Partida Rol por web

- ¿Otra vez? Ya les dije lo que sabía, me están espantando a la clientela y encima ese tipo se fue sin pagar la cuenta - el tipo deja de ver la tele pero ni si quiera se incorpora de su cómoda posición.

— Con un demonio... —masculló Shen, exasperado— Señor, sólo quiero conversar sobre las semanas pasadas. ¿Qué tal estuvo la cosa por aquí desde que llegó el sujeto que resultó ser el asesino?

Con la sensación de que no iban a conseguir gran cosa, sobre todo si se paraba a pensar que en aquel barrio nadie estaría cómodo hablando con la policía, las dos mujeres se acercaron al hombre que paseaba al perro. De todos los que se encontraban a esas horas visibles por allí, a Julia le pareció el más idóneo para comenzar a hacer preguntas. Seguro que conocía a Carcosa, otra cosa es que fuera a colaborar con ellas.

—Buenos días —saludó nada más llegar junto al hombre—. Disculpe que lo molestemos pero quisiéramos hacerle unas preguntas si no le importa. —Por lo general Julia solía ser más directa y no tan correcta cuando hablaba con posibles testigos o informantes—. Estamos buscando a un hombre que, por lo que sabemos, vive en el barrio o se mueve bastante por él, sobre todo en el club. Se llama Carcosa, ¿lo conoce?

La agente cruzó imaginariamente los dedos esperando no espantar al hombre, aunque con la suerte que estaban teniendo en ese caso dudaba mucho que fueran a encontrar ni una sola pista.

- Igual que siempre, ese tipo no hablaba con nadie, no daba problemas excepto que no pagó la cuenta y que me dejó a otra clienta muerta - bufa bastante cabreado por lo ocurrido. Esto es malo para la reputación del negocio ¿sabe?

El hombre os mira extrañado cuando cruzáis la calle, preocupado cuando ve que vais a por él y algo aliviado por la pregunta: Hola, dice levantando la cabeza. Lo siento pero no me suena ese nombre, mira al club y luego de nuevo a las agentes, si tiene relación con ese garito no podré serles de mucha ayuda...intento evitar a todo el que se relaciona con ese sitio...bandas, drogas, peleas, .... es un pozo de problemas ¿saben?

Saco mi libreta y un bolígrafo para anotar lo que nos pueda decir el hombre, aunque no parecía mucho por lo que ya había mencionado.

- ¿Qué nos puede contar usted del club? cualquier pequeño detalle puede ser relevante, como por ejemplo el nombre de algunos habituales o el nombre de las bandas que suelen tocar allí por las noches - esta última pregunta viene acompañada de una mirada por encima de mis gafas de sol buscando detectar algún cambio en el rostro o la entonación de las palabras del posible testigo.

Con aquellas preguntas concretas esperaba escuchar el nombre de Randolph, de alguno de los integrantes, o el de su banda, toda información era poca en aquel caso.

- Yo no voy a ese sitio, demasiadas peleas...ya se lo he dicho - el perro le da un tirón de la correo para acercarse a orinar a una señal de tráfico. Tranquilo Spike.

— ¿Ni siquiera habló con usted? —Dawler parecía algo frustrado— No parecía tan trastornado durante el tiempo que estuvo aquí, ¿o sí?

Tal y como se había imaginado aquel hombre era incapaz de contarles algo que les sirviera de ayuda, de hecho no les podía, o no quería, contarles absolutamente nada. A esas alturas a Julia le hubiera apetecido agarrar al tipo y zarandearlo hasta que soltara lo que fuera ya que estaba convencida que alguien como Carcosa no podía pasar desapercibido. Por supuesto no hizo nada de eso y simplemente se conformó con lanzar un suspiro de resignación ya que, una vez más, daba la impresión de que se encontraban ante un callejón sin salida.

—El tipo que buscamos quizás se mueva por el barrio y no sólo en el club. Es joven, y suele llevar la cara tapada con un pañuelo amarillo —fue describiendo sin saber si ese era el atuendo habitual de Carcosa, pero tenía que arriesgar—. Tiene la cara llena de granos, o por lo menos la cara que no cubre el pañuelo. Suele llevar un tupé grasiento y viste una gabardina muy llamativa de color rojo que casi le arrastra, un poco pasada de moda. ¿Le suena haber visto alguien con esa descripción?

- Yo me dedico a mis asuntos, que es lo que los clientes agradecen - responde con falsa indignación. Ese tipo parecía raro incluso en un lugar como éste pero nunca me dio la impresión de ser un puto psicópata. Algo llama su atención en la tele que estaba viendo y centra su atención durante unos segundos en ella, parece enfadado con lo que ve y dando un pequeño puñetazo en el mostrador grita ¡Venga ya! ¡Si ni te ha rozado!

- No conozco a ese tipo, esa negación casi desespera a Harper pero antes de que pueda decir nada el hombre añade, pero he escuchado hablar de él a la gente. Parece ser un tipo extravagante que no le importa mezclarse con gente de cualquier clase, dicen que anda en algo de drogas pero no sé qué ni con quién.

Al fin un indicio, al final venir aquí ha servido para algo -Muchas gracias por su colaboración señor... creo que no le llegamos a preguntar su nombre- afirmo con un ligero tono de curiosidad -Si recuerda algo mas llámenos por favor- le digo mientras le entrego una tarjeta.

