Partida Rol por web

Echo mano a una de las granadas que llevo al cinturón y se la muestro a Watai.

-Oye... ¿Crees que si les dejamos una de estas cerca dejarán de ser un problema?

Watai niega lentamente con la cabeza ante la pregunta de Shadow.

- Reservalas para Wolfgang. Ademas, si matas a uno y despiertas al resto no seremos capaces de detenerlos.

Sin mas dilacion abandonais el anden y buscais un acceso interno a una de las vias muertas de la estacion de Grand Central.
Tras probar un par de puertas y descubrir que no llevan a ninguna puerta Watai termina por derribar una delgada puerta metalica que da a unas escaleras.
Una vez comprobado que nada ni nadie os esperaba en el piso inferior bajais las escaleras corriendo y recorreis un largo pasillo que termina en la via muerta donde supuestamente se encuentra vuestro enemigo.

Y al final del pasillo, por fin, os topais con Wolfgang. Lo podeis ver acceder al interior de vagon, un segundo antes y hubieseis podido dispararle. El vagon es totalmente metalico y carece de ventanas, de hecho parece un contenedor modificado.
Esta anclado al resto de un tren con similares vagones que parece preparado para abandonar la estacion.
Su vagon esta justo en la cabecera del tren, a unos cien metros de vosotros, dejando tras de si una docena de vagones. Alrededor del convoy hay varios mercenarios vigilando las vias, no veis ningun clon ni ninguno de esos superseres como el que acabais de matar.

En cuanto el tren se pone en marcha los mercenarios comienzan a subirse a los vagones. De repente escuchais disparos y veis como varios enemigos caen. El grupo de Clarke, que estaban tambien ocultos al otro lado de las vias, sale corriendo y disparando para intentar abordar el tren.
En vuestro caso tampoco veis otra opcion que subir a bordo antes de que se haya marchado.
Los mercenarios situados entre vagon y vagon no tardan en devolver el fuego, lo cual dificulta el asalto.

Demasiado viejo para andar corriendo.

Aunque el viejo mafioso se conservaba en una forma razonablemente buena para su edad, correr tras un tren en marcha no era precisamente una de sus actividades habituales, menos aun hacerlo disparando. Asi que Oleg se enfundo la pistola, y se concentro unicamente en llegar al tren antes de que la velocidad de este fuese demasiada para alcanzarlo.

Angela pudo ver la figura de Woflgang justo antes de que desapareciera cuando subió al vagon. Los disparos la hicieron salir de esa fijación y miró a su alrededor, el equipo de Clarke ya estaba allí, se estaban ocupando de los mercenariso que estarian deseosos de fastidiar el intento de abordar el vagon. 

Era hora de ponerse en marcha y de comenzar a correr hacia él, el tren se estaba poniendo en marcha y no podían permitir que una vez llegado tan lejos, luchado tanto, aguantando lo inaguantable terminaran fracasando. Echó a correr con todas sus fuerzas.

¿De verdad ahora voy a subirme a un tren en marcha mientras unos mercenarios sin escrúpulos me disparan? Me se de alguien que mañana va a dormir como un angelito...

No hemos sido precavidos, y a pesar de contar con la distracción de nuestros aliados los mercenarios nos han visto. Empiezo a correr antes de que sea demasiado tarde y procuro no alejarme demasiado de mis compañeros mientras trato de abatir a los tiradores que más empeño pongan en matarnos.

Cada disparo, cada bala que impacta en un vagon, e incluso vuestros pasos, resuenan en el tunel bajo la estacion de Grand Central.

A toda velocidad salís corriendo antes de que el tren acelere aun mas. Los mercenarios, mas preocupados del fuego que reciben por el otro lado del tren, apenas os prestan atencion. Los pocos que lo hacen son obligados a cubrirse por los disparos de Shadow, quien no logra afinar su punteria mientras corre y yerra todos los intentos.

Pese a lo inesperado del arranque lograis alcanzar el tren. Hidra y Shadow se suben hacia la mitad del convoy, entre vagon y vagon, donde no hay mercenario. Oleg, cuya buena vida se deja notar, esta a punto de no lograr subirse a tiempo. Por suerte logra saltar en el ultimo momento y agarrarse al vagon de cola. Tras arrastrar sus caros zapatos por el suelo durante unos metros consigue terminar el movimiento y asirse al vagon para poder subir a él.

El lider criminal queda un par de vagones por detras de sus compañeros, los cuales se encuentran a su vez a unos cinco o seis del que presuntamente ocupa Wolfgang.
Las puertas de los vagones permanecen cerradas, los mercenarios siguen en los huecos entre vagones, aunque no hay forma de verlos sin subirse al techo o descolgarse por un lateral.

El tren acelera y avanza por un tunel, sobre vosotros esta Nueva York, pero desconoceis cual es la direccion exacta en la que os moveis.

Tenemos dos opciones: reagruparnos y darles tiempo a reaccionar, o terminar con esto antes de que sepan qué les ha golpeado.

La decisión no es difícil para mí. Quiero acabar con esto lo antes posible, y seguro que Oleg se lo pasa pipa entreteniendo a los mercenarios de los últimos vagones mientras intenta alcanzarnos. Eso nos dejará a Ángela y a mí tiempo suficiente para acabar con el problema.

Abro la puerta del vagón y me dispongo a avanzar para reagruparme con mi compañera de camino a la cabina donde está Wolfgang.

Hidra miró a Shadow mientras se cubría en uno de los vagones.

