando de la vegetación que crecía a ambos lados del camino. Tanto el taller como el cuartel se encontraban a las afueras de la ciudad para no causar molestias a los habitantes con los estruendos que se producían en ambos lugares.
- Sed bienvenido al cuartel, señor Gimilzôr- dijo el comandante cuando llegaron a su destino.
Era una construcción simple y completamente cuadrada. Las paredes estaban hechas de piedra blanquecina, la misma que trabajaban en el taller. La gran puerta de roble se abrió a su llegada y cuando la atravesaron se pudo ver un campo de entrenamiento. Algunos soldados practicaban tiro con arco, otros la lucha cuerpo a cuerpo.
- Aquí nos preparamos para proteger a Sus Majestades. El mundo vive en paz ahora pero nunca está de más- le informó el comandante mientras un elfo extremadamente delgado y con el cabello platino se acercaba apresuradamente.
- Mi señor, permítame- dijo y el comandante asintió con la cabeza. Fue entonces cuando el sirviente elfo le quitó su capa y se la llevó haciendo una pequeña reverencia.
El comandante chasqueó los dedos y otro se acercó, éste algo más corpulento y con el cabello más dorado. Llevaba consigo una espada y se la tendió a Aradan.
- Mi señor- dijo el sirviente haciendo una pequeña reverencia con la cabeza esperando que cogiera la espada.

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27/04/2014, 23:44
Aradan Gimilzôr Stroth

| Cuartel General |

Seguí a Natael y llegué al cuartel en poco tiempo. El camino fue en silencio y lo agradecí, pues me encontraba bastante nervioso para mantener una conversación, aunque mi exterior no lo mostrase.
Una vez dentro pude ver como el sirviente de Natael le quitaba la capa y como otro elfo me ofrecía una espada. Antes de cogerla me quedé mirándola un momento. No era herrero, pero pude apreciar que era una buena espada. La cogí del mango marrón oscuro y la miré más de cerca, dándole las gracias a aquel elfo con un gesto de la cabeza, anonadado por lo equilibrada que era aquella arma.

-Si en algún momento esa paz se rompe, mi señor, lo daré todo por proteger a Sus Majestades y el honor de estas tierras.-dije con firmeza, sintiéndome poderoso con aquella espada entre manos.

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27/04/2014, 23:58
Natael

| CUARTEL |

Sonreí, aunque en realidad no había dejado de hacerlo en ningún momento. Me encantaba el entusiasmo de aquel joven elfo y sentía de verdad que tenía muchas cosas por ofrecer a la Guardia Real. Sería un buen soldado, de eso no me cabía ninguna duda.

- Es mi regalo de bienvenida. Esa espada es vuestra. Por desgracia yo tengo algunos asuntos que atender pero podéis empezar vos mismo el entrenamiento. Como veis disponemos de muñecos con armaduras que os servirán al menos por ahora, para familiarizaros con la espada- le expliqué señalando con el dedo índice unos muñecos alineados que bordeaban el patio-. ¿Queréis un consejo? Colocaos de lado, así hay menos blanco en el que acertar. Volveré pronto.

Tras decir aquello crucé el patio y entré por una puerta de roble más pequeña que la de la entrada. Ya le enseñaría al joven elfo el resto de las instalaciones.

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28/04/2014, 00:03
Aradan Gimilzôr Stroth

| Cuartel |

Entonces me quedé solo. Me despedí de mi señor con una reverencia bastante pronunciada. Me acerqué a uno de esos muñecos y dudé varios momentos si golpearlo con la espada, por no lastimar aquella maravilla de arma. Reí para mis adentros sabiendo que la espada no sufriría daño, a diferencia de aquella armadura. Me puse de lado como Natael me aconsejó y golpeé el muñeco en vertical, atacando al cuello. Me sentía algo torpe, pero me gustaba el cambio que dio mi vida. 

No me despedí de forma correspondiente con Tyrion, así que cuando pudiese volvería a darle las gracias por todo. Era un buen hombre y siempre había cuidado de mí. ¿Qué menos?. Por el entusiasmo no le dirigí ni una mirada al pobre, aunque sabía que lo entendería. Tyrion era como un padre para mí, pues me había enseñado mucho más que como trabajar la piedra a causar de no tener padre propio.

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28/04/2014, 17:31
Marenwën

| CUARTEL |

Me acerqué a aquel elfo. Era evidente que acababa de entrar en la Guardia Real pues ni siquiera tenía la armadura oficial. Se le notaba también poca experiencia con la espada. Debía ser uno de los nuevos que Natael estaba reclutando bajo la orden de mi padre, el Rey Kenneth.

- Siempre me han parecido horrorosos estos muñecos... De pequeña venía a escondidas y después tenía pesadillas por las noches, pero por desgracia no permiten que una mujer los diseñe- dije para llamar la atención del elfo.

Para ese día había escogido un vestido largo, o más bien me obligaba mi madre a elegirlos. Yo siempre había preferido vestido corto y unos pantalones debajo, garantizaba mayor movilidad. Sin embargo mi madre se empeñaba en vestirme como una señorita diciendo que era la Princesa y debía dar ejemplo. El vestido era largo hasta el suelo, cubriéndome también los pies. Era de color azul celeste con una amplia falda. Las mangas me llegaban hasta los codos y eran ajustadas. Llevaba el pelo recogido en una larga trenza que me caía por delante, con algunos lazos blancos entre los mechones. Una pequeña ardilla reposaba en mi hombro.