Me giro hacia mi compañera -Es la primera pista sólida que tenemos, deberíamos tener unas palabras con los camellos de la zona para sacarles algo más de información, ya sabes para llegar a los peces godos hay que empezar pescando a los pezqueñines- le dije con tono irónico y una ligera sonrisa.

—Muchas gracias por su colaboración —se despidió Julia del hombre antes de apartarse de él.

Asintió a las palabras de su compañera. Aunque pareciera que no habían conseguido gran cosa por lo menos ahora sabían que Carcosa se movía por el barrio tal y como pensaban y seguramente, y con un poco de suerte, quizás hasta viviera por allí, así que ahora sólo tenían que encontrar a alguien que quisiera cantar un poco y les contara dónde se metía el tipo que andaban buscando.

—No es mala idea, ahora sólo nos queda encontrar algún camello de poca monta al que podamos sonsacarle algo —le dijo a Lizzy mientras sacaba el móvil para comprobar si tenía alguna llamada o algún mensaje de los de narcóticos con buenas noticias, pero no había nada. Levantó la vista de la pantalla y miró a su alrededor—. A quién podríamos preguntar... Quizás esos críos sepan algo —señaló a los niños que jugaban a la pelota—, ya sabes cómo son los mocosos... curiosos por naturaleza.

Echo un vistazo a los críos y asiento - sí ¿por qué no?, podemos probar suerte quizás sepan algo.

Me acerco con mi compañera hacia el grupo de niños jugando a basket en el descampado, cojo una pelota perdida parándola con el pie y la recojo. Sonrío a los chicos.

- Hola chavales, ¿jugáis mucho por aquí? - boto un par de veces la pelota - qué me decís, ¿respondéis a una pregunta por triple que meta? - digo mientras me acerco a la línea de triples.

Dawler pareció pensativo y ensimismado durante el tiempo que el sujeto volvió a prestarle atención a la tele. Tras unos segundos en trance, volvió a la realidad:

— ¿Puedo revisar su habitación? —Preguntó con amabilidad.
 

- Claaaro, dice volviendo a sentarse, todavía la tiene precintada así que no he podido alquilarla de nuevo.

Al llegar a la planta correspondiente por las escaleras, frente a ti las luces fundidas presentan un pasillo en penumbras, con paredes sucias y papel arrancado hay restos de vómito en la puerta del cuarto de baño común. Cuando pasas junto al cuarto entiendes en parte por qué, alguien se ha "cagado" en el lavabo y las heces pringan la grifería y parte del espejo.

El asqueroso olor a mierda penetra en tus sentidos pero no es capaz de tapar el ferroso olor a sangre que sale de la habitación de la izquierda del pasillo. 

El colchón sobre el que, según las declaraciones de Harper y White, la mujer ha sido atada, torturada, diseccionada hasta la muerte, presenta una costra de sangre oscura seca que goteó sobre los mugrientos tablones del suelo.

El pequeño cuarto de la víctima está sucio y polvoriento, hay ropa sucia tirada, una percha, sobres de cartas abiertos y envoltorios de algún tipo de comida precocinada. Desde la puerta la cama queda justo enfrente y junto a ella hay una mesita de noche de un solo cajón con una lamparita, el cajón está medio abierto y cuelgan unas bragas con restos. El cabecero de la cama es un ventana con una toalla vieja pillada con chinchetas al marco a modo de cortina. A la izquierda de la cama hay un armario de un cuerpo.

Continúas en busca del cuarto de Sax que es la última puerta de la izquierda. La habitación no es más grande que la de la víctima ni parece mucho más limpia: varias latas de cerveza vacías, una bolsa de papel aceitosa y una caja de pizza adornan el suelo; el armario ni si quiera tiene puerta y un par de perchas cuelgan vacías; la cama desecha se ubica en la esquina de la izquierda y en la pared de la derecha, junto al armario, hay una ventana con una persiana veneciana de aluminio sobre una cómoda con los cajones abiertos.

A los pies de la cama hay una mesita auxiliar con un viejo televisor de unas veinte pulgadas desde el que os observa una cucaracha del tamaño de un dedo gordo moviendo sus antenas curiosa.

Shen se detuvo un rato en la habitación de Sax. No se entretuvo en la de la chica asesinada, puesto que los forenses ya habrían sacado lo mejor de ahí.

Sin embargo, en la habitación de Sax seguramente había algo. Sus años en la facultad de criminología y ciencias forenses le conminaban a estar ahí y analizar la conducta del delincuente.

No cuadraba su comportamiento errático. No había sido un criminal... hasta un día en el que de repente cambió. Parecido a los asesinos por los que se inició el caso. El mismo modus operandi.

Parado en el umbral de la habitación, empezó a mirarlo todo con el lente de Sherlock Holmes. El trabajo del detective era más que el del simple policía: debía reconstruir los hechos. Y para reconstruir, incluso las pisadas marcadas en el polvo contaban. Se agachó para tener una perspectiva más cercana al suelo de la habitación, y empezó a examinar todo, palmo a palmo. Incluyendo el techo, las marcas de dedos en el televisor, los cajones, la cómoda y el box de la cama.