Partida Rol por web

Náhoda či Dopuštění

Chemnitz

Cargando editor
05/08/2008, 15:54
Steffan Schwarz

Steffan se gira hacia ti tras desconectar el reproductor, parece cansado, se frota los ojos con la mano, y luego coloca su mano sobre su cabeza, con los dedos corazón y pulgar apretando ligeramente las sienes, de nuevo te recorre de arriba abajo, esa camiseta ajustada parece de su elección, pues se detiene en ella más tiempo del necesario.

¿Por qué policía? pregunta sin venir demasiado a cuento, no hay agresividad en su tono, ¿y por qué una mujer como tú está sola?, acalla cualquier respuesta con un movimiento de la mano, No te maquillas, nunca llegas tarde, nunca tienes prisa en salir, soy bueno en mi trabajo, y tu caso es bastante claro sonríe de una manera diferente a como lo ha hecho hasta ahora.

¿Demasiada mala leche? insiste con las preguntas, sin contestar la tuya, no parecen tener mucha relación con el caso que estáis tratando, aunque, cualquiera sabe con los métodos de Schwarz.

Cargando editor
05/08/2008, 17:59
Madeleine Strindberg

Por un minuto no logro entender lo que Schwarz me está diciendo, es decir, capto sus palabras, lo atiendo; sé lo que cada una de ellas quiere decir pero al mismo tiempo me parece estar muy lejos de allí. En especial cuando mira con insistencia a mi camiseta, me echo un poco hacia atrás pero da lo mismo, la vista sigue fija durante unos segundos. Me muevo un poco en el asiento, respiro profundo tratando de volver a allí, junto a él.

No me animo a contestarle aún porque cuando estoy a nada de decir algo, la vuelvo a cerrar sin decir nada. Obviamente su repentino cambio de actitud me descoloca por completo, ni siquiera parece el mismo patán con el que salía de la comisaría por la mañana y estoy tentada a contestarle todo como si nos trataramos de dos amigos que se conocen y se interesan el uno en el otro, sonrío displicente.

-No sé a qué juegas, Schwarz... Pero esta vez no caeré en tu juego-respondo cruzando los brazos sobre mi pecho.-Mi ausencia de maquillaje no tiene que ver con mi trabajo o con llegar tarde o temprano y realmente no creo que te interese la razón por la que estoy sola... Así que si me haces el favor, si eres tan bueno, mejor que me lo demuestres de una vez.

Hablaba con calma, con la voz pausada pero completamente incómoda ante la situación.

-¿Demasiada mala leche? No, es sólo que todos los hombres que he conocido, son demasiado poca cosa... Demasiado poco hombres, pero creo que esa frase ya la escuchaste hoy de mí ¿no, Schwarz?-sonreí maliciosa y no sabía por qué me hacía repetirlo lo que creía de él.

Cargando editor
06/08/2008, 16:35
Steffan Schwarz

Así me gusta nena, que saques las garras, ahora parecía divertido, como si no hubiera esperado otra respuesta, se pone de pie, y camina hasta el fondo de la sala, se para unos momentos y luego regresa, es alto y está fuerte, aunque seguramente ha debido conocer tiempos mejores, pero sus andares siguen siendo firmes y su pose intimidante.

¿Sabes? dice mirándote ahora fijamente a los ojos Me gustaría saber que es lo que entiendes tú por ser hombre, tanto mencionar que no has conocido a ninguno de verdad, ¿te has parado a pensar que a lo mejor el problema no son ellos? todo el día ha estado tocando las narices, pero en cambio está pregunta, carece del tono agresivo que ha estado usando.

Antes de demostrarte el porque sigo en el cuerpo a pesar de todo, quería saber lo buena que eres tú Strindberg,

Cargando editor
06/08/2008, 17:01
Madeleine Strindberg

Las palabras de Steffan me desconciertan por completo, me revuelvo nerviosa en el asiento mientras nuestras miradas se cruzan una y otra vez; sé que debería mirar a otro lado, no escucharlo, no mirar su boca cuando se mueve para decirme esto o aquello. Mi corazón late apresuradamente, empiezo a sentir calor; imagino que así más o menos se siente un culpable cuando lo sentamos en la sala de la ventana para interrogarlo.