- Ha llegado el momento. -Miró hacia atras tratando de bucar a Oleg que se había atrasado por su vida tan acomodada y por sus crimenes en la sombra. Se lo imaginaba sentado en un comodo sillón acariciando a un gato mientras daba ordenes a sus lacayos.

La mujer se dirigió a la puerta del vagón para abrirla y avanzar hacia donde estaría Wolfgang. Miró a Shadow antes de abrirla.

- ¿Listo?

Entrais rapidamente en el vagon junto al que os encontrais.
El interior esta iluminado por un par de fluorescentes que tiñen el lugar de un tono amarillento.
Podeis ver cuatro cajas similares a las que habia en el metro. Su tamaño es superior al de la puerta, asi que suponeis que el techo se puede abrir para cargar cada vagon.

No hay nadie dentro, no al menos fuera de las cajas. Sin embargo la otra puerta del vagon se abre repentinamente. El mercenario que entra parece mas sorprendido que vosotros al encontrarse a alguien dentro. No duda ni un instante en levantar su arma, un subfusil, para intentar acabar con vosotros.

-¡Cuidado!

No hay tiempo para pensar. Levanto el arma, apunto a su cabeza y le descarrojo un tiro antes de que él haga lo propio con nosotros.

Angela tomó aire sonoramente por la sorpresa al ver como un mercenario se adentraba también en el vagon y se llevaba las manos al arma. La voz de alarma de Shadow hizo reaccionar a la mujer cogiendo su pistola para apuntarle y dispararle.

Los dos disparos resuenan en el interior metálico del vagón como si fuesen truenos.
Justo cuando se apagan los fogonazos el mercenario cae con dos impacto, uno en el pecho y otro en el cuello. No sabéis a quien pertenece cada uno, pero si tenéis la certeza de que ha sido letal.

El hombre se precipita hacia atrás golpeándose contra la barandilla que rodea el exterior de los vagones. Después cae al suelo y se cuela por debajo de la baranda, desapareciendo rápidamente en cuanto cae del tren.

Pasáis entre las cajas para examinar el próximo vagón. La puerta esta bloqueada por un grueso candado, apostáis a que la llave que lo abre se ha marchado con el cuerpo del mercenario.

-Aléjate. -Digo a Ángela mientras apunto al candado con mi arma. Luego aprieto el gatillo para saltar el candado por los aires.

La mujer ante la repentina orden de Shadow se alejó unos pasos atrás de el a que disparara al candado que tenía la puerta del siguiente vagón que les impedía continuar hacia adelante.

El candado vuela en pedazos al ser disparado. Con mucha cautela abrís la puerta.

El interior del vagón es similar al anterior, y presumiblemente igual al resto, sin embargo su contenido cambia. Los dos fluorescentes os permiten que dentro del vagón tan solo hay una caja. Sus medidas no tienen nada que ver con las que contienen a los superhombres de Wolfgang, esta caja es el doble de alta.

Un par de correas la mantienen en el centro del vagón, aunque parece realmente pesada como para desplazarse debido al movimiento del tren.
En todas sus caras hay un símbolo que no tardáis en reconocer, se trata de ese signo que avisa de la presencia de radiactividad.
No tardáis en suponer que contiene la enorme caja.

Con las armas desenfundadas, Oleg avanza hacia el frente de la locomotora despacio. Sus ojos recorren los vagones buscando cualquier mercenario que pueda servirle como fuente de informacion, y ya puestos, como escudo humano.

La mujer asintió de manera aprobadora cuando el candado salta y podían continuar adelante. Miró a Shadow con complicidad para adentrarse en el siguiente vagón y lo que pudieron ver no era algo que ella se esperase. Sus ojos escudriñaron con... si, con temor la caja que estaba frente a ellos rodeados con correas  y con una simbología que no le gustaba nada. Tragó saliva  costosamente. No estaba muy segura de lo que hacer en aquel momento, pero estaba claro que su prioridad era encontrar a Wolfgang y ejecutarlo pero había que deshacerse de esa caja, o mas bien del contenido, era algo mas que amenazaba la ciudad.

-Sha... Shadow... tenemos que deshacernos de esto.

Por un momento se corta mi respiración al ver el enorme contenedor. Mi primer pensamiento va dirigido a una de esas criaturas de tamaño familiar, pero luego reparo en el cartel. Trago saliva y hago un esfuerzo para no quedarme bloqueado.

-Luego. Ahora debemos seguir avanzando. -Digo al tiempo que avanzo rodeando el contenedor.- Cuando detengamos a Poseidón el ejército podrá hacerse cargo de todo lo demás.

Rodeáis la caja marcada como radioactiva para continuar avanzando por el tren.
La otra puerta del vagón esta bloqueada, suponéis que al otro lado hay un candado ya que en el interior no hay ningún mecanismo que mantenga la puerta cerrada.

El problema, desde este lado, es que la puerta es metálica y de un grosor considerable. Aunque os hacéis una idea de la ubicación aproximada del candado.

Entras sigilosamente en el vagón al que has conseguido subir en el último momento.
El interior esta iluminado por un par de fluorescentes que tiñen el lugar de un tono amarillento.
Puedes ver cuatro cajas similares a las que había en el metro. Su tamaño es superior al de la puerta, así que supones que el techo se puede abrir para cargar cada vagón.

No hay nadie dentro, no al menos fuera de las cajas. Sin embargo la otra puerta del vagón se abre repentinamente. El mercenario que entra parece mas sorprendido que tu al encontrarse a alguien dentro. No duda ni un instante en levantar su arma, un subfusil, para intentar acabar contigo.