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28/04/2014, 17:46
Aradan Gimilzôr Stroth

| Cuartel |

De repente una voz dulce me interrumpió desde la espalda. Me sorprendió ese tipo de voz en un lugar como el cuartel, pero más me sorprendió ver a la Princesa hablándome directamente. Me arrodillé de inmediato.

-Buenas tardes, mi Princesa.-dije, con la cabeza agachada.-Lamento que esté viendo este desastre de entrenamiento. Aún no soy diestro con la espada, pero llegaré a serlo, por el Rey, la Reina y por supuesto por vos. ¿Puedo ayudarla en algo, mi señora?

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28/04/2014, 18:00
Marenwën

| CUARTEL |

No pude evitar sonreír aunque en realidad estaba ya cansada de tantas reverencias y tanta cordialidad. No podía hacer amigos de verdad porque todos me conocían demasiado, sabían que era la Princesa y se comportaban bien conmigo simplemente por mi cargo. No me daban la oportunidad de demostrar que merecía amistades de verdad.

- Para empezar os pediré que dejéis las cordialidades de lado. Podéis llamarme Marenwën, señor...- dije, esperando que me diera también su nombre.

Tendríamos que conocernos mejor si íbamos a pasar mucho tiempo juntos, aunque él aún no lo sabía.

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28/04/2014, 18:15
Aradan Gimilzôr Stroth

| Cuartel |

Me levanté, mirándola entonces. Enfundé mi espada, pues no lo hice antes a causa de los nervios.

-Como guste, mi se... Marenwën.-me corregí rápidamente. Era difícil no seguir el protocolo y aunque me lo hubiese pedido no estaba seguro si debía llamarla por su nombre en presencia de alguien más. Ya lo probaría más tarde, si volvía a verla, claro.-¿Puedo hacer algo más?. Si vos quiere puedo arreglar estos muñecos a base de sus diseños. Se me dan bien este tipo de cosas.-me ofrecí, sin saber muy bien que quería de mí.

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28/04/2014, 18:27
Natael

| CUARTEL |

Regresé de nuevo al patio de entrenamiento donde Aradan conversaba con la Princesa Marenwën.

- Alteza- dije al llegar al punto donde se encontraban. Hice una pequeña reverencia con la cabeza y miré al elfo con una pequeña sonrisa dibujada en mis labios-. Veo que ya habéis conocido al señor Gimilzôr. Me ahorraré las presentaciones pues. Vuestro padre, Su Majestad, me ordenó reclutar a nuevos soldados. Algunos se retiran con el paso del tiempo para disfrutar más de su familia y necesitamos espíritus jóvenes, ¿no os parece?- le pregunté a la Princesa intentando sacar algo de conversación.

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28/04/2014, 18:33
Marenwën

| CUARTEL |

Puse los ojos en blanco al escuchar la voz de Natael. Me parecía un buen elfo, muy entregado a la causa y muy servicial con mi padre, pero en ocasiones tenía la sensación de que me pretendía. No iba a casarme con alguien a quien no amara, de modo que Natael no entraba en mis planes aunque algo me decía que yo sí entraba en los suyos.

- Por supuesto, comandante. Siempre es bueno renovar esas fuerzas. Tengo entendido que el señor Gimilzôr será el elegido para la misión que le ha encomendado mi padre... Bien, entonces creo que me permitiréis disponer de él a partir de este momento. Señor comandante, que tenga una buena mañana. ¿Me acompañáis, señor Gimilzôr?- le pregunté.

No quería llevármelo a la fuerza, no quería obligarle a venir conmigo pero el comandante tampoco iba a impedirme disponer de su compañía desde ese preciso instante.

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28/04/2014, 18:39
Aradan Gimilzôr Stroth

| Cuartel |

Natael no tardó en llegar al verme hablar con la Princesa. No hubo mucho tiempo para hablar de nada, pero por lo visto la conversación no acabaría allí, pues Marenwën quería que la acompañase.

-Claro, Marenwën.-miré instintivamente a Natael por pronunciar el nombre de la Princesa y comencé a andar.-Mis disculpas, señor. Vuelvo en cuanto acabe y sigo entrenando si es lo que debo hacer.-y la seguí, esperando que no se fijase demasiado en el nombre de la Princesa al salir por mi boca.

¿De qué misión hablaba? ¿Qué tenían planeado para mí? ¿Conocería personalmente a mi Rey y mi Reina?. Tenía muchas preguntas, pero serían contestadas a su debido tiempo, pues no quería molestarla con preguntas curiosas.

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28/04/2014, 18:51
Marenwën

| CUARTEL - BOSQUE |

Sonreí al ver que el señor Gimilzôr no sólo aceptaba mi proposición sino que me llamaba por mi propio nombre delante del comandante. Me sentí orgullosa de la fuerza que ejercía en él, la suficiente como para no respetar el protocolo delante de alguien que podría delatarle más adelante. Ya me ocuparía yo de que eso no ocurriera.

Le invité con la mano a salir del cuartel y llegamos al exterior. Estábamos apartados de la ciudad y nos adentramos en el bosque, siendo ocultados por una gran cantidad de árboles. Ese era mi lugar preferido, donde me sentía completa y feliz, lejos de cortesías y protocolos. Seguimos caminando.

- ¿Ya os han comunicado la misión por la que habéis sido convocado a la Guardia Real?- le pregunté, pero de repente me di cuenta de una cosa-. ¡Ah! Aún desconozco vuestro nombre, señor Gimilzôr.