Intento respirar profundo, pensar en lo que voy a responderle pero yo no soy así, al menos no soy así cuando alguien está picándome todo el jodido día para ver cómo reacciono. Ya bastante se ha dicho, no sé hasta dónde quiere llegar Schwarz, pero es evidente que no parará hasta lograr lo que quiere. Sonrío, aunque no es una sonrisa para sobrarle, no, es un intento por mantener la calma, por no mandarlo al diablo definitivamente.

-¿Tú si sabes lo que es un hombre de verdad? Permite que lo dude, Schwarz... Te demostraría que el problema no soy yo pero..., supongo que eso te sonará a insinuación otra vez y hablarás, hablarás, hablarás-en este punto me acerco mucho a él.-Hablarás demasiado, como todos... Y no harás nada

No se me quita la imagen de sus espaldas caminando en sentido contrario a mí, ese porte que luce, pero tampoco su maldita soberbia. Debo estar volviéndome loca.

-Yo sé por qué sigues en el cuerpo, Steffan... Lo buena que soy, tendrás que comprobarlo-digo sin apartarme de él.-Ambas...

Cargando editor
06/08/2008, 18:29
Steffan Schwarz

Sientes las manos del teniente rodear tu cuerpo y atraerlo definitivamente hasta chocar con el suyo con un brusco tirón, demasiado cerca para evitarlo, el olor a whisky desaparece cuando sus labios aprietan con firmeza los tuyos, al principio es áspero, la barba de dos días, el sabor amargo del café, duro, tiene algo incluso animal, no dejando que te separes al primer intento, más fuerte que tu, hasta que sus manos se deslizan por tu espalda, liberándote de su prisión.

Ahora mismo he comprobado lo buena que estás, dice sin dejar de mirarte, con una media sonrisa y el deseo brillando en sus ojos, retador, Lo buena que eres, aún está por ver acaricias sus labios con las manos, evocador, parece que satisfecho con el recuerdo, tal vez algo confuso por lo que acaba de hacer, te guiña un ojo, claramente provocador.

¿Seguimos con el trabajo? se encoje de hombros, Estabas demasiado cerca Strindberg, demasiado y puede que aún sigas estándolo.

Cargando editor
06/08/2008, 20:44
Madeleine Strindberg

Un mundo de cosas pasa por mi cabeza en el instante mismo que dejo de sentir su olor a whisky, las piernas me tiemblan condenadamente y el corazón late desacompasado. Juraría que hace calor en la sala, aunque bien sé que no es propiamente la temperatura del lugar. Mientras siento sus manos resbalar por mi espalda, pienso en lo que he de hacer, de decir, cómo actuar. Me aparto lentamente de él, así no tendrá el derecho de decir que continúo muy cerca.

-¿Eso es todo?-pregunto observando como se pasa las manos por los labios.-Si eso es todo, mejor seguir con el trabajo. Ya decía yo que no me equivocaba respecto a ti y tú tampoco respecto a mí, Schwarz.

Ahora la que sonríe soy yo pero sólo por unos instantes, me ha dejado mal parada y cualquier cosa que se me ocurre decirle, me dejaría aún más. Busco entre las cosas de mi bolso una menta, quiero olvidar que me ha besado, aunque mis labios acusan la sensación de irritabilidad gracias a su barba de tres días.

-Mejor volver al trabajo si eso es todo lo que sabes hacer...-me siento sin mirarle a los ojos, tratando de pensar en el maldito asesino que me tiene compartiendo créditos con él pero inevitablemente pensando en otra cosa.

¡Maldito seas, Scwarz! ¡Tú y tus pantalones!

-¿Dónde se supone que debo demostrarte lo buena que soy?-miro a la pantalla apagada y sonrío.

No lo hace mal...

Cargando editor
07/08/2008, 10:01
Steffan Schwarz

Schwarz se había puesto serio de nuevo, Por supuesto que en el trabajo, tú te alejas y él se acerca, como un juego, si respondes a las expectativas, tendrás la oportunidad de demostrarme lo buena que eres en la cama ese aire de suficiencia con el deseo implícito en sus ojos.

