Partida Rol por web

Volais y a medida que avanzais hacia el norte el clima no se vuelve mas frio gradualmente se mantiene calido y las aldeas van disminuyendo poco a poco. Morada Falo es una colinilla llena de pequeñas cavernas y a lo lejos sigue el mundo extendiendose

Ishamar señala con su mano un lugar donde aterrizar que sea lo más llano posible (quizá un collado cerca de la cima) y alejado de las cuevas. Cuando todos aterricen anima a poner lo antes posible el campamento y asegurar el material para evitar que se vuele con el viento.

En sus propios pensamientos Erik se movía mecánicamente para ir montando lo mejor posible el campamento. La molesta sensación de estar de nuevo envuelto en las maniobras y fintas de algún poder divino le martilleaba las sienes provocando un estado casi perenne de enfado.

Se sorprendió de sus propias ideas, mataría a todos los dioses sino fuera más que un hombre. Era preferible no pronunciar semejante comentario en voz alta. Tal vez se estuviera volviendo loco, sino lo estaba ya...

- Espero que esto no se convierta en costumbre, he dormido en sitios peores y salido bien parado, pero luego la espalda se queja con vehemencia. -

A la hora de aterrizar Nheliens agradece que Pontones sea lo suficientemente gregario como para, al descender y tomar tierra el resto de sus compañeros, identificar la señal del guerrero para hacer lo propio.

Una vez en el suelo, desmonta y palmea a la bestia sin atreverse demasiado a acercar la mano a su pico.

- Ha sido un largo tramo. ¿Los Hipo... Las monturas estarán bien? No tengo muy claro lo que comen.

Se aleja de Pontones no muy convencido de que no se coma a alguien del grupo mientras duermen. Luego se acerca a Erik, que, al quejarse del duro suelo se le antoja mucho más accesible que antes.

- Algo me dice, amigo, que esta va a ser la parte cómoda del viaje. Espérate que subamos más hacia el norte. He oido de lugares donde las placas de las armaduras se sueldan unas a otras durante la noche y sólo horas cerca de un fuego imposible las hacen útiles de nuevo. Allí, en el frío, si no secas la espada antes de meterla en la vaina puedes olvidarte de desenvainarla de nuevo. Ahora mismo pagaría por que esto fuese la costumbre en nuestro viaje.

Lejos de parecer desanimado comienza a ayudar a colocar el campamento.

- Ishamar, no he venido aquí a hacer preguntas que no me incumban. He dicho que os acompañaré hasta el final y así lo haré. Pero... pero... bueno... he tenido tiempo durante el trayecto para pensar en lo ocurrido el último día y... y yo te aseguro que no entiendo nada, no he entendido nada de lo que ha ocurrido en el monasterio.

Aralar y su montura descienden lentamente para posarse con suavidad sobre el terreno.

-Muchas gracias, amigo--susurra el pícaro en el oído del animal mientras se baja de su silla.

Aparentemente, el joven ha tenido un mejor viaje esta vez y no parece tan desorientado como ayer. No obstante, su rostro sigue delatando cierta sensación de mareo y náuseas.

-Hay un sinfín de hechos que jamás alcanzaremos a entender, Nheilens--comenta ayudando a sus compañeros a montar el campamento como es debido--Sin embargo, lo realmente importante no es cuánto entiendes, sino cuánto aprendes. Un leve y casual atisbo de conocimiento puede ser el inicio del hilo que nos ayude a desentrañar el mayor de los misterios.

Ishamar se aleja unos metros del resto del grupo y busca una piedra alta o un árbol al que auparse para mirar el horizonte...

Hay una pequeña granja en una estribacion y ves a un grupo de niños jugando mientras una mujer trabaja el campo

-Creo que sería una buena idea que bajásemos un par de nosotos a aquella granja- dice Ishamar señalando con el brazo una cercana estribación donde se alza el edificio mencionado, alrededor del cual juegan unos niños -para ver si saben algo de Atriel o de las Arenas Ardientes. Deberían bajar quienes tengan un aspecto más... amable. Un paladín suele ser bienvenido siempre, pero un guerrero acorazado como mi buen amigo Erik...-

Erik no pudo evitar una carcajada por el comentario de Ishamar. Realmente le hacía falta reírse sanamente.

Cuando remitió la risa Doclan negó con la cabeza mientras esbozaba una sonrisa hacia el Paladín.

- Ya veo que mi reputación me precede que le vamos a hacer, ve con Aralar o el buen Blahu valiente amigo, a ver si podéis sacar algo en claro. -

-Un buen paseo me vendrá de maravilla después del largo vuelo--asiente Aralar sonriendo aliviado mientras estira las piernas.

-¿Arenas Ardientes? ¿A qué os referís, amigo?--inquiere a Ishamar sin desviar la mirada de la granja que se yergue allá a lo lejos.

Ishamar asiente a la oferta de Aralar y sin más y pidiendo prudencia a sus compañeros (a la vez que señala las cercanas cuevas), se marcha con él en dirección a la granja, respondiendo por el camino a su pregunta...

-¿No os lo había explicado? Puede ser, estoy muy despistado últimamente. Según el tío de Atriel, allí es donde ella se dirigía. Deben de estar cerca según el mapa.-

-Arenas Ardientes...--repite Aralar tras escuchar las palabras del paladín--Mmm, no me resulta muy seductor el nombre, la verdad. Es más, me pregunto qué tipo de magia mantiene ese lugar, pues se me antoja bastante irregular semejante condición orográfica tan al norte.

-Nos encontramos en tierras lejanas y extrañas, amigo--concluye sin detener el paso mientras otea de nuevo el horizonte en busca de peligros inesperados.

caminais un rato y llegais a la puerta de la granja los niños corren a su interior y la mujer os mira desde la puerta en la que se pone para que no paseis protegiendola

Antes de llegar a la granja y para mostrar sus buenas intenciones, Ishamar se detiene y se desabrocha el cinto para dejar caer su espada al suelo. Acto seguido mira a Aralar, como si le pidiera hacer lo mismo.

Sé que es arriesgado, amigo- le susurra -esperamos que no sea un demonio o un dios disfrazado...- Y le lanza una sonrisa amable.

¿Que deseais? murmura mirandoos y al ver el gesto se relaja un poco es un lugar muy lejano para viajeros