Partida Rol por web

Dawler vuelve sobre sus pasos al despacho de Pearlman; el supervisor le hace un gesto para que espere mientras termina una conversación telefónica o más bien mientras escucha porque sus contestaciones suelen ser cortas: sí, no, por supuesto, entendido, ... Cuando cuelga, se aprieta el puente nasal para aliviar la tensión antes de dar permiso al agente para que entre.

Pearlman no tiene problemas en dejar a Dawler el expediente del caso donde se muestran las fotos de los cadáveres con el ritual conocido, las fotos de los sospechosos, los informes de los escenarios de los crímenes, las autopsias, la relación de cadáveres,...

Tras un intercambio donde el agente explica que no han conseguido nada de Sax, el supervisor recibe otra llamada y despide al agente antes de contestar.

Tú puedes sacar conclusiones lógicas y exponerlas a través de Dawler pero puede quedar raro explicarlas a los otros si no están fundadas en información/pruebas. Por ejemplo, si decides que hay una secta de adoradores de Azatoth matando gente las otras te pueden mirar raro...

En juego tu personaje podrá obtener información/pistas con sus habilidades (normalmente las de investigación, que no tiran nada). Debes indicar qué habilidad usas y para qué, el gasto de puntos que quieres hacer si fuera posible.

Es probable que en cada situación haya habilidades que no revelen nada

Menuda pérdida de tiempo. Ese era el pensamiento que golpeaba a Julia sin cesar, ni un dato, ni una sola indicación de quién podía ser ese tío o dónde podía se le podía encontrar. Como todo en el aquel caso lo que encontraba en la base de datos era frustrante pues allí no había nada. Julia se dedicó a mirar por internet, más por desesperación que porque creyera que fuera a encontrar algo interesante, y lo que vio en la pantalla no dejaban de ser tonterías, por lo menos para ella aunque reconocía que eran tontería un tanto inquietantes sobre todo al recordar que el profesor Lisman había encontrado información muy parecida cuando se inició la investigación.

Con la mirada fija en la pantalla, Julia tecleó el número de teléfono de los agentes de narcóticos que ya los habían ayudado con anterioridad, explicándoles brevemente qué es lo que andaba buscando. Como era de esperar, ellos no tenían tampoco ni idea de dónde podríamos encontrar a Carcosa pero le hicieron el favor de enterarse, sobre todo a través del mismo tío con el que habían hablado en el club.

Sin saber muy bien qué pensar de todo aquello y mientras esperaba que los de narcóticos le pudieran dar algo que le sirviera, encantada estaría si se trataba de la dirección de Carcosa, la agente Harper siguió mirando embobada la pantalla del ordenador donde aparecían todas esas referencias extrañas a Carcosa, hablando de ese nombre como el de una ciudad ficticia, a un tal Hastur y cantidad de chorradas más que la mujer se sorprendía porque alguien pudiera creer en ello.

—Todo esto no parece más que basura. ¿De qué nos va a servir esta información? —Pero quizás estaba equivocando su enfoque y si leía alguno de los libros a los que se refería todo aquel material que encontraba en internet pudiera hallar cualquier cosa que le sirviera—. Oye Lizzy ¿tú has leído alguno de estos libros? ¿Qué opinas de todo esto?

El caso lograba sacarme de quicio, de nuevo nos encontrábamos con un montón de referencias extrañas como las que había visto ya con Lissman en la biblioteca. Y sin embargo del tipo aquel nada, al menos Harper había hablado con los de narcóticos y quizás ellos pudiesen contarnos algo más de Carcosa, porque visto lo visto la llevabamos clara. Aparto la vista del ordenador, algo teníamos que estar haciendo mal, algo se nos tenía que estar escapando, algo que no relacionabamos, pero ¿qué? Miro a Julia que parece tan frustrada como yo. - No lo sé, no tengo nada claro, todo es muy extraño y no sé muy bien como continuar. Dar constantemente con este tipo de información me hace pensar en que que quizás haya algo más, algo... -no quería parecer una loca si comentaba que pudiese haber algo más, algo fuera de lo mormal- nose como explicarlo... Resoplo.

"Concéntrate Shen. Deja de pensar en el culo de Julia por un rato.

Un montón de cuerpos amputados, cuatro asesinos, un investigador que se volvió loco y habla en un idioma de fantasía..."

El agente Dawler se sentó en la cafetería de las oficinas del FBI. Apoyó la cabeza en una de sus manos, con algo de frustración. Tomó su teléfono y buscó en Google: expertos en AKLO. Sorprendentemente, un atisbo de iluminación alcanzó su cerebro.

Si había frikis que hablaban lenguajes como los del Señor de los Anillos o el de Star Trek, seguro que habían otros frikis que pudieran entenderse con Sax.