Levanta la mano y te agarra de la nuca, pero con suavidad, desviando sus labios hacia tu oreja derecha, susurrándote, ¿Un polvo rápido?, ¿sexo?, ¿te jode que te desee? pronuncia las frases con fluidez, una detrás de otra, sin separarse ni un ápice. ¿O te jode más que tú me desees a mi? dime Madeleine Strindberg, ¿Qué es lo que quieres? tras decir esto se separa de tu oído, te suelta despacio, sintiendo como el cabello se desliza por el dorso de su mano.

Puedes ver tu imagen reflejada en aquel monitor sin vida, propiedad de la policía de Chemnitz, eso es lo que pone al pie de aquella pantalla, junto con la marca del mismo, Siemens, esas pequeñas tonterías que se van quedando grabadas en estas situaciones tan extrañas.

Cargando editor
07/08/2008, 17:46
Madeleine Strindberg

¡Tam, tam, tam!

Mi corazón simplemente no lo resiste, bombea sangre a una velocidad increíble, se estira, pugna por resistirse a tanta vileza y mi cabeza da vuelta en círculos sobre lo mismo de siempre: lo mala que soy para elegir tíos. Su voz retumba en mis oídos, si tan sólo supiera yo qué es lo que me jode más pero no lo sé o sí pero no importa porque el gran problema está allí. Me sujeta de la nuca suavemente y yo no entiendo cuándo pasamos de trabajar a ese sucio juego de seducirnos a golpes y vilezas.

Su mano se empieza a retirar suavemente, no quito mis ojos de encima de él pero no se ha alejado lo suficiente, si no fuera fuerte en este momento estaría vomitando pero por suerte lo soy y lo miro fría, decidida, quizás sepa que estoy nerviosa pero no me importa nada. Él seguramente lo está también. Antes que se retire del todo, lo sujeto de la cintura del pantalón, metiendo mis dedos apenas suavemente.

-Yo no tengo que demostrarte nada, Schwarz... Ni me jodería desearte en caso que eso fuera verdad pues lo aceptaría y ya, ahora sé que me deseas y creo que hasta te entiendo. Aunque lo supe desde que me vi en tus ojos-le sonrío sin soltarle.-¿Vas a seguir jugando al niño seductor, con todo ese palabrerío, o simplemente te vas a poner los pantalones y vas a actuar?

Mi delgada mano se escurrió un poco más allá sin tocarle nada en realidad, apenas el vientre.

-Creo que esto te enseñará a no meterte conmigo si no tienes un caso sólido, teniente...-nuevamente estábamos bastante cerca pero esta vez la que tenía el mando era yo.-Hemos empezado bien aunque un buen polvo habría sido mejor, dudo que hubiera podido ser contigo.

Bajo un poco más la mano, seguramente ni siquiera reaccionaría ante eso, siento la tela de sus vaqueros entre mis dedos, podría seguir pero sería provocarle demasiado y yo misma estoy sorprendida de hasta dónde he llegado. ¿Es que estoy tan loca como él? ¿Es que en verdad le deseo al modo de obnubilarme de tal manera? ¿Tan idiota? ¿Tan hombre como todos los que he tenido? ¿Tan poco hombre para follarme y dejarme por otra? Siento un leve mareo pero no suelto a mi victima, no, ya hemos empezado, ahora terminaremos el juego.

Cargando editor
07/08/2008, 23:12
Steffan Schwarz

Sientes como se acerca a ti, tu mano interpuesta entre ambos, se pega a su cuerpo al haberse eliminado la distancia, un estremecimiento por parte de Schwarz al sentirlo, su respiración se acelera, sus brazos te rodean ahora con fuerza, impidiéndote moverte en exceso, recorren tu espalda hasta que una mano vuelve a agarrar tu nuca, pero esta vez para atraerla tu cabeza hacia la suya, buscando ansiosamente tus labios…

Los muerde, los recorre con su lengua, nuevamente ese olor, el primero que te invadió al verlo, a whisky, a colonia barata, a deseo, desesperación, un ansia que parece incontrolable, una boca nueva, una boca antigua, no eres capaz de distinguirlo, ¿lo hará él?, la otra mano comienza a deslizarse por debajo de tu camiseta, la tuya aún aprisionada…

Y el sonido de tu móvil irrumpe en la habitación como un chorro de agua helada en un fuego que amenazaba con brotar, alto, claro, acusador…

JODER, PUTA MIERDA, PUTO MÓVIL se separa de ti, mirándote, dejándote escapar una vez más.

Cargando editor
08/08/2008, 01:33
Madeleine Strindberg

No me doy cuenta en què momento, no sè còmo, no entiendo, pero no importa; aquel olor a whisky me inunda de nuevo y su boca se vuelve contra la mìa de manera tal que apenas puedo moverme o resistirme, mi mano està del todo en su piel. De pronto no sè si le odio màs o le deseo como èl ha dicho, me siento furiosa conmigo misma por haberme puesto en aquella maldita situaciòn. Su mano me recorre peligrosamente, al limite de toda cordura posible, hasta que se hace justicia y el mòvil suena, arrancàndolo de mì y arrancàndome de tantas disyuntivas.

-Strindberg-respondo recuperando el aire, volviendo a la respiraciòn normal o mejor dicho, obligàndome a ello.-No... Ya... Sì, lo de todas los dìas, nada especial... Rutina. Sì... Ok, por la noche, si.

Me voy hasta el fondo de la sala luego de cortar para perderme de su vista y enciendo un cigarrillo mientras observo a la màquina expendedora, hacer mi cafè. Entretanto saco de la màquina de junto un sobre de M&M. Respiro profundo, mi respiraciòn vuelve a su sitio y mientras exhalo un poco de humo y cojo el cafè, vuelvo lentamente hasta donde està èl. Sujeto mi pequeño bolso, las cintas y cuando estoy a punto de dirigirme a èl, el mòvil vuelve a sonar, me echo un pequeño chocolate de color a la boca, me acomodo la camiseta, aunque en realidad està en su sitio y me dispongo a responder.

Cargando editor
08/08/2008, 08:55
Móvil

-¿Teniente Strindberg? Soy Takeshi Kanda, hablé con usted hace un par de horas. Le llamo para avisarle de que he llegado a Chemnitz. Me gustaría verla lo antes posible, así que dígame un lugar donde encontrarnos y nos reuniremos con usted, si no le supone inconveniente.

Notas de juego

eso es lo que te dicen al telefono...era una llamada de verdad, XDDDDD

Cargando editor
08/08/2008, 19:45
Madeleine Strindberg

Atiento el móvil de nuevo, yo misma lo empiezo a odiar.

-Está bien, lo veo en la comisaría, estaré esperándolo en la entrada-respondo y le doy las indicaciones para llegar al edificio.

Luego me siento en la misma silla que estaba antes, bebiendo el café a sorbos, tratando de no pensar en nada más que en el caso. Me parece a mí que es hora de investigar si Heller tiene antecedentes, cómo y dónde vive. Hora de poner manos a la obra pero antes de hablar con la interpol.

-Takeshi Kanda viene hacia aquí...-me dirijo a Schwarz sin mirarle.

Seguramente desaparecerá, no me espero menos de él.

Cargando editor
11/08/2008, 15:57
Steffan Schwarz

Cuando el teléfono vuelve a sonar Schwarz se de la vuelta, se pasa la mano por el pelo un par de veces, introduce la mano en el bolsillo, para no sacar nada, como ha hecho varias veces a lo largo del día, se gira de nuevo hacia ti cuando hablas, nuevamente con esa mira perdida.

El agente de la interpol confirma tus palabras y promete estar en la puerta en unos quince minutos, cuando ya terminas, es Steffan quien habla.

Heller no es el jodido fan que nos quiere hacer creer, sino sería reconocido por su agente, o por ella misma, y desde luego si lo es, actuó como un fanático peligroso, pero no me cuadra que él fuera el asesino, tal vez secuestrarla, violarla o matarla, eso sería más lógico, y no en el orden que he dicho, esos perturbados son peligrosos, pero no se daría semejante tajo maldice un par de veces, como si algo se le escapara, como si no estuviera seguro de tener todos los cabos.