Dawler busca en Internet y aunque encuentra algunas referencias al AKLO del estilo a las que localizaron sus compañeros el día anterior no consigue localizar fonética ni gente que diga saber hablarlo. Un par de páginas tienen lo que parece una traducción de alfabeto pero cuando convierte el AKLO a inglés el resultado no es inteligible....no cree que pueda con eso entender a Sax.

— Ciertamente, este caso no tiene ni pies ni cabeza —masculló—. Toda esta mierda Lovecraftiana no tiene sentido. Parecen una secta de frikis adoradores que llevaron las cosas demasiado lejos. Pero Sax...

Las claves definitivamente estaban en Aldo Sax y en su estancia en aquella residencia, donde se volvió loco. Dawler, que apenas tenía dos días asignado en el caso, estaba por volverse loco también. Le parecía fácil imaginar cómo Sax terminó así... Quizás eso sirviese de algo.

Metió su móvil en el bolsillo y se dirigió al estacionamiento de las oficinas, donde subió a su auto -un Lincoln con varios años de uso- y arrancó sin perder tiempo a los apartamentos donde asesinaron a la última víctima, la drogadicta.

Pensó durante unos instantes en lo que acababa de decir Lizzy. Seguramente la pelirroja tendría razón y todo aquel galimatías y aquellas lecturas tan extrañas tenían mucho que ver en la investigación pero Julia era incapaz de entender una palabra de todo aquello sobre libros extraños, una ciudad llamada como el tipo que buscaban que estaba poblada de fantasmas o algo así, todo eso le sonaba a tonterías y cuentos de viejas para asustar a niños, si es que la viejas seguían con esa costumbre.

—Buf, esto es una mierda. Seguro que tienes razón y que toda esa información sea importante para la investigación, pero a mí me suena a chino, o mejor dicho, a aklo —dijo en un vano intento de soltar una broma que relajara un poco la tensión que ambas tenían—. Para mí seguir buceando en todo ese material va a ser inútil ya que no entiendo nada, y esperar a que los chicos de narcóticos nos llamen... Creo que no lo voy a aguantar. Necesito moverme, ver que estoy haciendo algo y no aquí parada leyendo tonterías o esperando una llamada que no sé cuánto va a tardar.

Definitivamente Julia estaba muy frustrada y eso sólo podía llevarla a un enfado cada vez mayor. Se levantó de golpe y cogió su chaqueta colgada del respaldo de la silla con gesto un poco brusco.

—Necesito moverme. Creo que voy a intentar ir otra vez al club a ver si alguien sabe dónde puede vivir Carcosa, o puede que me encuentre con el confidente... Es lo único que se me ocurre. ¿Y tú? —Miró a Lizzy unos instantes ya que quizás a su compañera no le hiciera ninguna gracia volver por allí después de lo ocurrido—. ¿Te vienes conmigo o prefieres seguir buceando entre toda esa... información?

Me levanto de la silla cerrando todo lo que había estado mirando en el ordenador, mientras me froto los ojos.

-Voy contigo, no me hace mucha gracia volver al dichoso club, pero aquí también siento que no soluciono nada, que no avanzamos, asi que si allí al menos hay alguna oportunidad de dar con algo, debemos ir, sí. Espero que al menos los de narcóticos nos den algo con lo que poder seguir más tarde. Y a ver que consigue Dawler, ¿crees que de verdad ha ido a por el bocadillo? Es un tipo... um, peculiar.

Cojo mis cosas saliendo junto a Harper mientras en mi mente no dejo de repasar toda la información que hemos ido recogiendo, tenía que haber un nexo, ¿pero cuál?

Domingo, 2 de abril de 2017 - 12:00 PM

Las calles de Nueva York se presentan tranquilas y despejadas como corresponde a una mañana de domingo. El agente Dawler no conduce tranquilo pero dándole vueltas a la cabeza a la idea de cómo Sax ha acabado metido de lleno en algo parecido a una secta pero ¿cómo se había dejado liar? ¿Podría ser que Sax ya estuviera metido en esa mierda y éste ha sido el momento de revelarse? Parecía una idea descabellada, todos los test, pruebas y revisiones que debían pasar en el FBI cada cierto tiempo estaban para evitar esas cosas.

Cruza el puente de Brooklyn y gira a la derecha entrando en el miserable barrio de la ciudad de Red Hut, lleno de gente deprimida y sin esperanza, que vive una vida gris tirando a negra aguardando que la muerte les alcance en cualquier momento por cualquier motivo sin sentido. Aparca el coche en la puerta del edificio del motel que muestra evidentes signos de abandono, suciedad y desgaste. 

La recepción huele a rancio, la pintura está enmohecida y el suelo deslustrado muestra manchas que ya no se podrán limpiar. El ascensor presenta un cartel de "Fuera de servicio" por lo que se debe utilizar la estrecha escalera para subir a las plantas de las habitaciones. El conserje, un hombre gordo, sin afeitar y sudoroso, está viendo una pequeña tele debajo del mostrador sentado en un sillón raído y con los pies apoyados en la mesa. 