Tengo que hacer algunas averiguaciones, encárgate tú de la interpol, ¿no te quejas de que no te dejo hacer nada? dice con fanfarronería, La chica policía… sonríe de manera enigmática, y abre la puerta para salir de la habitación, Te llamaré con el mismo tono que te solían decir algunas de tus citas.

Cargando editor
11/08/2008, 16:00
Director

Notas de juego

marca solo para el director en el siguiente post.

Cargando editor
11/08/2008, 20:01
Madeleine Strindberg
Sólo para el director

Oigo a Steffan con atenciòn, como si no estuviera allì pero lo hago. A mi lo de Heller tampoco me gusta pero es cierto que hay que encontrar otros datos, ambos lo sabemos y oponerme a eso es una verdadera tonterìa. Cuando me dice que me llamarà, me dan ganas de mandarle al diablo, en especial por el tono en el que lo dice pero en cambio, sòlo asiento. No tiene ningùn sentido pelear, discutir o provocarle, ya estuvo bueno, ya sè què es y què no es.

Lo observo salir y al poco rato salgo yo, intento no ir muy cerca de èl, aunque aùn alcanzo a verlo. Paso por la recepciòn y me encamino hacia la puerta a esperar al hombre de la interpol. Espero que no me quite màs tiempo del necesario y que no sea màs grueso de lo que yo pienso; despuès de todo, es màs importante hacer otras cosas. Aunque en este momento darìa cualquier cosa por una ducha y una buena cama, mi cama.

Cargando editor
12/08/2008, 09:59
Director

Llevas apenas cinco minutos esperando en el exterior, cuando un taxi se detiene justo enfrente de la puerta de la comisaría, de él bajan dos personas, un chico japonés, de unos veintitantos, ojos almendrados y, lógicamente, rasgados. Tiene una mirada viva y despierta, su pelo es castaño oscuro, liso, peinado en una melenilla moderna y con buena presencia. Se nota que está cuidado. Roza el uno ochenta, muy alto para ser japonés, con un cuerpo muy fibroso, que destaca a pesar del abrigo, lleva una maleta pequeña y una especie de guardamapas, o guardaplanos a la espalda.

Junto a él desciende una chica, joven, bajita, de aproximadamente un metro sesenta y poco, rubia, pelo recogido, ojos azules y brillantes, con una sonrisa en sus labios mientras observa la comisaría, está a punto de caer al bajar del taxi, pero finalmente se agarra a la puerta y solventa la situación sin mayores problemas, lleva una mochila azul claro sobre uno de sus hombros, y va abrigada hasta arriba con una anorak rojo, no parece tener más de cuanto, ¿veinte?, ¿veintiuno?.

Notas de juego

postea ya normal

Cargando editor
12/08/2008, 12:26
Madeleine Strindberg

Me acerco a los recièn llegados, algo confundida y nerviosa, aùn tengo cosas en la cabeza. El japonès encima, es màs alto de lo que recuerdo a ninguno de ellos pero bien, parece un tipo inteligente. La chica parece demasiado joven o quizàs es que yo estoy demasiado vieja, a saber pero no es ese un gran problema. Me acerco a ellos un poco màs y me dirijo a èl, que es con quien he hablado.

-¿Señor Takeshi?-pregunto mirando en todas direcciones, siento bastante frìo, le estiro la mano.-Teniente Strindberg... Madeleine.

Observo a la chica y le sonrìo cordialmente. No sè exactamente què es lo que quieren hacer, asì que espero a que respondan a mis saludos para invitarles, ya sea comisarìa adentro o a la cafeterìa que tenemos a la vuelta, con tanto cafè lo màs seguro es que esta noche no dormirè. Con la mirada disimuladamente busco el auto de Steffan en el estacionamiento, pero no està y me pregunto a dònde carajo habrà ido. Vuelvo de nuevo la vista a los recièn llegados, no es cuestiòn de estar distraìda, ya me diràn lo que quieren hacer, los de la Interpol no se andan con las ramas y he conocido a màs de uno; esperemos que este al menos sea amable.

Cargando editor
12/08/2008, 12:56
Kanda Takeshi

-Ahí está -informo a Soranno, con la mirada puesta en la teniente. Efectivamente, confirma ser quien parecía con su saludo, que correspondo con una amplia sonrisa y con un apretón a la mano que me ofrece-. Buenos días, teniente Strindberg. Así es, soy Takeshi Kanda, y ella es mi compañera, Lausanne Soranno -presento a la misma, haciéndome a un lado para que, si lo desea, salude también a la teniente. Acto seguido saco mi placa e identificación para enseñarla a la mujer. Nunca se sabe cuándo puede haber alguien intentando suplantar la identidad de uno, así que es mejor andar con precaución.

Una vez Soranno se ha presentado (o si ha decidido no hacerlo, que lo dudo) vuelvo a centrar mi atención en la mujer. -Bien, teniente, como ya sabe estamos aquí para investigar el caso del estudio de modelos Talmajchi, y sobre el testigo Heller, si es este su nombre. La he llamado para, principalmente, pedir su colaboración en el caso. Pero también, por otro lado, porque se nos ha informado de ciertas... irregularidades, por así decirlo, ocurridas durante los interrogatorios al señor Heller, único superviviente del suceso. ¿Podríamos hablar en un lugar más discreto, si no le es problema?

Cargando editor
12/08/2008, 13:07
Madeleine Strindberg

El japonès parece ser un tipo inteligente y mientras aprieto su mano, lo miro a los ojos. Luego extiendo mi mano y saludo a la teniente, con un movimiento de mi cabeza tambièn. Sì, no me equivocaba, aquello iba del asunto de Van Troy y de Heller, a ese lo tenìa atravesado entre ceja y ceja. Mirè en direcciòn a la comisarìa y luego hacia la cafeterìa, no sabìa muy bien què elegir para los recièn llegados, sin duda el cafè de mi lugar de trabajo no era tan bueno como el de la cafeterìa.

-Bien, en mi oficina podemos hablar pero dudo que tengamos paz. Aquì a unos pasos tenemos una cafeterìa muy concurrida pero donde nadie nos molestarà-empezaba a preocuparme por el asunto del interrogatorio a Heller.-Ademàs, quizàs quieran comer algo.

Observè a ambos, parecìan buenas personas o al menos eso me decìa mi subconsciente, en el cual debìa confiar en muy pocas ocasiones pero en aquel momento lo hacìa. No traìa conmigo mi abrigo, lo habìa dejado en la sala de exhibiciones pero si tenìa conmigo el suficiente dinero y no eran muchos pasos hasta la cafeterìa.

-A Heller lo entrevistamos nosotros...-apenas recordaba que el propio Heller me habìa dicho que ya habìa sido entrevistado una vez, pero no le di importancia.-No, en realidad hubo otro compañero que lo hizo... Pero venga, vayamos a beber algo tibio. Matarìa por un cafè a estas horas...

¿A estàs horas? ¿Aùn me temblaban las piernas? A saber, matarìa por un cafè a cualquier hora, en especial cuando se me pone de tan mala leche. Saquè un cigarrillo y busquè el encendedor.

¡Diablos! ¿Siempre tengo que perderlo?

Cargando editor
13/08/2008, 10:33
Lausanne Soranno

Soranno devuelve la sonrisa inicial a la teniente, y escucha atentamente a la conversación, aunque, casi al final de la misma no puede reprimir un bostezo, la joven tiene un ojo ligeramente hinchado y amoratado, aunque se lo cubre parcialmente con el cabello. Observa con curiosidad a la policía, aunque parece que lo hace con todo lo que hay a su alrededor.

Es sorprendida cuando le tienden la mano para estrechársela, Encantada de conocerla Madeleine devuelve el apretón de manera cordial, con más firmeza de la que podías esperar en u principio, cuando comentas lo de la cafetería se gira hacia Takeshi con una amplia sonrisa, Prometo que me estaré quietecita y me moveré sólo lo necesario levanta la mano derecha a modo de broma.

Con la otra mano se reajusta la mochila y se dirige a ambos, espero que haya calefacción dice mientras su cuerpo se estremece ligeramente.