- La habitación son quince pavos la noche y el baño es común, dice sin levantar la vista.

Domingo, 2 de abril de 2017 - 12:00 PM

Las calles de Nueva York se presentan tranquilas y despejadas como corresponde a una mañana de domingo. Las agentes Harper y White hacen el camino al Club Zothique en un tiempo que en condiciones normales se consideraría un record. No han conseguido nada de Sax y el agente Dawler parece que va por libre, eso unido a la renuncia del doctor Lisman parece que carga sobre sus hombros la resolución de los asesinatos pero hay pocas pistas o el caso es tan complicado que no saben entenderlas.

La vieja iglesia se presenta extrañamente silenciosa a estas horas, las puertas cerradas del local en lo alto de las escaleras evidencian que el gentío se fue hace tiempo, quizás dentro estén los últimos clientes borrachos.

Y allí estábamos de nuevo, el sitio no me traía buenos recuerdos, pero había que seguir investigando y el caso era más importante que mis sentimientos de rechazo hacia el club ahora mismo.

Me encamino junto a Harper hacia la entrada.

-¿Probamos a ver quien queda? Con suerte podemos hacer cantar a algún borracho y sacar información acerca de Carcosa de una vez por todas. Aunque me sigue dando bastante mal rollo este sitio.

Suspiro y si mi compañera no pone objeción entro al club.

La esperaba era lo que peor llevaba Julia. Necesitaba un poco de movimiento para no dormirse sobre la mesa de trabajo mientras esperaba la llamada de los de narcóticos, de ahí su idea de volver al club. No es que esperara nada en concreto yendo allí, pero quizás algún rezagado o algún habitual del barrio estuviera por los alrededores dispuesto a contestar alguna que otra pregunta, aunque dudaba que a aquellas horas del domingo hubiera mucho ambiente por la zona.

Tal y como se temía, cuando llegaron al lugar donde se encontraba el club no parecía haber un alma. Frustrada, cansada y enfadad, Julia se veía una y otra vez atascada con aquel caso y eso era algo que no le gustaba nada. Miró a Lizzy cuando ella se pronunció sobre el siguiente paso a dar.

—Podemos intentarlo y, si no conseguimos nada, podemos mirar por los alrededores a ver si encontramos a alguien que nos pueda dar el soplo —dijo mientras empujaba la puerta del local para comprobar si estaba abierta.

Las agentes suben las escaleras hasta la puerta del club y se topan con una cadena gruesa y un gran candado bloqueando las puertas. Llaman con insistencia pero tras cinco minutos nadie les atiende. se giran y desde esa posición un poco elevada observan los edificios de apartamentos de los alrededores, todos necesitan un mantenimiento más o menos urgente y una buena mano de pintura; vecinos del barrio pasean por las calles sin las prisas de los días de trabajo, una mujer de color con los rulos en la cabeza está asomada a la ventana en el tercero de enfrente mirando hacia ellas mientras fuma un pitillo, un grupo de niños juega en el descampado cercano y un hombre de unos cuarenta y tantos pasea un perro de forma ausente.

Se confirmó el temor de Julia de que, a aquellas horas, el club estuviera cerrado a cal y canto. La agente Harper soltó con un bufido la gruesa cadena que cerraba la puerta antes de dar media vuelta para mirar a su alrededor. Observó el vecindario y a la gente que a esas horas se encontraba bien cotilleando en las ventanas o bien paseando por el barrio.

—Preguntemos a la gente —dijo, mirando directamente hacia el tipo que paseaba a su perro—. Alguien tiene que conocerlo, Carcosa no es un tío que pase desapercibido precisamente. A ver si hay suerte y no les importa hablar con la poli —pero Julia no parecía demasiado convencida cuando pronunció las últimas palabras.

Empezó a bajar las escaleras para dirigirse directamente hacia el hombre del perro no sin antes mirar a Lizzy para ver si la acompañaba o, por el contrario, prefería preguntar en otra parte.

Todo el asunto, y la falta de una dirección clara, habían puesto los ánimos del joven criminólogo por los suelos. Miró al gordo conserje con cara de pocos amigos y le enseñó su placa del FBI.

— Estoy seguro de que le tenemos las bolas hinchadas, pero estoy desesperado y necesito toda la ayuda posible —le confió con tono desesperado, en espera de empatizar con el conserje—. ¿Cómo se llama? Soy Lee Dawler.

Y como no, el sitio estaba cerrado, al menos había gente por los alrededores y quizás hubiesen visto algo, porque sino... no, definitivamente no podíamos haber ido hasta allí para nada, conseguiríamos información de alguna manera.

- Sí, investiguemos por aquí hasta que recibamos la llamada, a ver si podemos sacar algo en claro, porque de verdad este caso cada vez me está frustrando más - suspiro mientras bajo las escaleras siguiendo a Julia, por la dirección de sus pasos parecía que había escogido al hombre con el perro, bien, yo no habría empezado por otro sitio - Esperemos que le guste hablar...